EN EL CORAZÓN DE LA CIUDAD LEVÍTICA – Baltasar Magro
Última novela de Baltasar Magro, en la que nos introduce en un mundo de secretos y arcanos, oscuras maniobras y aventuras. A pesar de estar principalmente ambientada en la España del dieciocho, bajo Carlos III, la novela comienza y acaba en la Praga 1945 y con el descubrimiento por parte de un oficial ruso, de una serie de manuscritos (o más bien sus restos) tras el incendio de la inmensa biblioteca de Dux/Duchkov, para trasladar al siguiente capítulo la acción a Toledo, donde ocurre la acción propiamente dicha. En las obras de ampliación de los archivos del Arzobispado primado, se rumorea la aparición de unos supuestos arcones sospechosos de contener extraños manuscritos. La noticia vuela y en París la masonería decide intervenir, a petición de un hermano español, Mendizábal, con el apoyo del conde de Aranda. Y el encargado de investigar no es otro que el Caballero de Seingalt, nombre con el que se conocía por entonces en Europa al veneciano Giacomo Casanova, cuyos últimos años los pasó en Dux trabajando en la biblioteca del Castillo.
Baltasar Magro Santana, (1949, Toledo). Escritor y periodista, profesión que ha ejercido a lo largo de más de treinta años en diferentes televisiones (guionista, director de informativos, y especialmente, Informe Semanal), El círculo de Juanelo (2000) le impulsó a continuar escribiendo dado su éxito y buena acogida de la crítica. Cinco novelas han visto la luz después de esta, pero la que nos ocupa tiene una relación especial con su primera novela, puesto que el personaje de Juanelo de algún modo y no poco importante, figura en el trasfondo de esta obra.
Hay en la narración una mezcla de novela de intriga con la investigación esotérica, a la vez que se nos pone al día sobre el conflicto ideológico mantenido en España en aquellos momentos: por un lado se abren paso las ideas ilustradas, provenientes de Francia, pero por otro lado el oscurantismo más tradicional y endogámico de tinte religioso se resiste violentamente a desaparecer. La cuestión esotérica, cabalística, que tanto atraía al caballero de Seingalt, -casi con el mismo interés que le atraían las damas- es la parte más enrevesada de la historia, al menos, para los no iniciados en estas ciencias.
En la medida en que su cuerpo se va deteriorando, Casanova se dedica más al esoterismo que al sexo. Ya está algo mayor para estas lides, y además, el Caballero se encuentra en horas bajas puesto que ha sabido de la muerte de dos personas muy queridas para él. Pero le ponen entre la espada y la pared: es expulsado de Francia, con una orden directa de Luis XV. Y a la vez lleva una misión secreta que debe cumplir. Así que el caballero veneciano parte hacia el sur, acompañado de un criado español que le ayudará a moverse por el país. Se dirige a Toledo, obviamente.
Hay diálogos en los que describe su ideario, muy cercano al spinozismo, como le hace ver el cardenal primado Luis Fernández de Córdova y conde de Teba, cuyo empeño está en organizar el berenjenal de archivos y legajos en los sótanos del Arzobispado. Para ello ha responsabilizado a un tal Benavides, miembro del Cabildo y personaje oscuro de manifiesta doblez, del que se dice que es informante de la Inquisición. También es el «proveedor»-en la sombra- de obras de arte y manuscritos al servicio de D. Luis Medina de la Hoz, defensor de las esencias patrias y la limpieza de sangre. El bando ilustrado está representado por Adolfo Mendizábal, maestre masón de la logia Tres Flores de Lys, que reclama la ayuda de la masonería francesa, encabezada por Luis de Borbón Condé, para averiguar el contenido de los arcones encontrados en los sótanos arzobispales, donde esperan encontrar valiosísimos manuscritos.
Con todos estos ingredientes, se cocina una trama inquietante, que podríamos situar en el camino abierto en su día por El nombre de la Rosa. La eterna búsqueda de la verdad oculta, la batalla entre iluminados y oscurantistas, lucha perpetua que ha dado y seguirá dando pie a miles de narraciones. La novela es correcta en cuanto a la escritura, si bien algo recargada en las excesivas explicaciones y disquisiciones teóricas, lo que en algunos momentos frena la acción, compensada, eso sí, por otros en los que atrapa y mantiene el ritmo bastante equilibrado. El título no es el mejor entre los posibles, ya que confunde un poco al lector sobre lo que va a leer, en mi opinión.
El maduro caballero de Seingalt cumple el papel de espía y agente de la masonería y, a pesar de su edad, la oposición y férreo seguimiento al que le someten las fuerzas ocultas y la embajada de Venecia, en la que tiene un enemigo acérrimo -desde su escapada de Los Plomos-, consigue salir adelante y cumplir su misión. Claro que luego ha de poner pies en polvorosa y dejar el país lo más pronto posible, pero al menos lo hace satisfecho y con algunos manuscritos en su valija. Sin embargo, se echa un poco en falta la actividad amorosa de Casanova, que, si bien está mayor, no lo está tanto como para dejar sus prácticas habituales, pero en la narración solo se insinúan conatos, nunca llevados adelante, de seducción. La irrupción de la VI condesa de Montijo (la futura madre de Eugenia) crea unas ciertas expectativas eróticas que se dejan a la imaginación del lector.
La introducción -por medio de viejos libros, planos de obras y artilugios varios- del ingeniero y masón Juanelo Turriano, cuya labor en Toledo y en Madrid en colaboración con Juan de Herrera fue ya investigada por Baltasar Magro en su primera novela, da una vuelta de tuerca más sobre un personaje real que oscila entre la historia y la leyenda.
En suma, una obra de correcta factura, que se lee bien, con personajes y hechos históricamente probados, como el propio autor hace constar en un apéndice al final del libro, como marco y escenario de una trama inventada pero verosímil en la que Casanova juega el papel principal en el Toledo dieciochesco. Quizás abuse un tanto de largas digresiones cabalísticas o filosóficas, y el lenguaje no esté tan cuidado como en su anterior novela biográfica sobre Quevedo, obra que considero más lograda. Da la impresión de que el autor ha querido abarcar demasiado para una novela de intriga, pero finalmente la narración mantiene el interés y resulta entretenida y curiosa.
Ariodante
Junio 2011
EN EL CORAZÓN DE LA CIUDAD LEVÍTICA
BALTASAR MAGRO
Rocaeditorial, 2011
[tags]Corazón, ciudad, levítica, Baltasar Magro[/tags]
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No sé como será esta novela (si he de ser sincero, me repele un poco el eco a Eco, valga la redundancia), pero la última suya que leí en un manuscrito (ya se sabe, trabajo) no está nada mal: el proceso de creación del Guernica de Picasso. A ver si la publican. En todo caso, sugestiva reseña, Ariodante.
Veamos: desde el primer momento reconozco que la anterior novela suya, La hora de Quevedo, me pareció muucho más atractiva. Pero el autor es buen escritor y aunque en el tema ciertamente, haya un eco a Eco, como yo reconozco también en la reseña, el libro merece la pena. Casanova siempre es un personaje que atrapa y Toledo es una maravillosa ciudad cuyo hálito se percibe a lo largo de la lectura de esta obra. Le he hecho una entrevista a propósito de esta obra y está publicada en Melibro.com, para el que la quiera leer y ampliar información. No pongo el enlace o me moderarán, jijijij…
Interesante reseña de una novela atrayente y más si la pones a la par de El nombre de la rosa (Novela que atrapa aunque quizá peque de mucho latinismo). Incluso si algún cineasta español se atreviese podría dar lugar a un interesante película de intriga, al igual que han filmado la de Eco. Es para tenerla en cuenta, desde luego. En cuanto a lo del amigo Casanova, es natural su decaimiento sexual pues todo árbol envejece y también las energías flaquean. Saludos.
Ja, ja, ja, qué cosas se te ocurren Ariodante. ¿Moderarte a tí? Tonterías.
No sé pero este libro no me termina de llamar la atención aunque si tú lo dices será interesante. ¿Cómo es el tocho de gordo?
Abrazos.
¡¡Alto ahi, Galaico!! En ningún sitio he equiparado esta novela con El nombre de la rosa, ¡¡ojo!! Lo que he dicho, exactamente es, y cito: » trama inquietante, que podríamos situar en el camino abierto en su día por El nombre de la Rosa. » Lo que no es lo mismo. Las cosas como son.
Akawi, chata, ¿qué mas te da cómo sea de tocho? Tienes todo el verano por delante y todo el tiempo del mundo ¿o no? Aun así, te digo: es medianito…yo lo leí en dos días. Claro que mi ritmo de lectura no es el tuyo, jajajaa, pero bueno, pongamos que tardas cuatro. Tiene buena letra, tapa dura, y es agradable al tacto.
…Y además es interesante.
Naturalmente, unos manuscritos…
Ya, ya, no es lo mismo que en «El nombre de la rosa», pero es que tenía ganas de ponerlo.
Interesante reseña, Ario. Es un autor al que desconozco pero esta novela parece asegurar un buen rato de entretención, cosa nada de desdeñable. Se agradece la recomendación, pues.
Tienes toda la razón Ariodante. Fue un equívoco lingüístico, porque no es lo mismo decir «poner la novela a la par» que «situarla en el camino abierto» por la obra de Eco.
Pero no deja de ser una trama interesante por lo que se explica en la reseña yn atrayente para el lector.
Baltasar Magro es siempre un autor que sorprende, desde luego. Y en esta obra lo más interesante ha sido descubrir el enfrentamiento intelectual entre un ilustrado como Casanova, un hombre de mundo, leído y viajado, en un entorno tan mísero y limitado como la ciudad de Toledo, en una époco de oscuridad y añoranza de viejas glorias.
¿Misero y limitado, Toledo? Digamos que venido a menos. Pero los archivos del Arzobispado contenían siglos de cultura, de datos y de información. Toledo fue la capital española hasta que se trasladó a Madrid con Felipe II, y no se eliminan de un plumazo todos esos siglos.
Sí, mísero porque en el siglo XVIII la ciudad estaba llena de mendicidad, así lo dice Casanova en la novela, y limitado porque «algunos» querían limitar esa ciudad para que no llegarán ideas ajenas a su heterodoxia. También, y no lo olvidemos, allí se despreciaba, en aquel tiempo y hasta bien entrado el siglo XX, la obra de El Greco. Lo cuenta el libro y lo confirma el expolio que se produjo en esa ciudad a través de los inventarios de grandes historiadores como Cossio. Así mismo, y lo describe de nuevo la novela, el período de esplendor fue la Edad Media, una época soterrada a partir de Trento y la Contrarreforma. Creo que todo ello forma parte de la lectura que contiene el relato de Baltasar Magro y que me parece muy interesante.
He aguantado casi un tercio. En mi opinión, cutre. Nada más que decir, excepto que me pregunto porqué ese afan de escribir novelas prescincidbles qiue tiene todo hijo de vecino.
…quizás por el correspondiente afán de bastantes hijos de vecinos de leer cualquier cosa? Si nos pusiéramos a eliminar novelas prescindibles, se hundía el mercado editorial y mucha gente se aburriría soberanamente. O florecerían el juego del pimpón y el parchís. Ha de haber para todo, entiendo.
La opinión del «soldadito» es bastante cutre, especialmente cuando se parte de una idea preconcebida. Es comprensible que no le interese a todos un relato, pero al menos para hacer una crítica seria hay que intentar leerlo.