LOS TURBANTES DE VENECIA – Nedim Gürsel

LOS TURBANTES DE VENECIA, Nedim GürselNedim Gürsel, (Gaziantep, Turquía, 1951). En los años sesenta, publica sus primeras novelas y ensayos en revistas literarias turcas. Tras el golpe de estado de 1971, y a raíz de ser llevado a juicio por uno de sus artículos, decide residir temporalmente en Francia, estudiando en La Sorbonne, tras lo que regresa a Turquía, sin éxito, ya que el putcherazo de 1980 le hace volverse de nuevo a Francia. Aún hoy enseña literatura turca en La Sorbonne.*

El libro que nos ocupa, publicado en 1999, es, como últimamente nos tiene acostumbrados la literatura contemporánea, una mezcla de novela contemporánea, novela histórica, libro de viajes y ensayo sobre arte. Una mezcla interesante, al menos. La estructura básica es de novela: un profesor de arte turco contemporáneo, cercano a la cincuentena y soltero, investiga en Venecia una serie de cuadros, principalmente de Gentile Bellini, artista del Renacimiento que viajó a Estambul para retratar al Gran Turco, Mehmet. Al menos, ése es supuestamente el nudo de la investigación, -el macguffin-. Pero Gentile forma parte de una familia de bellinis artistas, (y un cuñado, Andrea Mantegna, de grandísima importancia) de los cuales el más destacado fue su medio hermano Giovanni, el bastardo, que dedicó toda su vida a las madonas y pequeños grupos religiosos. Por su taller pasaron Giorgione, Tiziano, Carpacio, etc, y entre sus encuentros se pueden citar a Durero y Leonardo da Vinci.

En ese ambiente se sumerge nuestro autor, por medio de su protagonista, Kâmil Uzman (que en turco sería algo así como «maduro especialista») que estudia y describe múltiples cuadros con arrobamiento. Las pinturas y cuadernos de Bellini subyugan al investigador, que pasa horas muertas delante de ellos, en los distintos museos de Venecia. Por otra parte, sus recorridos por la ciudad de los canales, en pleno invierno, con lluvia y nieve, y pocos turistas, componen una visión encantadora de la ciudad, y los que hemos tenido el placer de visitarla varias veces nos sentimos francamente identificados con algunos de sus movimientos por la ciudad. Ahora bien, la narración se interrumpe muchas veces, salpicada por las reflexiones, los miedos y las soledades, los recuerdos de su ciudad natal, Estambul, a la que trata de encontrar por los rincones de la más oriental de las ciudades europeas de la época. También se interrumpe la narración por la introducción de otras narraciones, otros periplos del protagonista, que recuerda otros viajes por París o por la Provenza francesa, por Boston, lugares donde le sigue el rastro a algún otro pintor o artista que tenga relación con su país de origen. Otras veces, las interrupciones vienen a causa de sus reflexiones y descripciones de las pinturas que va admirando, así como por los recuerdos de la infancia y el leit-motiv de la madre perdida, que le acompaña a lo largo de todas las partes de la novela. Hay una historia de amor, algo irreal, difícilmente creíble, casi más como una expresión de los fantasmas interiores del protagonista, y en cierto modo, creo que también del autor. El nombre de la enamorada, Lucía, tiene su simbolismo, lógicamente: la luz que ilumina la oscuridad, la luz de los pintores venecianos, la luz que atrae a las mariposas nocturnas a la muerte.

Sin embargo, el movimiento de enlace de unas reflexiones y recuerdos con el relato base funciona bien, construye círculos que va cerrando, abre ventanas que luego sabe cerrar, cuando parece que no tienen nada que ver, volvemos justamente al lugar desde el que se parte. A partir de la mitad de la obra, hay tres secciones, una dedicada a Jacopo Bellini, padre de la saga, otra a Gentile, el viajero por tierras otomanas, y la última a Giovanni, el bastardo, que sobrevive a los demás, y que realiza una obra pictórica de verdadera importancia. Estas secciones se exponen como desarrolladas por el protagonista, bajo su aspecto de profesor en su trabajo de investigación veneciana, salpicadas de otras historias contadas por alguien dentro de la historia base, como por ejemplo las narraciones del mendigo sobre Estambul, así como comentarios de Kâmil sobre él mismo.

Hay otra cuestión a destacar: el protagonista es turco, pero podría ser perfectamente italiano, o francés, en fin, europeo del sur. Es mediterráneo. Su educación a la europea le convierte en uno más, con lo que el supuesto exotismo de la narración está más en el tema investigado que en la procedencia del protagonista. De hecho, casi no aflora por ninguna parte la procedencia del autor, diríase. Porque las obsesiones que le descubrimos, podrían ser de cualquier hombre mediterráneo: las mujeres, la madre, los placeres de la buena mesa, y al mismo tiempo, el tema de la soledad, el abandono y la muerte. El abandono de la madre, de la primera amante, y de probablemente muchas más; la soledad que le lleva a frecuentar el sexo pagado, y a mirar a las mujeres con ojos de deseo, incluso a las madonas de los cuadros que estudia: madonas, madres, y mujeres forman un todo en su interior, en su soledad y en su apetito.

Escrita en turco y traducida al español no sabemos si directamente del turco o del francés, se perciben ciertos cambios de estilo en algunos fragmentos, sin que podamos saber bien si es debido a la intención del autor o a problemas de traducción. Al estar compuesta por muchos «retales», como un patchwork, hay momentos en que nos parece estar leyendo una novela histórica, ambientada en el renacimiento italiano, otros en los que parece un análisis artístico de un especialista en el tema, y otros, en fin, sobre todo en los que relata los vagabundeos del protagonista por Venecia, que podría ser una narración de viajes o una novela psicológica, casi. Aunque el enlace de unas partes y otras está bien ajustado, sin embargo se percibe un cierto desequilibrio entre ellas, y sobre todo, un cambio en la manera de narrar que a veces desconcierta. Cuando trata el tema histórico, tanto el italiano como el turco, es claramente poético y usa un lenguaje muy atractivo. Pero cuando relata los movimientos de Kâmil, su enamoramiento y deseo hacia la bella, luminosa y joven bibliotecaria, así como sus devaneos nocturnos en los barrios bajos con otras bellezas menos recomendables, ambos encajados algo a contrapelo, el lenguaje es como más vulgar, más corriente, más plano o prosaico. Quizás la intención del autor sea, precisamente remarcar esa cotidianeidad prosaica frente a la poesía de los artistas de la luz y el color venecianos, en el Renacimiento.

En las páginas finales, justo cuando comienza el Carnaval, con sus máscaras, sus músicas, su bullicio, nos ofrece un repaso de los momentos amorosos importantes de la vida de Kâmil, previos al dramático desenlace. Las mujeres de su vida, que podrían resumirse en una Única Mujer, La Mujer por excelencia. Por lo cual creo que más que un contraste entre Oriente y Occidente, como se ha comentado en otros textos sobre el libro, en realidad el autor realiza en esta obra una introspección, un viaje interior a la vez que externo; mientras pasea por Venecia, por Estambul o por Francia, mientras que estudia detenidamente las obras pictóricas del los artistas renacentistas en busca de huellas del mundo turco, mientras que mira y admira a las mujeres que le rodean, mientras recuerda a su madre, reflejándose en la vida de Giovanni Bellini, también abandonado por la suya, Gürsel nos describe las ansias, los deseos y las angustias de un hombre, cualquier hombre. Con ello eleva su obra a una categoría universal, a un nivel en el que sobresale de la simple narración, histórica o contemporánea, por lo que se le puede encuadrar dentro de la gran narrativa.

Godella, enero de 2009
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*Aquí le podemos escuchar en una entrevista.

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25 comentarios en “LOS TURBANTES DE VENECIA – Nedim Gürsel

  1. Clío dice:

    Dios! Ario, los Bellini, Venecia….voy a arruinarme con la de libros que he de comprar y no sé si tendré tiempo de leer, pero despues de ver tu reseña no creo que pueda resistirme a éste, incluso obviaré la dicotomía de la que hablas, si es verdad que describe las obras y la ciudad de manera poética con eso me basta. He visto un poco de la entrevista y tiene cara de buena gente ¿no te parece?

  2. pepe dice:

    Magnífica reseña, Ariodante. No me disgustan las novelas que incorporan esa variedad de técnicas que mencionas, aunque no conviene excederse en la dosis. Por ejemplo, si la parte de ensayo artístico es demasiado pesada, se resiente el conjunto. No tenía ni idea de que hubiera unos Bellini que se dedicaran a la pintura. En mi ignorancia, el único Bellini que conozco es Vincenzo, y no era veneciano sino siciliano. Espero que no te parezca mal que incluya un enlace a un fragmento muy conocido de Norma, creo que no nos vendrá mal hoy a la mayoría escuchar un poco de música.

    http://www.youtube.com/watch?v=c3iFRaTwwj0&feature=related

  3. Richar dice:

    Ahí va la pregunta tonta del día pero.. ¿nacido en 1951 y en los años sesenta publica sus primeras novelas y ensayos? arf….

    Saludos,
    Richar.

  4. Clío dice:

    ¡Qué bellisima soprano, Pepe! vuelve el estilo Callas: delgadas.

  5. Ariodante dice:

    Me alegro que os haya gustado. Yo sabía de un Bellini pintor y por supuesto, del Bellini operístico. Y también habia probado el cóctel «bellini» en el Harry’s Bar de Venecia. pero la historia de la pictórica familia Bellini, veneciana…pues si lo sabía lo habia olvidado. Y me vino genial recordarlo.
    Richar: en cuanto a las fechas, yo me atengo a las noticias que dan de este escritor; es probable. ¿Quién -en el mundo de la cultura- no ha escrito algo a los veinte años o incluso antes y tratado de colar lo en alguna revista o periódico? Lo que no se puede afirmar es que sea bueno…Además, en los países donde hay más restricciones culturales (dictaduras, regímenes religiosos fanáticos, etc) es cuando se generan más ansias por ella. En la época de Franco todos en la Universidad publicábamos algo -malísimo, pero algo- o al menos, lo escribíamos. Y cuantas más dificultades para encontrar determinados libros o autores, más interesados estábamos en ello, por supuesto.

  6. Richar dice:

    Sí, si puede ser, claro, sólo que me dejó confuso… gracias en cualquier caso.

    Saludos,
    Richar.

  7. pepe dice:

    He leído por algún sitio que Orhan Pamuk dictó una conferencia en algún sitio sobre Giovanni Bellini y quizá aparezca en su libro Me llamo Rojo, porque gran parte del argumento de éste último gira alrededor del hecho de que la pintura islámica prohibe los retratos. Escribo esto muy deprisa porque tengo que salir en un minuto, de manera que no puedo precisar más. A ver si a alguien le suena algo de esto (quizá a Daniels, que ha reseñado la novela hace poco tiempo).

  8. Ariodante dice:

    Aun no he leido Me llamo Rojo, aunque lo tengo en cola, pero creo que Bellini no sale. He mirado por otros blogs que hablan sobre el tema y nadie habla de Bellini. Capitán Daniels, si que podría decirnos..¡¡¡Danieeeels!!! La verdad es que la época de las relaciones de Venecia con Bizancio y luego con el imperio turco son interesantísimas y me gustaria documentarme más sobre el tema.
    Por cierto, Pepe, acabo de terminarme los Viajeros ingleses, y por supuesto me ha gustado, aunque ha sido distinta de lo que me habia imaginado. Tiene mucho humor y el «tono» de la historia es absolutamente británico, jajajaa. Trataré de reseñarla. Aunque es complicado, porque la obra lo es. Esa estructura coral, tantos puntos de vista, los saltos en el tiempo y las coincidencias finales…en fin, ya veremos.

  9. pepe dice:

    Me alegra que te haya gustado el suave humor británico que impregna la novela, Ariodante. Conociendo tu inclinación hacia la pérfida cultura anglosajona estaba seguro de que así sería. Volviendo a tu reseña, hoy he tenido en mis manos una novela de tema turco, pero no la he comprado. Se llama La novela del conquistador, de Nedim Gursel. ¿Sabes algo de ella?

  10. Ariodante dice:

    Pepe: como no he leído El Conquistador, te reproduzco lo que encontré en una página inglesa sobre el autor.

    «El conquistador», de Gürsel, trata (traduzco) «de un escritor en Estambul, al final del verano de 1980, que se ve inmerso en la novela que está escribiendo sobre el héroe histórico, el carismático y cruel sultán Mehmet II, de tal modo que el pasado y el presente se entremezclan, y el escritor sigue los pasos asesinos del Conquistador. Lo que comienza como una colorista y gloriosa novela acerca de la pasión, la vida y la muerte, deviene pronto en un examen crítico de la dictadura militar de los 80 en Turquia. En su país, le acusaron de traidor por el realista retrato de Mehmet, a quien los fundamentalistas ven como un santo.»
    Ya tienes una idea…

  11. Toronaga dice:

    Junto a Pamuk, uno de los mejores escritores de Turquía. El libro es muy bueno.

  12. pepe dice:

    ¿Te refieres al libro reseñado o al que se cita en el comentario anterior?

  13. pepe dice:

    Turkish novelist Orhan Pamuk, in an essay on the Bellini portrait (“Le Peintre et le sultan,” Connaissance des Arts, H.S. 300, pp.20-29, previously published in The Guardian.), says that every educated Turk knows that painting.

    No consigo encontrar el artículo de Pamuk, a pesar de tener la referencia anterior, pero sigo pensando que el retrato en cuestión tiene que ver con Me llamo rojo. El texto del primer párrafo está sacado de un artículo de Jacqueline Karp en la revista AGNI:
    http://www.bu.edu/agni/index.html

  14. Ariodante dice:

    Pepe: es que tanto en los Turbantes de Venecia como el El Conquistador, se habla del mismo sultán, Mehmet , al que Bellini le hizo el tal retrato.

  15. pepe dice:

    Ya, si yo lo que estoy intentando encontrar es la conexión entre Pamuk y Bellini…

  16. Ariodante dice:

    ¿Pamuk y Bellini? ¿la hay? Yo no he leido nada de Pamuk, asi que no te puedo decir, pero ¿quién ha establecido esa conexión?

  17. pepe dice:

    Ariodante, en un comentario anterior te hablé de la importancia del retrato a la occidental en la novela Me llamo rojo. Buscando en internet lei sobre un artículo de Pamuk en el que se hablaba del retrato pero no dejé referencia porque llevaba prisa. Hoy he encontrado la referencia en un artículo en inglés que he citado más atrás. Estamos en invierno, pero parece que la primavera se va a adelantar. Siempre es así, aunque luego vuelve a hacer frío.

  18. Ariodante dice:

    Vaaale, Pepe: tengo mala memoria, y además no tanto tiempo como para leerme cada vez toodos los comentarios anteriores, asi que me he perdido un poco.
    Si Pamuk dio una conferencia sobre Bellini sería, lógicamente, Gentile Bellini, el que estuvo en Estambul para retratar a Mehmet. El caso es que yo he encontrado éste ¿te sirve?:

    http://www.elpais.com/articulo/cultura/captura/conquistador/elpepicul/20061015elpepicul_1/Tes

    Si, ya sé, es invierno, pero en cuanto el Corte Inglés diga que ya es primavera, será primavera ¿…o no?

  19. pepe dice:

    Me descubro ante tus habilidades para encontrar información. Yo buscaba en el Guardian y resulta que lo tenemos en El País…

  20. Clío dice:

    Interesante artículo, Ario, y me ha encantado todo lo que argumenta sobre el cuadro del escriba, por cierto guapa estuve el sábado viendo a Bacon, la exposición está bien, otra cosa es que guste toda su pintura, pero la encontré interesante.

  21. Ariodante dice:

    Pues si os ha gustado el artículo, aqui teneis otro con imágenes, en pdf, donde se puede ver el Escriba Sentado que tanto cita Pamuk.
    Clío: a mi tambien me resulta interesante Bacon, sobre todo por su manera de componer. Pero a veces resulta un tanto asquerosillo…Desde luego no me lo pondría en el salón, jajaja.

  22. Clío dice:

    Anda que gracia! Diego es muy amigo nuestro, canario como el esposisímo y además es tutor en en Centro Asociado de Hª del arte, aquí en Madrid en la UNED, luego lo leeré que tengo que irme y te cuento. En el enlace que pusistes del Pais también se podia ver el escriba sentado en color.
    Efectivamente Bacon es dificil de poner en el salón, sobre todo cuando se pone en plan «carnicero» con tanta chuleta sangrante, pero la serie de los Inocencios me gusta, y algún otro que había en la expo.

  23. Ariodante dice:

    Mira por dónde…el caso es que lo he pensado, que igual tu esposísimo lo conocía. l mundo es un pañuelo, cada vez estoy más convencida.

  24. Urogallo dice:

    Que curioso. No hace tanto tuve el libro en mis manos.

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