LA IDEA DE DECADENCIA EN LA HISTORIA OCCIDENTAL – Arthur Herman
Tal cual se desprende del tÃtulo, el libro sigue la pista al pensamiento decadentista en Occidente, una tradición de pesimismo intelectual que diagnostica o vaticina la declinación y –en algunos casos- la muerte de la civilización occidental. Fue escrito hace poco más de una década por el historiador estadounidense Arthur Herman (n. 1956), quien sitúa su trabajo en un contexto dado por la proliferación de literatura agorera finisecular, particularmente en los EE.UU. y referida sobre todo a este paÃs. Herman arranca de una paradoja que ha creÃdo constatar: precisamente cuando, finalizando el siglo XX, la civilización occidental es más prestigiosa que nunca -más que en la era del auge del imperialismo-, Occidente se deja ganar por el pesimismo acerca de sus propias probabilidades de supervivencia.
Herman engarza la idea de decadencia en lo que considera como una tradición de pesimismo cultural propiamente moderno. Pesimismo fatalista que en muchas ocasiones se pregunta no ya si la civilización occidental se salvará, sino si acaso merece ser salvada, y qué la sustituirá. Tesis del autor es que el decadentismo se ha trasladado desde la derecha europea a la izquierda estadounidense, y que el mejor antÃdoto para enfrentarlo es el optimismo de la escuela liberal.
El ensayo efectúa en primer lugar una rápida, somera recapitulación de ideas vertidas en la trayectoria del pensamiento occidental sobre progreso, civilización, tiempo e historia, desde Homero hasta entrado el siglo XIX. Luego entra en materia, lo que aquà significa un estudio más pormenorizado de exponentes destacados de la antedicha tradición. Desde el pensador francés Joseph Arthur de Gobineau (1816-1882) y su influencia en cÃrculos alemanes signados por el racismo y el antisemitismo –el entorno de Wagner, sobre todo-, hasta el multiculturalismo de los campus universitarios estadounidenses y el catastrofismo de ecologistas extremos (ecopesimismo), ambas, corrientes boyantes en la última parte del siglo XX.
El espectro de teorÃas sobre la decadencia de Occidente es amplio. Herman considera en su estudio a autores tan destacados como Burckhardt, Nietzsche, Spengler, Toynbee, Sartre, los de la Escuela de Frankfurt –un importante grupo de intelectuales alemanes- y otros. Algunos de ellos conservan bastante de su importancia y prestigio mientras que otros tienden a pasar al baúl de los recuerdos. También nos encontramos con figuras que parecen de menor relumbre. Es el caso de ciertos neogobinianos o discÃpulos alemanes de Gobineau como Lagarde y H. S. Chamberlain (inglés de nacimiento, yerno de Wagner y furibundo germanófilo), quienes efectuaron una traslación germánica del determinismo racial de Gobineau –curiosamente, un autor cercano a la germanofobia-. O el de los hermanos Henry y Brooks Adams (bisnietos del segundo presidente de los EE.UU. y nietos del sexto), que no dudaron en disfrutar de la fortuna familiar mientras, en buena medida inspirados por Marx, criticaban el materialismo reinante en su paÃs, además de recusar lo que ellos tenÃan por degradación de la democracia estadounidense por causa de la masificación de la polÃtica, la industrialización y la inmigración. En otros casos se trata de pensadores de raza negra como W.E.B. du Bois (1868-1963), notorio intelectual afroestadounidense que invirtió los términos del racismo y ‘presagió’ el triunfo de la raza negra sobre la blanca; y el martiniqueño Franz Fanon (1925-1961), que evaluó el fenómeno del imperialismo desde la psiquiatrÃa y alentó la lucha anticolonialista (él mismo intervino en la guerra de liberación argelina).
Se trata en general de autores que someten a la historia del Occidente a un escrutinio sombrÃo. En muchos de ellos el denominador común lo constituyen elementos como el repudio de la democracia de masas y del materialismo, la alerta ante la desintegración de los vÃnculos comunitarios, la denuncia de una merma de la vitalidad y la salud espiritual de los pueblos –denuncia recurrentemente asociada al rechazo del mestizaje y de variedades de sincretismo cultural-, la crÃtica de la alienación producida por el industrialismo y la tecnologÃa, etc. En cierto modo herederos del romanticismo y su oposición a la Ilustración, se ubican en las antÃpodas de la creencia en el progreso indefinido y de la fe en los poderes de la razón. Muchos de ellos han asimilado entre sus supuestos el distingo tÃpicamente alemán entre civilización y cultura: civilización como conjunto de instituciones que propician la perdurabilidad de la estructura social desde un punto de vista puramente formal, como una cáscara desprovista de sustancia; cultura como acervo de bienes espirituales que proporcionan un sustrato ‘orgánico’ y trascendente a la colectividad. La idea es que la civilización progresarÃa a costa de la cultura. En la mayorÃa de estos autores hay una visión holÃstica de la historia, concebida como totalidad provista de sentido intrÃnseco y dirigida por leyes inmutables. En todos prevalece el sello de la fatalidad, aunque algunos conceden un cierto margen a la libertad individual y a la posibilidad del cambio –más bien residuales-. Arthur Herman no les concede mucho crédito. Parece razonable.
No diré que se trate de una lectura ligera, pero sà que es diáfana e instructiva. La escuela estadounidense de ciencias sociales tiene fama de reticente a la pedanterÃa. Creo que este ensayo de Herman es un buen ejemplo.
Arthur Herman, ‘La idea de decadencia en la historia occidental’. Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile/Barcelona, 1998. Traducción de Carlos Gardini. 527 pp.
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¡¡Madre mÃa del amor hemoso!!.
Me la he tenido que leer dos veces.
Interesante reseña Rodrigo. Coincido contigo en que no debe tratarse de un libro de lectura ligera. En todo caso apuntado queda.
Saludos.
¿Dos veces? Bueno…
En todo caso, Koenig, compañeros, quiero enfatizar que no hace falta ser un experto para comprender el libro. Yo no lo soy, y creo que he podido captar bastante del asunto. Este Herman escribe de modo llano, y de su exposición se puede incluso aprender un poco sobre autores que han marcado la pauta (Spengler, Toynbee, Foucault y otros). Me parece sumamente útil.
Saludos.
¡Uyyyy, Rodri! Vaya cacho libro que has reseñado! Muy muy enjundioso. La reseña excelente, como siempre…
A ver, dices que la tesis del autor es:
«el decadentismo se ha trasladado desde la derecha europea a la izquierda estadounidense, y que el mejor antÃdoto para enfrentarlo es el optimismo de la escuela liberal».
Una pregunta: se refiere, deduzco, a la escuela liberal norteamericana, no a la liberal europea, ¿no?… Porque aunque se llamen liberales, el liberalismo norteamericano es la izquierda americana, o sea, los demócratas…lo cual es justamente lo opuesto al pensamiento liberal europeo o si no opuesto, al menos, diferente.
Por otra parte, entiendo que el libro se concentra más en el análisis histórico del concepto de decadencia, más que en desarrollar la tesis. Porque la tesis del «optimismo»¿qué es lo que implica? ¿Que «todo va bien»?
Y otra cosa: ¿el que haya sido publicado hace una década, ¿crees que han ocurrido situaciones que hagan cambiar las tesis del libro? O sea, ¿hasta qué punto son la actuales de las tesis del libro?
buena y oportuna reseña
sobre «La Tesis del autor es que el decadentismo se ha trasladado desde la derecha europea a la izquierda estadounidense, y que el mejor antÃdoto para enfrentarlo es el optimismo de la escuela liberal»
habria que pedirle al autor que aplique ahora mismo, en Wall Street el optimismo de la escuela liberal…jajajajaja
Me ha costado menos entender la reseña que el comentario de Ariodante. He acabado en el conservadurismo moldavo.
Liberalismo clásico, Ario. Tocqueville, mucho Tocqueville. En el contexto estadounidense, tirando a la derecha.
No que todo vaya bien, sino oponerse a visiones deterministas y fatalistas de la historia, asà como a doctrinas colectivistas. Que cada cual es dueño de su destino: más o menos el credo fundamental de Herman.
La fecha de redacción y publicación es un detalle importante. Seguramente los acontecimientos posteriores al 11 de septiembre de 2001 añaden ciertos matices al tema, como el de la presunta ‘lucha entre civilizaciones’ -que dirÃa Huntington- y, consecuentemente, el lugar de la civilización occidental en el mundo. Pero el desarrollo del tema medular del libro, las teorÃas decadentistas, permanece del todo vigente.
Saludos.
¿Moldavo? Es que a Ariodante no se le da muy bien el GPS:
http://eldesvandelaspalabras.com/?p=181
;-)
Estamos en palabras mayores. Buena reseña y buena reflexión.
Vale, Incit.
¿¿¿¿Comorrrr??? Uro, explÃcate…¿qué no has entendido?¿tan mal me explico?
a la luz de los ultimos sucesos, creo q este libro quedo desactualizado y hasta me arriesgaria a pensar que llego a conclusiones errores
porque aquello que el mejor antidoto es el optimismo de la escuela liberal..mmmm … que lejos esta de la realidad…
me pregunto cuantos gurues de la escuela liberal o mejor aun, neoliberal, estaran estudiando nuevamente economia por estos dias…
septiembre y octubre del 08 seran recordados como los meses en que dejaron de existir muchos mitos en economia
perdon, fe de errata
corresponde «erroneas» por «errores»
Es cierto, Ariel, (por cierto, bienvenido) desde que los supuestamente maliiÃsimos, neocones, liberales americanos empiezan a nacionalizar la banca, una parte de ella, claro, pero…¿quién podÃa pensar que esto iba a ocurrir en Norteamérica? ¿Y quien podÃa pensar que la bolsa ibaa reaccionar como lo está haciendo a pesar de todas las «insuflaciones» de dinero estatal, las bajadas de tipos, etc etc..Se están rompiendo todas las reglas. Pero la gente sigue tomándose su cañita y sus calamares, como si ná…!