RECUERDOS DE ESTE FUSILERO – Benjamin Harris
¿Te resultaría interesante saber que los soldados franceses escondían su dinero dentro del forro de sus casacas?, ¿que en todas las compañías de fusileros británicos se procuraba reclutar al menos un zapatero, que debía cargar con todo su equipo militar, y encima con el propio de su oficio? ¿Te gustaría saber como se procedía a ejecutar a los desertores, o a castigar faltas menores?, ¿cuál era la relación entre los soldados y sus oficiales nobles? ¿Tienes curiosidad por conocer qué llegaban a usar los fusileros ingleses como munición de emergencia?, ¿cuántas mujeres podían acompañar a sus maridos y qué ración recibían?
Si nada de esto te interesa, no sigas leyendo, porque lo único que te vas a encontrar son las memorias de un fusilero británico durante las guerras napoleónicas. ¡Nada menos!
La edición comienza con un detallado prólogo, donde se nos situa la actuación de este fusilero en el contexto de la época, con fechas y lugares, y la exposición de los avatares militares en los que participó, sin olvidar una pequeña descripción de las caracteristicas de su oficio.
La obra, y creo que a eso se debe que tenga un estilo tan agil, consiste en los recuerdos que Benjamín Harris expuso oralmente a un oficial del ejército (como casi todos los soldados rasos de su tiempo, era analfabeto) y que este transcribió puliendo el estilo de su voluntarioso narrador. El soldado en cuestión es reclutado en una leva forzosa para nutrir las unidades de guarnición en Inglaterra. Pero seducido por el uniforme verde de los fusileros se alista en dicha unidad que, al ser voluntaria, puede ser destinada a ultramar. Y a ultramar es destinado de inmediato, en concreto a Dinamarca, que no se muestra todo lo amiga de Inglaterra que sería de esperar. La operación es poco más que un paseo militar, donde las tropas pueden disfrutar del privilegio de alojarse en las casas de los lugareños ( método habitual de la época), y que Harris describe de una forma quizás demasiado idilica.
La siguiente campaña a la que resulta destinado es el desembarco en Portugal, donde los ingleses están dispuestos a aprovechar la situación favorable que ha creado la derrota de Bailén ( el autor del prólogo no puede evitar la británica necesidad de convertir el ejército de Dupont en un puñado de patanes reclutados a la fuerza y sin espíritu de lucha). Harris no tiene ningún interés en resaltar su participación ni en tratar de describir todos los grandes acontecimientos. Harris es un fusilero, un soldado raso, y solo está interesado en contar su pequeña participación en los diversos combates, así que las batallas se reducen para él a su propia obligación: Mantener los piquetes avanzados contra la infantería lígera francesa. Por supuesto, en ningún momento hace indicación alguna respecto al alcance superior de su fúsil sobre los mosquetes franceses, aunque ya tenemos información de ello gracias al prólogo.
Rapidamente, mucho más rapidamente de lo que le gustaría a Harris, la suerte de los ingleses cambía por completo, y nos encontramos a los orgullosos regimientos británicos ( cuya bizarria y espléndida estampa se nos ha citado una y otra vez) convertidos en una masa desharrapada y al borde de la inanición, que se arrastra empujada por sus oficiales hacia la salvación que suponen los puertos de Vigo y La Coruña. El autor no nos ahorra ninguno de los horrores de la retirada, ni los sufrimientos que a punto estuvieron de costarle la vida en varias ocasiones.
En una escena que parece sacada de Jenofonte, los ingleses ascienden una colina y cambian el grito de ¡Thalassa ! por el de ¡La Flota !, pero parece que el sentimiento es el mismo, aunque en este caso se convierta en un sálvese quién pueda en el que poco le falta a Harris para quedarse en la playa, en esta suerte de Dunquerke decimonónico.
Logran regresar a la amada Inglaterra, y nos encontramos al narrador convertido en miembro de una patrulla de reclutamiento que emplea todas las tretas de su oficio. Poco después es destinado a la expedición a la isla de Walcheren, donde contrae las «fiebres» que ya no le abandonarán en el resto de la narración, y que le impedirán volver a tomar parte en las expediciones contra los franceses. A pesar de desaparecer la emoción de las aventuras guerreras, esta parte no pierde interés, ya que nos permite descubrir como era la vida en el hospital y la guarnición para un soldado de aquella época.
Aunque en sí misma la narración ya es lo suficientemente amena, Harris la decora aquí y allá con las peripecias de sus compañeros, en una suerte de minibiografias que enriquecen notablemente el texto.
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No tengo muy claro el episodio de Dinamarca. Pensaba que por aquella época si no en guerra después de la paliza de la Batalla de Copenhage, ingleses y daneses matenían la hostilidad.
Por cierto, buena reseña.
He leído este libro y comparto plenamente las urogalladas vertidas en la reseña.
Lo mejor, la retirada a La Coruña.
Lo peor, cierto tufillo antihispano, pero bueno, de donde no hay, no se puede sacar…
Parece interesante, ¿es fácil de encontrar? me produce curiosidad echarle el ojillo. Buena reseña con un principio de esos que enganchan, sobre todo a los que nos interesa saber sobre los zapateros en el ejército ;-)
Más que tufillo yo diría peste espántosa, pero es como eran ellos, así que en ese sentido no se podía esperar otra cosa.
Comparto la valoración de Derfel, lo mejor de todo esa retirada espantosa hacia VIGO.
Comparto también la sorpresa de Daniels por el episodio Danes, después de la ceguera de Nelson en 1801 yo creía que el tema estaba resuelto, pero aquí tenemos un desembarco en regla, rendición de la ciudad, y traslado de toda la flota danesa hacia Inglaterra. Otro episodio desconocido.
Por cierto, de propina, un fusil baker pesaba 4 kg.
Pues no creo que tengas ningún problema en conseguir la obra Incitatus, a pesar de que Xavier Marías lamenta que EL MUNDO ignore su editorial, tiene unas cifras de difusión, si bien modestas, respetables ( al menos según el mismo Marías en EL PAÍS).
A mí también me sorprende que Reino de Redonda venda tan poco: tiene un catálogo, cuanto menos, interesante. Pero las cifras que dió el Rey Xavier en esa entrevista eran cuasi-ridículas (5.000 ejemplares el que más ha vendido, creo recordar. Cito de memoria).
Vamos, que está palmando pasta.
Yo creo que algo más, pero por ahí le rondaban. Por cierto, creo recordar que era «Discurso de mi vida», del Capitán Alonso de Contreras, obra merecedora de mejor fortuna editorial.
Muy interesante reseña, a mi en lo particular me gustaría leerla, he leído varias memorias pero solo de soldados, húsares y lanceros del ejercito francés. Lo que siempre te engancha son los detalles de la vida diaria de un soldado liso, llano y simple. Ahora que lo miro debo de tener un cierta anglofobia hacia estas memorias (británicas), que siempre las he dejado pasar, pero en este caso me gustaría leer el punto de vista de un miembro del ejercito de sus graciosa majestad.
Extensa e interesante reseña como todas las de Urogallo. Gracias. Creo que definitivamente voy a intentar hacerme con el libro pues me gusta mucho el contexto de las guerras Napoleónicas (disfruté mucho con las aventuras de Sharpe aunque no sean ni de lejos lo mejor de Cornwell) asi que apuntado queda.
Pues un libro perfecto para tal propósito.
Yo mismo he descubierto la veracidad de un dato que siempre me había rechinado. ¿Por que Sharpe, que es inglés, combate en una unidad con Harper, que es irlandés, cuando en el ejército británico las unidades eran de recluta local?.
Pues por que las unidades de fusileros, al ser experimentales, reclutaban tropas de unidades regulares, sin atender al origen de los soldados.
Las memorias de un colega, aunque sea perro inglés, son tentadoras. Me abalanzo ya mismo.
Buenas. Os llevo visitando a menudo pero nunca había escrito. Hace un par de días acabé con las memorias de Harris y ando ahora con el capitán Contreras a cuestas. Del Reino de Marías el que vendió 5000 es la «Caída de Constantinopla». Por cierto, que a rebufo de la lectura del fusilero Harris adquirí «La Marcha de la Muerte» de Christopher Summerville acerca de la retirada de Moore y compañía hacia La Coruña, con extractos de otros diarios – fueron muchos los fusileros de la 95 que escribieron memorias: Napier, Kincaid,etc- y «El Infierno Antes del Amanecer» sobre el asalto en 1812 a la ciudad de Badajoz por Ian Fletcher.
Saludos.
Cito de memoria, pero creo recordar que en el prólogo se hablan al menos de 3 coétaneos de Harris en el regimiento de fusileros que escribieron sus memorias.
Pues creo que sí. De la campaña de Badajoz hay unos cuantos fusileros y mandos que sí escribieron memorias, pero hasta donde yo sé no están traducidas al español.
Muy buena reseña, Uro. Ya me adelantaste que te había gustado el libro y entre lo que me contaste y esto no tengo duda de que caerá. En cuanto a las cifras de Reino de Redonda no creo que sean inferiores a editoriales de su tamaño. Lo que pasa es que para Marias es «un divertimento» con el que, aunque le cueste la pasta, disfruta.
No estaría mal leer algo similar de algún soldado español de aquella época.
Algo hay, solo que, curiosamente, editado siempre por ayuntamientos y CCAA.
http://www.centrodeestudiosmirobrigenses.com/index.php?id=0,51,1,0,1,0
Otros testimonios de diversos bandos, entre los que se incluye un extracto especialmente impactante de las memorias de Harris.
http://es.geocities.com/educaenvalores/paz/areas/soci/GItextos.htm
No sé si habrá memorias de algún soldado español de esta época. En general escasean las memorias de soldados españoles de cualquier periodo histórico, muy al contrario de lo que sucede con los franceses e ingleses. Ya se sabe aquello que se decía de nuestros soldados: «…largos en facellas y cortos en contallas…».
No sé si este es el sitio adecuado pero en esta dirección podréis descargaros gratuitamente el Atlas del Marqués de Heliche y ver online una Cartografía militar de España y Portugal de los Siglos XVII y XVIII del Archivo Militar de Estocolmo.
http://4gatos.es/
Urogallo, aclararte que en la unidades regulares británicas, a pesar de hacer teóricamente su reclutamiento en los condados británicos, la realidad era otra. En todos los regimientos ingleses había porcentajes altos de irlandeses y escoceses, no así en los regimientos propiamente escoceses en los que prácticamente toda la tropa era escocesa, aunque los oficiales podían perfectamente ser ingleses o irlandeses (siempre protestantes), también podía haber oficiales esoceses e irlandeses en los regimientos ingleses. Esta situación se debía a la costumbre extendida hasta muy entrado el siglo XIX en el ejército británico, de comprar los nombramientos de oficiales. Como colofón te diré que si estás interesado en el ejército británico del siglo XVIII y XIX, tienes en EDHASA una ensayo fantástico sobre el mismo que no se si conocerás ,pero por si no, su título es CASACAS ROJAS, y el autor el archiconocido RICHARD HOLMES.
Saludos a todos.
Buen libro, pero me resultó un tanto decepcionante, ya que se concentraba casi por completo en la guerra peninsular. Creo que el título llama a engaño.
Dos grandes aciertos de Marías.
He aprendido y disfrutado mucho con los relatos de la vidas de dos humildes soldados: el Capitan Contreras y el fusilero Harris.
Imprescindibles.
¡Aunque hay grandes diferencias entre ambos!