ALBERT DE ADELAIDA – Howard L. Anderson
La utilización de animales como vehÃculo para retratar los defectos, virtudes, vicios y pasiones del ser humano y la sociedad no es algo nuevo en la literatura, más bien al contrario. Fabulistas como Esopo (ya en el siglo VI a.C.), Samaniego o La Fontaine, y autores como Orwell o Jack London los han hecho protagonistas de muchos relatos. Pero seguramente esta es la primera vez en que el protagonista de un western es un animal tan poco usual como el ornitorrinco.
Albert, el ornitorrinco, se ha escapado del zoo de Adelaida, donde lleva recluido desde que lo atraparon en el rÃo donde vivÃa y mataron a su madre. Harto de ser el centro de atención de los visitantes y de tener organizada su vida en torno al horario del zoo, decide escaparse un dÃa en busca de la Vieja Australia, mÃtica Tierra Prometida de la que ha oÃdo hablar y en la que cree que podrá vivir libremente como antaño. Bajándose del tren en mitad del desierto y con una botella de refresco como único avituallamiento, comienza una búsqueda que, como él mismo reconoce, no hubiera terminado nada bien de no encontrarse con la hoguera de Jack, el uombat. Es a partir de aquà cuando comienza la aventura.Â
En efecto, en compañÃa de Jack, Albert comienza a darse cuenta de que la Vieja Australia, ese paraÃso soñado en sus años de reclusión, no es lo que esperaba. Deberá vestirse, llevar armas, pelear, emborracharse y salir por patas, perseguido por el dueño del saloon que Jack ha incendiado. Y esto es sólo el principio: a lo largo de la novela van sucediendo cosas que acrecentarán la fama del extraño ornitorrinco hasta convertirlo casi en un bandido de leyenda, muy a pesar suyo, ya que Albert lo único que busca es tranquilidad. También encontrará amigos que le ayudarán, como el propio Jack o TJ, un extraño emigrado californiano. Y enemigos, como cierta zarigüeya vengativa o los extraños dingos, misteriosos seres que habitan en el desierto, tienen curiosos rituales y ninguna piedad con sus enemigos, a los que masacran sin vacilar en cuanto tienen ocasión. A lo largo del libro encontramos también ciertos toques irónicos, como la discriminación de los animales no marsupiales (se les prohÃbe entrar al saloon, por ejemplo) que puede recordar a la sufrida por los aborÃgenes en su momento o los nativos americanos.
En definitiva, una novela del Oeste con todas las de la ley pero contada en una clave «animalÃstica» muy particular, que nos habla de la amistad a la luz de las hogueras, de tiroteos, viajes por el abrasador desierto y del sentido de la vida. A pesar de lo que pudiera parecer, no es un libro para niños. El lenguaje es rudo, directo, y no ahorra descripciones de escenas escabrosas. Se lee fácilmente, en parte debido a la construcción de los capÃtulos, numerosos pero bastante breves y que hacen que las páginas vayan pasando sin darse uno cuenta. Al comienzo del libro hay un mapa de Australia que facilita seguir el itinerario de Albert y señala los lugares donde transcurre la acción.
Es esta una novela que cae bien en los meses veraniegos y no pretende mucho más que entretener, pero lo hace de una manera que nos recuerda a otros libros más grandes, aquellas aventuras que leÃmos siendo niños o adolescentes escritas por un Mark Twain o un Jack London y que, en cualquier caso, nos deja un buen sabor de boca y ganas de saber más acerca de las aventuras de Albert de Adelaida, el ornitorrinco.
ALBERT DE ADELAIDA, Howard L. Anderson. RBA Narrativas, 240 páginas, 2013.
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¡Original, desde luego!
SÃ que lo es, Uro, gracias por comentar.
Y gracias a quien corresponda por la publicación ultrarrápida de la reseña (la envié el pasado dÃa 23).
Curioso libro y muy acertada propuesta de lectura veraniega. Buena reseña.
Gracias, Iñigo. En mi modesta, es un 3B;)
Me llama la atención, no la conocÃa y me resulta más que curiosa la temática y la ambientación animal. La apunto para… el verano que viene, me temo. :D
A mi también me ha llamado la atención. Seguro que irá en mi maleta de vacaciones Gracias por descubrÃrnoslo, Arturus.
Albert, el ornitorrinco a la fuga, llenará unos cuantos ratos veraniegos.
De nada, LucÃa;) Yo la descubrà en un Carrefour exprés en la balda de revistas, casi regalada con una revista de muebles y me llamó la atención la portada… Me parecÃa que merecÃa la pena reseñarla.
Vori, échale el guante si tienes tiempo este verano, se lee en un pispás.
Saludos y gracias por los comentarios.
Me anima lo que comentas sobre aquellos Mark Twain y otros que leÃdos después con bastantes más años a cuestas interpretas de otra forma y te siguen sabiendo igual de bien.
Gracias por tu reseña, Arturus, y por tu recomendación, que tendré en cuenta.
Saludos.
De nada, para eso estamos;)
Arturas,
Gracias por la revisión clase de mi libro. He escrito dos más en la serie «Old Australia». La primera «Albert» se trata de amigos, el segundo «TJ» es te historia de los amantes y la tercera «Lily» se trata de padres e hijos. Todo listo en el violento mundo de la vieja Australia. Los dos últimos libros no han sido publicados.
Por favor, disculpe mi español, estudié el idioma en Buenos Aires hace muchos años, pero he olvidado la mayor parte.
Un verdadero placer, Howard. Bienvenido.
Howard, gracias a usted por intervenir aquà y leer mi humilde reseña, siempre es un placer leer los comentarios del autor. Esperemos que no tarden en aparecer sus dos siguientes novelas y que las tengamos pronto traducidas.
Y no se preocupe, su español es perfectamente comprensible.
Saludos cordiales desde España.