Si el cuento es fascinante, más fascinante lo es la forma en que fue concebido.
Hacía casi cuarenta años que el cuento fue inoculado en la mente de un niño. Es decir, ese relato ya formaba parte de su acervo sin que el mismo poseedor lo supiera.
Luego, limpiando el montón de trastes que hay que botar, se encuentras una estampita olvidada en un rincón. Es acá donde aparece el primer disparador.
A lo contrario de lo que la gente cree, este servidor no comulga con la llamada casualidad sino que es un firme defensor de que su verdadero nombre es
causalidad.
Luego viene el segundo disparador… ¿ cómo dije? ¿ disparador ? Bueno, convengamos de que más que eso, se trata de un cañonazo de 88 milímetros dado a dos metros de distancia, me refiero a
Cali.
HABLEMOS DEL TÍTULO
Lo dije en su momento y lo repito ahora, tengo cierta objeción con el título. Por supuesto, esto es algo personalísimo y ya el cuento ha sido aceptado tal y como está. Pero debo advertir que, una cosa es lo que decimos dentro de un grupo de amigos obligados a leer a nuestros compañeros mientras que jugamos a los “escritores” (seguimos siendo niños merced a la literatura ) y otra muy distinta, el camino que la criatura hará sin la muleta de un concurso. Es decir, este cuento tiene que abrirse camino en medio de la selva de las millones de ofertas literarias. Y para ello debe tener un título más contundente y atractivo.
Insistiendo en que es solo una propuesta y que todo lo que decidan los padres de la criatura será definitivo y no se discutirá más. No obstante y advertido esto, pongo en la mesa algo como “El todo y la mente”, “la mente y el todo”, “la nada y el Absoluto”, “Realidades paralelas” “Mente y destino”, o , “Polidimensional” ( este último me suena como a Matrix ) Y si alguien tiene algo mejor, bienvenido también.
Sin más, gracias por este cuento. Es de los que te elevan y concilian con el Espíritu del cual fue hecho el Cosmos.
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Si no lo escribes... no sucedió