Me piden que regrese de Andrés Trapiello, la que posiblemente será mi última lectura del año y, por lo que llevo leído, quizás entre en la lista de mis mejores lecturas del año... veremos.
En 1945 los servicios secretos americanos le piden al estadounidense Benjamin Smith que regrese a España para llevar a cabo una peligrosa misión: «apartar» a un jerarca del régimen a quien ni siquiera conoce.
Tras diez años de ausencia le espera un Madrid insólito, hervidero de intrigas, de aristócratas y militares, espías y diplomáticos, deslumbrante y sombrío a un tiempo. De un lado, quienes no están dispuestos a ceder los privilegios de la victoria, y del otro, quienes tratan de prolongar la lucha, sobreviviendo como pueden en la derrota. Una ciudad en la que las fiestas del Palace, los bailes en Pasapoga, los trajes de Balenciaga y las apoteósicas faenas de Manolete conviven con las cadenas de los presos conducidos a pie por la Gran Vía, el miedo, la miseria y el estraperlo.
La irrupción de una joven, rica, atractiva e independiente, en la vida de Benjamin lo trastocará todo.
Me piden que regrese es también el relato de una ciudad jamás contada de este modo. El momento es decisivo: la guerra mundial está a punto de terminar y nadie se halla a salvo.
Terminada La insolación, de Emilia Pardo Bazán (me ha decepcionado un poco, la verdad. Tiene sus momentos humorísticos, picantes, pero creo que está algo sobrevalorada), continuo con Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne. Tengo ganas de volver a encontrarme con uno de mis personajes favoritos de la literatura: el capitán Nemo.
Unos amigos y yo hemos iniciado a leer en paralelo esta obra de Matheson. La verdad es que tiene relatos muy, muy buenos. La colección 'Club Diógenes' de Valdemar es exquisita.
La ley del reloj: arquitectura, máquinas y cultura moderna, de Eduardo Prieto (Ediciones Cátedra, 2016):
Cuando Le Corbusier comparó el Partenón con un automóvil Grand-Sport no solo estaba dando crédito a la" boutade" proferida pocos años antes por Marinetti (" un coche de carreras es más bello que la" Victoria" de Samotracia" ); en realidad, estaba insuflando nueva vida en las viejas metáforas mecanicistas que desde mediados del siglo XVII se habían ido extendiendo de la filosofía natural a todas las disciplinas humanas (también a la política y la religión) bajo la égida de un modelo bello a fuer de funcional: el reloj. Desde una perspectiva que abarca el arte, la ciencia y la filosofía, La ley del reloj analiza el papel de la metáfora de la máquina en la arquitectura desde sus primeras expresiones al calor de la ideología mecanicista de la Ilustración hasta sus manifestaciones contemporáneas, para mostrar que, al contrario de lo que en su momento no se cansaron de proclamar los panegiristas del Movimiento Moderno, la imitación de las máquinas no proporcionó a la arquitectura objetividad, ni tampoco claridad compositiva ni, por supuesto, neutralidad política, sino que inoculó en ella nuevas dosis de ideología y contradicción.
Me pregunto por qué un libro de hace solo 8 años no sale en la web de la editorial...
Terminado Una isla a la deriva de Ana Carbajosa. Me ha parecido muy interesante. Aunque aborda temas que los interesados en la vida inglesa ya conocemos, profundiza en ellos de una manera muy amena. Asuntos como la existencia de clases, las desigualdades en educación, la crisis industrial, las consecuencias del brexit o los nacionalismos son tratados con gran detalle y abundancia de testimonios personales.
Ahora me pongo con El pasado de Tessa Hadley.
De animales a dioses (Sapiens), Yuval Noah Harari, Debate
Ensayo muy bueno sobre de dónde venimos y adonde vamos. Lo que llevo por ahora me está gustando mucho.
“Pues has de saber, querido Sancho, que el lector es un pájaro etéreo, caprichoso e inconstante, y hay que atraerlo con miguitas de pan para que lea, y a veces, ni aun así”.
Autor, valoro tu esfuerzo. Mis opiniones son mías y, por tanto, subjetivas.