Héroes de ultramar - Castilla (largo)

[EyloMarquez]

Hola Castills, enhorabuena por estevgran relato que has escrito.
Un asedio con resultado desastroso narrado por un supuesto héroe. Me ha encantado el tono usado, sincero y resignado, el grado de detalle: las enfermedades, la queja de Ramón y Cajal, la Trocha.que ya había salido en varios relatos de esta edición, las fotos...
Los personajes muy bien caracterizados y la denuncia social bien integrada en el relato.

Muchísimas gracias por compartir y suerte.

[Divino Julio]

Bueno, bueno, Castilla. Una pequeña obra maestra la que nos has dejado. Casi impecable en la forma (algún error -mínimo- de puntuación) y con un estilo muy depurado y preciso. Tu relato se va a lo más alto de mi lista. Un señor relato histórico. Enhorabuena y gracias.

[Pero Lopez]

He vuelto a leer Héroes de ultramar, por puro placer.

Es un relato canónico, en el sentido de canon: modelo de características perfectas. Tiene todo en su dosis perfecta, los personajes, la acción, la cobardía. Porque en las guerras nos cuentan lo de los héroes, pero no lo de los cobardes.
Y la técnica es superior: el lenguaje, la precisión, el engarce histórico.

Se ha hablado de que el protagonista, el cabo madrileño del que no sabemos el nombre, albacea de los muertos, es un héroe perezrevertiano. Yo también le veo rasgos de héroe barojiano, por la desesperanza, el pesimismo, la inutilidad de la lucha, el drama del derrumbe de los restos del imperio español. Por lo que tiene de la generación del noventayocho.

No se me va el relato de la cabeza. Cada vez me gusta más.

PD: Curioso que en el concurso hay otro relato que cuenta la historia desde el otro lado: El secreto del mambí. No me voy a poner a compararlos, pero lo curioso es que mi enemigo es el héroe del otro bando; y mis héroes son los enemigos en el otro bando.

[Pero Lopez]

Por lo que he visto en la wikipedia, la esclavitud se abolió en la Cuba entonces española, ¡en 1886!
En Estados Unidos se abolió en 1865.

Como para sacar pecho.

[AguilaKen]

¡El relato es excelente! Puedo decir muy poco, porque hay muy poco a mejorar. La forma de expresarlo y lo que cuentas, las tribulaciones internas, la culpa del superviviente, la injusticia de la guerra, la ineptitud de los mandos, las vivencias del cabo... ¡Merecen un sobresaliente!

Solo hay una pega que se repite muchísimo: la "Y" como inicio de frase. Si lo repasas, verás que si la eliminas no pasa nada y las pocas que no puedes eliminar, borras el punto anterior. Es lo único que le falta para la perfección. Enhorabuena.

[Garnata]

Qué buen relato. Qué forma tan ágil de contar una historia descarnada, con prosa elegante, y sin necesidad de efectismos añadidos a la historia en sí. Lo que se cuenta ya es de peso. El relato sabe a verdad, a que quién lo cuenta estuvo allí.

Relato personalizado que elige una sucesión de escenas perfectamente ligadas, sin que se note el artificio, con encuentros esporádicos con las “madres” de los soldados que dan un aire especial a las crudas escenas. Me ha gustado bastante el efecto de las madres. El repetirlo ha sido una buena idea. Y luego los fantasmas del cabo, la culpa y la persecución de los recuerdos.

Lo he disfrutado, autor. Me gustaría, incluso, que cuando caigan las máscaras nos contaras más cosas.

Enhorabuena y gracias por tu esfuerzo.

[maqroll]

Esta frase vale un relato:
[…] Y que en su agonía ese hijo hablaba de un puerto y de una madre que al ponerse el sol remendaba redes con el pensamiento puesto en Cuba”.
Pero hay muchas más:
“Demasiada carga para aquel oficial tan reciente que escribía poemas y se sonrojaba cuando una muchacha le ofrecía un refresco”.
“En algún rincón de la península una madre que labraba la tierra seca y dura soltó la azada, enderezó la espalda y se santiguó al sentir que le habían volado la cabeza al hijo de sus entrañas”.
Muchas de las oraciones que empiezan con “Y” me conducen a pensar que no es el recurso, sino la manera de usarlo lo que hace la Literatura. Al leer Héroes de ultramar no podía dejar de pensar en Aguilaken y su terca apología anticopulativa: Lo siento águila, así lo sentí de veras por eso es que las he reseñado.

[…] Y lo hicieron solo por un costado, para que el choque fuera incontenible y sus bajas se redujeran al mínimo. Para los cobardes como yo, aquello representó la oportunidad de huir.

“Un muro blanco y moreno, machete en mano, corría hacia nosotros. Un muro que aullaba y anunciaba la libertad de Cuba”.

[…] Y en medio de aquel caos, el Smith and Wesson de Morillo prestaba un último servicio a la patria.
[…] Y abría fuego contra nosotros.
[…] Y en algún rincón de la isla, una mujer soltó las hojas secas de tabaco que escogía, levantó la cabeza y se santiguó.

Joder, que bueno/a eres, Castilla.

[…] Y yo no pensaba dar explicaciones.
[…] Y después de que el ministro y los periodistas se olvidaran de mí, pasaron dos años en los que Martínez Campos se reveló como un buen estratega.
[…] Y en febrero de 1878 se llegó al Pacto de Zanjón, que no nos devolvió Cuba porque siempre había sido nuestra, pero se vio como el comienzo de un nuevo tiempo para la isla.
[…] Y, sobre todo, trajo la paz.
[…] Y la despedida fue fría, como corresponde a una visita indeseada.
[…] Y cuando iban a machetearlo, una voz autoritaria con acento yanqui, los detuvo.
[…] Y aquellas mujeres, con sus fotografías de soldados [/i]y sus preguntas imposibles, buscaron consuelo y respuestas en una casa señorial de Sevilla.

Fantástico relato que no tiene nada de fantasía, salvo los sueños febriles de su protagonista convaleciente, los que le llevan a ser visitado por el espectro de sus compañeros muertos, las madres de los mismos o las de sus enemigos. La inutilidad de la guerra y la crítica mordaz a esta sin resultar panfletario ni didáctico ni almibarado ni recrearse en las acciones bélicas como único recurso. En su justa medida, con la emotividad precisa y la testosterona transformada en humano miedo.
Lo mejor que he leído en esta edición y que, como Pero López, volveré a leer para disfrutar, desmenuzar y aprender.
No estoy de acuerdo con lo de revertiano (con ser admirador de su obra), de ser un texto suyo habría leído muchos más cojones, y vería a personajes más machos con el colmillo torcido y el rencor como actitud. Habría leído a muchas menos mujeres, parte fundamental en este relato, que se muestran de forma velada pero determinante.

Enhorabuena.
Muchas gracias por compartirlo.

[maqroll]

¡El relato es excelente! Puedo decir muy poco, porque hay muy poco a mejorar. La forma de expresarlo y lo que cuentas, las tribulaciones internas, la culpa del superviviente, la injusticia de la guerra, la ineptitud de los mandos, las vivencias del cabo... ¡Merecen un sobresaliente!

Solo hay una pega que se repite muchísimo: la "Y" como inicio de frase. Si lo repasas, verás que si la eliminas no pasa nada y las pocas que no puedes eliminar, borras el punto anterior. Es lo único que le falta para la perfección. Enhorabuena.

Para nada de acuerdo contigo. La cópula es un recurso como otro cualquiera que, empleado con tino, la convierte en una herramienta más. Claro que ha de estar al servicio del relato, como es el caso. Creo que no tienes razón en esta ocasión.

[maqroll]

Hola Castilla

Me gustó mucho este relato, muy bien escrito y con una buena historia. A nivel estilístico, a pesar de ser un largo monólogo, este narrador tiene mucha personalidad. Su forma de hablar es muy verosimil. Me gustó su ironia, su humor que enmascara una cruel desilusión frente a la hipocresía social. Hay una cosa especialmente bien lograda, es la manera de integrar el discurso de otros en el suyo propio (discurso indirecto e indirecto libre), que hace vivir la narración. En cuanto a la historia, creo que el relato está muy documento, este episodio de la guerra de Cuba es muy creíble y el narrador lo sabe contar ; y sobre todo, me gustó esta crítica social que se desprende del relato, una sociedad que nunca se pregunta por sus errores, que busca héroes aunqe tenga que tergiversar la realidad, y que cuando encuentra un héroe más acorde a lo que quiere, deshecha al prmero.

suerte en el concurso

Desconozco lo que es el discurso indirecto o indirecto libre, pero me pongo a estudiar: me resulta muy atractiva esa forma de narrar. Gracias, Charivari, una vez más por tu sabiduría.

[maqroll]

Hola Castilla.
Ya te han dicho que tu relato es bueno, y coincido. Me gusta la crudeza con la que relatas la acción, me deja la sensación de que los hechos sucedieron en realidad, haya sido así o no. Y creo que esta es la principal virtud que debería tener un narrador de literatura histórica: que el relato sea creíble.
En mi opinión, tu punto a mejorar es que eres demasiado aséptico para relatar, lo que deja una cierta sensación de distancia, no nos mete del todo en la historia. Me explico: no nos cuentas mucho de las sensaciones, sentimientos o pensamientos de los protagonistas. Por ejemplo, dices: le metieron tres balas, se arrastró y murió. Así, a secas. En otro párrafo el protagonista no parece afectado por haber perdido la mano, no dice si le duele o si la extraña.
Otro punto a favor es que describes el contexto de forma liviana pero correcta y los datos históricos los colocas en su justa medida.
En mi caso, el relato me entretuvo y me gustó sin llegar a emocionarme.

No estoy de acuerdo en la asepsia que percibes en el relato. En mi caso, creo ver la crudeza en toda su extensión: el narrador la muestra eso sí, sin recrearse en casquería o crueldad palpables, para que el lector la complete, empatice y se ponga en situación. No es necesario, en mi opinión, relatar que "la bayoneta abrió el esternón del moreno dejando los pulmones palpitantes prendidos en la punta de esta" - es un decir, hablo de memoria-, basta con que escribas: "El rebelde con el que chocó le miró a los ojos cuando la hoja le atravesó el estómago con un chasquido". Ese chasquido, si te paras a pensarlo, y dado que la bayoneta entró por el estómago, sólo puede ser el que hace el metal al encontrarse con el hueso de la columna vertebral, y eso dice más que cualquier víscera. Esto es muy difícil de expresar sin cargar las tintas. Y Castilla lo consigue.
Sin ánimo de polemizar, es sólo un punto de vista.