Voy a intentar escribir un post corto sobre mis experiencias con las editoriales...
Yo que creía que lo complicado era que te publiquen... Resulta que mis escritos encontraron eco, incluso tuve 4 editoriales interesadas en mi novela histórica (no me refiero a editoriales a cuenta de autor, sino a editoriales clásicas)... Lo realmente complicado, en mi caso, fue vender, difundir el trabajo, desde España, escribiendo en francés. Muy decepcionante.
Si vas en "amazon" se encuentran 4 obras mías:
https://www.amazon.es/Libros-Vincent-Mi ... t%2BMilhou
2 están publicadas por un editor, "l'ange déchu" y su traducción en castellano, "chroniques des 7 âges du monde", y luego otras dos en autoedición, una obra de teatro y una compilación de cuentos, y estoy mucho más satisfecho con esta autoedición que con el resto.
El caso de "l'ange déchu" es un poco peculiar. Aprovecho que después del confinamiento, se pueden mandar por mail los manuscritos, hago un envío masivo, y me encuentro 2 editoriales pequeñas dispuestas a publicarme.... Pero 2 meses más tarde, aparece... ¡La bomba! ¡Me han seleccionado para la final de las jornadas del manuscrito francófono! Hay 10 novelas compitiendo, (yo compito para... España, jaja) este concurso tiene una entrada en wikipedia (
https://fr.wikipedia.org/wiki/Journ%C3% ... rancophone) y la ceremonia se transmite en la tele francesa y tiene millones de vistas por las redes. Guau! Me reagalan una entrada para el teatro e incluso un billete de avión para París, en mi instituto (soy profe) me dan un día libre para ir.... ¡Genial! Claro está, no gano el premio, sí que tengo una entrevista en france culture (radio) y otra en la tele local fr3 ile de France, y una entrevista tipo videoconferencia organizada por la misma página de "les editions du net". Mi novela está en amazone, en la FNAC.... Pero.... Vendí un total de 13 ejemplares, y desde entonces, pues nada. El suflé que se deshincha.

Además el precio es exorbitado y no puedo publicar mi manuscrito en otro sitio (durante 2 años: ahora sí puedo, está libre) Y tengo un poco de remordimiento por haber dejado a dos editores pequeños, tal vez hubiera funcionado mejor con ellos
En paralelo, mandé una novela gráfica (también dibujo) a diferentes editoriales francesas y españolas. En Yil, una editorial de comics de Bretaña aceptaban mi trabajo, pero me debía comprometer a estar presente en 2 festivales de comic de Bretaña, imposible.... Y en España, a la editorial "Atlantis" les gustó el texto, pero no podían publicarme los dibujos. Entonces, les propuse, en vez de "las 7 edades", la versión de "el ángel caído" en español, que traducí muy (demasiado) rápìdo... Y lo aceptaron. Pero luego tampoco cumplieron mucho con lo que decían: apenas hacían promoción, no tenían servicio de corrección ortotipográfica, y te cogían el 80% del dinero... En fin, decidí dejarlo con ellos, proponer mi traducción a "éditions du net" y proponerles también las crónicas de las 7 edades, sólo la parte escrita, sin los dibujos. Y las dos obras que me quedaban, no busqué más editores, las vendo por mail a mi entorno, y así estoy más feliz.
Si quereís ver de qué van las obras, os pongo en spolier los informes de lectura que me mandaron Atlantis.
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El ángel caído
Nos hallamos ante una novela histórica de gran calidad que destaca muy
especialmente por la importante labor de documentación que ha debido de exigir al
autor. Lo que encontramos en El ángel caído es un fresco muy completo y convincente
del medioevo europeo. En las páginas de la novela el lector asiste a excelentes
descripciones que nos hacen casi sentir que estamos en el siglo XII. El ambiente
popular, rural y urbano, de los nobles e incipientes burgueses, los oficios, la vida
monástica y muchos otros aspectos de la sociedad medieval están retratados de forma
convincente. Mención aparte merece la descripción del arte de la escultura y la
construcción, tanto de las obras de arte en sí, como de las técnicas y las herramientas
para el buen desempeño; el libro es una excelente puerta de entrada para el profano en
la materia. Para aquellos interesados en la historia del arte, la novela transcurre durante
una de las épocas más decisivas en la formación europea-occidental: los tiempos del
románico y del gótico, una era impregnada, como sabemos, por la religión.
El ángel caído describe a la perfección un universo tan espiritual, contradictorio,
violento y extremo como el de la Edad Media, una era convulsa que el autor refleja
estupendamente, por medio de la vida de su personaje protagonista: Pierre Toussant.
La novela narra cronológicamente su vida, desde su (segundo) nacimiento hasta su
fallecimiento; una existencia interesante e intensa que nos permite conocer variados
aspectos de la sociedad medieval, y que lleva en sí la esencia única y misteriosa del
impulso creativo y la pasión desenfrenada, una pasión que acaba por llevarle a la
demencia. Porque El ángel caído tiene también ciertas dosis de novela psicológica, en
base a la atención que el autor presta a los hechos internos, e intensos, que tienen lugar
en la cabeza de su personaje, un artista dotado de un talento descomunal que, sin
embargo, desconoce cómo hacer frente de manera eficiente a sus particulares y graves
demonios internos.
Pierre es adoptado y criado por monjes de un monasterio aquitano en el siglo
XII. Allí, por medio de sus maestros y el resto de los monjes a su cargo, irá
descubriendo los secretos de la vida, siempre bajo el tapiz de un ambiente religioso tan
particular como es el de una abadía. Pero sobre todo, muy pronto, conocerá la talla de
la piedra, lo que supondrá un gran hito en su vida, pues al arte y a la escultura dedicará
el resto de su vida. El ángel caído es también una novela acerca de la expresión
artística, el misterio de la creatividad y otros tantos insondables relacionados con el
hecho artístico.
La novela sigue los pasos de Pierre en su deambular por la vida. Desde que
abandona la abadía, hasta que comienza a trabajar en diversas catedrales europeas (las
descripciones son excelentes). Para sus trabajos escultóricos, busca la inspiración en la
realidad misma, por medio de personajes de toda índole y condición, desde
vagabundos hasta nobles. Su obsesión por la representación, la búsqueda de
inspiración y el hecho creativo irá llevándole a una obsesión progresiva que le hará
perder la cordura. Aun así, tendrá tiempo para enamorarse, casarse y tener un hijo; una
historia, la familiar, que termina en tragedia y le llevará a una nueva reclusión. En sus
últimos años, sus pensamientos estarán en la creación de una última obra maestra…
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Crónicas de las siete edades
Nos encontramos ante una novela de fantasía épica muy especial. Afortunadamente, no se
trata de otra más entre las miles de novelas clónicas que constantemente aparecen dentro de
esta categoría. Es una pena que en un género que debería ser tan propicio para la creatividad,
la imaginación y el riesgo, lo que normalmente encontramos sea todo lo contrario. Lo más
habitual es dar con obras encorsetadas, planas y sin originalidad alguna, sujetas y
respetuosas con todo un ejército de clichés y convencionalismos que la asfixian y la vuelven
anodina. En efecto, la fantasía épica se ha vuelto extremadamente conservadora. Parece que
tanto los autores como los lectores se conforman con recibir la misma cosa una y otra vez.
Existen un puñado de novelas referenciales, cuasi sagradas, que a todos nos vienen a la
cabeza (El señor de los Anillos, Canción de hielo y fuego, Crónicas de la Dragonlance…) que han
marcado la ruta de una forma tan aplastante, que pareciera que nadie esté dispuesto a
tolerar un desvío. Los mismos elementos de siempre: la lucha entre el bien y el mal, el héroe
inesperado, sorprendente y sorprendido, los artefactos mágicos, la magia, los dragones y el
resto de seres que deambulan en unos escenarios que recuerdan vagamente a nuestra edad
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Carta del Editor
media… Siempre lo mismo, y presentado de la misma forma. Ya no nos sorprende ni la
estructura, ni el desenlace, ni los personajes. Todo lo hemos visto.
Por eso es una excelente y refrescante noticia encontrar novelas de fantasía que
ofrecen ideas novedosas y con una personalidad tan marcada como la que nos ocupa:
Crónicas de las siete edades. El subtítulo ya nos ofrece algunas pistas de lo que encontraremos
entre sus páginas: Ensayo sobre el poder, el amor y el tiempo. Es decir, el tono empleado es
bastante más adulto y matizado de lo acostumbrado. ¿Cuántas veces hemos encontrado la
palabra ensayo en una obra de estas características? ¿Pocas? ¿Ninguna? Se trata, además, de
una novela gráfica. Aunque el documento presente contiene tan solo dos ilustraciones, el
autor señala que el manuscrito definitivo cuenta con hasta cien. Esto ya le da una nueva
categoría a la obra en sí. Leer los líricos pasajes que nos ofrece el autor mientras de forma
paralela se visualizan las láminas correspondientes ha de ser una bonita experiencia para
todos aquellos a los que nos gustan las obras poéticas e imaginativas.
Existe una referencia en la que mientras leía el texto no he podido evitar recordar: El
Silmarilion de J. R. R. Tolkien. Al igual que en el libro del filólogo inglés, en Crónicas de las siete
edades nos vamos a encontrar, básicamente, con un texto histórico-mitológico en el que se
nos explican los inicios de toda una cosmogonía. Desde los tiempos prehistóricos, y, me
atrevo a decir, pretemporales. Estas Crónicas ofrecen metafísica: el nacimiento mismo de los
propios Dioses y de los elementos, el surgimiento de los elementos esenciales que
conformarán la naturaleza y las ideas del mundo.
Está narrado por medio de un estilo a la vez lírico y sobrio que proporciona al texto
elegancia y hondura. Son líneas para saborear con detenimiento. Las Crónicas se presentan
divididas en siete poemas, cada uno de los cuales se divide a su vez en siete cantos. Estos
poemas llevan títulos tan sugerentes como Los tiempos sin tiempo, La edad del tormento, Los
llantos redentores o La edad del castigo.
Es fantasía, desde luego, pero el autor no oculta la clarísima influencia recibida por parte
de la propia historia de nuestro mundo. No resulta difícil encontrar ecos de la mitología
griega o vikinga, de los pueblos celtas y del animismo o las religiones monoteístas.
Leer Crónicas de las siete edades es una experiencia francamente amena. Se trata de una
lectura que merece mucho la pena y que puede sorprender y hacer disfrutar a un público
diverso.