El Principessa Mafalda - Maga (corto)

[AguilaKen]

Hay alguna coma que sobra. Una de ellas, sobre todo, la del principio me ha dolido: "De tanto repetir la frase, Donato Natale, se la había creído" (sic). La segunda, sobra para que tenga sentido.

Curiosas las supersticiones marineras... porque luego no se cumplen. Decenas de barcos llevan el mismo nombre (recuerdo que cuando me documentaba sobre la captura del Gulnare en la Primera Guerra Carlista había MULTITUD con ese nombre en la época). En cuanto a renombrarlo... es de lo más habitual también.

Sobre el cuento en sí... está bien, pero le falta chicha. Es una descripción del naufragio bastante confusa en realidad (supongo que así son todos desde el punto de vista del que lo sufre), y la encuentro demasiado parca en detalles. Casi hay que adivinar.

La pongo en mi lista, no obstante. Quizá entre

[Garnata]

Pienso que la autora ha hecho un esfuerzo importante por sacar adelante el relato y hacerlo creíble. Ha habido escenas que me han gustado más, como la escena del final. También ha estado bien la maldición, que ya da a entender que algo va a pasar, pero que mantiene cierto misterio. Pienso que esta parte se podía haber potenciado más. Pero otras escenas creo que están menos conseguidas, como la de los tiburones. La del capitán es algo confusa, aunque la idea es buena, entremezclar la situación de los dos hombres; sus problemas, ilusiones, y miedos.

Pienso que tenemos demasiada información sobre el Titanic, y esto no favorece al relato. La autora ha intentado personalizar su historia para diferenciarla de la del otro hundimiento, y es de agradecer. En cualquier caso, me ha gustado conocer esta tragedia que desconocía.

Te agradezco tu esfuerzo, Maga. Gracias y suerte.

[Beatriz]

Sin dudas uno aprende algo con cada relato, conoce nuevas historias y si esta bien escrita mas, en este caso me resulta "muy comprimido" y después de ver la película, resulta muy atrevido, ten en cuenta las sugerencias, ya lo tienes esbozado para mayores empeño.

[doctor Livingstone]

Creo que usted posee talento literario. Ahora bien, falta más desarrollo. Este relato puede ser la base un gran relato si se hace crecer amasando el bollo con levadura contra la mesada.

Hay momentos muy interesantes en el relato.

Un par de apuntes:

El capitán no tenía lugar para una preocupación que no fuera suya ("la suya" introduciría el artículo definido)

Cada vez que los ruidos eran superiores las quejas, los hombres se miraban con un temor parecido ("se miraban con temor", sobra el indefinido y el "parecido")

La última frase no la entiendo.

Mas tarde iba a cumplirle el deseo a la principessa de Donato, la llevaría a conocer el mar.

(Más tarde, ¿falta la tilde?, o se refiere a que ya era demasiado tarde) ¿La niñita deseaba conocer el mar?

Lo dicho, a seguir con el buen hacer que, con trabajo y dándole vueltas al proyecto, todo se mejora.

Gracias por compartir, Maga.

[maqroll]

“La tierra adivinaba que él no quería zarpar”, hermosa frase.
“Cada vez que zarpaba intuía que pasaban por encima del navío hundido”. Una más
¿Desprolijo? ¿Qué le pasa a descuidado? Entiendo, sos argentino/a.
Esta también me gustó: “Observaba de lejos cómo era ser rico”.
El relato está correctamente escrito y es de mi agrado, lo que ocurre que me resulta confuso en su lirismo un tanto impostado. Maga, creo que quieres dotar de misterio o poética la desaparición de Donato en ese naufragio que, al final, lo consigues. Y no estoy seguro de que eso ayude a la narración. Porque, al menos a este lector, se le mezclan la realidad y lo imaginario que presentas. María no sabía leer; su hija, si le llega por la cintura, entiendo que tampoco; el oficial que trae la carta no dice una palabra, peor a María le queda claro que nos es nada bueno, con todo, lejos de desesperarse, lleva a su hija a ver el mar. No me cuadra.
Me gustó sin encantarme.
Suerte en el concurso y gracias por compartir.

[Macdonald]

Está bien escrito y tiene imágenes interesantes. Además, es una historia bien desarrollada pero le perjudica su brevedad, falta carne y, sobre todo, arriesgarse para contar algo un poquito más ambicioso.