Ya se les había escapado una vez, de Elba, pero tras la derrota de Waterloo, Napoleón fue encerrado en la isla atlántica de Santa Elena. Una prisión inglesa inexpugnable, con tres mil solados soldados patrullando y tres navíos de linea dando vueltas alrededor de ella para evitar que el Ogro corso no se escapara de nuevo. Y allí acude en un viaje de desafío romántico una condesa y un literato famoso a conocer a aquel genera que asombró y aterrorizo a Europa durante años. Pero aquel viaje que prometía ser entretenido y apasionado, nada más pisar la isla se convertirá en un pasaje al corazón de las tinieblas donde el Horror y la Locura humana y mítica se dan la mano. Es sobre todo una lectura absorbente. Se la recomiendo.
«¡Ese hombre es el horror! ¡Más que eso! Un infierno le habita, una vanidad criminal le guía».
Nadie ha estado jamás recluido en una prisión tan segura, tan lejana y tan inexpugnable como la que habita Napoleón Bonaparte tras su derrota en Waterloo. Todo el mundo sabe lo que ha ocurrido. Quienes lo rodeaban, hartos de su ambición sin fin y de los desastres sucesivos, han decidido tratarlo como lo que realmente es: un genio del mal. El lugar donde lo encierran se llama Santa Elena, un islote a miles de kilómetros de la costa más cercana, infestado de ratas y vigilado por la armada británica.
En la primavera de 1819, François-René de Chateaubriand y su amante, Delphine Sabran, se embarcan rumbo a esta isla perdida en mitad del océano. El gran escritor de su época y la marquesa de Custine quieren poner a prueba su amor como las parejas más famosas de la historia, como Marco Antonio y Cleopatra, como Romeo y Julieta, superando dos obstáculos enormes: una gran distancia y un gran adversario. Tras meses de navegación, ¿puede que haya un enemigo más temible para estos dos hijos de la aristocracia francesa? Tras su encuentro con el emperador que causó estragos por toda Europa, Chauteabriand y Delphine descubrirán aterrorizados que los monstruos pueden tener múltiples caras.