La dama de compañía - Marianne (largo)

[maqroll]

Hagiografía de María Teresa de Batenberg. El diálogo que sigue resulta difícil de creer:
“¿De qué va a vivir esa pobre familia, esa pobre mujer que, además es viuda de un regicida? Tenemos que averiguar quién es su familia y procurarles sustento”.
Falta naturalidad en los diálogos, por muy alta nobleza que fuesen consideradas Ena y su amiga Alex: “Sólo prométeme que, si os dejan, y según están poniéndose las cosas lo cierto es que temo por el futuro de la corona española, cumpliréis vuestras promesas y convertiréis España en el país que puede llegar a ser”.
“Serías tan amable” en diálogos consecutivos, “pobre hombre” dos veces en el mismo párrafo,
Marianne, pasas de narradora a personaje en primera persona sin solución de continuidad, sin indicarlo en modo alguno: “No le cabe en la cabeza cómo no ha sido capaz de no darse cuenta, sólo con mirarlo a la cara, de lo tramaba este hombre. Si ella conociera la naturaleza humana y sus bajezas como yo… Mi madre dice siempre de mí que, parece mentira que una mujer de mi juventud, pueda albergar tanto conocimiento de la maldad y del ser humano. Como si una cosa fuese excluyente de la otra”.
Paternalismo al comparar a las policías española y de Scotland Yard, aunque fuese cierto, no estoy seguro de que sea correcto reseñarlo.
Este párrafo es un delirio: “Mientras pienso, mi mano ha estado jugueteando, distraída, sobre ese colchón viejo y desgastado y de manera inconsciente, ha cogido algo duro con la punta de los dedos y se dedica a apretarlo. De repente, soy consciente de lo que estoy haciendo y, siguiendo el perfil de aquello que mi mano, de manera totalmente casual, ha hallado entre los muelles y el relleno del colchón, hundo mi mano entre los muelles, que la van arañando según va bajando y encuentro, para mi sorpresa, un pequeño bulto. Con cuidado de no perder al objeto, vuelvo a arañar mi mano y cuando la saco, descubro un pequeño librito negro de tapas duras. Rápidamente lo ojeo y veo iniciales y números que, de momento, no consigo descifrar”.
Escribes 26 tés en 22 páginas, 6 de ellos en la página 8. Esos son muchos tés.
Aun a riesgo de perderme el resto del relato debo reconocer que no es para mí; tus personajes me parecen, tú lo señalas, Arianne, “señoritas de la alta sociedad” jugando a los detectives y dotadas de un sentimiento paternalista con poco más que hacer, salvo tomar el té y conspirar.
Disculpa la franqueza.
Suerte en el concurso y gracias por compartir.

[Garnata]

En términos generales, cuando lo leí no me convenció. No solo por ciertas inexactitudes y falta de verosimilitud, sino porque hay diálogos, por ejemplo, a los que les falta naturalidad y están dirigidos, en cierto modo, al lector. Pero claro, aquí la autora estaba un poco atada de pies y manos, porque tenía que ir explicando la trama. Y esto es lo difícil de armar un relato, que hay que contarlo sin que se note que la explicación va dirigida al lector. Y es uno de los aspectos más complicados de conseguir.

De lo que más me gustó fue lo del libro negro y su seguimiento. También se percibe, claramente, el esfuerzo de la escritora por encajar la trama, y hay soltura en la redacción.

Gracias y suerte.