No he encontrado este relato entre las votaciones de la plebe, así que no sé si dar la enhorabuena o no al/a autor/a

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Lo primero, tengo que alabar la capacidad de síntesis, en serio. Alex Haley necesitó más de setecientas páginas para contar sus "Raíces", y este autor ha necesitado apenas un puñado para contar una saga de dimensiones parecidas. Dudo que yo fuera capaz de hacerlo, así que, mi enhorabuena.
Lo segundo, me ha encantado esa propiedad presente en el relato, que suele tener la narrativa británica, en la que, pese al conflicto que se presenta, todo el mundo es, al final, bueno, sólo que ha actuado mal porque no podía evitarlo. Es un recurso muy Jane Austen, y que usan mucho en Downton Abbey, por ejemplo. Aquí pasa lo mismo: al igual que en "Lo que el viento se llevó" amos y esclavos eran, al final, buena gente que terminan por defender codo con codo lo que queda del
glorioso sur.
Lo cuál me lleva a plantearme la importancia de cómo se cuenta una historia, y de las ruedas de molino con las que tragamos cuando está bien contada...
Me gustó mucho la escena de Antonio con la que abre el relato, la premonición de Kendra, y el retorno circular a esa escena en la que el cuento pedía terminar.
El epílogo de Lucía parece hecho expresamente para que quede clara la maldad de los indios, lo cuál me lleva a meterme con el fondo del texto. No sé por qué (yo misma también lo hago) entramos a valorar la forma de los textos, pero muy poco la materia que tratan. Es cierto que muchos de ellos no se meten con un tema que genere controversia, pero éste, en el que se habla de una esclavitud en la que amos y esclavos parecen empujar el mismo carro, o la legitimidad (o no) de la defensa de la propia existencia, podrían dar lugar a debates interesantes, en mi opinión.
Me ha llamado la atención que el autor/a no se tome la molestia de explicar mínimamente por qué atacan los indios, cuando el genocidio sistemático de estos pueblos fue especialmente cruel en la pampa argentina.