Registrado: 16 Oct 2006 Mensajes: 5489 Ubicación: Al otro lado del Limes
Publicado: Mar Feb 14, 2012 9:50 pmTítulo del mensaje:
Con razón se llama este hilo Soldados y POETAS. Qué bonito suena flores rojas de copihue
Me estoy quedando anonadada con la investigación que rodea cada cosa.
Publicado: Mar Feb 14, 2012 10:50 pmTítulo del mensaje:
APV escribió:
En Nájera gran parte de la caballería castellana era ligera y las armaduras eran menos pesadas que las europeas.
A partir de ahí habría mayor influencia francesa y en Aljubarrota posiblemente fuesen equivalentes; pero todavía esas armaduras completas incluían malla de refuerzo hasta los tiempos de Agincourt.
La caballería ligera se debía a la influencia islámica en la Península, al enfrentarse a los musulmanes sus rivales cristianos copiaron sus tácticas. Como curiosidad, los musulmanes de Granada llegaron a desarrollar una casta caballeresca como la cristiana; hombres que eran poetas y a la vez participaban en torneos, a veces en los reinos cristianos. _________________ Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Proverbio Hindú.
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Publicado: Mie Feb 15, 2012 11:42 pmTítulo del mensaje:
Alonso sobre el rauko y las flores del copihue.
PD: recordemos que sigue abierta la votación sobre si ha de ir montado don Pero López de Ayala, o no: 2 - 1 hasta ahora a favor del caballo con barda. _________________ leyendo Tiempo de leones, de J. Soto Chica
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Publicado: Jue Feb 16, 2012 7:56 amTítulo del mensaje:
Lopekan me gusta mucho como ha quedado D. Alonso de Ercilla.
Te quería proponer a Al Mutamid (1040-1095), rey-poeta de Sevilla.
En esta página tienes mucha información, incluso sus poemas
http://www.poetasandaluces.com/autor.asp?idAutor=58 _________________ ¿Por qué razón escriben los escritores? No lo saben muy bien, pero se darían cuenta si supieran que algún día, en la soledad de una habitación silenciosa llena de cosas de abuela, una niña abrirá su libro y quedará fascinada por lo que encuentra dentro.
Registrado: 07 Dic 2010 Mensajes: 3209 Ubicación: Mirando al mar
Publicado: Jue Feb 16, 2012 12:24 pmTítulo del mensaje:
Más sobre Al-Mutamid
Oculto:
Pocas vidas tan novelescas y, sin embargo, tan consagradas a la poesía como la del tercer y último rey sevillano de los abadíes, Mohammad ben Abbad. Su abuelo Mohammad ben Qasim, fundador de la dinastía, llegó al poder en 1035 instalando en el trono a un doble del califa Hisem II, muerto o asesinado. El seudo-Hisem era cierto hijo de un esterero que se le parecía mucho y que sólo aparecía en público para refrendar cuanto dijera Al Qasim. Muchos se lo creyeron y otros tuvieron que fingirlo para conservar su cuello. El hijo del falsificador, Al Mutadid, que lo sucedió en 1042, continuó algún tiempo con el embuste, hasta que una vez seguro de su poder tras haber conquistado, traicionado, envenenado y seducido a mansalva, se coronó sin mayores ceremonias. Fue un político terrible y un caudillo militar formidable, que convirtió la taifa de Sevilla en la más importante de Al Andalus.
Tenía varios hijos pero el segundo, conocido como Mutamid, era el más apuesto, sensible, valeroso, delicado y feroz. Habría sido uno de tantos príncipes guerreros en la España de los reinos de taifas si a su hermano mayor no lo hubiera mandado ejecutar su propio padre por supuesta traición o simple cobardía en una operación militar de conquista. Mutamid quedó automáticamente convertido en heredero y como tal había sido quizá designado secretamente por su padre.
Sin embargo, con 12 años cometió éste el error de enviarlo a Silves, en el Algarve, para que lo educara un personaje singularísimo, sacado por el propio Mutadid del arroyo gracias a un poema elogioso que le había dedicado poco antes. Aquel rey intratable tenía la debilidad de la poesía, con predilección maniática por el tema floral, y encontró en Abu Bakr Ben Ammar a un talento excepcional en todos los órdenes de la vida, excepto el moral. Pero eso no lo sabía cuando le confió a su hijo, que quedó marcado para siempre por esa compañía.
Pocos años mayor que Mutamid, Ben Ammar, llamado de Silves por el señorío que le otorgó Mutadid, lo introdujo en todos los placeres de la carne, pero también del espíritu. Con toda probabilidad lo sedujo y a él se refería Mutamid cuando escribía: «Nuestro compañero amado combatió con ojos, espada y lanza/ A veces caza mujeres, bellas gacelas; a veces hombres, valientes leones». Pero se trataba de una dependencia afectiva y psicológica más que propiamente sexual.
Cuando, ya separado de Ben Ammar, su padre le envió a tomar Málaga y fracasó -entre otros detalles, porque su ejército estaba borracho-, su comportamiento en el campo de batalla fue tan valeroso que Mutamid no lo mandó decapitar como a su primogénito, sino que lo readmitió en aquella corte sevillana donde todo, hasta el crimen, parecía tocado por la estética. No en balde su primer ministro era el formidable poeta Ben Zaydun, autor acaso del mejor poema hispanoárabe, la qasida en nun. Ben Zaydun dejó Córdoba amargado por las intrigas políticas y las penas amorosas y sirvió eficazmente a Mutadid hasta su muerte, en 1071.
El año 1058 fue clave en la vida del entonces príncipe Mutamid. Su padre lo hizo venir de Silves para encargarle sus primeras tareas militares y alejarle de la molicie y la influencia de Ben Ammar. Ese mismo año, Mutadid había decidido jubilar para siempre al falso califa y asumir el trono, con lo que el príncipe tuvo un poder sólo menor que su afán de gloria. Pero además le aguardaba un encuentro de muy distinta índole. Paseando un día a orillas del Guadalquivir con un amigo -Ben Ammar, si no había sido aún expulsado de la Corte-, jugaban a completar poemas, entretenimiento inconcebiblemente popular en la sociedad andalusí de la época. Al levantarse una ligera brisa sobre el río, dijo Mutamid: «El viento teje lorigas en las aguas».
Esperaba la respuesta de su compañero, cuando ambos oyeron:
«¡Qué coraza si se helaran!».
Era una voz oculta en los juncos. Tras ellos descubrieron a una joven bellísima llamada Rummaykiya, que resultó ser esclava de un arriero. Mutamid la llamó a palacio, enloqueció de amor y la hizo su esposa, tomando el nombre de Itimad, aunque en palacio la llamaran, cómo no, La Señora. No tenía suerte en sus amores Mutamid, acaso porque le cegaban la belleza y la poesía. Itimad era de mucho cuidado, aunque no tenía tanto peligro como Ben Ammar. Se había refugiado en la Corte zaragozana de los Banu Hud, y a la espera de que su amigo alcanzara el trono y lo llamara a su lado, como fatalmente había de suceder, se convirtió en estadista de alquiler.
En aquella España del siglo XI, la del Cid, el rey castellano Alfonso VI era la figura central. Poco a poco, jugando con las debilidades y las intrigas de los taifas, Alfonso se iba haciendo dueño de la Península. Toledo cayó en sus manos sin tirar una flecha. Y así habría sucedido con Granada y acaso con el reino sevillano heredado por Mutamid en 1069, si éste no hubiera roto con Ben Ammar porque se atrevió a entregar a uno de los hijos de Mutamid como rehén de Ramón Berenguer II, en una complicada intriga para conquistar Murcia. Sus hijos eran la pasión pura del rey sevillano que juró matar a su íntimo enemigo. Atrapado éste por unos mercenarios en una de sus muchas aventuras rocambolescas, fue comprado a sus captores por Mutamid.
Cuando lo llevaron ante él, tomó un hacha, y la levantó sobre la cabeza de quien había sido su mejor amigo. Entonces, por un momento, vaciló. Acaso Ben Ammar dijo algo para disculparse o quizá, llevado de su turbio genio, para provocarlo, Mutamid lo mató de un hachazo.
Pero entonces la tragedia lo anegó. Perdió a sus dos hijos mayores en la guerra. Llamó a los almorávides para que le ayudasen a combatir a Alfonso VI y así lo hicieron en la batalla de Zalaca, pero luego Yusuf, su caudillo, volvió y tomó todos los reinos de taifas, empezando por el de Sevilla. La variopinta y riquísima España musulmana cayó bajo el velo negro de los morabitos. Cuando a Yusuf le preguntaban por el significado de unos versos contestó: «Sé que piden dinero». Ahí se resume la derrota de Mutamid. Encadenado junto a su familia, tuvo que embarcar en el Guadalquivir, camino del destierro en Africa. Con Rummaykiya andrajosa, su hija vendida como esclava y sus familiares en la calle, Mutamid escribió sus mejores poemas al tiempo ido, a la belleza gozada y perdida, a sus cadenas y a los cuervos de Agmat. Allí murió, un día de otoño de 1095. Vive en sus versos. Su historia es su leyenda.
_________________ ¿Por qué razón escriben los escritores? No lo saben muy bien, pero se darían cuenta si supieran que algún día, en la soledad de una habitación silenciosa llena de cosas de abuela, una niña abrirá su libro y quedará fascinada por lo que encuentra dentro.
Publicado: Jue Feb 16, 2012 1:44 pmTítulo del mensaje:
Antigono el Tuerto escribió:
APV escribió:
En Nájera gran parte de la caballería castellana era ligera y las armaduras eran menos pesadas que las europeas.
A partir de ahí habría mayor influencia francesa y en Aljubarrota posiblemente fuesen equivalentes; pero todavía esas armaduras completas incluían malla de refuerzo hasta los tiempos de Agincourt.
La caballería ligera se debía a la influencia islámica en la Península, al enfrentarse a los musulmanes sus rivales cristianos copiaron sus tácticas. Como curiosidad, los musulmanes de Granada llegaron a desarrollar una casta caballeresca como la cristiana; hombres que eran poetas y a la vez participaban en torneos, a veces en los reinos cristianos.
Publicado: Jue Feb 16, 2012 8:32 pmTítulo del mensaje:
Sí, la armadura de los torneos era más "decorativa" y de lucimiento que de guerra, aún así protegía bastante _________________ Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado un alma que perdona; destruido, un corazón que llora.
Proverbio Hindú.
Registrado: 15 Oct 2006 Mensajes: 21721 Ubicación: La Ferriére
Publicado: Jue Feb 16, 2012 9:30 pmTítulo del mensaje:
Antigono el Tuerto escribió:
Sí, la armadura de los torneos era más "decorativa" y de lucimiento que de guerra, aún así protegía bastante
A costa de restringir toda movilidad.
Curiosamente Enrique V usó un yelmo de torneo en Agincourt por esta razón, ya que sabía que sería el objetivo de toda la caballería de Francia. _________________ —Tienes la palabra de un oficial romano —dijo—. Vale más que un juramento.-
Registrado: 16 Nov 2011 Mensajes: 2258 Ubicación: ILTVRIR
Publicado: Sab Feb 18, 2012 1:07 amTítulo del mensaje:
Ea, ya está disponible para ser recortado el nuevo poeta-soldado don Alonso de Ercilla y Zúñiga. Ver primera entrada del hilo.
Lucía: me parece muy bien incluir al rey poeta Al Mutamid. Si los demás tertulianos también coinciden , lo añadimos a la lista. Que no falte un sevillano.
Y ahora oigo que pide paso Ros de Olano. Que tiemblen los carlistas _________________ leyendo Tiempo de leones, de J. Soto Chica
Publicado: Sab Feb 18, 2012 2:39 pmTítulo del mensaje:
Urogallo escribió:
Antigono el Tuerto escribió:
Sí, la armadura de los torneos era más "decorativa" y de lucimiento que de guerra, aún así protegía bastante
A costa de restringir toda movilidad.
Curiosamente Enrique V usó un yelmo de torneo en Agincourt por esta razón, ya que sabía que sería el objetivo de toda la caballería de Francia.
Si pero eso fue especial, normalmente la armadura de torneo tenía muy reforzado sólo uno de los costados.
En batalla lo habitual era algo más práctico.
Lopekan escribió:
Ea, ya está disponible para ser recortado el nuevo poeta-soldado don Alonso de Ercilla y Zúñiga. Ver primera entrada del hilo.
¿Entoncés ahora a Pero López de Ayala? ¿En Najera o en Albujarrota? en ambas llevaba el Pendón de la Orden de la Banda y en ambas fue capturado.
Cambiaría la edad, la armadura y quizás el pendón.
Registrado: 16 Nov 2011 Mensajes: 2258 Ubicación: ILTVRIR
Publicado: Jue Mar 01, 2012 11:19 pmTítulo del mensaje:
Yo prefiero en Nájera: don Pero se estrena como portador del pendón de la Orden de la Banda (creo que para ese momento la banda sería de color negro), la batalla es imponente e involucra a más de 80.000 combatientes (por menos de la mitad en Aljubarrota), nos vale como ejemplo de la Guerra de los Cien Años (llevada al teatro hispano), y cuenta además con dos prima donna (jijji) de este macroconflicto: el Príncipe Negro y el portento Du Guesclin!
Aquí Pero lucha junto a su padre, pletórico, mientras que en Aljubarrota está más crepuscular y desencantado. Falta saber por otra parte si lo queremos a pié o montado ¿?
Y ahora os pongo un line-up de sospechosos habituales (de ser soldados y poetas), a ver si nos animamos a retratar y colgar nuestros recortables. ¿O es que no somos habilidosos con las tijeras y la papiroflexia?
_________________ leyendo Tiempo de leones, de J. Soto Chica
Registrado: 16 Nov 2011 Mensajes: 2258 Ubicación: ILTVRIR
Publicado: Lun Mar 05, 2012 11:52 pmTítulo del mensaje:
¡Qué lomos más impecables tienen esos libros, maese Urogallo!
Otro que no lee en la cama, ni a la sombra de un olivo _________________ leyendo Tiempo de leones, de J. Soto Chica