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Foro Primigenio de Hislibris Archivo precioso de aventuras hislibreñas de 2006 a 2024
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momper
Registrado: 14 Dic 2008 Mensajes: 4739 Ubicación: el chacuatol
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Publicado: Sab Ene 08, 2011 11:44 pm Título del mensaje: Kaputt, de Curcio Malaparte |
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Fascista arrepentido antes de la derrota (como debe ser), Malaparte conoció la guerra como periodista, y en este testimonio de sesgo novelístico recuperó momentos personalísimos de su deambular por frentes de guerra y ciudades ocupadas: son impagables sus recreaciones de los banquetes de la elite provincial nazi o de las conversaciones de una corte mussoliniana en sus estertores; tanto nos habla de personajes como Ante Pavlevic (!), como de chicas judías obligadas a prostituirse antes de su asesinato. Un libro escrito con brillantez y del que destaco su capítulo final, dedicado a un Nápoles famélico cuyas gentes, no obstante, suscitaron su admiración.
Les copio unos fragmentos:
«—Piensen —continuó el gobernador Fischer— que en el mismo espacio en el que, antes de la guerra, vivían trescientas mil personas, vive ahora más de un millón y medio de judíos. No es culpa mía si están un poco apretados.
—A los judíos les gusta vivir así —dijo Emil Gassner riendo.
—Por lo demás —dijo Franck—, no podemos obligarlos a vivir de otra manera.
—Sería contrario al derecho de gentes —observé.
Franck me lanzó una mirada irónica.
—Y aun así —dijo—, los judíos se quejan. Nos acusan de no respetar su libre voluntad.
—Espero que no tome usted en serio sus protestas —dije.
—Se engaña usted —dijo Franck—, hacemos todo lo que podemos para que no protesten.
—Ja, natürlich —dijo Fischer.
—En cuanto a la suciedad —continuó Franck—, es innegable que viven en condiciones deplorables. Un alemán no toleraría nunca vivir en ese estado, ¡ni en broma!
—Pues sería una buena broma —observé.
[...]
—Habría que tratarlos como ratones —dije yo—, darles veneno como a los ratones. Sería más expeditivo.
—No vale la pena darles veneno —dijo Fischer—, por sí solos se mueren de una forma increíble. El mes pasado, sólo en el gueto de varsovia, murieron casi cuarenta y dos mil.
—Es un porcentaje notable —dije yo—, si siguen así, dentro de un par de años el gueto quedará vacío.
—Tratándose de judíos no pueden hacerse cáculos —dijo Franck—. En la práctica, todas las previsiones de nuestros expertos se han revelado fallidas. Cuantos más mueren, más aumenta su número.
—Los judíos se obstinan en tener hijos —dije yo—, la culpa es de los niños».
Pág. 124 y ss.
«Y de pronto vuelve a mi memoria aquello de lo que he oído hablar desde que llegué a Laponia, aquello de lo que todos hablan en voz queda, como si fuera algo misterioso (y sin duda lo es), aquello de lo que está prohibido hablar; vuelve a mi memoria aquello que he oído narrar desde que llegué a Laponia acerca de unos jóvenes soldados alemanes, unos Alpenjäger del general Dietl, que se ahorcan de los árboles en lo profundo de los bosques o que pasan días sentados a orillas de un lago contemplando el horizonte para después dispararse en la sien, o que, impelidos por una prodigiosa locura, casi una fantasía amorosa, deambulan por los bosques como animales salvajes y se arrojan a las aguas inmóviles de los lagos, o se echan a esperar la muerte sobre los lechos de líquenes al pie de los árboles agitados por el viento, y se dejan morir con dulzura en la soledad fría y abstracta del bosque.
[...]
La guerra estaba lejos. Nos encontrábamos al margen de la guerra en un continente remoto, en un tiempo asbtracto, al margen de la humanidad. [...] Seguían siendo alemanes, seguían siendo los mismos alemanes que había conocido en Belgrado, en Kiev, en Smolensk, en Leningrado, tenían la misma voz ronca, la misma frente dura, las mismas manos gruesas y pesadas. Había en ellos, no obstante, algo maravilloso, algo puro e inocente que nunca antes había advertido en un alemán. Tal vez fuese esa crueldad animal, esa inocencia cruel, parecida a la inocencia de los animales y los niños. Hablaban de la guerra como de un acontecimiento antiguo, remoto, con secreto desprecio y rencor por la violencia, el hambre, la destrucción y las masacres. Parecían satisfechos con la crueldad de la naturaleza, como si la vida solitaria en aquellos bosques inmensos, la lejanía de la civilización, el tedio de la eterna noche invernal, de los largos meses de tinieblas desgarradas de cuando en cuando por el incendio de las auroras boreales, el suplicio del interminable día estivo, del sol asomado día y noche en el antepecho del horizonte, los hubiesen inducido a rechazar la crueldad inherente al hombre. Habían adquirido la desesperada humildad de los animales salvajes, su misterioso sentido de la muerte».
Págs. 417 y 431
«Nada más salir de la prisión romana de Regina Coeli fui a la estación y subí al tren para Nápoles. Era el 7 de agosto de 1943. Huía de la guerra, de las calles, del Flecktyphus, del hambre, huía de la prisión, de la fétida celda sin aire y sin luz, del roñoso jergón, de la sopa inmunda, de las chinches, de los piojos, del orinal lleno de excrementos. Quería irme a casa, quería irme a Capri, a mi casa solitaria, construida a pico sobre el mar.
Había llegado al final de mi largo y cruel viaje de cuatro años a través de Europa, a través de la guerra, la sangre, el hambre, las aldeas en llamas y las ciudades arrasadas. Estaba cansado, decepcionado, humillado. La prisión, la prisión otra vez, en Italia siempre la prisión. Prisión, policía y hombres esposados, esto es Italia. [...] El tren iba lleno de prófugos, ancianos, mujeres, niños, oficiales, soldados, algunos armados, otros sin armas, algunos de uniforme, andrajosos, sucios, tristes, otros semidesnudos, mugrientos y alegres, huyendo a la ventura, sin saber adónde, cantando y riendo, como dominados y exaltados por un miedo tremendo y maravilloso.
Todos huían de la guerra, el hambre, las epidemias, las ruinas, el terror, la muerte, todos corrían hacia la guerra, el hambre, las epidemias, las ruinas, el terror, la muerte. Todos huían de la guerra, los alemanes, los bombardeos, la miseria, el miedo, todos corrían hacia Nápoles, hacia la guerra, los alemanes, los bombardeos, la miseria, el miedo, hacia los asilos llenos de inmundicia, excrementos, gente hambrienta, extenuada e idiotizada. Todos huían de la desesperación, de la miserable y maravillosa desesperación de la guerra perdida, todos corrían en pos de la esperanza del fin del hambre, del fin del miedo, del fin de la guerra, en pos de la miserable y maravillosa esperanza de la guerra perdida. Todos huían de Italia y corrían hacia Italia».
Págs. 506 y 507
Ultima edición por momper el Dom Jun 12, 2011 6:13 pm; editado 1 vez |
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juanrio

Registrado: 24 Oct 2007 Mensajes: 10812 Ubicación: Vicus Albus
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Publicado: Dom Ene 09, 2011 7:46 am Título del mensaje: |
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He leído La piel y Teoría del golpe de estado de este miso autor, muy distintas ambas, claro. Leyendo la primera una no tiene muy claro lo que es realidad, crónica periodística, ensayo, o lo que está novelado y es pura ficción del autor. Tiene buena pinta este Kapput. _________________ "Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás"
Pedro Casariego
«Quien se arrodilla ante el hecho consumado, es incapaz de afrontar el porvenir» (León Trotsky). |
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Xeo

Registrado: 21 Mar 2009 Mensajes: 402 Ubicación: 67P
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Publicado: Dom Ene 09, 2011 10:12 am Título del mensaje: |
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La leí siendo muy jovencito. No la recuerdo muy bien pero sí recuerdo que me gusto muchísimo. Ahora, con el paso de los años, no sé, pero entonces la hubiera recomendado vehementemente. De aquella época también recuerdo otras novelas que me encantaron, EN BRAZOS DE LA MUJER MADURA, de Stephen Vizinczey, y LAS VÍRGENES DE KIEV, de Karl Von Vereiter. _________________ La del avatar es Mnemósine dibujada por mí. |
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metauro

Registrado: 02 Nov 2010 Mensajes: 280 Ubicación: de los Apeninos al Adriático, con el mono Amelio.
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Publicado: Lun Ene 10, 2011 8:51 pm Título del mensaje: |
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Tengo entendido que Pavelic le mostró a Malaparte un saco lleno diciéndole ( cito de memoria) : Esto es un regalo de mis fieles de la Ustasha ( nazis croatas). Y qué son, ostras de Dalmacia? preguntó Malaparte. Nó, varias docenas de ojos humanos.
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a9/Pevelic%3DU%3Dbadge.jpg ( yo prefiero creer que fue un alarde de humor negro del dictador)  _________________ Mientras por Poniente se eclipsaba el meteórico poderío cartaginés. |
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saporo

Registrado: 02 Dic 2010 Mensajes: 2452
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Publicado: Vie Ene 14, 2011 12:40 pm Título del mensaje: |
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Uh Pavelic.Seguirán llevandole flores frescas a su tumba en Madrid? |
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metauro

Registrado: 02 Nov 2010 Mensajes: 280 Ubicación: de los Apeninos al Adriático, con el mono Amelio.
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Publicado: Sab Ene 15, 2011 7:31 pm Título del mensaje: |
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Nunca ha de faltar un fach* pa un remedio  _________________ Mientras por Poniente se eclipsaba el meteórico poderío cartaginés. |
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