UN HOMBRE MUERTO EN DEPTFORD – Anthony Burgess
La vida de Christopher Marlowe (Canterbury, 1564- Deptford, 1593) ha estado siempre rodeada de un halo de misterio. Nos han llegado algunos datos: hijo de un zapatero de Canterbury, estudiante –becado- de teologÃa en Cambridge, en el Corpus Christi College, autor teatral isabelino, contemporáneo y precursor de Shakespeare, incluso existe la teorÃa de que parte de la obra shakesperiana podrÃa ser de su autorÃa; de Marlowe se dice también que trabajó al servicio de Su Majestad, cual ancestro de 007; sus misiones secretas, a las órdenes de Lord Walsingham (se trata de un negocio sucio para mantener el reino limpio) para desenmascarar conjuras católicas, se entremezclan con la leyenda, le sumergen en esa niebla de incertidumbre que rodea a todo espÃa. Incluso su inclinación sexual era dudosa, como dudosa era su fe; de los años pasados en Londres, no se sabe mucho, salvo sus magnÃficas obras teatrales Tamerlan, Fausto, Dido y Eneas… Su propia muerte es incierta. Murió, sin cumplir los 30 años, supuestamente, de una absurda reyerta entre amigos, enterrado en fosa común, sin lápida y desaparecidos sus restos, quedando la duda de si no seguirÃa viviendo bajo otro nombre, como buen espÃa, y escribiendo sus dramas para otro. El autor británico Anthony Burgess publicó en 1993, poco antes de fallecer, una espléndida novela llamada Un hombre muerto en Deptford, en la que da su propia versión personal de la vida y la muerte de Marlowe. Su edición española de 2008 es la que comentamos a continuación.
Anthony Burgess (Manchester, 1917-Londres, 1993) autor británico, educado en su infancia en el catolicismo, se definÃa a sà mismo como un «renegado católico»; trabajó en el ejército desde 1940 a 1960, durante unos años como enseñante en Malasia, (cuyo fruto literario fue la TrilogÃa Malaya), y a partir de esa época ya se decide por la literatura, a raÃz de un diagnóstico médico que le auguraba pocos años de vida. El diagnóstico no se cumplió, y Burgess vivió y escribió largamente: más de cincuenta obras; fue profesor en Princeton y el City College de NY. Su novela La naranja mecánica le popularizó enormemente, al ser llevada al cine por S. Kubrick. Además de la literatura, también destacó en el mundo de la música, componiendo varias sinfonÃas y sonatas. Sus novelas están impregnadas de sus preocupaciones morales y religiosas, su humor sarcástico y siempre la impronta autobiográfica. Tras haber dedicado estudios a Shakespeare, vuelve aquà Burgess su mirada hacia Marlowe, su inmediato precursor.
Y nos deslumbra con un despliegue de imaginación que nos muestra la personalidad de Marlowe, sus dudas, sus reflexiones, sus jugosÃsimas conversaciones, sus bastante explÃcitas pasiones, incluso retazos de sus obras. Una traducción correctÃsima a cargo de Ramón GarcÃa, con múltiples notas aclaratorias, nos ayuda a comprender sus múltiples juegos lingüÃsticos, de una riqueza e imaginación amplÃsima; en suma, una descripción absolutamente realista y en algunos momentos cruda y brutal, de una época terrible. Esto es el infierno y yo no estoy fuera de él (Fausto).
La narración, supuestamente, corre a cargo de un actor, amigo y amante circunstancial de Marlowe, que nos cuenta lo que supo por sus conversaciones con Kit, (diminutivo de Christopher) lo que vio presencialmente, y lo que le contaron otros sobre lo que pasó posteriormente y lo que él supone que pasó pero no vio. Mas lo que uno supone es, a menudo, de la propia y misma sustancia que lo que ve.
Marlowe, o Morley, Marley, Marlin o Merlin…(juega constantemente con su nombre, las pronunciaciones son parecidas y se prestan) Nuestros nombres de gente común, son, señor, objeto de alteraciones en la circulación onomástica. Son materia fluida. Los nombres más nobles están grabados en piedra o impresos en bronce. (p.185) conoce a Thomas Watson, poeta y espÃa a las órdenes de Sir Francis Walsingham. Y surge una buena amistad, y reclutándole para el Servicio, con destino a Francia, haciéndose pasar por católico e investigando acerca de una intriga para matar a Isabel. Marlowe hablaba fluidamente el francés desde niño, por su convivencia en Canterbury con los hijos de inmigrantes hugonotes. Watson, A través de ambos, Kit conoce al que será el causante de sus dÃas felices y a la vez de su perdición: Tom Walsingham, (de un Tom a otro Tom) el menor de la familia, mentor artÃstico y conspirador también, y la pasión brota entre ambos. Vigilado de cerca siempre por su fiel criado, Ingram Frizer, cuyo odio al perversor de su amo le mantendrá alerta y dispuesto siempre a usar su puñal. Y asà se inicia una carrera que le lleva a moverse en un doble mundo, donde ha de pisar con pies de plomo y aparentar lo que no es.
La primera parte de la novela trata de sus investigaciones en Reims y en ParÃs y el desarrollo de la conjura que llevó al patÃbulo a Anthony Babington y su grupo y finalmente, a MarÃa Estuardo. La descripción del ajusticiamiento público de los conjurados, brutal y terrible, nos impacta como impacta a Marlowe, que, desencantado con aquello para lo que habÃa colaborado, se refugia de nuevo en Cambridge y en su poesÃa. Como tema de fondo, el intento español de invasión y el fracaso de la Armada Invencible, que Burgess cuenta introduciendo unas páginas de La masacre de ParÃs, uno de sus dramas.
«Duque:
¿Vendrá Parma de Flandes?
¿Ha habido noticias?
Capitán:
Noticias no hay. Los vientos del norte
Levante, poniente y mediodÃa lo impiden.»
Pero una vez entrado en el Servicio, no es posible desligarse fácilmente, y es requerido para ir a tierras flamencas, para vigilar los movimientos del Duque de Parma. De vuelta a la universidad, y a punto de recibir su licenciatura magister artium, a cuyo otorgamiento eran remisos los maestros, por las varias y largas ausencias de Marlowe, es preciso la intervención de Su Majestad, la cual envÃa una carta (que es la prueba que disponemos hoy de las actividades del poeta-espÃa) en la que exige le sea concedido su tÃtulo por haber prestado sus buenos oficios y leal comportamiento.
La segunda parte comienza con su cambio de residencia a Londres, compartiendo vivienda con ThomasWatson posteriormente con el autor Thomas Kyd. Se dedica de lleno al teatro, y a sus relaciones con el variopinto mundillo teatral, actores, poetas, dramaturgos, se suma una nueva amistad: Sir Walter Raleigh, explorador y pirata, personaje atractivo y conflictivo, que le introduce al disfrute de «la ninfa», es decir, el tabaco, hierba que Raleigh habÃa importado de Virginia, colonia británica fundada por él y que recibió su nombre en honor a la Reina, de quien fue favorito durante una temporada. Y de cuya conquista se habÃa ocupado el Lord, antes de haber sido enviado a Irlanda a matar rebeldes y ganar tierras.
Marlowe es iniciado en las reuniones de fumadores, en Durham House. (La Escuela de la Noche) En ellas participan, además, Harry Percy duque de Northumberland, el matemático y marino Thomas Hariot, y el filósofo Walter Warner. Envueltos en el dulce humo del tabaco, hablan de la vida y la muerte, de astrologÃa y cosmologÃa, de Dios y el Diablo, Giordano Bruno y Maquiavelo, rozando la herejÃa y la nigromancia.
Esas páginas no tienen desperdicio, asà como las charlas de taberna, las relaciones con sus amigos actores y autores, las colaboraciones entre él y Kyd y posteriormente entre él y, supuestamente, un tal Will, de apellido impronunciable; lo que nos cuenta de la vida teatral londinense y por otra parte los avances de la epidemia de peste, que va diezmando lentamente a la población, mientras que otra parte de ella es eliminada por los conflictos religiosos. Muy diferente ángulo de visión al de, por ejemplo, Samuel Pepys en sus Diarios, aunque algo posterior, también traza un magnÃfico fresco de la vida cotidiana en el Londres del XVII. El Londres de Marlowe es muy parecido al de Pepys, sólo que su mundo es más peligroso, el mundo de la dramaturgia y la ficción, que roza siempre la herejÃa, y los tiempos no se prestaban a bromas en ese sentido. El patÃbulo funcionaba casi tanto como en los tiempos de MarÃa la Sanguinaria (Bloody Mary), a pesar de la pacÃfica Isabel. Cosas son de la naturaleza humana. La sangre es más espesa que la creencia. (p. 47)
Esas deliciosas y humeantes reuniones, sumándose a sus trasiegos de espionaje, a su dudosa conducta sexual y a los provocadores textos de sus dramas y poemas, le acarrearán problemas, sobre todo cuando Lord Essex comienza a atacar a Raleigh y a tratar de suplantarlo en el favor de la Reina. La otra fuente de problemas proviene de su amigo y amante Tom Walsingham, ahora heredero de la familia, que, al haber muerto los hermanos mayores, ha de casarse y perpetuar su nombre, para lo cual debe alejar de sà a Marlowe. Una última incursión en el espionaje les lleva a ambos a Escocia, pero a partir de ahÃ, el distanciamiento entre ellos comienza y el final se precipita. Mientras tanto, en la escena aparece un desconocido actor proveniente de Warwickshire, un tal Will Shagspaw o Shogspere (sic) y Marlowe, siempre según el narrador, trabaja con él en la redacción de una nueva obra, que acabará llamándose Enrique VI y que será finalizada por una sola mano, la de Will.
La tercera parte del libro, muy breve, es su dramática conclusión, el cÃrculo que se cierra con el relato de la pasión y muerte –una muerte anunciada- de Marlowe, asesinado en una encerrona a manos de su eterno enemigo, Ingram Frizer, y del sicario Nick Skeres, en la posada de la viuda Bull, en Deptford.
Ariodante
Enero 2010
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Qué libro más interesante, Ario. Y que reseña más estupenda. Aunque (y no me riñas) tengo que reconocer que sólo he leÃdo hasta la mitad, porque sólo he querido leer lo imprescindible.
Me explico: hay reseñas que leo enteras porque, como sé que no voy a leer el libro, me da igual que me lo cuenten. Este libro, sin embargo, me parece tan interesante y sugestivo que prefiero dejar toda la emoción oculta.
Gracias por el descubrimiento, rumbosa.
Suscribo lo dicho por Ascanio. Me interesa tanto que, de hecho, ya lo he encargado… Ya os contaré. Pinta muy bien.
¡Gracias!
Jajaja! Me encanta…Os perdono que la leáis a medias. Sin embargo, he procurado simplificar y resumir mucho, y es un libro que aunque leais la reseña no os quita para nada el placer de leerlo, es precisamente la forma en que está escrito lo que deleita, porque la historia es conocida, vamos, de lo poco que conocemos de Marlowe, que, al ser un personaje real pero en equilibrio entre la linea que separa la realidad de la ficción (y no solo por ser dramaturgo, sino por la ficción de su vida, siempre yendo de aqui a allá y cambiando de nombre). Yo ahora me estoy procurando bajarme la obra de Marlowe, su Fausto y su Dido, que no sé si encontraré.
MagnÃfica reseña.Me parece un libro muy interesante. Saludos.
Pues yo tengo tan mala memoria para las historias que no me importa que me las cuenten, asà que me he leÃdo la reseña completa. Pero lo de Ascanio es un piropazo, oye, Ario: convencerla de las bondades del libro con sólo media reseña …
Muy buena, por cierto. De Burgess sólo he leÃdo La naranja mecánica, que sin disgustarme del todo me disuadió de la idea de seguirle la pista al autor. Que entiendo ha sido una decisión apresurada por haberse tratado de una experiencia aislada dentro de la producción de este autor, ¿no? De partida se ve que Un hombre muerto…, por ejemplo, no tiene nada que ver con aquélla: otra temática, otro estilo, etc. Me la apunto.
Saludotes.
Buena y extensa reseña Ario, yo de Burgess, leà el año pasado, «El reino de los réprobos» y la verdad es genial, con un gran sentido del humor, esta ambientada en los primero años del cristianismo, con los Claudios, nos da un visión muy peculiar del tema. Y este me apetece muchÃsimo leerlo.
Os gustará, ya veréis. Yo empecé a leer a Burgess con la TrilogÃa Malaya, que está escrita basándose en sus años de profesor en Malasia, y es una sátira feroz, un humor corrosivo tremendo, en algunos momentos desternillante incluso. Luego le he leÃdo otras cosas (Poderes Terrenales y Cualquier hierro viejo) y tengo un par de pendientes por leer en casa: El derecho a una respuesta y Fin de las noticias del mundo, que encontré en El Desván del libro, en Madrid, porque se edita muy poco a Burgess. También tengo la SinfonÃa Napoleónica, pero la empecé y no me gustó, me pareció que la sátira era demasiado burda…vamos, que no me entró, y se quedó para más adelante.
Que gran reseña y que buena pinta tiene este libro, y mira que a mi Burgess me echaba un tanto atras por haber leido un par de libros suyos que no me convencieron, pero este si que tiene muy buena pinta. Perdonad pero me ha entrado el virus de las tildes dobles y de momento no puedo usarlas. Felicidades, Ariodante