UN AÑO EN LA VIDA DE LA ANTIGUA GRECIA. LA VIDA COTIDIANA Y LA PREPARACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS – Philip Matyszak

Nota: esta reseña parte de la lectura del original,  A Year in the Life of Ancient Greece: The Real Lives of of the People Who Lived There (Michael O’Mara, 2021).

Aunque el cuarto año de la 132ª olimpiada –es decir, 249-248 a.C.–,y que empezó en el equinoccio de otoño según el calendario de Elis –la polis que organizaba los Juegos Olímpicos– no fue especialmente relevante en la historia del período helenístico, sí podría decirse que en las páginas de este libro asistimos a unos de sus períodos de mayor esplendor. Tres grandes reinos, herederos del imperio de Alejandro Magno, fallecido en 323 a.C., pugnaban entre sí por la supremacía en el Mediterráneo oriental, mientras en la parte occidental Roma y Cartago combatían en la primera de las tres guerras que mantuvieron entre sí a lo largo de más de un siglo (264-146 a.C.). Los tres reyes helenísticos, quizá de los más destacados de todo este período, son Antígono II Gonatas (277-239 a.C.) en Macedonia, Ptolomeo II Filadelfo (284-246 a.C.) en Egipto y Antíoco II Teos (287-ca.246 a.C.) en el imperio seléucida. Cada uno de ellos buscaba ser reconocido como el heredero de la gloria de Alejandro y a lo largo del siglo III a.C. los tres reinos mantuvieron guerras entre sí, parejas a las cambiantes alianzas (cimentadas a menudo en matrimonios) que podían mantenerse entre unos y otros según el momento.

El libro recoge los avatares de ocho personajes a lo largo de un año, a mediados del siglo III a.C., en diversos lugares del Mediterráneo oriental y que finalmente se reúnen en los 133º Juegos Olímpicos de la Antigüedad. Los personajes son ficticios, pero inspirados en algunos reales y sobre todo en experiencias que la historia y la arqueología puede “documentar”, siguiendo sus andanzas:  Ífita, granjera de Elis; Perseo de Citio (Chipre), diplomático al servicio del rey macedonio Antígono II Gonatas; Tracia, una muchacha esclava tracia que huye de su dueña en Atenas; Similo de Neapolis, corredor/velocista; Apia, una joven novia ateniense; Metón, un constructor/arquitecto; Sación de Alejandría, un mercader, y Calia, una tocadora de lira.

Sobre los tres reyes pivota la acción de uno de los personajes, el “embajador”/diplomático Perseo de Citio, al servicio del rey macedonio; y de algún manera, algunos de esos personajes se verán relacionados con Perseo, como el mercader Sación y la tocadora de lira Calia. Por otro lado, Ífita se verá relacionada con Apia, que se casará con su hijo Calípedes, mientras que la fugitiva Tracia acabará por entrar al servicio del mercador Sación, quien también será el suministrador de materiales para el constructor Metón. Sólo el corredor Similos parece estar al margen del resto de personajes.

Pero cada uno de estos personajes tiene una “vida”, que se recrea desde una ficción que parte de lo que sabemos de aquella época de la antigüedad; y es precisamente esa “vida” de cada uno de ellos lo que hace interesante al volumen, pues recrea experiencias que pudieron tener personas “corrientes” de este período de la antigüedad: el arduo trabajo en el campo de una granjera en Elis, con la diversidad de cultivos (concebidos para ser vendidos a los asistentes de los Juegos Olímpicos) y los riesgos de que una plaga que destruya las cosechas; los viajes de un diplomático helenístico y su labor para negociar (e intrigar) en las cortes de los reyes helenísticos rivales de su señor macedonio, o para tratar a “activistas” políticos como Arato de Sición; los avatares de una esclava tracia fugitiva, o cómo pasar desapercibida para los buscadores de esclavos y las comunidades en las que reside, y cómo iniciar una nueva vida, esta vez como herbolaria (amén de permitirnos conocer en detalle la herboristería de estos años).

También el esfuerzo de un corredor velocista (en la carrera del stadion: 192 metros) que se entrena para participar en los Juegos Olímpicos y pasar a figurar en la lista de ganadores olímpicos, con lo que supone de honor y gloria; la concertación y los preparativos de la boda de una joven hija de una familia de metecos en Atenas, con especial incidencia al papel de la mujer en la sociedad patriarcal del período, la organización de la boda y el espinoso asunto de la dote; el trabajo de un constructor/arquitecto, que recibe el encargo de construir un templo en Elis, cerca de Olimpia, y a mayor gloria de quien le ha contratado, el rey egipcio, y que nos permite conocer algunas técnicas constructivas de la antigüedad; los viajes de un mercader por diversos lugares del Mediterráneo oriental y las oportunidades para hacer negocio, ya sea con mirra, especias o materiales para la construcción, y el oficio de una joven tocadora de lira en un mundo en el que la música (y los instrumentos musicales) están muy presentes en la sociedad helenística, ya sea en un simposio o compitiendo en una prueba de los Juegos Olímpicos. Son aspectos que se desarrollan con más o menos detalle en el libro, y que fluyen con naturalidad. Y son temas que nos “aproximan” a personajes “corrientes” del mundo antiguo, atemporales incluso.

El resultado es un libro que, de entrada, trata un ámbito no especialmente manoseado por el ensayo divulgativo: el Mediterráneo oriental en el período helenístico (a mediados del siglo III a.C.), y eso supone un soplo de aire fresco que siempre se agradece. El tema de fondo de los Juegos Olímpicos de la antigüedad, presentados con cierto detalle, y lo que suponen para personas que podían ganarse la vida a su alrededor (atletas, agricultores, mercaderes, músicos, constructores), resulta también interesante, no es tampoco uno sobre el que se haya publicado demasiado (o poco) en castellano. Destaca la mirada amena y detallada a personajes (ficticios y reales), situaciones y espacios del mundo antiguo, en este caso en el Mediterráneo oriental de mediados del siglo III a.C., que resulta muy evocadora para lectores que busquen evadirse (y aprender) con un libro de alta divulgación por parte de un autor que en general tiene su tirón entre los lectores.

Cada capítulo se dedica a un mes de ese año, empezando el octubre de 249 a.C., y con algunos de los personajes mencionados; hay escenarios diversos, pues, quitando la granjera Ífita (lógicamente asentada en las tierras de su granja), los demás personajes se mueven de una ciudad a otra, por lo que las andanzas de cada uno de ellos permiten que conozcamos con mayor o menor detalle algunas ciudades del período helenístico: Alejandría, Pérgamo, Atenas, Halicarnaso, Gortyna (en Creta), Méroe (en el reino nubio de Kush), Mileto, Antioquía, Rodas… y, por supuesto, Elis y Olimpia.

El estilo empleado, que navega entre el rigor del especialista y el brío del novelista, puede atraer a lectores diversos y curiosos; si leyeron y disfrutaron con, por ejemplo, Un día en Pompeya de Fernando Lillo Redonet (Espasa, 2020), un volumen breve que conecta mucho con lo que se presenta aquí, también lo harán con este; para lectores de novela histórica, especialmente de autores consagrados como Mary Renault, Gisbert Haefs, Mika Waltari, Lindsey Davis, Jesús Sánchez Adalid, Terenci Moix o Alejandro Núñez Alonso, más cercanos a lo que supone “recrear” el mundo antiguo, al estilo de los cuadros de Lawrence Alma-Tadema (y no tanto al de batallas y guerras), esta será una lectura que les permitirá “viajar” con los personajes de este libro.

La estructura del libro en cierto modo entronca con otras obras de Matyszak, como 24 horas en la antigua Roma: un día en la vida de sus habitantes (Edaf, 2019), Legionario. El manual (no oficial) del soldado romano (Akal, 2010),  La antigua Roma por cinco denarios al día y La antigua Atenas por cinco dracmas al día (ambos en Akal, 2012) o el reciente Esparta. La derrota del guerrero (Edhasa, 2022), entre otros, y que son buenas lecturas. Y es que a Philip Matyszak, con una obra amplia en el campo de la divulgación histórica, y que cuando se centra en aspectos más sociales que militares suele acertar, hay pocos que puedan toserle en la divulgación anglosajona.

En conclusión, una lectura muy agradable, en la senda de otros libros ya publicados por Crítica, como Un paseo por la literatura de Grecia y Roma de Richard Jenkyns (2015), El mundo de Homero de John Freely (2015, reed., 2023) o Una guía de la antigüedad para la vida moderna de Natalie Haynes (2010, y que bien merece una reedición, por cierto).

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Philip Matyszak, Un año en la vida de la antigua Grecia. La vida cotidiana y la preparación de los Juegos Olímpicos, traducción de Ana Belén Barrio. Barcelona, Editorial Crítica, 2024, 264 páginas.

     

9 comentarios en “UN AÑO EN LA VIDA DE LA ANTIGUA GRECIA. LA VIDA COTIDIANA Y LA PREPARACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS – Philip Matyszak

  1. Balbo dice:

    Tengo este libro en casa, en la pila, esperando a ser leído, y me da que la espera va a valer la pena. Últimamente me he dado cuenta que han aparecido un buen número de libros con títulos parecidos en las librerías en los que nos acotan la historia antigua con términos parecidos. Se me viene a la cabeza, por ejemplo: «24 horas en la Roma de Nerón», «Un día en Pompeya», «Un año en la antigua Roma»… y así unos cuantos más. Unos serán buenos, otros serán refritos, pero de todo ha de haber en la viña del Señor. Según observo éste que nos ofrece en esta excelente reseña parece ser de los que hay que leer sí o sí. Así que habrá que hacerle hueco en breve. Muchas gracias ;-)

    Saludetes.

  2. Rodrigaz dice:

    Los libros de Matyszak suponen siempre un soplo de aire fresco, que obedece sobre todo a su forma de escribir. Como dice Balbo parece que últimamente esta fórmula está empezando a extenderse, pero no sé si siempre serán capaces de igualar a este autor.

    Como siempr, buena reseña.

  3. Farsalia dice:

    Gracias a ambos. He de decir que, cuando me pasaron el original, no esperaba gran cosa: Matyszak es un buen divulgador, pero lo que había leído de él gasea entonces no me convencían. Este, en cambio, me entró desde el principio, siendo lo que es: algo ligero, pero bien hecho. Luego uno puede tirar por otras cosas, como la biografía de Antígono Gonatas a cargo de Robin Waterfield (inédita en castellano, pero muy legible en anglo).

  4. Vorimir dice:

    Tengo leídos varios libros del autor y son obras divulgativas muy interesantes sobre la vida coridiana, curiosidades, la sociedad… Seguro quebesta está a la altura de las anteriores.

  5. Javi_LR dice:

    ¿Un ensadrama quizá? Uf, no sé si será mi estilo de lectura, máxime si el tono es mezcla de divulgación con especialización. ¿Todo el peso lo llevan los personajes, Gato?

    1. Farsalia dice:

      Los personajes ficticios para los aspectos más, digamos, sociales ,y los históricos para el contexto general. Es una lectura amena y breve (el tema da lo que da).

  6. cavilius dice:

    Me apetece mucho este libro, tomado como lo que es, claro, una obra divulgativa de alto nivel. Salvando las distancias (el público al que se dirigían y el rigor histórico), me recuerda a aquellos libros de hace años, en formato grande y no muchas páginas, que simulaban ser periódicos de la Antiguedad: Grecia, Roma, y no sé si sacaron alguno más. Era una manera muy atractiva de llamar la atención hacia el mundo clásico. En eso Matyszak, en efecto, tiene pocos rivales.

  7. Iñigo dice:

    Curioso y apetecible. Buena reseña… No conozco al autor, desde mi desconocimiento del mundo griego… vaya.

  8. Likine dice:

    Lo cierto es que has suscitado mucho mi interés, Farsalia, y es seguro que, antes o después, caerá esta pieza, aunque previamente no haya leído nada del autor.

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