TODOS QUIEREN A DAISY JONES – Taylor Jenkins Reid
“No tenía el más mínimo interés en ser la musa de alguien. No soy una musa. Soy ese alguien. Fin de la maldita historia”.
Sí, abrimos la reseña con esta frase tan reivindicativa, tan setentera (y sesentera, y ochentera) y tan antropocentrista (y ginecocentrista, qué diablos). Una frase que se dice en una novela y en una serie de la tele (y se dice en la serie porque se dice en la novela). Una frase que echa por tierra toda la teoría de la inspiración gestada en tiempos de Homero y Hesíodo (“Canta, oh diosa” —diosa o musa, tanto monta—), que los poetas del Romanticismo alemán hicieron suya y que tuvo tanta importancia desde entonces, que en los siglos posteriores todo el mundo (poetas, escritores, músicos, pintores, escultores, cocineros y futbolistas) estuvo deseando que lo inspirara alguna musa. ¿Todo el mundo? No; es obvio que quien pronunció la cita decidió romper con esa subyugación milenaria al poder de las Musas Mayores (Calíope, Melpómene y compañía) y también de las menores (cualquier persona que pueda inspirar a otra persona). ¿Y quién cometió tal osadía? A eso vamos.
La frase no solo se carga a las Musas del Helicón (o del Parnaso, o del Pieria; de donde sea), sino que invierte la tortilla y sitúa el poder inspirador no en el exterior de quien lo busca, sino en su interior. Pero ¿quién dijo la frase, válgame Zeus? La Inteligencia Artificial, que en múltiples ocasiones hace más honor al adjetivo que al sustantivo, afirma que la dijo Marilyn Monroe. Pero también la poeta Rupi Kaur. Y la cantante Taylor Swift. Y un servidor, y el lector que lee estas líneas, ya puestos. En fin, no sé, puede ser. El caso es que en el asunto que nos ocupa, quien la pronunció fue una tal Daisy Jones, cuyo nombre figura en la cabecera de esta reseña (no hacía falta tanto retruécano con la cuestión, si la respuesta ya estaba en la primera línea). Y por decirla, y por vivir de acuerdo a lo que de ella se desprende, todos la querían. Bueno, todos es un poco exagerado; digamos que la tal señorita Jones sería del tipo de persona que o la quieres o la odias, así que por puro principio lógico, no todos estaban de su lado. Pero es que ese es el título pegadizo y original que lleva la novela en la edición castellana; en la original en inglés se titula Daisy Jones & The Six. ¿Son esos seis los que la quieren, entonces? No la liemos, porque no es así.
Daisy Jones & The Six fue un grupo de seis músicos, miembro más, miembro menos, que se hicieron famosos de manera vertiginosa en el vertiginoso mundo de los años setenta, en la tierra donde los sueños se hacen realidad, Estados Unidos. Daisy Jones como vocalista, acompañada por Graham y Billy Dunne, Warren Rhodes, Eddie Roundtree y Karen Sirko, hacían una música pegadiza, diferente, que alcanzó el éxito de la noche a la mañana. Con guitarras, bajo, teclados, batería (es decir, los instrumentos imprescindibles para formar un grupo de música desde el último tercio del siglo pasado para acá) y una pandereta que le daba un toque folk a la mezcla, el grupo grabó un disco con el cual alcanzaron la cima, y ahí se mantuvieron. Cómo llegaron a eso y lo que les sucedió después, es lo que se cuenta en la novela escrita por la autora norteamericana Taylor Jenkins Reid.
El formato de la novela es interesante: se trata de la sucesión de declaraciones que cada uno de los miembros del grupo y un puñado de personajes más, hicieron en otras tantas entrevistas concedidas a la (ficticia) autora del libro. No hay, pues, narrador ni descripciones, más allá de lo que los entrevistados narren o describan. A través de esas declaraciones queda expuesta la historia del grupo, contemplada desde varios puntos de vista, tantos como personas participan de la historia y vierten su opinión en ella. Algo así como leer el guion de un documental de la “tele” construido a base de entrevistas en el que ellas son la voz, el argumento y la historia. En cuanto a los protagonistas: Daisy es rebelde, independiente, fresca y alegre, pero no toda el agua está clara en su carácter. Billy Dunne es también un tipo muy independiente y autosuficiente, pero lleno de miedos. Ellos dos son los principales elementos del grupo, de la historia y por tanto de la novela. El lenguaje es absolutamente coloquial y natural, como naturales y coloquiales son los personajes que hablan y se expresan, y las declaraciones de sus muchas voces recrean estupendamente el ambiente, la cultura y el modo de vida de los años setenta, una década que en general no suele caerle mal a nadie. ¿Cuál es la consecuencia de ello? Que la lectura fluye como un ron con cola por el gaznate: dulce, refrescante, chispeante, con un punto de amargor y otro de embriaguez que anima a pedir otro más, o sea: a seguir leyendo.
Es bastante probable, y al leer los agradecimientos de la autora uno sale al fin de dudas (si es que le quedaba alguna), que la fuente de inspiración de esta historia sea la que vivieron los miembros del grupo, este sí real y auténtico, Fleetwood Mac, y los amores y desamores, arreglos y desarreglos, uniones y separaciones, entre algunos de sus miembros. El personaje de Daisy Jones es prácticamente un sosias de la cantante del grupo Stevie Nicks, y el equivalente de Billy Dunne sería Lyndsey Buckingham, guitarrista y vocal. Su legendario y magnífico álbum Rumours, grabado en 1977 y en el que los miembros del grupo se dijeron lo que pensaban unos de otros en clave musical, encuentra su paralelo en la novela en el álbum Aurora, un conjunto de canciones reales que se puede adquirir y escuchar. ¿Y cómo es eso posible? Pues porque la novela ha dado lugar a una serie de televisión del mismo nombre, diez capítulos francamente buenos cuyo fondo musical son esas mismas canciones.
Se trata, en fin, de una lectura agradable y ligera, con cuyos protagonistas podemos llegar a empatizar sin demasiado esfuerzo. Ideal para periodos estivales cerca de la playa u otoñales al lado de la ventana. O invernales junto a la chimenea. Para cualquier momento, vaya. Así que lean, disfruten de la novela… y de las canciones.
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Taylor Jenkins Reid, Todos quieren a Daisy Jones. Traducción de Lucía Barahona. Barcelona, Blackie Books, 2024, 421 páginas.
La miniserie es deliciosa, a ver cuándo puedo leer el libro, que tengo hojeado.
Un libro ideal para cualquier época del año, pero para el verano encaja que ni pintado. Playa o piscina, un buen refresco y el libro de Jenkins Reid en la mano. Y si además eres fan de Fleetwood Mac, mejor que mejor, por los ecos a su historia que existen en la novela.