TANK MEN – Robert Kershaw

Se me ocurre que podemos dividir, “grosso modo”, los ensayos históricos, en dos tipos bien concretos, aquellos que tienen el tiempo como hilo conductor, es decir, que por orden temporal nos van narrando los hechos y circunstancias del pasado que son su objeto; y aquellos que se vertebran en torno a otra cosa: una persona, un pueblo, una máquina, el comercio, la exploración… En estos últimos la “gran” historia no es más que un marco, pues lo que interesa, en realidad, es un aspecto concreto de la misma, probablemente durante periodos y acontecimientos diversos.

Como campo del ensayo histórico que es, la historia militar no es ajena a esto. Sin embargo los textos del primer tipo son, dicho sea de paso, bastante más abundantes hoy en día que los del segundo. Es como si esta disciplina tuviera dificultades para equilibrarse. Si hubo una época en que se escribía historia de las sociedades, o del comercio, o de los inventos (por poner algunos ejemplos) durante la guerra, pasando muy a menudo por encima de la historia-batalla, que es aquella que narra precisamente los grandes acontecimientos militares; ahora, como un péndulo, la historiografía militar ha vuelto a centrarse en gran parte en las batallas, en narrar todos los acontecimientos posibles sobrevenidos en un tramo temporal concreto, en vez de centrarse en un aspecto concreto, durante un tramo temporal más amplio.

Sin embargo hay excepciones, y se me ocurre que esta podría ser una de ellas. Veamos. “Tank Men” habla de batallas, pero no las narra; habla de guerras, pero son un transfondo, y habla de generales y políticos, pero sin centrarse en sus biografías. ¿De que habla entonces? Pues de lo que habla “Tank Men” es de carros de combate, y de aquellos que los tripulaban.

El carro de combate fue, estoy convencido de ello, el arma emblemática del siglo XX. Diseñado en primer lugar para romper el mortal bloqueo de la guerra de trincheras durante la guerra de 14-18; el periodo de entreguerras vio su evolución, no sólo como máquina – en una frenética carrera entre la potencia ofensiva del cañón y la potencia defensiva del blindaje- sino también como elemento militar, surgiendo múltiples teorías sobre cual había de ser su uso correcto en batalla. Este es uno de los aspectos que trata el libro, así pues, no adelantaré nada.

Por otra parte no existe máquina capaz de actuar por si misma, incluso hoy, sino que hacen falta hombres que, en el caso del carro de combate, las tripulen. Este es el segundo “leitmotiv” del libro: los carristas. Empezando por la primera guerra mundial y siguiendo hasta el final de la segunda, y basándose principalmente en recuerdos narrados por los propios protagonistas, el libro nos narra quienes eran estos hombres en la vida civil, como fueron a parar a las unidades blindadas, como era la lucha y que hacían durante los tiempos de descanso y cuales eran las presiones y los miedos que sentían a la hora de entrar en combate, entre muchas otras cosas.

¿Cómo era la lucha a bordo de un carro de combate? No me atreveré a sugerir al  lector de esta reseña que trate de imaginarse a si mismo metido en un inmenso cajón metálico que se mueve a bandazos, sacudiendo todo lo que hay en su interior, incluyendo al propio lector, quien va malamente sentado en una superficie de lo más incómoda y trata desesperadamente de no reventarse la cabeza contra el metal que lo rodea mientras pretende averiguar lo que hay mas allá del vehículo mirando a través de una estrecha mirilla por la que apenas puede ver nada. Además tiene los oídos ensordecidos por el constante ruido del motor, del que apenas lo separa un fino compartimento, cuando no por los estampidos repentinos del cañón; la nariz seca y agrietada a causa de los olores: sudor, gasoil, cordita y a saber que más (la densidad de los proyectiles en torno al carro solía ser inversamente proporcional a las ganas de salir a aliviar ciertas funciones fisiológicas); y el cuerpo entero deshidratado por la infernal temperatura que se concentra en aquel lugar sin apenas ventilación. A esto hay que añadir que el cajón metálico va lleno de munición y que hay unos desaprensivos fuera, a veces encaramados a cajones metálicos similares (psicológicamente siempre mucho mejores), que están tratando de destruir el suyo. Esto no es moco de pavo pues si el impacto es certero reventará la munición, o el depósito de combustible, y la temperatura en el interior del cajón ascenderá vertiginosamente, carbonizándolo todo a su paso, incluido nuestro desafortunado lector, que solo tiene unas estrechas trampillas, o apagar la imaginación, como medios para escapar antes de que esto ocurra. ¡Una delicia!

Este párrafo, que puede parecer irónico, tiene bastante que ver con la vida en combate del carrista, que el libro reseñado refleja mucho mejor, describiendo también el proceso de fatiga de combate, el estrés causado por la imposibilidad, muy frecuente, de detectar al enemigo que está disparando, las largas noches insomnes dedicadas a operaciones de mantenimiento y reparación o el convencimiento que tienen los tripulantes de que su vehículo, antes de ser reparado y repintado por dentro, ya ha servido de ataúd a alguno de sus predecesores.

Se trata, por todo lo dicho y bastante más, de un libro interesante tanto por la temática, que ya he adelantado, como por el modo de distribuir la información, empleando como marco el transcurso de las dos guerras mundiales, aunque la primera en menor medida; y además, quiero recalcarlo, el volumen en español es fruto de una  exquisita labor de traducción y edición.

Recomendable tirando a muy recomendable (sobre todo para curiosos y aficionados al tema).

Opino (que ya iba haciendo falta).

Robert Kershaw
TANK MEN
Ediciones Platea.

[tags]Robert Kershaw, Tank men, tanques, II guerra mundial, bélico[/tags]

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13 comentarios en “TANK MEN – Robert Kershaw

  1. Urogallo dice:

    Los tanques, la caballería de acero…Un arma tan nueva y que nos parece que ha estado ahí desde siempre…Si hay una imagen que se asocia a la SGM es la de las manadas de panzer corriéndo libres por las estepas rusas…

    Tanques.

    Es que hasta suena especial.

  2. Darklyes dice:

    Buenísima reseña Koenig.

    Y el libro tiene una pinta fenomenal… a mi esto de los carros de combate siempre me ha atraido, aunque no sé apenas nada del tema. Me leí un libro hace años que me gustó bastante, la bio de Heinz Guderian «Recuerdos de un soldado» en la que creo recordar que se trataba el tema de los tanques con profusión de detalles.

    Tengo por casa la colección de Osprey sobre la IIGM en la que en algún volumen se ocupan bastante de los tanques, aunque no me he puesto a leerla todavía.

    También, si hablamos de pelis, recuerdo la gran «La Batalla de las Ardenas». Hace poco he visto una película israelí, Lebanon (Líbano) que se desarrolla entera en el interior de un tanque. Es absolutamente claustrofóbica. Otra película muy interesante que tiene que ver con tanques es «La Bestia de la Guerra», sobre un tanque ruso perdido en el desierto de Afganistán.

    Por cierto… el tal Robert Kershaw, ¿tiene algo que ver con el también escritor Ian Kershaw?

    Saludos

  3. Weiss dice:

    Un libro bastante interesante , aunque a fuer de ser sincero esperaba más testimonios ( el libro combina muy bien la narrativa y los testimonios ).
    Buena reseña :)

  4. David L dice:

    ¡Bravo Koenig! por un momento me has hecho pensar que estaba dentro de uno de esos tanques que tan bien parecen describir en este libro Robert Kershaw. Debía de ser toda una odisea poder maniobra con semejantes máquinas de acero y apuntar al enemigo sin apenas visibilidad…

    Saludos.

  5. Verdoy dice:

    Buena reseña y buen libro. Como bien dice Koenig, no se narran batallas, solo la intimidad del carrista y, como diría Ortega, su circunstancia. Todavía me sorprendo cuando recuerdo que el conductor, «sordo», solo tenía un segundo para reaccionar cuando veía el fogonazo del contracarro a 1000 metros, o que el radio operador pasaba todo el combate «ciego», esperando un desenlace cada segundo sin saber qué estaba pasando. Muy recomendable.

    saludos!

  6. Vorimir dice:

    Lo estuve ojeando en casa de un amigo, al que le había encantado aunque me dijo que tenía pasajes bastante crudos, pero que era un gran libro. Y de una editorial malagueña. :D

  7. José Sebastián dice:

    Felicidades por la reseña, Koening.

    Como señala Urogallo la palabra «tanque» Tiene ya de por sí connotaciones épicas. Y coincido con David L. en que, por un momento, me has hecho sentir la claustrofobia de ser un tanquista en pleno combate.

    Y enhorabuena a «Ediciones Platea» por una edición tan cuidada. Uno más a la lista de pendientes cuando el tiempo y la economía lo permitan.

    Saludos

  8. Koenig dice:

    Carros de combate, que los tanques son depóooooositos… como decía aquel, siempre con voz de paciencia.

    Gracias por los comentarios, aunque me temo que un exceso de prosa me ha alejado del objetivo real de una reseña: hablar del libro. Añadir pues que es cierto que hay pasajes bastante crudos. Todos somos conscientes que un carro averiado se puede reparar, lo que es más raro es pensar en que habrán hecho los del taller (esos tipos que pasan la guerra en retaguardia) con los restos no-inorgánicos que había dentro… ¡¡Dioxes!!

    Por lo demás, Darklyes, no me suena que Ian tenga nada que ver con Robert, ni con Alex, si me apuras, salvo que Kershaw parece un apellido predestinado a escribir ensayo histórico-militar.

    Muchas gracias a todos.

  9. asiriaazul dice:

    Interesantísimo libro sobre un tema que me atrae además por que servidor en sus años mozos fue carrista (de carros de combate, no escribais tanques por Dios!). Caerá tan pronto se me ponga a tiro.

  10. Darklyes dice:

    Me grabo a fuego lo de «carros de combate».

    Y gracias por la aclaración sobre el clan de los Kershaw, Koening.

    Pasan a mi lista de adquisiciones inminentes, tanto la aquí reseñada «Tank Men» como «Tigres en el barro», sobre los tanq.. (uich!!) carros «Tiger» alemanes.

    Aprovecho para pasaros unos links por si queréis escuchar las fenomenales charlas en forma de podcast sobre blindados y carros de combate que se han currado los chicos de Histocast:

    Histocast 28 – Tigres en el barro: http://m.ivoox.com/histocast-28-tigres-barro-audios-mp3_rf_1462151_1.html

    Histocast 14 – Kursk: http://m.ivoox.com/histocast-14-kursk-audios-mp3_rf_1209087_1.html

    Histocast 03 – Blindados: http://m.ivoox.com/histocast-03-blindados-audios-mp3_rf_1059149_1.html

    Saludos a todos.

  11. Koenig dice:

    ¡Huy! Me suenan. Jejeje.
    Gracias Darklyes.

  12. Darklyes dice:

    Oye, aprovecho para pasaros un link interesante. Es una película que narra la batalla que tiene lugar en el frente ruso durante la IIGM entre un fantasmal carro de combate «Tiger» y varios T34 rusos. A mi me me ha parecido fenomenal. Echadle un vistazo!!

    La peli es rusa, en VOSE (los subtítulos están regulares na más) y espero no infringir ninguna ley pasando el link. Dudo mucho, además, que esta peli llegue a los circuitos comerciales de nuestro país.

    La podéis ver online aquí: «WHITE TIGER»: http://flvpeliculas.blogspot.com/2012/10/ver-onlinewhite-tiger-belyy-tigr-2012.html

    Sinopsis:Gran Guerra Patriótica, 1940. Después de apenas sobrevivir a una batalla con un misterioso y fantasmal tanque Tiger, el Sargento de la Armada Roja Ivan Naydenov, se obsesiona con su destrucción.
    REPARTO: Gerasim Arkhipov , Aleksandr Bakhov y Bieri Vilmar, Dmitri Bykovsky, Vitaliy Dordzhiev, Valeriy Grishko, Klaus Grünberg, Vladimir Ilin, Dmitri Kaljazin, Yuriy Kirshev, Vitaliy Kishchenko, Karl Kranzkowski, Andrey Myasnikov, Leonid Orlov, Christian Redl.

    Saludos

  13. Urogallo Panzer dice:

    Tanques. Tanques. Tanques.

    Un carro de combate es el carrito de un bebé con una guadaña.

    Tanque.

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