SOLDADOS SIN BANDERA – Joaquín Mañes Postigo
«No hagamos esperar más a esos hijos de perra. Vamos a devolverles golpe por golpe en nombre de la civilización occidental.»
Mayor Martínez de Velasco
¿Quiénes son los mercenarios del siglo XX? Los aventureros. Para muchos, aventureros en el peor sentido de la palabra. Para otros, los que reclamaron para sí mismos el verdadero sentido de la palabra. Nada los identificaba aparte de su pasión por vivir con más intensidad: Ni todos eran veteranos de viejos conflictos, ni todos recibieron un buen sueldo, ni siquiera todos tenían la formación adecuada. Pero compartían una vaga ideología común basada en la superioridad de la fuerza, en la necesidad de probarse a sí mismos. Les unía la ambición por demostrar coraje, valor y resistencia. Querían ser diferentes. Todos habrían podido elegir el título de las memorias de Skorzenny: «Vive peligrosamente».
Así que este es un libro sobre la aventura.
La nueva etapa en la historia de los mercenarios comenzó en Katanga. La revolución francesa y el ejército de levas, los soldados-ciudadanos, se habían levantado precisamente contra la necesidad de los mercenarios, de los siervos de los déspotas que mantenían al pueblo oprimido a cambio de su salario manchado de lágrimas y sangre. El nuevo soldado solo combatiría en defensa de su nación y en nombre de la justicia. El mercenario quedó relegado a un oscuro recuerdo.
Pero volvieron a ser necesarios. Las riquezas de Africa estaban disputadas, y tras la marcha de los colonizadores, el vacío de poder tentaba a otro tipo de aventurero, el aventurero político. Un país surgió de la nada, Katanga, y para protegerlo, sin un ejército ni posibilidades de formarlo, decidieron recurrir al mercado libre para obtener tropas que hiciesen viable su existencia. Los mercenarios fueron reclutados individualmente, puesto que tras más de un siglo desde su desaparición, no podía ni soñarse con reclutar regimientos enteros. Combatirán en Africa y en Asia: En el Congo, Angola y Rhodesia. También en Yemen y en el Líbano. Son mercenarios individualistas, se reclutan apenas un puñado de ellos, y su actuación es irregular. No siempre están bien armados, casi nunca bien pagados, y muy pocas veces son tropas de élite. Son inadaptados en sus propios países y ejércitos de procedencia, y se sienten cómodos en una guerra irregular, sin demasiadas restricciones. Europa, con sus reglas, su prosperidad, su tedio, su seguridad… se les ha vuelto insoportable.
Este libro está dedicado a ellos, a hablarnos de su vida, de cómo eran reclutados, de cómo combatían, en qué condiciones vivían. Y construye sobre una multitud de pequeñas biografías y de relatos de sus batallas la imagen de ese aventurero y de su época. Una época que pasaría a la historia, puesto que advirtiendo la necesidad de negocio, el mercenario individual de esos años pasaría a integrarse en eficientes y profesionalizadas compañías de «seguridad» que ofrecen hoy en día unidades de combate enteras, con armamento ligero, bajo diversas denominaciones.
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¿utopía y realidad?
esa parece la visión de la visión de un soldado sin bandera…..creo
perdón…..un despiste en la redacción…..que hace que el comentario no tenga sentido . Eliminemos «de la vision»
Interesante libro Urogallo, me has recordado al padre un antiguo amigo que había sido mercenario en África y tenía toda la casa llena de «recuerdos». Incluso en uno de los puertos donde recaló conoció a su esposa. España ha sido siempre tierra de buenos soldados y buenos mercenario (ya lo reconocian los romanos de los iberos) y se merecen el mismo recuerdo que los abnegados soldados oficiales. ¡Buena reseña!
Un abrazo :-)
Interesante tema el de los mercenarios modernos; su origen africano en plena Guerra Fría impulsó su desarrollo posterior en compañías capitalistas, primero en Europa (belgas y holandeses serían quienes llevarían la voz cantante) y luego en EEUU. Hoy en día tienen clientes no sólo en los Estados sino ONGs, empresas variopintas, organismos internacionales, etc…
Un tema interesante y desconocido por el gran público, que sigue con sus tópicos y prejuicios acerca de este tipo de combatientes.
Es siempre curioso enfocar una cuestión tan extrema: ¿ No dijo Erasmo que el mercenario era el más despreciable de entre todos los humanos?
El mercenario es por eso un personaje extremo desde cualquier punto de vista, por más que las modernas compañías de «seguridad» hayan tratado de «civilizar» la imagen de esta ocupación.
«¿ No dijo Erasmo que el mercenario era el más despreciable de entre todos los humanos?»
Sí eso dijo Erasmo, claro que los soldados de leva no parece que tuviesen un comportamiento mejor en el campo de batalla; a pesar de ser soldados-ciudadanos, el modelo que tan «cachondos» ponía a los liberales decimonónicos.
Los esbirros de los déspotas, los carniceros de los tiranos, sea correcto.
El soldado ciudadano era muy barato, frente al mercenario, que se había ido volviendo muy caro.
Interesante reseña sobre los mercenarios en la actualidad, Urogallo. Para completar el tema de los mercenarios os recomendaría el estudio realizado por el políticólogo Darío Azellini, titulado: Los nuevos mercenarios: La impunidad organizada en el marco de la guerra global permanente. Estudio pormenorizado publicado en herramienta.com.ar. Saludos.
No es una cuestión menor la de la impunidad. Los mercenarios individuales se arriesgaban a perder su nacionalidad al pasar a servir a otros estados. Pero ahora, cuando trabajan para compañías privadas…
Interesante reseña e interesantes comentarios. Lo cierto es que para cualquier ejército el mercenario suele tener una pega importante: lucha por dinero. Lo cual implica dos cosas: que quienes son más poderosos pueden pagarle más; y que tiene la sana intención de no perecer en la lucha para poder cobrar su dinero.
Como contrapartida el soldado ciudadano puede ser convencido de que lucha por valores superiores por los que merece la pena no solo luchar, sino también dejarse la piel en el. No siempre, claro, más bien casi nunca, pero al menos quienes lo reclutan pueden mantener una ilusión… Su ejército no se derretirá junto con su caja de caudales, lo hará más despacio.
Tal vez por eso cualquier político, no solo Erasmo, veasé Maquiavelo, tenga tendencia a despreciarlos.
Opino.
Saaaludos.
No obstante el mercenario tiene otra ventaja sobre el soldado-ciudadano que todos los tiranos de la historia han apreciado: Tiene un absoluto desprecio por la justicia de la causa por la que combate o por la legitimidad de su pagador.
Naturalmente en este libro no se habla de «esos» mercenarios, sino de individuos que si se sentían motivados ideológicamente por el bando que elegían.
Esta cuestión no es menor: Todos eligieron defender a naciones/movimientos políticos, con los que sentían una identificación a veces totalmente altruista.
«Tiene un absoluto desprecio por la justicia de la causa por la que combate o por la legitimidad de su pagador.»
Y el soldado ciudadano igual; recordemos la lealtad que suscitaba gente como Hitler, Stalin y similares entre sus soldados. Gobernante que no han pasado a la Historia por la justicia de sus causas. Digamos que los mercenarios son menos dóciles, ya que son leales siempre que se les pague; a los soldados ciudadanos puedes dejarles sin paga, sin comida y sin ropa, que gracias a que se les ha comido el tarro siguen luchando por gobernantes indignos.
Seamos un poco más crueles: Los soldados alemanes tenían un compromiso personal muy fuerte con Hitler, mientras que los mercenarios se hubiesen rendido en masa a partir de 1944 ( Hastings analiza cuidadosamente esta cuestión del soldado democrata frente al soldado de la tirania)
En el caso de los rusos era supervivencia y venganza, esencialmente. Al fin y al cabo eran rusos, y al contrario que los mercenarios, no tenían otra nación a la que traspasar su lealtad ( Aunque muchos lo intentaron)
Urogallo, ese análisis que dices que hace Hastings, es en el libro de Némesis, en el de Armagedon o en algún otro? Por cierto, y siento salirme un poco del tema, si me encantó Némesis, Armagedón es igual de bueno, o es más o menos como Berlín de Beevor? (que me gustó muchisimo, pero si es igual, pues como que no…)
Muchas gracias y un saludo!
Creo que el mercenario tiene otra ventaja (para el que lo contrata): como lucha únicamente por la paga, no tiene ningún problema en actuar contra la propia población civil, entonces se puede convertir facilmente en un arma represiva. Mientras el soldado ciudadano, puede tener objeciones contra esto por que viene de la misma población civil y su familia, amigos, etc., están ahí.
Pues los soldados ciudadanos también han sido muy usados para reprimir sublevaciones populares; mismamente en la historia contemporánea de España, el ejército de reclutas español era muy eficaz a la hora de reprimir revueltas y alzamientos populares…de hecho era en lo único que era eficaz el ejército.
La única diferencia entre mercenario y soldado ciudadano, aparte de la veteranía, es que el mercenario es más caro; mientras el soldado ciudadano es muy barato.
Lezo, lo hace en Armagedon, comentándo como los soldados democratas también votaban cada cuatro años la política de sus líderes.
Cierto Antigono, se han empleado habitualmente con ese fin. Y es que en el siglo XX hemos reinventado todas las reglas.
Estoy de acuerdo Antígono.
Hubo muchos mercenarios españoles en Africa.
Pero no les interesó contarlo.
La fama se la llevaron los franceses.
Me interesa el libro; pero, quizá equivocádamente, deduzco que maneja un tono militarista bastante importante. Nada que objetar, pero a mí me interesa si es un trabajo periodístico o de índole histórica, por eso os pregunto a los que lo habeis leído. Es decir, me interesa si es equidistante, si de lo que se trata es de vender las bondades del oficio y el heroismo inmaculado de quienes lo desempeñan prefiero dediccarme a otras lecturas.
Si te ha producido esa impresión Bob, es culpa mía.
Y no, no da para nada esa imagen.
Por ejemplo, el libro cita muchísimos casos de mercenarios de opereta, como Kongo Muller, un trastornado que se paseaba delante de los periodistas con una cruz de hierro, haciéndo permanente alegato de su racismo. Mucho peor, el caso en Angola de numerosos mercenarios asesinados por sus «camaradas» en medio de un juego macabro, por considerarlos «cobardes» ( Habían sido reclutados con engaños y falsas promesas solo para conseguir la prima de enganche ) y numerosos casos más de estafas, pura publicidad, o directas deserciones al primer tiro.
Es una exposición objetiva, con sus luces y sus sombras, del fenómeno.
Otra cosa es que yo, como lector, haya encontrado más interesantes algunas facetas que otras.
Estimados amigos:
El libro ha intentado ir más allá de su vertiente exclusivamente militar. He procurado desarrollar el contexto y evolución histórica y social de los mercenarios dentro del periodo comprendido entre 1960 y 2007, además realizando algunas referencias literarias, como el juicio que a Maquiavelo les merecían los condotiteros en «El Príncipe».
Con cierta excentricidad por mi parte también he descrito comentarios de obras pictóricas como introducción a los conflictos narrados en sus correspondientes capítulos dentro del texto; en fin…, como padre de la criatura ¡¡qué voy a decir!!
Un cordial saludo para todos y mi público agradecimiento a Urogallo.
ME GUSTARIA CONOCER DATOS DE JOAQUIN MAÑES POSTIGO, SU FORMACION ACADEMICA, ETC. LOS LIBROS HISTORICOS, QUE DE POR SI PUEDEN INCURRIR FACILMENTE EN DETALLES Y HECHOS DE POCO O NINGUN RIGOR, REQUIEREN, A MI ENTENDER, PARA PALIAR EN LO POSIBLE ESAS DEFICIENCIAS, QUE EL ESCRITOS CONOZCA SUFICIENTEMENTE EL MARCO HISTORICO EN QUE SE ENCUADRA LA OBRA. AUNQUE SER DOCTOR, LICENCIADO O PROFESOR DE HISTORIA NO APORTA ABSOLUTAMENTE ESA GARANTÍA, NO PARECE SINO QUE SEA LO QUE MAS PUEDE ASEGURAR ESA VERACIDAD. HE COMPRADO «SUEÑOS DE CONQUISTA» DE ESTE AUTOR (CREYENDO QUE ERA UN ENSAYO HISTORICO Y ES UNA NOVELA) Y NO LOCALIZO UNA RESEÑA BIOGRAFICA QUE ME INFORME AL RESPECTO.¿PODRIAN CONTESTARME? GRACIAS
Si de una novela se trata, Enrique, yo te recomendaría que no buscaras veracidad y que la disfrutaras. Lo más que se le puede pedir a una novela es que el autor escriba bien, no una licenciatura ;o) Ahora bien, bajo mi punto de vista, si quieres aprender de manera veraz historia, lee ensayos y no novelas.
Un saludo.
Enrique, si «Sueños de Conquista» es una novela, no veo que puede aportar la formación académica del autor.
Estimados amigos:
Aunque nos apartemos algo del debate sobre el libro que es objeto de la presente reseña, sí me gustaria, no obstante, indicaros que «Sueños de conquista. Españoles en Saigón…», más que una novela histórica, la considero una historia novelada. El protagonista del citado libro es un personaje de ficción, el único junto con su entorno afectivo, pero empleado como recurso literario con la finalidad de que se hiciera más atractivo el relato de la campaña de Indochina, para lo cual me documenté sobre el diario de operaciones de la citada campaña, que se encuentra depositado en el Instituto de Historia y Cultura Militar, en Madrid, y también en las escasas fuentes existentes sobre aquellos acontecimientos. Resultó una tarea ardua de búsqueda e investigación de fuentes bibliográficas, como he hecho, por lo demás, en mis otros libros ya publicados y que son los que conforman mi verdadero curriculum vitae, para bien o para mal…
Un cordial saludo para todos.
Hola, hoy mi hermana me ha mandado un correo con una imagen de la portada de este libro y ha sido toda una impresión para mí pues de inmediato reconocí a mi tío, Juan José Parrilla, es el de en medio. Mi tío Juanjo murió en combate pocas semanas después de posar para esta foto, yo tenía 9 años, hoy tengo 53.
Quiero decir también que mi tío sí tenía bandera, la española, pero su espíritu inquieto y aventurero le llevó a alistarse en el ejército belga, sólo que le salió mal, murió con 21 años.
Un saludo.
El teniente Parrilla, grado que alcanzó en el Congo desde que se alistara como voluntario raso, tuvo un comportamiento verdaderamente ejemplar, la de un español…
Un cordial saludo para todos y especialmente para Carlos.
Aviso para gansos salvajes: Ya hay nueva edición.
Nueva edición de un texto corregido y aumentado en su contenido: 487 páginas. Después de la primera edición he seguido investigando y siguiendo lo publicado en el extranjero, teniendo la satisfacción que, de lo visto personalmente, no hay un libro como este que presente la historia del mercenario contemporáneo de forma tan amplia y completa con sus constantes referencias históricas; al menos, en eso, Soldados sin bandera es pionero.