Este es un libro pensado para niños y adolescentes, por lo que está editado con gran profusión de imágenes, ilustraciones en blanco y negro a partir de xilografías o linoleografías de Crintine Joy Pratt, donde podemos ver las distintas reinas piratas de la leyenda y de la historia. El texto, breve, en tipos de gran formato con pequeños apartados de menor formato donde se aporta información histórica, datos técnicos al alcance de los niños, y otros detalles que amplían el contenido del texto central. La editorial reproduce el formato que se hizo en la edición inglesa.

Jane Yolen (Nueva York, 1939) escritora y poetisa estadounidense especializada en ciencia-ficción y literatura infantil, hija de un columnista de prensa de NY y posteriormente la familia se trasladó a California porque el padre pasó a ser publicista para películas de Hollywood. Cuando su padre fue movilizado para la II Guerra, volvieron a NY. Estudió Música y Artes en Smith College. Comenzó su trabajo como editora y posteriormente comenzó a escribir, con cerca de 300 obras publicadas, algunas de ellas de ciencia ficción; pero también libros de texto, infantiles, juveniles, poesía y de no-ficción.

Tras una introducción en la que habla sobre los piratas en general, los corsarios, lo bucaneros y demás subclases dentro del género; las banderas, los códigos y las normas de piratería, los tesoros y algún vocabulario específico, comienza a contar acerca de que también existían mujeres piratas, a pesar de la maldición de llevar mujeres a bordo que pesaba sobre la marinería. Y comienzan los capítulos, cada uno dedicado a un personaje de leyenda o histórico, doce mujeres piratas:

Artemisia, reina de Halicarnaso, en 500 a.J., era, según la autora, pirata en el mar Egeo, y la hace participar en las guerras de persas y griegos, concretamente en Salamina.

Teuta, reina de Iliria, dio permiso a sus naves para saquear toda la costa iliria y el mar Jónico. No se sabe si ella participaba o no en las expediciones, pero las dirigía. Al parecer hay noticias de ella en versiones romanas…no cita cuáles.

Alfhild, hija del rey godo de Dinamarca, Siward, rechazando a sus pretendientes, se vistió como hombre (emulando a la futura Cristina de Suecia) y convirtióse en pirata, reclutando una tripulación de hombres y demostrando ser más valiente que ellos, saqueando los barcos que cruzaban el Báltico… hasta que Alf le quitó el yelmo y al ver su belleza, se enamoró de ella. Y colorín colorado.

Juana de Belleville, la Tigresa Bretona, era una aristócrata que al morir asesinado su marido, en las guerras entre Inglaterra y Francia, se lanzó a la piratería, fletando un barco y tripulación con la que saquear la costa de Normandía. Al parecer se tiene alguna noticia histórica de ella, alrededor de 1340.

En el siglo XVI tenemos noticia de una representante irlandesa en la lista de piratas femeninas: Grania O’Malley, hija de nobles irlandeses, acompañó a su padre en travesías marinas y después a sus maridos (tuvo dos), participando en actos de piratería contra los españoles y los ingleses. Incluso se dice que hubo un encuentro entre Grania y la reina Isabel I, y que murieron el mismo año.

A finales del siglo XVI hay otra destacada pirata: Lady Killigrew. La familia Killigrew dirigía un negocio de piratería, desde el Castillo de Pendennis, en Falmouth, aunque respetaban los barcos de la reina Isabel.
Holanda también tuvo su representante femenina en la piratería, hacia 1560: Pretty Peg, una británica esposa de Van Dank, propietario de una flota naviera, que atacaban a los británicos para conseguir ricos botines y tesoros.

Charlotte de Berry (1636) es nombrada en las Historias de Piratas de Edward Lloyd, en 1836, pero no es seguro que existiera realmente.

A partir del siglo XVIII Anne Bonney y Mary Read destacan en la piratería. La primera, por su matrimonio con Jack Bonney en las Bahamas, entró en contacto con Calicó Jack, pirata, y se vistió de hombre para entrar en su tripulación. Mary también se trasvestía para trabajar en un barco como marinero, al principio; luego entró en la piratería y llegó a conocer a Anne Bonney, hacia 1720. Sus vidas fueron reales, pero parte de ellas está inmersa en las brumas de la leyenda.

Rachel Wall nació en una granja de Pensilvania, en 1760, y su fuga con un marinero la llevó a la piratería… y al cadalso, en 1789.

Mary Anne Talbot, británica, se hizo a la mar como hombre, con nombre John Taylor, en las Antillas. Murió muy joven.

Madame Ching, la única representante de Oriente en la piratería, accedió por matrimonio: se casó con un capitán de la marina mercante, Ching I, que se dedicaba además a saquear barcos, consiguiendo el mote de «las avispas del océano». Como en 1809 capturó a Richard Glasspole, un oficial de la Compañía de las Indias Orientales, éste escribió sus aventuras en un relato que se publicó muchos años más tarde, y de ahí que tengamos noticias fidedignas de ella. Madame Ching acabó por abandonar la piratería y al parecer murió en 1944.

Esta es una muestra de realidad y ficción sobre las mujeres piratas, versión para niños, amena y ligera, que puede hacer las delicias de nuestras damiselas con ánimos belicosos. Y que los chicos también pueden leer con atención, para tomar medidas preventivas… por lo que pueda ocurrir: el futuro es mujer, tenedlo en cuenta.

Ariodante
Mayo 2010

REINAS DE LOS MARES.
Las mujeres piratas alrededor del mundo
JANE YOLEN
Ilustrado por Cristine J. Pratt
Ed. ONIRO

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