MEMORIAS. DE MOSCÚ AL MAR NEGRO – Teffy
Alexándrovna Lóvitskaya, conocida en los ambientes literarios y culturales de Moscú como Teffi, fue una famosa escritora de la época pre revolucionaria rusa. Sus obras de teatro, cuentos y relatos, la auparon a la fama más mediática. Perteneciente a una familia distinguida y muy bien relacionada en el universo cultural e intelectual de Rusia, tuvo que exiliarse de Moscú durante la guerra civil que masacró al país. Estas memorias publicadas en París entre 1928 y 1930, describen el viaje que realizó, junto a una serie de curiosos personajes del mundo del teatro, hasta diversos puertos del mar Negro, el que sería, sin saberlo en un inicio, la estación de salida definitiva de su amado país, sin retorno posible.
Teffi, en un Moscú en el que el racionamiento y la presión de los revolucionarios va mermando la vida cultural de la ciudad, ante la creciente detención y encarcelamiento de un buen número de conocidos escritores y pensadores, aprovecha la propuesta de un empresario del mundo del teatro para viajar a Kiev. Buena excusa para salir de una ciudad donde la seguridad para el universo cercano a la escritora, deja bastante que desear. Junto a este empresario y un grupo de actrices, su viaje comienza con el peliagudo y costoso empeño por encontrar los permisos necesarios para salir de la ciudad, momento en el que comienza un surrealista y, en ocasiones, peligroso viaje que, para su desgracia, irá más allá de la capital ucraniana. El camino hasta Kiev se ve interrumpido por una parada inesperada en un pueblo dominado por la crueldad y capricho de una administración revolucionaria cargada de munición y odio. La experiencias allí sufridas por el grupo, ya indican la peligrosa situación de un país donde la ley del más fuerte plasman bajo el poder de las armas, un nuevo modo de ver y calibrar la realidad de la nueva Rusia. Algunas escenas de esta parte de las memorias son francamente aterradoras.
Una vez llegados a Kiev, la situación se relaja, ya que la revolución comunista de Rusia suena algo más lejana, mientras eventos nacionalistas marcan la situación de Ucrania, peligrosa también, pero marcada por asuntos políticos internos que no implicaban directamente a la troupe teatral. Sin embargo, llegado a este emplazamiento, van atisbando que el retorno, el regreso a Moscú, va a resultar imposible. El ejército Blanco, en pie de guerra contra los rojos revolucionarios, todavía se enfrenta con cierto poder, en el basto sur del continente, pero queda claro, que el comunismo se irá imponiendo en su barbarie y inmisericordia, a quien se le enfrente. Esta situación marca el futuro de Teffy, ya empeñada en viajar hasta el mar Negro, en donde la opción de embarcar facilita la huida.
En su viaje al sur, sus experiencias devienen en una serie de encuentros, experiencias teatrales y anécdotas, marcadas muchas de ellas, por situaciones llevadas al esperpento por una literata que maneja muy bien las descripciones dotadas de una comicidad inteligente, siempre acompañada, eso sí, de cierta melancolía por el pasado y el país que abandona. La pléyade de personajes curiosos se va sumando a los lugares que va encontrando en su camino, también muy bien descritos por la autora, a nivel físico y también, que no es tontería, moral y psicológico. La guerra se acerca y los fugitivos y exiliados buscan dónde acudir y establecerse, en momentos en los que la salida del país resulta apremiante. La llegada a Odesa, marca definitivamente para Teffy una huida hacia adelante y solventar el difícil escollo por encontrar un barco en el que viajar, quién sabe donde.
Ya a bordo del desvencijado navío en el que consigue un pequeño hueco donde viajar, la autora consigue plasmar todavía más, la endeble situación en la que se encuentran aquellos, quienes como ella, huyen de la revolución. Hasta la autora llegan noticias terribles de muerte y derrotas, y a pesar de alguna que otra lectura pública de sus obras realizada en lugares atestados de refugiados en un entorno meteorológico complejo y hostil, un devenir inesperado marca su vida. No es otro que iniciar la búsqueda de un destino fuera de su querida Rusia, más allá del mar Negro. Sus palabras transcritas a estas memorias dibujan una expresividad propia llena de contrastes y aristas, en un universo que juega entre ese entorno teatral y cultural en el que la autora muestra con holgura su versatilidad creativa, y la emoción y emotividad de quien se exilia sin remedio del país que la vio nacer. En definitiva, una lectura que sacará no pocas sonrisas al lector, mientras en su trasfondo inevitable del escenario de la revolución bolchevique, muestra lo más pavoroso y cruel de la guerra.
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Teffi. Memorias. Memorias. De Moscú al Mar Negro, traducción de Alejandro Ariel González. Libros de Asteroide, 2024, 290 páginas.
Iñigo, ¿has leído «El maestro Juan Martínez que estaba allí» de Chaves Nogales? Porque tu reseña lo ha rescatado del pozo de mi memoria, y quería saber, si lo has leído, si podría tener alguna semejanza con esta novela. Dices que la lectura nos sacará alguna sonrisa, y ese puntito de humor que insinúas, en el marco de la narración de unos sucesos terribles, también lo tiene la novela que cito.
No la he leído no… pero desde ahora la apunto en mi lista interminable de deseables lecturas. Gracias!!!
¡Qué recuerdos del libro de Chaves Nogales! De verdad Íñigo, yo también te lo recomiendo. Es genial. E igualmente me apunto éste que también nos reseñas. Gracias, un saludo.
Tomo buena nota.
Y yo tomo nota de tu reseña de este libro, Íñigo. Me interesa su lectura.
Espero que lo disfrutes y lo comentes. ;-)