Banine es el seudónimo utilizado por la escritora originaria de Azerbaiyán, Umm El-Banu Äsâdullayeva. Nacida en Baku en 1905, vivió hasta los diecinueve años en su país de origen, años que se recogen en estas memorias publicadas por la editorial Siruela. En su páginas no solo se recorre la infancia y adolescencia de la joven musulmana en el seno de su adinerada familia venida a más, gracias a los pozos de petróleo que llenaban el paisaje del país. Además sus páginas cuentan el efecto que la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa causaron en la sociedad de Azerbaiyán y especialmente en el entorno de su amplia y peculiar familia.

«Los días del Cáucaso» nos ofrece una deliciosa lectura en la que la autora, desde el punto de vista de sus inocentes ojos de la infancia y su juventud, nos muestra la realidad de la vida de una familia acomodada de Azerbaiyán, con sus pleitos familiares. Sus experiencias deambulan entre la casa en la capital, Baku, y los meses estivales en la costa del mar Caspio, auténtica vivencia de felicidad en aquellos años de la escritora. Las relaciones marcan su día a día, en un entorno en el que el gran número de familiares, entre hermanos, primos, tíos, padres y abuelos, da pie a presentar un sin fin de anécdotas, todas ellas sutilmente narradas con gran desparpajo y un punto de humor, y que solo los ojos de una joven soñadora y con buena pluma, pueden narrar. Es curiosa la perspectiva desde la que nos cuenta la convivencia de quienes viven la religión musulmana desde la tradición y quienes buscan aires de libertad y cierta vivencia más laica en su día a día, entre otras curiosidades. Los conflictos generados por la tradición de los matrimonios concertados desde muy tierna edad, marcan parte de la vida de la joven y algunas de sus familiares, especialmente una de sus hermanas y una prima. Los aires de modernidad no terminan de incrustarse en una sociedad rica en economía, pero también anclada por la tradición musulmana.

Pero este libro ofrece más en el paisaje y el escenario histórico que plantea la situación de aquel país tras la Gran Guerra y, sobre todo, durante la Revolución bolchevique. Como suele suceder habitualmente, el punto de vista de una joven adolescente muestra cierta lejanía en los acontecimientos. Todo parece lejano e incluso algo anecdótico para ella. Sin embargo, la retirada rusa de la guerra dio pie a la generación que promovió y buscó la independencia de Azerbaiyan. También trajo consigo la respuesta sangrienta de los armenios, en una serie de masacres que obligaron a la familia a dejar el país unos meses. Una posterior y  bienvenida ocupación turca y una corta presencia de los británicos, dio lugar a la deseada instauración de un gobierno independiente, del que el padre de Banine sería ministro. Y sin embargo, todavía quedaba la llegada de los rusos, esos asquerosos extranjeros, para los azerbaiyanes, que una mañana, avistados por la joven autora desde una ventana, se bajaron de unos camiones para entrar en su casa y tomarla en nombre de la revolución bolchevique. De repente, toda su vida dio un giro de ciento ochenta grados, salpicando nuevamente y, de manera definitiva, la vida de aquella familia de Baku.

A partir de este momento la mente de la protagonista busca su espacio vital en las extrañas y desestabilizadoras experiencias que pretende vivir. Su coqueteo juvenil con el bolchevismo se mezcla con la romántica idea de encontrar, de enamorarse de su personal príncipe Alexei, al estilo de la novela «Guerra y Paz» de Tolstoi, pero con el protagonismo de un atractivo comisario político ruso. ¡Qué apasionantes resultan estos hechos históricos vistos desde los ojos y sentimientos de una enamoradiza y soñadora adolescente, presionada por un matrimonio de conveniencia y apremiada por la amistad de su prima, mientras sus sueños le llevan de viaje a países lejanos, más allá de revoluciones y tradiciones que ni le van ni le vienen! La precariedad de la familia tras la ocupación bolchevique, ese matrimonio no deseado, el cambio de paisaje en su vieja Baku y, especialmente, en su adorado retiro estival, van acercando a la joven hacia un exilio deseado, pero también, en cierta manera, melancólico y extraño. Todas estas experiencias físicas y mentales, están magníficamente narradas por la pluma de la autora en un texto, literariamente pleno de calidad y bendecido por el arte del buen hacer en el estilo clásico de las memorias, en el que las anécdotas, las sensaciones vitales, los deseos y los sueños más personales, se entremezclan, para presentar al lector con viveza y gran interés, los hermosos y vívidos años de la autora. Encontramos en todas y cada una de sus páginas un rico cuadro social, histórico y personal digno de ser leído y disfrutado.