«Apretó aquel silbato contra su pecho hasta que le dolieron las manos, hasta que se clavó la forma redondeada en el esternón, hasta que le dolor fue tan insoportable que prorrumpió en sollozos y se tendió en el suelo hecha un ovillo, como una niña, sin despegar ese trozo e hueso de su cuerpo. La guerra. Volvía de nuevo a la guerra»

Así abre Nieves Muñoz su opera prima en esta novela histórica publicada por Edhasa y recientemente ganadora del X Premio de Literatura Histórica de Hislibris en su categoría de Mejor Autor(a) Novel. Una imagen contundente, de lenguaje sencillo y diestro, que encierra el horror de la guerra y el desgarro emocional que esta conlleva siempre. La autora se define como reincidente en esto tatuar palabras en la mente de los que amamos los libros y, algo de cierto debe de haber en ello, porque encuentro un gran empeño personal en las páginas de esta novela: «Las batallas Silenciadas», en la que nos acerca a la batalla de Verdún con una prosa vibrante y enérgica.

Imposible obviar la condición de enfermera de Nieves Muñoz en estos tiempos que corren. Me parece proverbial el que comparta profesión con la protagonista de la novela, Irene Curie, hija de la Premio Nobel Marie Curie, pero sospecho que la intención de la novelista está detrás de esta coincidencia. El hecho de haber leído su novela durante el confinamiento la convierte en especial. El paralelismo que he encontrado entre la protagonista, Irene Curie y la propia Nieves Muñoz es notable e inevitable para mí: mujer, enfermera, guerrera, combatiente y empeñada en salvar vidas, aunque sean “pequeñas vidas”. Mi sincero respeto a la loable labor de la profesión de enfermería en estos momentos de pandemia, miedo y desgarro.

A primera vista, el argumento de la novela parece un tanto recurrente. Como historiadora confieso mis reticencias, pensé que me encontraba ante otro de los muchos intentos de recrear un momento de la historia estudiado por muchos y reputados historiadores, sociólogos, políticos y periodistas con anterioridad.

¿Por qué Verdún?, pensé. Porque fue en la ciudad de Verdún, en la región francesa de Lorena, donde se enfrentaron franceses y alemanes. La Batalla de Verdún fue la más larga de la Primera Guerra Mundial y la segunda más sangrienta tras la Batalla del Somme. El escenario es atractivo y permite a la autora mostrar diferentes puntos de vista que confluyen en el ataque a la ciudad de Verdún, asediada por el ejército alemán. Una vez terminada la novela me ratifiqué en lo adecuado del escenario ya que, después de una espantosa contienda de desgaste en la que los atacantes avanzaban mientras la artillería infligía tremendas destrozos, todo lo que se consiguió fueron cuantiosas bajas por ambos lados. Un relato de perdedores.

Verdún parecía el objetivo ideal por muchos motivos: una vía ferroviaria próxima que permite el trasporte de tropas y armamento, al lado de un río y con una sola carretera de entrada y salida de la ciudad. Un ataque fácil, pensarían los alemanes. Entraron en juego los progresos en armamento militar, cuya importancia en la novela se centra en los avances de la ciencia médica, en los Rayos X, en concreto. Al final de la ofensiva de Verdún, los alemanes habían conseguido causar enormes bajas a los franceses, pero solo a cambio de cuantiosas pérdidas entre sus hombres. A medida que se desarrollaba la batalla, el objetivo varió hasta que el ejército alemán se fue desgastando al tomar una ciudad que no necesitaba. Como decía, una confrontación inútil.

Para mi sorpresa descubrí entre sus páginas un buen trabajo de documentación, mejorable y ampliable quizá, pero acertado. Lo que diferencia esta historia es el punto de vista que muchos de nosotros echamos en falta: la visión de la mujer. La protagonista es Irene Curie, hija de una mujer singular, científica y práctica cuyo objetivo en la vida es seguir los pasos de su madre en sus investigaciones sobre los Rayos X. Su empeño la conduce a vivir en primera persona una experiencia vital durísima como fue la Primera Guerra Mundial. Empieza estudiando enfermería y termina acercando los avances conseguidos por su madre al campo de batalla. A través de su mirada y conviviendo con ella, Nieves Muñoz construye un retrato de diferentes mujeres y de sus vivencias en el frente de Verdún. Una prostituta, una campesina que va a dar a luz en pleno bombardeo, una enfermera voluntaria, una enfermera veterana que mira a la protagonista con recelo, son algunos de los perfiles que acercan conflicto desde la perspectiva femenina, necesaria y obviada sistemáticamente a lo largo de la historia.

El recurso de las epístolas que abren cada capítulo de la primera parte de la novela permite al lector un vistazo rápido a los sentimientos de los personajes y a los intereses de los protagonistas, tanto en la ciudadela como en las trincheras.

Una tormenta abre la segunda parte de la historia centrada ahora en la batalla en Verdún. Y en sus consecuencias. El mal tiempo condicionó el desarrollo de la ofensiva, hecho veraz que se pone de manifiesto al convertirse en uno más de los personajes.

En esta novela encontraremos escenas de gran crudeza, no siempre bélicas, contadas con lenguaje sencillo y directo. Una lectura que recomiendo en agradecimiento a las mujeres que sufrieron y combatieron en esta y en otras muchas guerras, aunque no siempre fuera con armas.

Nieves Muñoz, Las batallas silenciadas. Barcelona, Edhasa, 2019, 544 pp.

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