«La sinfonía del tiempo» publicada en 2018, es la segunda novela del escritor vitoriano Álvaro Arbina y fue ganadora del IX Premio Hislibris a la Mejor Novela Histórica. En sus páginas recorre gran parte del último cuarto del siglo XIX hasta llegar a los meses previos del inicio de la IGM en 1914, y lo hace desde el punto de vista de una estirpe vizcaína, los Mendíbil/Zulueta o Zulueta/Mendíbil, según como se mire, enfrascada en una intensa búsqueda en el pasado de alguno de los miembros de su familia. Pero el autor no restringe su exposición al entorno más cercano de los protagonistas, relacionados con la gran industria bilbaína del cambio de siglo. Arbina aspira a realizar un recorrido por la política histórica del momento, no solo nacional sino también internacional. Y lo consigue gracias a un elocuente y muy acertado ejercicio de contextualización de la novela en su entorno histórico.

La desaparición del marido de Elsa Zulueta durante el transcurso de un viaje a París, hace que ésta regrese al hogar familiar siguiendo unas extrañas pistas, encontradas cuando fue en su búsqueda a la capital francesa. A partir de este momento, el pasado de la familia pasará a protagonizar un intrincado conjunto de señales, desencuentros y mentiras, que no solo implicarán en una serie de problemas e interrogantes a la joven en su entorno más cercano, sino que llevará de calle a los departamentos de inteligencia de media Europa. Mediante este argumento, el autor emprenderá un camino tortuoso, en el descubrimiento de la historia familiar de los Zulueta/Mendíbil, tanto como de algunos aspectos de la historia de España y de Europa de aquellos años. En mi opinión, lo conjuga en sus páginas a las mil maravillas, ensamblando con idas y venidas el devenir de la saga familiar, en paralelo a momentos claves para España, como son las guerras carlistas, la presencia española en Cuba, el politiqueo en Madrid con los gobiernos de Dato, Prim o Cánovas del Castillo, así como la importancia de la siderurgia vizcaína a nivel local y nacional. Pero la cosa no queda ahí. La ambición del autor por extender las tramas, nos llevará de viaje a París y sus Exposiciones Universales, a Oxford y sus estudiosos y eruditos, a Londres a la Agencia de Inteligencia Exterior y a los campos de Sudáfrica en plena guerra Anglo-Boer.

A primera vista podría pensarse que nos encontramos ante un batiburrillo de tramas, espacios y situaciones difícilmente asimilables. Y sin embargo, Álvaro Arbina logra que todo fluya con normalidad, como si los acontecimientos confluyeran con naturalidad y asombrosa facilidad en una realizada histórica reconocible. Queda claro el enorme ejercicio de documentación y estudio que el novelista ha tenido que llevar a cabo, para conformar una completa y compleja trama llena de nudos y desenlaces, vueltas hacia delante y hacia atrás en el tiempo, mediante las que logra presentar al lector un periodo histórico perfectamente contextualizado en su época y, más aún, en el retorcido misterio que rodea a la familia vizcaína. Todo ello lo realiza conforme a tres pivotes claves. Por un lado, la presentación de la realidad histórica de aquellos años. Por otro, la construcción de una saga familiar delimitada en un entorno geográfico e histórico, perfectamente presentado y delimitado. Y para finalizar, un trasfondo argumental tan inmutable como una sólida historia de amor. Con este fondo argumental y este ensamblaje, buena parte del fin buscado ya estaba conseguido.

No cabe duda, de que sin una forma ecuánime, sin una narrativa suficientemente locuaz y segura que diera firmeza a la historia, sin una capacidad sólida para contar todo que conlleva esta novela, el esfuerzo previo seguramente se hubiera visto desbordado por los datos, fechas y viajes que rodean a los protagonistas. Por ello debo llamar la atención sobre su manera de trasladar negro sobre blanco esta extraordinaria historia. Bien podría decirse que su prosa parece recargada y especialmente acompañada de adjetivos y descripciones tan visuales como sensitivas. Al comenzar su lectura podía parecer que esta característica lastraría la lectura de la novela. Pues bien, todo lo contrario. Resulta todo tan bien ensamblado y conjugado que su estructura narrativa acompaña con gusto al argumento y acompasa con su lectura la historia de la familia. Sus descripciones enriquecen a los personajes y los lugares en que se encuentran, mientras se adentran en las situaciones históricas en las que se empeñan en intervenir y, todo ello, para formar un conjunto fluido, concentrado y compenetrado, que hace que el lector, desde luego fue mi caso, lea con ritmo y adicción, página tras página, casi sin darse cuenta.

En definitiva, «La sinfonía del tiempo» me ha resultado una lectura apasionante y envolvente. Recomiendo adentrarse en los vericuetos y misterios que rodean a esta familia vizcaína, en la que el amor es el detonante de sus vidas, y el transcurso de la Historia, la carretera por la que circulan.

Álvaro Arbina. La sinfonía del tiempo. Ediciones B. 2018. 560 pp