LA PASADORA – Laia Perearnau

Bescaran, 1942. Tras presenciar el asesinato de una mujer a manos de un peligroso vecino de su pueblo, cuyas autoridades son afines al régimen franquista, Sol Mentruit debe huir y refugiarse entre un grupo de contrabandistas en Andorra. Una vez allí, conocerá a los pasadores, una red de evasión formada por exiliados republicanos españoles y miembros de la Resistencia en Francia, que se dedican a ayudar a cruzar los Pirineos a judíos y soldados aliados que huyen de los nazis. Movida por su buen hacer, Sol decide colaborar con la red, llevando documentación sensible al consulado británico de Barcelona. Pero en uno de sus viajes, la joven conoce a un apuesto e intelectual muchacho llamado Max, del que se enamorará irremediablemente, entre traiciones, mentiras y el terror desatado hasta la frontera por el Tercer Reich. Será entonces cuando la joven decida dar un paso más allá, demostrando su valía en una arriesgada misión que la enfrentará contra las tormentas de nieve en las montañas, la desconfianza suscitada por ser mujer, y la infatigable persecución de los soldados alemanes.

Es un libro perfecto, tan conmovedor como emocionante y adictivo, cargado de giros narrativos, analepsis y múltiples tramas que se entrelazan hasta confluir en esa fatídica ruta por los Pirineos, entre ventiscas, desprendimientos, disparos y ladridos furiosos que te exhortan a no dejar de leer para averiguar cómo acabará todo. Laia Perearnau combina hechos y personajes reales con una maravillosa historia ficticia impregnada de un profundo rigor histórico, además de dar voz a todas aquellas mujeres que fueron partícipes de las redes organizadas por la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial, y que fueron condenadas al olvido. Pero además de eso, la autora brinda un homenaje a la poesía y la literatura, con obras de Apollinaire, Heine, Kipling y Hemingway, que dotan de sensibilidad a una historia de amor, ya de por sí emocionante, en tiempos de guerra, donde la ironía dramática también juega un papel fundamental con un comienzo in media res.

Resulta complicado introducir tantos ingredientes narrativos y estilísticos en una novela y que todo salga bien. Por lo general, siempre hay alguno que desentona o peca de excesivo. Sin ir muy lejos, podríamos mencionar El corazón helado de Almudena Grandes, que aun siendo un libro fantástico, un uso abusivo del recurso de la analepsis corta el clímax hacia el final. También contamos con el ejemplo más actual de El problema final de Arturo Pérez-Reverte, donde la identidad del asesino queda bastante esclarecida cuando vas por la mitad del libro, dando una pista clave. Sin embargo, en La pasadora todo encaja, como piezas de puzle perfectamente ensambladas. Los cortes en la narración se ejecutan en el momento preciso, no se intuyen los giros narrativos, y el lector sabe en todo momento lo mismo que los personajes. Bien es cierto que algunos detalles se pueden intuir, como los sentimientos de Marta, pero no así otros, como la identidad del traidor, dado que no se aprecia signo alguno que permita desentrañar su nombre. Así las cosas, el velo de tragedia que envuelve a la obra de Hemingway, Adiós a las armas, te lleva a sospechar, junto con la escena in media res, de cuál puede ser el desenlace de la novela; pero todo queda en eso, una sospecha, porque hay un elemento que el lector no puede tener en cuenta, convenientemente desviado de su atención por la autora. Así es como se debe escribir.

Sería injusto no abordar también el componente humano de la novela, dado que el contexto está muy bien recreado no sólo por los datos aportados de la mano de la autora respecto a los regímenes nazis, franquistas, anarquistas, republicanos y soviéticos, sino también por los perfiles trazados de los personajes. Así, entendemos esos odios enconados, rencores y resentimientos tan viejos como la mala suerte, que perduran incluso años después del final de la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial entre vecinos de un mismo pueblo. Es una muestra de hasta qué punto un ser humano puede destilar maldad y vileza para tratar de hacer daño a otro, movido por pasiones prosaicas y heridas enquistadas. Podemos apreciar este detalle en el personaje de Dolors, la mujer de José el carabinero. Y al mismo tiempo, encontramos su antítesis en Sol, cuya bonhomía y generosidad la llevan a poner en peligro su vida para salvar a completos desconocidos como Raquel, el lugarteniente Allier, el judío Rosenthal, e incluso por Samuel y su padre, que la desprecian por ser mujer. Las dos caras de una moneda dentro de un mismo conflicto.

Por otro lado, tenemos a Max Schell, un muchacho libertino e intelectual que se ve atrapado irremisiblemente por la guerra cuando azota su país. Él representa a todos los jóvenes que fueron reclutados a la fuerza por sus respectivos gobiernos para batirse por una causa que les hizo perder a sus familias, hogares e incluso a veces, el alma, anhelando en su lugar haber sido despojados de sus vidas por los horrores que tuvieron que presenciar y cometer. Y aunque sutil, sin entrar en detalles morbosos, la autora recrea con mucho tino algunos sucesos específicos. Un episodio concreto tras la derrota alemana en la batalla de Leningrado. Las Purgas de Stalin en España durante la guerra civil. Las denuncias falsas entre vecinos que destrozaron familias. La alimentación, el día a día y los trabajos habituales en los pueblos de los Pirineos catalanes. La lucha de los activistas del POUM y los conflictos internos contra los anarquistas. Las masacres y persecuciones a los judíos por las SS, así como los expolios que sufrieron al ser engañados por supuestos agentes republicanos. Las atrocidades cometidas por el llamado doctor Coco y el campo de concentración para mujeres de Ravensbrück, por citar algunos ejemplos.

Pero sin duda, lo más llamativo y donde más incide la autora es en la red de Viadiu de contrabando y pasadores, cuyos integrantes, como Quim Baldrich, Eduard Molné o incluso Nico el polaco fueron personajes reales, al igual que las mujeres de la Resistencia como Teresa Carbó, residente en la llamada casa de la mosca, desde donde pasaban información destinada al consulado británico en Barcelona con la esperanza de ayudar a los aliados y ganar así la guerra. No se les puede reprochar su ingenuidad, pero sí alabar su valentía, pues muchos fueron detenidos y deportados a Alemania por la Gestapo, o directamente asesinados por canallas como el capitán Dreyer y el asesino a sueldo Berkane, que también existieron de verdad. Es increíble la cantidad de personajes reales que intervienen en esta novela y que se entrecruzan con ficticios como Sol y Max, lo cual habla del mérito de la autora para conjugar la trama. Y aquí lo voy a dejar, porque no quiero privar a nadie de que se sorprenda al igual que yo.

En cuanto a los personajes, si bien no voy a hablar mucho de ellos para no revelar información que pueda contaminar la experiencia lectora, dado que se trata de una novedad editorial, me gustaría resaltar que existe una evolución y aprendizaje en cada uno de ellos, pues no en vano transcurren treinta y siete años desde el comienzo de la novela hasta el final. De ese modo, y centrándome en un primer momento en Sol, observamos que pasa de ser una campesina algo ingenua y con escasos conocimientos de la vida fuera de su pueblo, a una mujer fuerte y valiente, a la que no le tiembla el pulso cuando tiene que apretar el gatillo de una pistola o en el caso de tomar la iniciativa para llevar a los refugiados por los Pirineos en plena tormenta de nieve y con los nazis pisándoles los talones. Incluso esa evolución psicológica se traslada al espectro físico, viéndose más atractiva que al comienzo del libro cuando se mira en el espejo. Y lo mismo sucede con Max, que comienza siendo un joven sin más preocupaciones que disfrutar de la vida y leer libros, para entender que esta no es ningún juego, que va en serio, y tiene responsabilidades que asumir para con su país y familia, además de recurrir a las mentiras para proteger del sufrimiento a las personas que ama.

No me he anotado ninguna reflexión, puesto que no es ese tipo de libro, sino que las meditaciones llegan a través del propio lector, derivadas de lo que los personajes le hacen sentir. Y en mi caso, me quedo con el significado del poema If de Rudyard Kipling, que enseña a cómo manejar los desafíos de la vida y a no rendirse nunca. Se trata de un código del que la autora se vale para entrelazar los caminos de Sol y Max, dos jóvenes que se ven abocados a la guerra sin desearlo, pero que a pesar de las múltiples adversidades que deben soportar, siempre logran reponerse y sobrevivir, ayudando a los que más lo necesitan. Un claro ejemplo a seguir en tiempos convulsos, donde el odio y el resentimiento campaban a sus anchas, dejando una funesta estela de oscuridad, sólo disipada por la luz que ambos emanan cuando se miran. Porque a veces, la belleza no está en un cabello perfecto ni en un físico despampanante, sino en la limpieza de una mirada, de unos ojos que te atraviesan sin maldad, rebosantes de amor y anhelando conocimiento. En una charla sobre el argumento de un libro. En un ameno debate, junto al fuego, respecto a la profundidad de un poema y el significado que oculta. En la pasión de unos labios fundiéndose con otros.

En definitiva, con toda seguridad puedo decir que me hallo ante una de mis mejores lecturas del año, que volveré a leer con el paso del tiempo, cada vez que necesite acudir a un refugio como el de Cal Martí. Una preciosa historia de amor, sacrificio, solidaridad, aprendizaje y superación en tiempos de guerra, muy bien escrita y documentada, que no desvirtúa en absoluto el homenaje que se realiza a las mujeres que lucharon durante la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de ellas olvidadas, y a la red de pasadores y contrabandistas que trataron de crear un mundo mejor, en muchos casos, a costa de sus propias vidas.

 

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Laia Perearnau, La pasadora. Barcelona, Ediciones Destino, 2024, 512 páginas.

     

2 comentarios en “LA PASADORA – Laia Perearnau

  1. Balbo dice:

    Ummm… me lo apunto. Ipso facto compruebo si lo tienen en la biblioteca, y como éste me lo pillo enseguida. Muy buena reseña y gracias por la recomendación.

    Saludetes ;-)

    1. Scorpius dice:

      Muchas gracias, Balbo.
      Es una novela fantástica.
      Un saludo. :)

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