LA JUDÍA DE TOLEDO – Lion Feuchtwanger

Si digo que Toledo es una ciudad única no revelo nada nuevo. Podía ampliar el número de halagos que, a lo largo de la historia, grandes personajes han expresado sobre la ciudad en sus tratados, poemas, cantares y obras de arte. La urbe en la que se fusionan con maestría tres grandes religiones a saber: judía, católica y musulmana, fue un ejemplo de convivencia. O al menos esa es la imagen que ha prevalecido a lo largo de la historia y la que se desprende al aventurarse por sus callejuelas. La sombra de la sospecha sobre esta extraña armonía le alcanza a uno cuando se interesa por conocer el origen y la evolución histórica de la ciudad. Una paz frágil y necesaria, en equilibrio permanente y amenazado por no pocos enemigos.

Antes de entrar en materia, en una novela como La judía de Toledo, es necesario detenerse un momento en las circunstancias de su autor. La vida de Lion Feuchtwanger es tanto o más apasionante que su obra. A este alemán que nació en Múnich, la Primera Guerra Mundial lo sorprendió en Túnez. Su origen judío lo llevó a interesarse por el devenir de su pueblo a lo largo de la historia. Comprometido con la causa comunista asistió en Berlín al estallido de la revolución. De todos modos y, a pesar de sus simpatías por el comunismo, Lion Feuchtwanger nunca se afilió al Partido Comunista. Fue capturado y retenido en Francia, en el campo de concentración de Les Milles, y tras escapar de allí, logró viajar hasta América. En el libro Unholdes Frankreich, presenta un sosegado pero penetrante testimonio de sus vivencias como prisionero. Su producción literaria destacó desde los primeros años y con gran éxito. En Jud Süss, novela en la que evoca las vicisitudes de un judío, convierte la problemática de este colectivo en tema recurrente planteado en sus siguientes novelas.

Un autor valiente y comprometido donde los haya, Lion Feuchtwanger, cultivó la amistad de grandes nombres de la talla de Bertolt Brecht. Sin olvidar un breve encuentro con Stalin durante un viaje a Rusia en 1937 y que inspiró la novela Moskau. Pero fue en Estados Unidos donde se consolidó su fama como escritor de novela histórica. La historia del pueblo judío, eterno perseguido, es objeto de la trilogía Wartesaal, cerrada con el tercer volumen en 1940 y La trilogía Josephus donde narra las vivencias del historiador judío Flavio Josefo.

La habilidad narrativa, la fluidez en el estilo, la precisión y la riqueza de las descripciones explican el interés que en algunos países siguen despertando sus novelas. Aunque, en mi humilde parecer, es en la defensa apasionada de la tolerancia en la que encontramos el valor máximo de este autor.

La judía de Toledo es una apasionada historia de amor y violencia que nos sitúa en el Toledo del siglo XII. El contexto histórico es tratado con rigor, aunque, desde años, este periodo de la historia es objeto de enconadas y farragosas diatribas, (como la peliaguda cuestión del término “Reconquista” y demás. Un concepto que no existía en la Edad Media, con argumentos encontrados, que amenazan con velar, si no, tergiversar, el trasfondo y la importancia del momento histórico en cuestión).

Sin apartarnos del objetivo de esta reseña, nos situamos en la corte de Alfonso VIII de Castilla, bisabuelo del cultísimo y carismático rey Alfonso X, apodado el Sabio. Un momento en el que el sur de la Península Ibérica está gobernado por los árabes y en el norte, la zona cristiana, evoluciona en diferentes reinos enfrentados unos a otros. Una época de luchas por los territorios vecinos con pactos entre reyes, traiciones, cambio de bando a conveniencia y generosas alianzas con el fin de lograr apoyo para sus escaramuzas. En este contexto, un judío próspero y respetado llega a Toledo huyendo del extremismo árabe que está empezando a perseguir a los hebreos después de años de tolerancia. Su cometido como secretario y consejero del rey Alfonso VIII es conseguir una paz duradera que permita a Castilla convertirse en una tierra próspera.

En La judía de Toledo, sin embargo, prima el componente pasional de los personajes, ya que el autor sitúa el interés sobre la relación del impetuoso rey Alfonso con la hija del judío, Raquel, la Fermosa. La judía que cautivará al rey hasta el punto de hacerle olvidar a su esposa y parte de las obligaciones de su reino, fascinado por un amor considerado pecado. Feuchtwanger simboliza en esta pareja la seducción que emana de la guerra, de la aventura, capaz de minar hasta el más claro entendimiento.

La historia del rey y la judía no es original del escritor, anteriormente, Lope de Vega nos encandiló con ella en una pieza con el mismo título y tema: La Judía de Toledo, y antes, el dramaturgo Franz Grillparzer en 1851 y su obra, que estrenó en Praga. Como podemos comprobar autores de renombre habían adaptado a las letras, tanto la historia como la leyenda, atrapados por una historia amor.

El Toledo en el que nos sumerge la novela fue el reino cristiano que se configuró a partir de la conquista de la Taifa de Toledo por Alfonso VI. Lo que permitió asegurar para el reino de Castilla el territorio entre el río Duero y el río Tajo. El protagonista, Alfonso VIII, no es otro que el vencedor de Las Navas de Tolosa y casado con Leonor de Plantagenet. Hija esta  de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania. Por momentos, el personaje real se plantea como el retrato de un monarca que pretende ser un hombre del vulgo. Un enamorado que abandona la política para dedicarse a sus intereses personales, dejando de lado un territorio desgobernado, en crisis, sumido en el abandono y con un peligro a las puertas.

Una lectura ágil y muy muy entretenida.

Lion Feuchtwanger. La judía de Toledo. EDAF. (2013). 464 pp.

     

5 comentarios en “LA JUDÍA DE TOLEDO – Lion Feuchtwanger

  1. Farsalia dice:

    Bravo por la reseña, recuperando a autores clásicos de la novela histórica.

  2. Iñigo Montoya dice:

    Gracias, Farsalia. La leí hace un montón de años y haciendo hueco en las estanterías tropecé con ella. He de decir que todavía conservo el buen sabor de boca que me dejó.

  3. Nausícaa dice:

    La leí hace años y, a pesar de lo poco que me atrae el tema romántico, me pareció una excelente novela. Estupenda reseña, muy buena.

  4. Balbo dice:

    Yo la tengo pendiente de leer. La tengo en una edición de bolsillo y la letra pequeña me echa un poco para atrás (ya mi vista no es lo que era, a este paso voy a tener que ponerme oculus di vitro cum capsula) Con esta buena reseña es posible que en un futuro me la lea. Gracias.

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