LA EXPEDICIÓN BONAPARTE. EL NACIMIENTO DE LA EGIPTOLOGÍA – Robert Solé

La expedición BonaparteLa verdad, que el título quizás no sea todo lo correcto que uno podría esperar. ¿Costaba precisar que era una expedición a Egipto?. Además hay que tener en cuenta que yo no creo que el libro trate del nacimiento de la egiptologia, si no que su cometido es contar «la otra» expedición. Es decir, la expedición formada por los 167 «sabios», miembros del recientemente creado instituto, que debían justificar la propaganda del directorio, que señalaba que la expedición solo buscaba abrir la cuna de la civilización a los nuevos adelantos de la ciencia, y expandir por aquellas históricas tierras los progresos de la revolución.

Es una obra interesante, y que además no se centra solo en el periodo de la estancia de Napoleón ( 9 de mayo de 1798 a 23 de Agosto de 1799), si no que continúa, ya que continuó la estancia de los «sabios» durante el mandato del victorioso General Kleber ( 24 de Agosto de 1799 hasta su asesinato el 14 de Junio de 1800) y el catastrófico gobierno de Jacques Abdalá Menou ( 17 de junio de 1800- 14 de Julio de 1801). Este último general, el único alto mando francés que abjuró formalmente del cristianismo ( «Abdalá el perjuro»), se distinguió por protagonizar una época de relativo progreso, con cierto comercio con Francia, a la vez que un desplome en lo militar. Si bien Kleber había llegado a la epopeya en Heliópolis, donde su cuadro de 8.000 franceses venció a 40.000 mamelucos, Menou solo consiguió arrastrarse con su incompetencia hasta la capitulación total.

Estos 167 sabios, nos cuentan a veces en primera persona su historia, por oposicion a los 48.000 militares, que normalmente les despreciaban. El grito usual durante las batallas de «Los sabios y los mulos al centro del cuadro» hizo creer a los soldados que un mulo valia por «medio sabio». Sus investigaciones les hacian creer que el interés cientifico era lo que les mantenía en aquel espántoso lugar, o que buscaban sin cesar increibles tesoros. Nada más lejos de la realidad, de esos 167 hombres, nada menos que 21 eran matemáticos, lo que plantea el interés puramente cientifico de su presencia.

En realidad, una visión distinta a la expedición al Nilo, interesante y ágil, que merece mucho la pena para los aficionados a la epopeya napoleónica.

[tags]Expedición Bonaparte, Napoleón, egiptología, Robert Solé[/tags]

     

43 comentarios en “LA EXPEDICIÓN BONAPARTE. EL NACIMIENTO DE LA EGIPTOLOGÍA – Robert Solé

  1. karateka dice:

    Interesante comentario para un tema igual de interesante.

    Con tu permiso, me vas a permitir que añada un par de notas a tu comentario.

    Es increible resaltar que, entre batalla y batalla, a Napoleón le dio tiempo para fundar el Instituto de Egipto. Los numerosos ingenieros, artistas y sabios, mantuvieron una actividad febril en diversos campos científicos. Los principales resultados de sus investigaciones están consignados en una obra de treinta y dos volúmenes titulada «Descripción de Egipto». Precisamente la base del Departamento de Egiptología del British Museum de Londres está formado con estos descubrimientos, que cayeron en manos inglesas tras la capitulación de lo que quedaba del ejército francés.

    Para Napoleón no se trataba sólo de una conquista militar, sino también de una expedición científica que debía estudiar diversos aspectos de Egipto. Los alrededor de 150 sabios que acompañaron a Bonaporte, eran eminentes miembros del Instituto de Francia. y el mismo futuro emperador dejó escrito que nunca se quejaron de las incomodidades de la vida militar y arriesgaron a menudo sus vidas.

    Una auténtica epopeya, que se caracterízó por la extraña particularidad de aunar el aspecto militar con el científico.

    Un saludo

  2. pepe dice:

    Urogallo, me gustaría saber si el libro describe mínimamente cuáles son las raíces intelectuales de la expedición. Me refiero a si explica las motivaciones y las sitúa en el contexto más amplio del panorama científico del momento -incluso en el marco más general del movimiento ilustrado- o se limita a contar con pelos y señales los avatares y consecuencias de la misma. La cuestión forma parte de una pregunta un poco más ambiciosa: ¿qué significó para la ciencia la revolución francesa?

    Si nos apartamos de ella un poco para restringirnos por ejemplo al campo de la enseñanza del que provenian muchos de los participantes en la expedición, hay que recordar que antaño ésta se basaba en aburridas conferencias de profesores que tras una mesa se entregaban a recitar palabra por palabra la misma lección. Las nuevas ideas imponian que las lecciones debían ser dictadas estando el profesor en pie para conseguir un libre intercambio con sus discípulos basado en preguntas y explicaciones. Cuando uno piensa en cosas como ésta no tiene más remedio que admitir que revolución es una hermosa palabra.

    Saludos.

  3. cavilius dice:

    Pues ¿podéis creer que este libro me pica la curiosidad?

    Hace unas semanas comenté que había visto en una librería un curioso libro en francés que parecía una especie de catálogo de objetos del antiguo Egipto, y en cuyas primera páginas ponía que había sido impreso por orden de Napoleón Bonaparte.

    Saludos.

  4. pepe dice:

    Todo eso suena muy sospechoso, ¿no tendrá alguna relación con las letras que viste a la entrada de aquella iglesia? Quizá alguien está queriendo decirte algo … ¿has notado alguna otra cosa rara últimamente? Creo recordar que Richar tiene contactos con una monja del Vaticano y con un capitán de la guardia suiza (le deben algunos favores desde que, en cierta ocasión, puso a su servicio la red de espionaje de Hislibris); tal vez sea el momento de pedirles que hagan algo por nosotros …

    Saludos.

  5. Urogallo dice:

    Pués tengo que decir que no incide con profundidad en el ambiente cultural de la época. Por supuesto desglosa la procedencia de los miembros, sus meritos anteriores, y la situación en la que se encontraban al partir la expedición…Pero a este puñado de páginas, no se me ocurriría llamarlo estudio sobre el tema de la intelectualidad y la ciencia en ese momento de cambio.

    Por otra parte, hay que tener en cuenta que Napoleón no se pasó todo el tiempo batallando. El libro nos describe como, muy en el estilo de la época, cada noche se reunía con sus «sabios» favoritos, y planteaban un tema de discusión, eligiendo defensores y detractores. La mala fama de los sabios empeoraba aún más con estas demostraciones de favor por parte de Bonaparte, ya que muchos oficiales se sentían menospreciados ante estos civiles.

  6. cavilius dice:

    ¿Un capitán de la guardia suiza anda metido en esto? Mon dieu! Sin duda se trata de aquél que tenía una guarida oculta en los Alpes, allá en los cantones esos donde no hay chinos, hace tanto frío y hay tanta nieve. Habré de consultar el libro de la Maria Tilde Asesini, El último cantón a ver si descubro alguna clave secreta.

    Saludos.

  7. Ascanio dice:

    Ah, debe ser ese al que llamaban La roca, ¿no?
    Cavi, el libro que mencionas ¿lo viste en VIPS? Es que la semana pasada vi uno que coincide con lo que mencionas, con todas los dibujos (en b/n) de la expedición de Napoleón, pero no recuerdo que estuviese en francés. Eso sí, muy baratito. Unos 7 euros o algo así.
    Por cierto, Uro, no me pegaba una reseña de Egipto en ti. ¿O es que por el título pensabas que era otra cosa y luego te encontraste el pastel?

  8. cavilius dice:

    En VIPS vilo, sí. Y baratito, sí. Con dibujitos en blanco y negro, sí. Sobre la expedición de Napoléon, sí. ¿Y no era en francés? Entonces hablamos de libros diferentes.

  9. Ascanio dice:

    Que no, que la que no se acuerda del idioma soy yo, jomío. Igual estaba en búlgaro o en austrohúngaro, y me lo creería igual.

  10. cavilius dice:

    El mío era francés segurísimo. «Copyright 2006» es francés, ¿no?

    Pues ahora mismo voy al VIPS y lo miro. Hooombre ya…

  11. Urogallo de Tebas dice:

    Pués es curioso, siempre me ha gustado el tema egipcio ( hastas me leí el libro de Javier Sierra sobre el mismo periodo), y en muchas ocasiones he presumido de mi pasión por Sinuhé el egipcio, las puertas de anubis…y ya puestos yo mencioné aquí la biografia de Mohammed Alí, el último faraón…

    Además, especialmente, me ha interesado siempre el tema de las expediciones coloniales europeas, sobre todo en épocas lo más remotas posibles ;). ( Mismamente acabo de terminar un libro que trata incidentalmente la expedición egipcia, también llamada cruzada, del cardenal español Pelayo, en 1200 y algo).

  12. pepe dice:

    Urogallo, creo que no vendría mal entrar con un poco más de profundidad en el tema. En relación a las motivaciones científicas y culturales a que aludía en mi comentario anterior sería bueno contar con la opinión de Maria Luisa Ortega, una profesora de la UAM cuya tesis doctoral se tituló, precisamente, Ciencia y Civilización: La Expedición de Bonaparte y el Egipto Moderno. A ver si tenemos suerte y se anima a participar. Con respecto a las motivaciones políticas, habría que dar una mínima explicación de qué buscaba Napoleón en Egipto y cómo encajaba la campaña en la lucha entre las potencias de la época. Y en referencia a Mehmet Ali (lo de Mohammed Ali me suena más al boxeador Cassius Clay) no estaría de más hacer una breve descripción de cómo quedó la situación política en Egipto después de Kleber y Menou.

    Saludos.

  13. pepe dice:

    Quiero añadir, por si no quedó claro en mis comentarios anteriores, que el tema me parece muy interesante y merece que hagas un poco de pedagogía, Urogallo. Como diría Arauxo: expláyate, hombre de Dios, expláyate …

  14. cavilius dice:

    (Yo sigo con lo mío). Acabo de pasarme por el VIPS y el libro que he visto estaba en francés. Pero muchas ilustraciones eran en color. Y el copyright no era del 2006 sino del 2007. Y no era sobre la expedición de Napoleón sino de Napoléon. Y no valía 7 sino 10 euros. Sin duda estamos ante otro libro, Ascanio, ni el que viste tú ni el que vi yo. Casi idénticos los tres, eso sí.

    Saludos.

  15. Ascanio dice:

    Espeluznante…

  16. cavilius dice:

    Sí que es peluznante, sí…

    (Urogallo, salva esto que el calor nos está derritiendo la sesera)

  17. pepe dice:

    Me parece bastante claro que detrás de todo esto hay alguna sociedad secreta, muy probablemente los Illuminati. Es casi seguro que, si Caviluis o Ascanio vuelven al Vips, se encuentren no ya con que el libro ha vuelto a cambiar, sino con que en el mismo sitio hay ahora un taller mecánico o una tienda de animales. Es el procedimiento estándar que aplican cuando quieren dañar la reputación de alguien, y me temo que quieren hacerles pasar como personas sin cordura, de poco seso, escaso fundamento y ningún crédito… Aunque, pensándolo bien ¿porqué habría nadie de tomarse tanto trabajo para conseguir una cosa tan sencilla?

    Saludos.

  18. Ascanio dice:

    Y Urogallo desaparecido. Pepe, te ha hecho caso y se ha ido a la playa.

  19. Urogallo dice:

    Curioso, pero no estaba en la playa:

    Hombre, podria hablarse de todo eso, pero seria a riesgo de confundir al voluntarioso lector. El libro no se implica en demasia ni en el momento intelectual de la epoca ni en las motivaciones de alta politica de la expedicion, y ademas tampoco aborda el destino futuro del viejo egipto.

    Respecto al momento intelectual, yo no creo que existiese una distincion clara con las ambiciones de los despotas ilustrados, que tambien tuvieron sus cortes de cientificos y se sintieron a gusto en su compañia, aunque esta claro que a la revolucion le agradaba darse una patina de cientificismo.

    En cuanto a la alta politica, las ambiciones de los franceses son contradictorias, y no parecian obedecer a un plan cuidadosamente trazado: Atacar Egipto les enfrentaba a un aliado potencial y largamente codiciado, Turquia, mientras que las ventajas de atacar el comercio ingles solo podian presentarse a largo plazo, ya que no creo que ni el directorio fuese capaz de considerar seriamente que con aquellas fuerzas se podria sojuzgar oriente medio y llegar a la india…Otra cosa era el comercio a traves del mar rojo y el mediterraneo oriental, pero no me parece que estuviese entre sus planes.

    En cuanto al futuro, Egipto seria el caos tras la marcha de los franceses ( incluyendo una desastrosa expedicion inglesa), y de todo ese caos, surgiria Mohammed Ali, el padre de un egipto moderno al que trataria de sacar de un letargo de siglos…(Que poetico).

  20. pepe dice:

    Volviendo al tema de la reseña, para que Urogallo no se enfade, hay al menos dos novelas recientes que se ocupan de la famosa expedición, aunque no he leido ninguna de ellas. Una es de Javier Sierra y se intitula El secreto egipcio de Napoleón. Allí se desvela, al parecer, un enigma histórico de gran alcance: ¿por qué Napoleón Bonaparte decidió pasar una noche entera en el interior de la Gran Pirámide?

    (Cambio de párrafo para acentuar el suspense de la pregunta anterior y dejar sobrecogido al curioso lector). La otra novela es de Dietrich William y se llama Las pirámides de Napoleón. Hay un medallón de por medio que, supuestamente, perteneció a Cleopatra, y que abre una puerta que quizá debiera permanecer cerrada. Como algunos libros.

    Twist, Twist garrotín
    Faraón me dijo a mí
    Ya lo bailan en Graná
    Ya lo bailan en Pekín

    Saludos.

  21. pepe dice:

    Querido urogallo, acabo de leer tu comentario anterior y agradezco mucho tus respuestas, aunque no comparto del todo la declaración de intenciones que haces en tu primer párrafo. Creo que los libros que aquí se reseñan deben servir (y, gracias a Dios, a menudo lo hacen) como pretexto para debatir sobre cuestiones más amplias que las estrictamente contenidas en ellos. No creo que eso pueda confundir al voluntarioso lector y además no estamos trabajando para la editorial ni queremos vender el libro. La expedición a Egipto, a mi entender, se presta estupendamente para iniciar un provechoso intercambio de opiniones sobre temas que me parecen de cierto interés, aunque por supuesto no pueden compararse en importancia a los templarios, a los nazis o a las segundas guerras mundiales.

    Saludos.

  22. María Luisa dice:

    Pepe me ha animado a participar en el foro: aunque desde que terminé mi tesis doctoral no he vuelto a trabajar sobre la Expedición, sus comentarios me parecen muy pertientes y perspicaces. Algunas pistas sobre cuestiones que se han planteado.
    Los orígenes culturales e intelectuales de la Expedición y de la inclusión de los «savants» en la aventura tienen diversas raices: el Orientalismo islamizante y sus desarrollos ilustrados (sobre todo el reconocimiento la importancia del legado árabe en la ciencia occidental y la relectura del Islam), la entrada de la ciencia en acción en el proceso Revolucionario con la movilización de los científicos y la creación del Institut de France, la gestación del concepto de «misión civilizadora» y el papel que la Francia revolucionaria se asigna de llevar las «luces» (las ciencias y las técnicas) al resto del mundo y un desafío técnico que aún no se ha citado en este foro: el proyecto del canal de Suez, uno de los objetivos de la Expedición ligado a su principal objetivo geo-estratégico de la campaña, a saber, cortar al principal enemigo de Francia, Gran Bretaña, sus comunicaciones con la India.
    Respecto a los aspectos más «esotéricos», que parece que os interesa, tanto Kléber como Bonaparte (sobre todo el primero) estaban iniciados en la masonería y soñaban con poder beber de algunas fuentes en Egipto.
    Voy a romper una lanza por el pobre Menou (el fracaso militar de la campaña ya estaba sentenciado desde la catástrofe en Siria, por eso Bonaparte salió corriendo), el único que realmente se creyó que la expedición podía convertirse en un proyecto colonial que extendiera los frutos de la civilizanción entre el pueblo egipcio, y sus políticas de relación con los notables son un anticipo del modelo colonial asimilacionista francés. Y posiblemente la Descripcion de Egipto (la magna obra a la que os referiais) no habría sido lo que es sin sus acciones de coordinación del trabajo cientifico en el último año.
    Lo que vino después es un proceso complejo. Sólo quiero señalar que Mehmet Ali (o Muhammad Ali, su nombre arabizado) no habría pasado a la historia como el fundador del egipto moderno sin la excepcional operación que el pensamiento y la política francesas operan en la opinión pública internacional en la década de 1830 convirtiéndolo en el nuevo Bonaparte y continuador de la obra civilizadora de la Expedición (a la sazón, sus nuevas escuelas de ingeniería, medicina, etc. estaban dirigidas por franceses, Jomard, antiguo miembro de la expedición y último editor de la Descripcion, se ocupaba de formar cuadros en París, mientras se lucraba vendiéndo armas al «virrey» y los saint-simonianos, expulsados de Francia, se refugiaron en Egipto y siguieron trajando en el sueño del canal).

  23. richar dice:

    Saludos María Luisa y bienvenida al blog.

    Pepe, muy buenos estos fichajes tuyos, a ver si así «renovamos» un poquito el plantel… :-)

    Un saludo,
    Richar.

  24. pepe dice:

    Efectivamente, sería un lujo y un placer contar de vez en cuando con los comentarios de Maria Luisa. El conde de Saint-Simon, de quien reciben el nombre los saintsimonianos que ha mencionado ella, debió ser un personaje de lo más interesante, así como debe serlo también todo lo relativo al nacimiento del socialismo utópico o al positivismo (Comte fue secretario de Saint-Simon). Es una lástima que haya tan pocos novelistas que se interesen por una época tan apasionante aunque hay que reconocer que, cuando se deciden a hacerlo, a veces alumbran una obra maestra:

    En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales. Se llamaba Jean-Baptiste Grenouille y si su nombre, a diferencia del de otros monstruos geniales como Sade, Saint-Just, Fouché, Napoleón, etcétera, ha caído en el olvido, no se debe en modo alguno a que Grenouille fuera la zaga de estos hombres célebres y tenebrosos en altanería, desprecio por sus semejantes, inmoralidad, en una palabra, impiedad, sino a que su genio y su única ambición se limitaban a un terreno que no deja huellas en la historia: al efímero mundo de los olores.

    Saludos.

  25. Ascanio dice:

    Pepe, el fin de semana vi la película. Después del libro, y de oir las críticas, reconozco que empecé a verla pensando: uyuyuy…
    Pero no. Me gustó mucho.

  26. pepe dice:

    Gracias por la recomendación, Ascanio. Yo no he visto la película
    porque mi edad cinematográfica es, exactamente, de doce años. Veo las películas con los ojos y la mentalidad de un chaval que suele estar sentado a mi lado en el cine. Algunas veces lo que tengo al lado es una niña de ocho años, y mi edad retrocede todavía un poco más. Estoy esperando que vuelvan de campamento para ver Los Simpson, la película y Harry Potter y la orden del fénix. Si nos da tiempo, el de doce querrá ver seguramente El guía del desfiladero, que es de las que suelen gustar a uno de setenta y uno que también viene con nosotros de vez en cuando.

    Saludos,

    Pepe.

  27. cavilius dice:

    Cielos, pepe, te compadezco. Pero inventóse el vídeo ó Deuvedé para tales menesteres.

    Ah, lo de la pantalla grande. Entonces me callo.

  28. pepe dice:

    En casa no tengo paciencia para estar hora y media delante de la tele. De todos modos, Cavilius, no debes compadecerme: quizá no te das cuenta de que si ves una película con ojos de doce años, también la disfrutas como si tuvieras doce. No te preocupes si ahora no lo entiendes, ya lo comprenderás más adelante.

    Saludos.

  29. cavilius dice:

    Compréndeme, pepe, yo aún estoy en la etapa de Winnie The Pooh y La casa de Mickey Mouse, y a veces creo que estaré anclado en ella toda mi vida. Porque intento ver con buen ánimo y sin ningún espíritu crítico las aventuras del oso Winnie, pero cuando ves la MISMA aventura una y otra vez, y otra, y otra… Y reconozco que he creado mis propias preferencias, igual que lo ha hecho mi hija, claro. Odio profundamente a Mickey Mouse, ese ratón prepotente que siempre está dando órdenes y que se cree superior a todos; si algún día voy a EuroDisney, creo que le liquidaré con matarratas. A los Teletubbies me dan ganas de cogerlos por las antenas y decirles «¡PERO VENGA, ESPABILAD DE UNA VEZ, ATAJO DE ENGENDROS CATÓDICOS!», pandilla de pánfilos con cara de marcianos… En cambio el osito Winnie me cae bien, tiene frases geniales e incluso argumentos geniales. «Llegas en el mejor momento del día, Christopher Robin (que es su mejor amigo)», «¿Y qué momento es ése?» «El momento en el que tú y yo estamos juntos» O también: «Winnie, ¿cómo sabes que Christopher Robin se ha perdido?» «Porque no está donde debería estar, y tampoco está donde no debería estar». Y mirad, mirad este argumento de uno de sus capítulos (que habré visto 38.436 veces): como nunca le sucede ninguna aventura, Winnie decide irse del valle en busca de alguna. Inicia la ascensión de la montaña, con tan mala fortuna que se pierde y acaba volviendo, sin saberlo, al valle del que ha salido, donde se encuentra a Conejo, Tigger y Piglet, a quienes comienza a hablar como si fueran desconocidos pues él cree que ha salido del valle y está en otro lugar donde, casualmente, también hay un conejo, un tigre y un cerdito ¡que se llaman igual que sus amigos! Pero lo alucinante es que esta panda de tres le dicen a Winnie que ellos conocen a un oso igualito que él, que además se llama como él, y que acaba de irse en busca de aventuras. Lástima que no se hayan cruzado, digo yo.

    Perdón por la digresión, ha sido un desahogo emocional. Seguid, seguid con el Egipto de Napoleón.

    Saludos.

  30. pepe dice:

    Si te comprendo, hombre, por eso te decía que ya lo entenderías más adelante, cuando tu hija sea un poco mayor y empiecen a gustarle otro tipo de películas, aunque la capacidad de verlas decenas de veces no se pierde con los años. Una de las favoritas de mi hija es Mary Poppins, que aprovecha para enchufar en el vídeo en cuanto me descuido, y mi hijo ha visto tantas veces las de Star wars que se sabe alguos diálogos completos. Mis favoritos son los de Jar-Jar o los del jefe Nass.
    ¡A nosa no gusta lo Naboo! Lo Naboo creen muy listos, creen suyo cerebro muy grande.

    Saludos.

  31. Urogallo dice:

    ¡Bravo Maria Luisa!.

    El secreto egipcio de Napoleón creo que ya comenté haberla leido…Entretenida, pero esoterica.

  32. Ascanio dice:

    Pepe, tu última frase se presta a un juego de palabras…en fin…
    No lo haré para que no perdáis el concepto de niña buena y modosita que sé que tenéis de mí.

  33. pepe dice:

    Ayer estuve en casa de mi hermana y volvió a ofrecerme El perfume en DVD. Ya lo había rechazado en una ocasión pero esta vez lo acepté. Cuando mi mujer preguntó por mi cambio de opinión le expliqué que lo habían recomendado en Hislibris aunque olvidé añadir -no lo sabía en ese momento- que la recomendación partía de una niña buena y modosita

    Saludos.

  34. cavilius dice:

    Es muy buena película, pepe, tiene un aroma a la novela bastante agradable. Se rodó en parte en el barrio gótico de Barcelona, y la escena final multitudinaria (ya te imaginas cuál) la hicieron en la la plaza de El Pueblo Español, lugar turístico typical spanish.

    Saludos.

  35. rer dice:

    yo no entiendo nada

  36. piedad dice:

    creo que en algunas opiniones hablan de muchas cosas interesantes pero no me llaman la atencion sincera y honestamente pero expresan mucho de lo que se quiere decir aunque demasiado se expresa.

  37. marbenes dice:

    «Vivo sin vivir en mi, y muero porque no muero» ¡Madre mía, Piedad, si tuvieras un mínimo de ritmo, un poco de estilo y alguna noción de ortografía, serías una gran paradojista!

  38. Urogallo dice:

    Se expresa, pero sin puntos ni signo alguno de puntuación.

  39. marbenes dice:

    ¿Se expresa?, pues en serio que puse mi comentario porque me sorprendió el escrito; ¡al menos yo no he comprendido lo que quería dar a entender, pero no ya por la ausencia de signos de puntuación, ni por supuesto por la falta de ortografía, sino por el galimatías en sí mismo!

  40. Germánico dice:

    Era una ironía del Uro, Marbenes…

  41. Estoy de acuerdo con usted señor Urogallo que esta expediciòn no inaguro la egiptologia , no he leìdo este libro, pero si uno muy interesante de nombre «Bonaparte en Egipto » escrito por Desirè de Lacroix supongo que este libro sera de su interes por eso se lo nombro , Gracias .

    Jorge Lòpez Zegarra

  42. Conté dice:

    Es curioso que por azares de San Google pueda dar mi opinión después de más de 4 años de la disertación del libro de Robert Solé.

    En mi opinión, el libro está bastante bien y se centra en los detalles y avatares de los sabios en la expedición.

    Es un lujo contar con la opinión que he leído de María Luisa Ortega y da sino todas, muchas claves de la expedición.

    En mis humildes «buceos» por saber más sobre ésta expedición, os transmito algunas notas que considero importantes:

    – Una expedición a Egipto ya se quería hacer allá por 1672 cuando Liebnitz (uno de los últimos hombres universales) aconsejó al rey de Francia Luis XIV que para disputarle a Holanda la supremacía de las rutas comerciales, sus ojos tenían que ir dirigidos a a Egipto.

    – Debido a las victorias de Catalina II sobre los turcos que les habían llevado a estar muy cerca de Constantinopla, volvió a salir la ocupación de Egipto.
    En 1777 el barón de Tott se traslada a Egipto con el pretexto de realizar estudios astronómicos aunque su verdadero cometido es reconocer las costas egipcias y ver si el desembarco de las tropas es posible realizarlo entre Alejandría y Aboukir. Nuevamente la invasión se aplaza y el proyecto queda de nuevo adormecido.

    – En 1781 vuelve a salir el tema de la invasión a Egipto y la alarma la da el conde de François Saint-Priest, embajador de Francia en Constantinopla ya que los rusos están muy cerca de Constantinopla y hay que apoderarse de Egipto. Nuevamente se tuerce la expedición ya que la guerra de América y la Revolución son las causas para no llevarla a cabo.

    Por lo tanto, Napoleón Bonaparte ya sabía que sus antepasados habían fijado sus ojos en Egipto y a falta de empresas mejores (no podía invadir en ese momento *1797* Inglaterra), recogió la idea de la expedición y la hizo suya.
    Además, el conde Volney había venido hacía pocos años de su aventura por Oriente y Egipto y pudo leer su «Voyage en Égypte et en Syrie» publicado en 1787.

    Respecto a que ésta expedición no inaugura la egiptología no estoy de acuerdo ya que, a pesar que antes de la expedición napoleónica a Egipto ya habían visitado Egipto, entre otros, Benoit de Maillet, Richard Pococke, Norden o el mismo Volney, no había «calado» suficiente entre las sociedades europeas. Es a raiz de la expedición de Napoleón Bonaparte cuando se enciende la chispa de la egiptología con varias publicaciones; por elegir las dos que considero más importantes, la de Vivant Denon en 1802 «Voyage dans la Basse et la Haute Égypte» y posteriormente la monumental obra «Description de l´Égypte».

    A partir de ahí, una egiptomanía recorrerá primero Francia transformando tanto los salones parisinos, la arquitectura, el mobiliario urbano, etc, extendiéndose a Europa y al resto del mundo.

    Hay tanto por hablar y saber…

    PD: Para el próximo mes de noviembre hay una exposición en Cantabria sobre dicha expedición:
    http://amigosegiptologiacantabria.blogspot.com/

    Saludos,

  43. Urogallo dice:

    Curioso, siempre se señala el propósito de Leibnitz.

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