LA BATALLA DE SALAMINA. EL MAYOR COMBATE NAVAL DE LA ANTIGÜEDAD – Barry Strauss

La batalla de Salamina“Oh, hijos de Grecia, ¡avanzad!
Liberad vuestra patria, liberadla.
Vuestros hijos, vuestras mujeres, la morada
de los ancestrales dioses y las tumbas
de vuestros ancestros. ¡Es el momento de luchar por ellos!”

Los Persas. Esquilo

El veredicto que emite la posteridad hace que la historia del ser humano sea un ameno transcurrir salpicado aquí y allá con acontecimientos que escapan al monótono patrón delimitado por la vida y la muerte de los hombres. Ese veredicto, producto de una justicia arbitraria y cruel, eleva a la categoría de hecho glorioso y perdurable sucesos que luego son recordados durante los siglos venideros, o hunde en la laguna del olvido otros que nunca más serán pronunciados. Tal no es el caso de las guerras médicas, que enfrentaron a persas contra griegos, ni de las batallas en las que ambos bandos dirimieron sus diferencias. La de Salamina, apogeo de ese enfrentamiento, fue el principio y el fin de muchas cosas, para unos y para otros, y la posteridad ha dictado sobre esa batalla una sentencia de recuerdo perdurable y eterno.

El políglota Barry Strauss (habla 7 idiomas), profesor de historia y cultura clásica en la neoyorquina universidad de Cornell, ha querido glosar los hechos acaecidos en el estrecho de Salamina a finales de septiembre del año 480 a.C. (mes de boedromion del arcontado de Calíades en Atenas, según el sistema de datación ático), y lo ha hecho desde el punto de vista del novelista y del historiador, del cronista y del investigador; Strauss ha querido ponerse las sandalias de Herodoto y usar el cálamo de Tucídides, afrontando un delicado desafío, que también juzgará la posteridad, como sin duda ha de ser. El equilibrio que ha de mantener un ensayo literario (o como se le quiera llamar) no es fácil de digerir, en primer lugar probablemente para el autor, que sin duda se verá privado de muchos recursos (en aras de la amenidad renunciará a mucho aparato erudito, y en aras de la precisión, al discurso ágil), pero tampoco para el lector, a quien se le puede indigestar la mezcla. No se trata desde luego de una obra de referencia, sino de un acercamiento; y ello no es menoscabo alguno para el libro ni para el autor, sin duda no es otro el empeño, pese a lo que pueda parecer. Porque si fuera lo que parece quizá tendríamos que pensar que el grado de erudición de los especialistas se habría ajustado tanto al del gran público que ya no se diferenciaría de éste. Pero no, no es el caso. “La batalla de Salamina” es un relato, por momentos pormenorizado y por momentos retórico, por momentos verdad y por momentos ficción, dirigido al gran público; tal es su objetivo, y tal es el rasero con el que se debe medir.

Fiel a ese empeño de navegar entre dos aguas, Strauss decide empezar y acabar cada capítulo de su libro centrándose en un personaje, cual si de su biografía se tratara, aunque el contenido no tenga mucho que ver con él. A causa de ello las páginas a veces rezuman artificialidad y casi infantilismo, y el ritmo y el estilo decaen frenados por ese recurso repetido capítulo tras capítulo. La mezcla de ficción y ensayo riguroso no acaba de cuajar, y el conjunto falla. En ocasiones lo único que salva a la lectura es la grandeza de la historia que intenta transmitirnos, a la que no honra demasiado la manera en que nos la cuenta.

En el terreno de la especulación histórica, Strauss parece querer agotar todos los caminos que se le puedan presentar, y ello en realidad no tiene nada de malo. Pero a veces lanza teorías un tanto rebuscadas, tan fáciles de creer como de rechazar. Un ejemplo: el hecho de que el poeta trágico Esquilo, combatiente en Maratón y, con gran probabilidad, también en Salamina, en su epitafio funerario sólo mencione la primera de esas batallas, se debe, dice Strauss, a que era un clasista (en Maratón luchó el ciudadano griego más o menos acomodado, el que al menos podía pagarse una armadura propia; en Salamina en cambio luchó el pueblo llano, la chusma). Otro ejemplo: Sicino (personaje de origen incierto que aparece en la Historia de Herodoto) era sin duda, según Strauss, griego y no persa, porque tras la guerra fue acogido en la ciudad griega de Tespis que nunca hubiera admitido a un persa; y sin embargo en la página siguiente, Strauss nos recuerda que “la historia está repleta de improbabilidades”. Por otra parte, el autor entra también en un juego de alto riesgo al plantear unas cuando menos curiosas hipótesis acerca de por qué ganaron la batalla los griegos, y qué habría pasado si Salamina hubiera sido una victoria persa.

Otra aspecto destacable del libro es la obstinación en llevar al extremo el más mínimo detalle, forzándonos a pensar que quizá no es tan mínimo como parece. Strauss repara en pormenores aparentemente sin importancia, como el hedor de los persas, provocado por el sudor de la ingente masa humana remando en cientos de barcos y aproximándose en nocturnidad al bando enemigo, hedor cuya intensidad podía delatarles.

Todos estos aspectos del libro son discutibles en mayor o menor medida y pueden ser aceptados; es una cuestión de gustos. No hay gusto que valga, en cambio, con los errores históricos, y hay un par que son de bulto: uno referente a la antigüedad de las penteconteras en relación con los trirremes (aquí falla la traducción, en el original no hay tal error), y otro (aquí el original se sume en la ignominia) que otorga a la democracia ateniense la respetable edad de ¡250 años! Siendo generosos podemos tomar las reformas del legislador y poeta Solón como un conato de democracia y nos remontaríamos 110 años atrás, hasta el 590 a.C.; pero en rigor la democracia ateniense “nace” con las reformas de Clístenes del 508 a.C., 28 años antes de Salamina. La magnanimidad del lector debe pasar por alto el cero de más que se le escapa a Strauss, y tomar el dato como un lapsus del autor, de los revisores, del traductor…

Hasta aquí los varapalos; vienen ya los parabienes. Justo es reconocer el gran mérito de Barry Strauss por acercar al lector no especializado uno de los hechos que más han marcado el devenir de la historia. El autor aparca buena parte del aparato erudito de que sin duda hace gala en los numerosos trabajos que publica en periódicos y revistas especializadas, sobre todo acerca de historia militar, para obsequiarnos con un relato que, pese a lo dicho, no deja de ser ameno y de prosa fácil. La lectura del libro se hace imprescindible para los interesados en ese período histórico, ya que proporciona un acercamiento a las guerras médicas, a la personalidad de sus protagonistas, incluso incita a la lectura de los clásicos.

La bibliografía mencionada al final del libro es tan excelente como anglosajona en su mayor parte, falta ésta en la que suelen caer los que escriben desde aquel lado del océano. Es habitual, y no criticable, que los más “colegas” del gremio se citen, reseñen y elogien recíprocamente. Probablemente existen buenos trabajos sobre el tema en francés, alemán o italiano (no en español, me temo), pero no debemos tomar en cuenta que Strauss sólo cite unos cuantos de ellos.

Por último, procede felicitar a la editorial Edhasa por haber dado la oportunidad a este tipo de literatura en el mercado hispano-parlante, de una forma decidida además, ya que tras la publicación de “La batalla de Salamina” se prevé continuar con otros dos trabajos del mismo autor: “The Trojan War” y otro escrito sobre Espartaco. Es probable que el resorte para que la editorial haya reaccionado así sea el hecho de que el Washington Post seleccionara el libro de Strauss como una de las mejores obras literarias del año 2004, o que se haya convertido en un éxito de crítica y ventas, o que haya sido traducido a cinco idiomas. Los parámetros que entran en juego en el producto final editado por Edhasa (el formato -grande-, la encuadernación -tapa dura-, el contenido -claro y legible-) hacen muy atractivo el libro, sólo falla el cuarto parámetro, el del precio, que es tan elevado como seguramente las expectativas de los editores.

El libro narra, pues, lo que ocurrió en el estrecho de la isla de Salamina, donde el pueblo griego combatió sin cuartel contra los persas en defensa de su libertad en una de las mayores y más encarnizadas batallas navales que haya visto el mundo antiguo, y que fue el punto culminante de las guerras médicas. Por ello resulta paradójico echar la vista atrás, muy atrás, y enterarnos de lo que cuentan los mitos:

“cuenta la leyenda que la isla fue bautizada después de que se negociase la ubicación de una colonia comercial fenicia en ella y se usó para ello la palabra fenicia sh-l-m que significa ‘paz’ ”.

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96 comentarios en “LA BATALLA DE SALAMINA. EL MAYOR COMBATE NAVAL DE LA ANTIGÜEDAD – Barry Strauss

  1. Urogallo dice:

    Uhá, «The Trojan War», ¡Lo necesito!.

    A la espera de acudir a cierta quedada que tuvo lugar recientemente, estuve haciendo tiempo pasándome por FNAC, y aparte de ojear 1776 ( que libro más bien presentado) estuve pasando mis avidos ojos por las páginas de «la batalla de Salamina». Nunca es fácil juzgar un libro pasando ojos, pero me alegro de que mi juicio superficial, en este caso, sea coincidente con el de alguien que ha leido el libro completo: Una muy buena elección…dejando claro que ninguna puede ser perfecta.

  2. Koenig dice:

    Buenos días.

    Tuve ocasión de hacerme con el libro en el 2004, cuando lo publicó la editorial londinense Hutchinson.

    Concuerdo en muchos de los comantarios de Cavilius, especialmente cuando habla de novelación y talento narrativo. Personalmente disfruto tanto de una buena novela como de un libro «eruditísimo». Cada uno para lo suyo: la novela para cosas que nunca existieron y el libro «eruditísimo» para las que si. Por otro lado están los libros como este, donde la historia se mezcla con cierta narración. Es una cosa que, si no es mi preferida, no me parece mal, ayuda a que la historia llegue un poco al gran público, a que los historiadores se ganen la vida y, si cabe, a que algunos de nosotros parezcamos un poco menos raros. Así pues, bien por el libro de Strauss y que sea responsabilidad de cada uno saber lo que lee.

    Por otro lado quiero permitirme añadir, con toda humildad, un comentario a lo dicho por Cavilius ya que hay un aspecto del libro, el que mas me gustó, que no he descubierto en su comentario. Strauss dedica en su libro bastantes párrafos a explicar las condiciones de la guerra naval de la época: como navegaban, que importancia tenía un buen resguardo, hasta que punto la mala mar era influyente… cómo una flota se iba desangrando a lo largo de la campaña. En fin, una exposición sobre estrategia y táctica naval sumamente interesante (al menos en mi caso que poco sabía de ellas en ese periodo) y que hace que tal vez sólo por eso, o especialmente por eso, el libro merezca la pena.

    Opino, claro.

    Un saludo.

    Koenig.

    P.D. Con respecto a Troya habrás leído el librito de Siebler que publicó Ariel. Supongo.

  3. Germánico dice:

    Buf, Koenig: le has dado a Uro en plena línea de flotación. Vas a ver lo que te dice del libro de Siebler… (que a mí me gustó, por cierto).

    Saludos.

  4. richar dice:

    Saludos caivilius, tremendo estreno. Y la verdad, llevamos una racha de nuevos reseñadores que da gusto.

    Sobre el libro, diré que lo he tenido en mis manos (transitoriamente) y que me dió muy buena espina. De hecho, me arrepiento un poco de haberlo dejado pasar, aunque fuera por una buena causa.

    La época que narra me parece interesantísima y quizás me echaba algo para atrás el que se pudiera centrar demasiado en el tema naval o que fuera demasiado «erudito». Pero tus comentarios y los de Koenig me hacen cambiar de opinión.

    En fin, gracias por tu trabajada reseña.

    Un saludo,
    Richar.

  5. Arauxo dice:

    Felicidades, Cavilius. Una reseña muy completa, muy objetiva, muy sugerente y muy «estilosa». Un estreno… perfecto. El libro, pese a los defectos que apuntas, parece bueno y parece merecer la pena el tiempo que alguien pueda dedicarle. Y, además, la susodicha y archifamosa batalla, junto a la de Pidna, tan crucial como aquélla pero mucho menos conocida, bien merecen también un rato de dedicación, porque pocos enfrentamientos armados cambiaron tanto la Historia del mundo como Salamina y Pidna, a partir de los cuales, Occidente se impuso definitivamente sobre Oriente en la guerra continua entre civilizaciones que constituyen el río de la Historia… (por lo menos hasta el ascenso de ese notable intelectual que gobierna las Españas y la gestación de su doctrina «aliancista» que tanto ha cambiado la faz del mundo desde entonces…)

    En fin, Cavilius, que me alegro enormemente de tu estreno y de que hayas entrado por la puerta grande en Hislibris, que en Sevilla llamamos «La puerta del Príncipe»…

  6. Arauxo dice:

    Perdón por el lapsus. He querido decir Platea, obviamente, no Pidna, que fue bastante posterior. Ustedes perdonen mi cruce de cables y les doy permiso para que me aporreen…

  7. Uro de Troáde. dice:

    Puah, el de siebler…Menuda estafa, ¡Vaya robo!. Y me quedo corto, como rellenar el espacio que le queda después de resumir los descubrimientos del proyecto Tubingen le costaba mucho, introduce una historia de Troya a través de los tiempos modernos, y de nuestra visión de ella…

    Sinceramente, el documental que regalaban con año 0 aportaba más información, era más barato…Y mucho más entretenido.

  8. Ascanio dice:

    Vaya pedazo de reseña, Cavilius de mis entretelas y de mis calandracas…y lo que te has hecho de rogar, jomío…
    Felicitaciones a mogollón. Ya veo que tú también haces cualquier cosa para entrar en la lista de los «elegidos».
    Mi escasíiiiiiisimo conocimiento sobre la época hace que no me atreva a opinar más, y me gustaría saber si es un libro que recomiendas para empezar a familiarizarse con el tema.
    Y ahora dos dudas: la primera es el precio del libro, ¿cuánto vale?
    Y la segunda, ¿entendería el políglota autor las encuestas de Germánico? Lo digo porque como habla tantos idiomas…

  9. Germánico dice:

    Por cierto, enhorabuena, Cavilius por la reseña.

    Saludos.

  10. cavilius dice:

    ¡Vaya, momento para irme de puente, justo cuando sale mi reseña! Incluso ha bajado ya dos peldaños en la «Papri» de Hislibris. ¡Qué ritmo frenético, richar! Eso es bueno.

    Gracias a todos por las felicitaciones; pero, como dice Ascanio, con tal de ver mi nombre en el «Hall of Fame» de Hislibris habría reseñeado hasta un cómic de Asterix y Obélix (caramba, qué idea…).

    El libro es recomendable, Ascanio, aunque no tanto para conocer el panorama histórico de la época (para eso, creo yo, le haría falta una explicación previa, que sólo se ve en pinceladas, de cómo y por qué se llega a esa batalla, tanto en el bando ganador como en el perdedor) sino para conocer la batalla en sí misma. El libro es fiel al título, desde luego. Y sobre el precio, pues unos 30 euros me costó (céntimo más, céntimo menos), con eso me compro yo 3 ó 4 libros de segunda mano y me sobra para un bocata-calamares.

    No sé si el autor entendería las encuestas de Germánico, pero en todo caso yo le diría que siguiera una regla que nunca falla (te lo digo yo, que me he hinchado a hacer exámenes tipo test): ante la duda escoge siempre la respuesta más larga, y si sabes seguro que esa no puede ser, entonces escoge la respuesta c). Está científicamente probado ;-)

    Arauxo, no diría yo tanto como que Occidente se impuso a Oriente, sino sólo que los griegos ganaron a los persas (me suena esto a la polémica forense sobre batallas decisivas).

    Saludos, Koenig: yo me hice con la edición de «Salamis«de 2005 de Arrow Books, y luego compré la versión en castellano de Edhasa. He de decirte que es cierto que en el libro se habla de tácticas navales y de la importancia de las condiciones marítimas (el diekplous, el viento del «aura»…), pero la verdad es que no lo encontré especialmente destacable: tratándose de un libro que describe justamente una batalla naval, qué menos que hablar de esas cosas (¿de qué, si no?). Pero no es más que una opinión.

    El «Troya» de Michael Siebler no me pareció en absoluto malo, sino correcto. Un libro introductorio a los múltiples aspectos de la cuestión troyana (arqueológico, histórico, literario…) que no va dirigido ni a arqueólogos ni a historiadores ni a literatos, sino al público en general. Veremos cómo es el de Strauss cuando Edhasa (confiemos) lo publique.

    Saludos

  11. Urogallo dice:

    En resumen, un panfletillo que no es ni chicha ni limona…Y esto lo digo con mis codiciosos dedos atrapando HOMERO Y LA EDAD HEROICA, de J.V. Luce…En 1984 si que publicaban cosas que merecían la pena.

  12. cavilius dice:

    Como eres, Uro…
    Pues ese de Luce no lo tengo.

  13. Valeria dice:

    Mil felicitaciones, Cavilius. He de decirte que la primera vez que leí tu reseña me pareció que recomendabas el libro como correcto, pero nada más, porque faltaba en el texto -o tal vez echaba yo de menos- un poco de esa pasión desenfrenada que le pones a todas aquellas cosas que se nota que de verdad te apasionan. En cualquier caso, te lo dije una vez y te lo repito, escribe, aunque sea una reseña de Asterix, que me encanta leerte, a tí y a otros muchos compañeros de este café virtual en el que quedar con lo colegas que es hislibris. Que no decaiga. Saludos a todos.

  14. Urogallo dice:

    Descatalogado del todo, yo lo conseguí hace tiempo en una librería de saldos…Una compra excelente ( sobre todo por los 4 euros que me costó). Debió ser un libro de bastante difusión en los 80, por que no hace mucho que vi otra edición ( ahora en tapa dura) en una librería «de viejo».

  15. javi_LR dice:

    No leí el libro que reseñas, Cavilius, pero tu magnífica exposición me basta para hacerme una idea clara del libro.

    Siempre me quedará la duda de si lo mejor a la hora de crear una obra es especializarla según el tipo de lector que busques y/o lo que tu pluma permita. Mezclando se corre el riesgo, como bien dices, de no llegar ni a unos ni a otros.

    Y entrando más en detalle, dices que lanza unas cuantas teorías de lo que hubiese pasado si los persas hubiesen sido los vencedores. ¿A qué conclusiones llega? No es por quitar importancia a esta batalla, pero creo que las fuentes griegas (atenienses) se han encargado convenientemente de magnificarla. Sé tu opinión, pues la diste en el foro, pero ¿la del autor?

  16. pepe dice:

    Al contrario que Sánchez Ferlosio, si hemos de creer lo que dice Javier Cercas en su novela Soldados de Salamina, mi conocimiento sobre las causas de la derrota de las naves persas en la famosa batalla es tan escaso como el del uso correcto de la garlopa. Por tanto lo único que puedo hacer es felicitar a Cavilius por su excelente reseña, de la que algunos detalles me han impresionado mucho: detectar un error en la traducción que no está en el original, por ejemplo.

    Saludos.

  17. cavilius dice:

    Gracias de nuevo a todos por las felicitaciones.

    Valeria, antes de leerlo yo quería que el libro me gustara mucho; lo iba leyendo e iba deseando que me gustara; lo acabé de leer y aún deseaba que me gustara. Semanas después, pienso: «psé, pues no sé si me gustó». Vamos, que no es que no lo recomiende, al contrario, seguramente gustará a muchos, pero puede saber a poco. Y todo esto lo escribo totalmente ruborizado, Vale. ¡Qué cosas me dices!

    La teoría de Strauss, amigo Javi_LR, sobre qué habría pasado si los griegos hubieran perdido es la siguiente (y no creo destripar en absoluto el libro diciéndola, pues sólo habla de ella en un par de párrafos): los atenienses habrían huido a la Magna Grecia y con el tiempo habrían regresado para salvar la Grecia continental de los persas, como antes salvaron Jonia; o bien habrían levantado su civilización clásica allí mismo, en Italia o Sicilia. ¿Qué os parece?

    No es difícil, pepe, encontrar esos fallos de traducción, cuando tienes la suerte de contar con el original y con la versión castellana. Y creo que yo estoy peor que tú, porque no es que no sepa cómo usar una garlopa, es que no sé ni lo que es.

    Saludos

  18. Urogallo dice:

    Hombre, a algún lado habrían tenido que irse…Pero si son derrotados en Salamina, ¿De donde habrían sacado los barcos?.

  19. javi_LR dice:

    A mí, humildemente, lo de la huida me parece una simpleza. Algunos sí que lo habrían hecho, otros se hubiesen quedado bien agustito con una tiranía negociada con los persas. Dudo mucho que, a la larga y con la victoria contemporanea en Himera, los atenienses hubieran sentido en gran medida la tenaza persa, ni tan siquiera con una derrota en tierras sicilianas. Incluso a veces pienso que les hubiera venido bien, ya que en el caso de derrota helena supondríamos una probable derrota espartana. A Esparta sí que le hubiese hecho mucho daño. Y si bien Atenas, tras un período de tiranías, se hubiera repuesto, a mi entender, la ciudad del Eurotas no. Esparta no hubiera aguantado un sistema no oligárquico y mucho menos una derrota.

    Y no me imagino una pequeña Atenas en ningún punto indeterminado de la Magna Grecia, entre otras cosas porque todo el círculo de pensadores no atenienses que se dieron cita en el ágora años más tarde de Salamina no hubieran confluido de igual manera. Por no decir que su vida en el Mediterráneo occidental hubiera sido un infierno, pues ni los mismos griegos ni los cartagineses ni los etruscos les hubieran dado tregua.

    Uro, barcos había, no pensemos que todo eran espléndidas y novísimas trirremes. Además, difícilmente les hubieran hundido todas.

  20. Koenig dice:

    Buenas tardes.

    Es cierto como comenta Cavilius que hablar de tácticas navales en un libro sobre Salamina es de rondón. Estamos totalmente de acuerdo. Pero aún asi me sorprende, y el motivo es que las librerías están llenas de libros sobre batallas y campañas en las que no se habla en absoluto de tácticas.

    Se describen los acontecimientos políticos, el trasfondo temporal, geográfico y a veces incluso humano. En algunos, los que me gustan, se detallan los hechos, llegando a veces hasta el punto de narrar la posición de cada barco en cada momento de la batalla, incluso con varias opciones (como el Trafalgar, de Cayuela y Fernandez, que por cierto habla también de tácticas).

    Pero no es tan común que se narre cual era la forma de hacer la guerra, a nivel táctico (ya sea naval, terrestre o aérea) de la época, campaña o batalla tratada (A nivel estretégico se encuentra mas). De ahí mi comentario, que por lo demás no pretendía en absoluto desmerecer tu excelente crítica.

    Un saludo

    Koenig

  21. Urogallo de Platea dice:

    Hace tiempo, la AVENTURA DE LA HISTORIA, publicó una serie de artículos sobre las tácticas y las maniobras típicas de las embarcaciones bélicas en la edad clásica. Hasta donde yo se, es el único trabajo serio en castellano sobre el tema ( dejando aparte lo del dieplon y tal que inclyen todos, copiándose unos a otros).

    Bien es cierto que no todos los buques habrían sido hundidos, y que les quedaba su numerosa flota mercante…¿Pero los victoriosos persas les habrían dejado huir sin más, y aunque así fuera, les habrían permitido embarcar a su población tranquilamente y viajar casi sin protección hasta la Magna Grecia?.

    Hasta el tratante de esclavos más obtuso habría visto su oportunidad…

  22. cavilius dice:

    Buenas:

    Tampoco yo, amigo Koenig, pretendía desmerecer tus comentarios, simplemente estamos ante un contraste de opiniones. Y quizá tengas razón en que lo que debería ser normal en los libros sobre batallas es lo que menos abunda, es decir: la explicación de las tácticas y las estrategias de cada bando.

    Pienso como tú, Javi_LR: me cuesta pensar en una Atenas fuera de Atenas. Veo más probable que se hubiera establecido una convivencia con el poder persa, máxime cuando sin duda habría muchos partidarios de Jerjes entre los propios atenienses. El demagogo (entiéndase la palabra con su significado original, no peyorativo) Temístocles habría caído en desgracia a causa de la derrota (y caer en desgracia era algo muy común en los griegos) y sin él tirando del carro de la rebeldía esa facción pro-persa se habría impuesto, como sucediera en Tebas y en otras muchas polis. Y con Atenas en poder del Persa, Esparta no habría durado mucho más. Pero, como ya comenté en el foro, no creo que el yugo persa pudiera ir más allá del establecimiento de un sátrapa, una guarnición de soldados y un impuesto anual.

    Uro, ¿sabes qué números de La aventura de la Historia incluían esos artículos que mencionas?

    Saludos

  23. Urogallo de Platea dice:

    De memoria no, pero te los busco ahora mismo. Deben ser de los últimos que me compré.

  24. Germánico dice:

    El de este mes trae uno sobre el «corvus». Yo sé que es romano, pero, hombe, Cavilius, haz una excepción…

    Saludos.

  25. cavilius dice:

    Mmmm, quizá si me autoconvenzo de que es de origen griego…

    ¿Sabes si lo inventó algún griego afincado en Roma?

  26. Germánico dice:

    Que sí, hombre, que sí. Puedes leerlo con la conciencia tranquila…

    Saludos.

  27. cavilius dice:

    Me estás liando…

  28. Germánico dice:

    http://www.elmundo.es/ladh/numero98/armas.html

    Mira que yo tengo manías raras, pero tú…

    Saludos.

  29. cavilius dice:

    ¡Pero si tengo la revista en casa!
    La compré en cuanto salió, por aquello que se dijo en el foro de que venía acompañada de un dossier sobre los libros de historia publicados en 2006. Me había mirado el dossier, pero la revista aún no…

    ¿Será el destino? ¿Una señal para que me pase al bando de los hijos de Eneas? ¿Será Zeus o será Júpiter? ¿La moira o el fatum? ¿Atenas o Roma?

  30. Germánico dice:

    Haz un esfuercito, Cavilius, que la causa es buena…

    Saludos.

  31. Valeria dice:

    ¿Y el dossier está bien? ¿De esos que hacen que te vayas volando a la primera librería a gastarte los cuartos? Porque si es así, mejor ni me acerco al quiosco, para evitar la tentación. Malos tiempos para la lírica, a pesar de la extra.

  32. Urogallo dice:

    Dios, mis libros se han rebelado y me atacan…Vaya descontrol,

    Nº 16, la guerra en el mar en el siglo XVIII.

    nº 11. referencias a la armada cartaginesa…

    ¡sucumbo!

  33. cavilius dice:

    Hola Valeria:

    El dossier está bien, así que no lo compres. No estaría mal hacer un resumencito o algo parecido, pero lo dejo por si quieren hacerlo los que hablaron de él por primera vez en algún lugar del foro, no recuerdo cuál. Sólo destacaré algunas notas que me han llamado la atención:

    – Una frase: «Debemos seguir buscando autores que sepan contar la Historia de manera amena«. Mauricio Bach, director editorial de Ariel

    – Carlos García Gual, gran defensor de la novela histórica, cuyo «boom» sitúa en la publicación de «El Nombre de la Rosa» opina, según el dossier que «vistas desde hoy, las producciones de Graves, Renault o Troyat aparecen ya como verdaderas exqiusiteces degustadas por los más exigentes«.

    – Se mencionan muchos, muchos títulos, de modo que alguno/s de ellos seguro que encajan en los gustos del personal hislibreño (yo mismo me he apuntado unos cuantos para que sean esos oscuros objetos de mis deseos). Novela y ensayo, de todo. Algunos, casual pero lógicamente, han sido comentados en Hislibris.

    O sea, que ni te acerques a los quioscos. ¿Vale, Vale?

    Gracias, Uro, por las referencias. El siglo XVIII no suena mucho a griegos, ¿verdad? (Basta, tengo que superarlo como sea…).

    Saludos

  34. Urogallo dice:

    Ni a griegos, ni a nada, no veas que caso de publicidad fraudulenta, era una interesante historia, la de la fragata hermione…Pero no le ví relación con el título.

    Al final, tras titánico esfuerzo, encontré las puñeteras revistas…Como no, en el sitio más alejado de mis codiciosas manos, pero aquí están:

    El tiempo del remo y el espolón, LA AVENTURA DE LA HISTORIA, números 27,28 y 29.

    Resulta curioso, según esto, tengo TODO lo que existe en castellano sobre las naves de la antiguedad, uséase, estos 3 artículos, y LOS ANTIGUOS MARINOS I Y II, de Time-Folio, colección «El hombre y el mar».

    Pués no son para tanto:

    1ª Parte: Aspectos técnicos, evolución constructiva, clases.
    2ª Parte: Coste económico y rendimiento.
    3ª Parte: Aspectos operativos.

    Con un poco de tiempo, resumo en medio post todo lo que hay de interesante, y te ahorras las perras ( En el caso de que todavia se pudiesen localizar, cosas que dudo).

  35. cavilius dice:

    Pues estaría muy bien si hicieras eso, Uro, te lo agradecería mucho (yo y todo el personal interesado). Pero no te pases resumiendo, ¿eh?.

    ¿Y seguro que es todo lo que existe en castellano? Déjame que eche un vistazo a mi vasta biblioteca (perdón, quise decir basta) antes de darte la razón…

  36. cavilius dice:

    richar, no sale el dibujo de la portada del libro al principio de la página. ¿Es mi ordenador?

  37. Urogallo dice:

    Ah, no lo se, es lo que dice el autor, por eso le daba un tono irónico…que se perdió al escribir. :D.

    A mi también me parecía raro que una enciclopedia y un par de artículos agotasen el tema…

  38. Urogallo dice:

    Aquí va el primer trozo, puntos interesantes del primer artículo, según mi visión:

    En el año 5.000 A.C se desarrolla la primera embarcación destinada especificamente a la guerra.

    En el año 2.000 A.C se construye la primera galera en Creta.

    Pentécora es un nombre técnico, designa solo a una embarcación con 50 remeros, y no a un tipo concreto de buque.

    En el año 500 A.C se desarrolla en Grecia el primer Trirreme.

    En el 401 A.C, Dionisio el viejo de Siracusa, mejora el buque creando el Quinquerreme, aumentando de 3 a 5 los remeros, en lugar de aumentar los remos como se había intentado hasta entonces. También inventa la catapulta, que contra lo que se ha popularizado, solo se adapta a las embarcaciones a partir de Demetrio Poliorcetes, y solo en los buques más grandes.

    En la batalla de Ecnomo, participan 700 buques y 250.000 hombres. Por contra, en la batalla del golfo de Leyte, popularizada como la mayor de todos los tiempos «solo» participan 250 buques y 200.000 hombres.

  39. Urogallo dice:

    El segundo, del tercero no pongo nada, por que solo repite lo de siempre, el dieplon, barrer los remos, embestir al espolon, atacar por la retaguardia…y se acabó la táctica de la antiguedad. Seguro que el libro de Libsa que hicimos desaprecer de la casa del libro traerá más cosas.

    Los remeros en las galeras de la antiguedad eran asalariados, y cobraban un sueldo equivalente al de un hoplita, que iba, según las épocas, de 3 óbolos a un dracma diario.

    Para establecer una comparativa:

    1 talento era la base de medición monetaria, era una medida de peso equivalente a 26 kilos de un metal noble, oro o plata. En el caso de la plata, dada la mayor escasez de ese metal en la edad antigua ( No tenían acceso a la plata de Britania, o a los yacimientos de américa), un talento podía ser equivalente a unos 700.000 euros.

    1 talento de plata, equivalía a 60 minas. Una mina, equivalía a 100 dracmas, y un dracma, a 6 obolos.

    El gasto medio, para mantener operativo un trirreme ateniendes, durante la guerra del Peloponeso, ascendía a 50.000 dracmas anuales, y eso a pesar de que los meses invernales los navios no estaban operativos. Por contra, contruir un trirreme solo suponía un gasto de 15.000 dracmas. Por eso, si se vislumbraba una época de paz, era preferible dejar pudrirse todos los buques, ya que construirlos de nuevo sería más barato que mantenerlos inoperativos una sola campaña. Esta medida, aunque económica, no se podía tomar en tiempos de guerra, donde se sustituía por el almacenamiento de los buques, tras despedir a la tripulación.

    En tiempos de la guerra del Peloponeso, Atenas llegó a contar con 300 buques de guerra, de los que 100 permanecían constantemente operativos. Para sustituir sus bajas, sus astilleros trabajaban al límites de sus capacidades: 6 trirremes nuevos cada mes.

    De los ingresos totales de Atenas, durante la guerra del Peloponeso, más del 60% era destinado regularmente al pago de la flota de guerra.

  40. Valeria dice:

    Gracias por la información, Cavi y Uro. Yo por si os interesa os dejo el enlace de la página web de una librería de náutica, que tiene entre otras muchísimas secciones una dedicada a Novelas e Historia Naval: desde barcos de guerra, o batallas navales, hasta novela histórica. También secciones sobre naufragios, piratas… Muy interesante, aunque me temo que específicamente sobre tácticas navales o batallas de la antigüedad no hay nada, al menos en un vistazo rápido no lo he visto. Saludos.

    http://www.libreriadenautica.com

  41. cavilius dice:

    Muy interesante la información, Uro. Yo he encontrado cosillas entre mis libros, pero no gran cosa, así que quizá tenga que darte la razón.

    Pues no está mal la página, Valeria. Hay bastante material sobre buques de guerra y sobre novela histórica de tema naval. Incluso he encontrado el libro de Strauss.

    Saludos

  42. pepe dice:

    Ya que mencionas a Dionisio de Siracusa, Urogallo, en relación con la invención de la catapulta, aprovecho para comentar que, en la novela de Tamburas (que ahora estoy leyendo), ambientada en la época de Cambises -ciento y pico años antes de Dionisio-, se habla de catapultas en varias ocasiones. No sé si se referirán a otro tipo de máquinas de asalto basadas quizá en planteamientos técnicos parecidos … pero el hecho es que ha llamado mi atención porque yo también pensaba (como todos los lectores de Manfredi) que la catapulta es un invento usualmente atribuido a Dionisio.

    Saludos.

  43. richar dice:

    Uro, ya que has establecido una equivalencia -lo cual se agradece mucho, la verdad-, estírate y haznos una equivalencia total. Es decir, lo que cobraba un remero de la época, ¿a qué equivaldría ahora?

    Gracias por anticipado,
    Richar.

  44. Urogallo dice:

    Ah, perfido, imposible saberlo. De hecho el libro establece la equivalencia doble: 1 talento de plata, hoy, valdría unos 700 euros…En esa época, ¡1.000 veces más!.

    Y es que en estas épocas los precios variaban muchísimo, incluso en las mismas épocas, según los grandes acontecimientos «macroeconómicos». Por ejemplo, cuando Saladino toma los reinos cristianos, «una esclava bien educada» no costaba más que unas babuchas bien terminadas…

    De todas formas, el sueldo diario tenía que ser suficiente para comprar la comida ( cara en época de guerra), mantener casi siempre un criado ( casi todos los hoplitas solían tener uno, sobre todo los mercenarios) y en algunos casos una esposa ( aunque estas siempre tenían trabajos complementarios).

    Si me apuraís, yo diría que cobrarían de 30 a 60 euros al día. Teoría personal, claro.

    Siguiendo con el tema de la pasta, reconstruir un trirreme en nuestra época, el Olympias, costó 700.000 dolares y 2 años de trabajo…Cuando los atenienses tardaban una semana…

  45. richar dice:

    Ostras, ¿2 semanas se tardaba en la época y ahora tardaron 2 años? qué pasó, ¿qué habían perdido las intrucciones de Ikea de cómo montarla o que les faltaba la llave Allen del 7?

    mmm… 30-60 euros al día, no está del todo mal, ¿no? Es decir, a pesar de estar remando y combatiendo, ¿vivían bien?

    Saludos,
    Richar.

  46. Urogallo dice:

    Intenga montar un mueble de Ikea sin instrucciones :D, yo ya las paso canutas para montarlo con ellas. :D.

    Hombre, mal no debían vivir. Tu poeta favorito ( a juzgar por la cita en «puertas de fuego» :D) decia: «Mi lanza amasa mi pan, ella escancia mi vino, en ella me apoyo mientras bebo…». Solían cobrar puntualmente, y luego siempre estaba la posibilidad de saqueo. Encima, si aceptaban servir a los persas, cobraban muchísimo más.

    En total, no debía ser mala vida, por que de destripaterrones siempre podrían encontrar trabajo, y preferían «amasar el pan con la lanza».

    En Alexandros, Memnóm suelta algo cómo: «Comeís el pan más duro y amargo, el que cosechaís con vuestra lanza…». No sería para tanto, si remando ganaban lo mismo…¿Para que arriesgar la vida?. Debía ser una buena vida, en suma.

    De todas formas he dejado una pregunta colgada en el foro de los capitanes, a ver que me cuentan.

  47. cavilius dice:

    No son muchos los libros que aborden la cuestión de las «finanzas» (por llamarlo así) en el mundo griego. La mayoría se quedan en la historia de las batallitas, la sociedad, la economía pero sin entrar en muchos detalles… Existen algunos libros clásicos donde sí se tratan esos temas. Por citar algunos (estoy perezoso, en vez de explicar qué cuentas esos libros voy a decir sólo los títulos): «Instituciones griegas«, de R. Maisch y F. Pohlhammer, publicado por la entrañable editorial Labor en 1931 (actualmente me temo que sólo se puede encontrar en librerías de viejo o ferias del libro); la «Historia griega. Vida pública y privada de los griegos«, de Paul Guiraud, publicado en 1915 (cielos, pero qué tufo a rancio estoy dando); «El sustento del hombre«, de Karl Polanyi (Mondadori, 1994).

    Total, que he citado tres libros de los que sólo uno es medianamente localizable. He hecho una aportación realmente productiva. ¡Urogallo, salva el hilo con más datos interesantes, please!

  48. Urogallo dice:

    Pués poquilla cosa, pero he encontrado esto: La verdad, no me convence mucho, por que los remeros, que no remaban por vicio, cobraban lo mismo, y es de suponer que Atenas tuviese que contratar mercenarios en cantidad.

    http://www.sectorn.net/foros/viewtopic.php?p=15384&sid=92425ef75cd7aca18aaf9d62ddac2883

    Aún así, el equipo seguía requiriendo una importante inversión (unas cien dracmas áticas, según se ha estimado, lo que representaba el salario trimestral de un obrero cualificado), derroche que, en la Atenas del siglo V, sólo podían permitirse los ciudadanos pertenecientes a una de las tres primeras clases censatarias.

    Todos los hoplitas recibían la misma paga o ración. En la Atenas del siglo V la cantidad variaba de media a una dracma por día, dependiendo del estado del tesoro público. El sostenimiento de sus criados o escuderos solía correr por cuenta del hoplita. Este sueldo debía ser en realidad insignificante para la economía de los hoplitas: éstos estaban en servicio sólo unos pocos días o semanas y no recibían ninguna compensación por el gasto que invertían en su equipo y armamento. Su paga era, por tanto, de carácter más bien simbólico. El servicio dentro de las falanges era más bien un medio de prestigio social y un deber ciudadano.

  49. Urogallo dice:

    Y el precio iba bajando en épocas de abundancia mercenaril, 25 dracmas al mes para los soldados de Jenofonte.

    http://www.ucm.es/BUCM/revistas/amm/02148765/articulos/MILT9898220089A.PDF

    Por cierto, curiosidades tiene la vida, la primera moneda acuñada en egipto procede de tiempos de Nectabeo Iº, que falsificó lechuzas atenienses para pagar a sus tropas

  50. Onepac dice:

    Hola, me acabo de enganchar a esta pagina, en particular hoy tambien he puesto en el extensisimo foro sobre puertas de fuego. Queria preguntar a Cavilius y a todos en general si me podrias aconsejar sobre libros que traten sobre las guerras medicas, las guerras greco-persas, de manera general o particular. Estoy buscando por ahi pero mejor preguntaros a vosotros que la verdad, os he leido vuestros comentarios y sabeis bastantes y si me ayudais me fio bastante de vuestra opinion. Asi que si me podeis aconsejar alguno, os lo agradeceria de corazon.

  51. Urogallo dice:

    Yo que tú me conseguiría «las historias» de Herodoto, hay ediciones baratitas, y es de lectura más amena de lo que pudiera parecer, lo mismo te digo de Jenofonte y su «anábasis». Además Libsa acaba de públicar un libro sobre la guerra en la antiguedad, que tampoco está nada mal.

  52. cavilius dice:

    Siguiendo con el boletín “económico” de Urogallo, ahí van más datos recopilados de los libros que mencioné antes:

    – Para empezar, comparto la equivalencia que apunta Uro, e incluso la ajustaría un poco más: yo diría, en una valoración y cálculo completamente personales, que un óbolo equivaldría a unos 16 euros actuales.

    – El sueldo de un hoplita, que instituyó Pericles ya que antes no se pagaba nada (era un deber moral, por decirlo así, ir a las guerras en las que la ciudad se involucrara), era de al menos 4 óbolos: 2 para alimentos y 2 como salario propiamente dicho (de ahí la expresión «la vida de cuatro óbolos» aplicada a la vida militar). Por regla general el sueldo oscilaba entre 2 y 6 óbolos (=1 dracma, como dice Uro). O sea, entre 32 y 96 €.

    – El sueldo de los hippeis («soldados a caballo») podía ser doble, triple o cuádruple que el de los hoplitas.

    En cuanto a la vida cotidiana en la Atenas del siglo V a.C., los precios eran éstos, más o menos:

    Comida:
    – Una perdiz: 1 óbolo (16 €).
    – Un pescado salado: 1,75 óbolos (28 €).
    – Un carnero: 1 dracma (96 €). (Esto, a principios del siglo VI a.C.; 100 años después el precio se habría disparado).
    – Un buey: 51 dracmas (4.896 €).

    Bebida:
    – Un buen vino de Chíos: unos 2,6 dracmas el litro (250 €).
    – Un vino normal: media dracma el litro 48 €).
    – Aceite de Lámpsaco: algo menos de un dracma el litro (menos de 16 €).

    Vestimenta:
    – Un quitón (prenda habitual): 3 dracmas (unos 300 €).
    – Unas sandalias: 1 dracma (100 €).

    En líneas generales, la comida era relativamente barata y las prendas de vestir no tanto. El presupuesto que necesitaría un ateniense medio para vivir un año podía ser de unas 60 ó 70 dracmas (6.000 ó 6.500 €).

    Hemos de tener en cuenta que en aquella época no había muchos gastos aparte de la manutención propia y la de los esclavos si se disponía de ellos (y lo habitual era que todo buen ciudadano poseyera al menos 2 ó 3). Fue Pericles el que comenzó a instituir sueldos para el ejercicio de las funciones administrativas de la ciudad, pero también el que gravó con impuestos numerosas actividades.

    Fin del boletín «económico».

    Onepac, coincido con Urogallo en la recomendación de las “Historias” de Herodoto para conocer las guerras médicas, especialmente a partir de su libro V; también el libro I de la “Historia de la guerra del Peloponeso” de Tucídides, y los libros XI y XII (creo recordar) de la “Biblioteca histórica” de Diodoro de Sicilia . Y si quieres bibliografía secundaria, hay muchos libros (demasiados) pero por lo que yo sé no acostumbran a centrarse en las guerras médicas sino que las incluyen como un capítulo más de la historia de Grecia. Por citar algo: “Griegos y persas. El mundo mediterráneo en la edad antigua”, de Hermann Bengtson, sí se centra un poco (no mucho) en ese período; Robin Osborne, en “La formación de Grecia. 1200-479 a.C.”, le dedica (y bien, a mi juicio) el último capítulo; Arther Ferrill, en “Los orígenes de la guerra” también tiene un buen capítulo sobre el tema. En inglés hay más material ( https://www.hislibris.com/?p=274#comments ).

    Saludos nocturnos, que no noctámbulos.

  53. richar dice:

    Gracias por el boletín económico, cavilius. Sorprende ver lo caro que era el vino, ¿no? Qué cosas…

    Y una pregunta al hilo del último párrafo, ¿me da la sensación a mi sólo o hay muy poco escrito sobre las Guerras Médicas -salvo la Tercera-? No sé, parece que de la época de Pericles, de Troya, de las Termópilas, etc, lo que sea. Pero de Maratón, por ejemplo, no recuerdo ninguna novela. Que supongo que en ensayo sí, ¿pero en concreto en novela?

    Un saludo,
    Richar.

  54. cavilius dice:

    Bueno, que yo recuerde, está «Marathon Man«, que luego hicieron la película. Sí hombre, con Dustin Hoffman de corredor y Laurence Olivier de dentista frustrado.
    Hasta aquí el chiste.
    No, la verdad es que ahora mismo no me suena ninguna novela que sitúe la acción en la primera guerra médica. Los «focos de interés» suelen ser los que tú dices: Troya, Termópilas, siglo de oro en Atenas y Alejandro Magno. Qué cosas…

    Saludos

  55. Ascanio dice:

    Cavilius, sobre tu comentario de la lista de la compra, sólo puedo añadir:
    «PARA TODO LO DEMAS, MASTER CARD».

  56. Valeria dice:

    ¿El sueldo era mensual? Porque si era así, ¿qué comían estos pobres infantes? Si un hoplita tenía que guerrear un mes para agenciarse un bacalao…

  57. cavilius dice:

    No, el sueldo era «por día guerreado», o sea, que se cobraba sólo mientras se estuviera alistado en el ejército; en tiempos de paz no veían ni un óbolo. Si tenemos en cuenta esto, y que la necesidad de soldados era frecuente pero no continua; y que con ese dinero debían subsistir el soldado, su mujer, sus hijos y sus esclavos; y que cuando hay guerra los precios siempre suben; y que el trabajo manual (banausia), que podría suponer algún ingreso extra, se consideraba un desprestigio y se relegaba a los esclavos y los metecos (extranjeros griegos afincados en la ciudad); teniendo en cuenta todo eso, es de imaginar que la vida en general no fuera muy desahogada para la mayoría de los atenienses. La auténtica riqueza estaba, como ahora, en manos de unos pocos. Y siempre hombres, claro, la mujer no veía ni una moneda. El hombre hasta iba a hacer la compra, y solía usar la boca como monedero.

    Volviendo al tema de la batalla de Salamina, la única «maquinaria» bélica que se usó fue el espolón y los garfios. Como dice Uro, las sofisticaciones tardaron en llegar al mundo griego.

    Saludos

  58. cavilius dice:

    Por cierto, no sé si conoceis esta página dedicada a la poliorcética:

    http://www.rubensaez.com

    Saludos

  59. richar dice:

    Gracias cavilius,

    no la conocía pero está muy bien. Hay que ver qué maña se dan algunos para las construcciones, porque tiene unas réplicas impresionantes.

    Un saludo,
    Richar.

  60. Urogallo dice:

    Fantasticos los datos, money, money…Por hacer referencia a mi pasión eterna, durante la guerra de Troya NO había moneda, de hecho en referencia al botín, siempre hablan de: «Mujeres de hermoso talle, armas hermosamente talladas, luciente bronce y negro hierro sin labrar». Pero también tenían sus medidas, mi favorita, cuando Diomedes consigue la armadura de oro de pegaso: «Y Zeus nubló su razón, la armadura que 100 bueyes costaba, por la que solo 9 tenía por precio».

    Lo del vino es relativo, piensa que ellos lo diluían en agua…Usease, por un litro, igual sacaban 6.

  61. cavilius dice:

    Sierto, sierto, solían diluir tres cuartas partes de vino en una de agua. Además, los precios que he puesto antes eran de vinos de los caros, hasta el que he dicho que era normal no era, digamos, un «Don Simón».

    Pues lo de la monedas en Troya, que se entere el guionista de la película del Brad Pitt, que salen por ahí algunas en primer plano que paqueteviacontá…

    Saludos

  62. Urogallo dice:

    Hombre, pensaría el guionista, ¿Cómo no van a tener monedas?. ¿Con que compraban las cosas si no?.:D

  63. richar dice:

    Pues no sabía yo lo de que en Troya no había monedas. Por cierto, ¿qué es eso de que los atenienses usaban la boca como monedero????? No usarían billetes, ¿verdad? :-)

    Saludos,
    Richar.

  64. cavilius dice:

    La aparición de la moneda fue bastante posterior a la guerra de Troya. En Atenas se estableció y regularizó el uso de monedas con las reformas de Solón, a principios del siglo VI a.C., estableciéndose como materia prima la plata y abandonando el oro y el electrón (aleación de oro y plata).

    Lo del uso de la boca como hucha, pues eso parece: es que no era gente que se preocupara mucho de la higiene, supongo que no eran tan remilgados como nosotros en esas cosas. Hasta cuando se morían solían poner una moneda en la boca del difunto para que pagara al barquero Caronte, que era quien le transportaba a través de la laguna Estigia hasta el Hades.

    Saludos

  65. richar dice:

    Joer, pues menudo tema el día de la paga, ¿no?

    «Tome, sus 120 monedas.»
    «Gracias, pero quédese 20 que con 100 se me llena el buzón.»

    Saludos,
    Richar.

  66. cavilius dice:

    Ya te digo.

    Otro chiste fácil:

    «¿Qué le pasa a Fulanitocles, que está muy callado?»
    «Es que hoy era día de paga»

    Lo siento.

    Saludos

  67. Valeria dice:

    A lo mejor por eso en el tráiler de la peli de 300 salen con esos tangas de cuero que no le gustan a Uro: para llevar la calderilla.
    Yo tampoco sábía que no se acuñaban monedas por entonces. Cuántas cosas que aprender…
    Saludos.

  68. Koenig dice:

    Parece que en aquella época lo de «tragarse el sueldo» era mas literal…

  69. Isis dice:

    Os dejo un análisis histórico que hace Mundohistoria sobre la famosa batalla de Salamina.
    http://www.portalmundos.com/mundohistoria/batallas/salamina.htm

  70. buho de minerva dice:

    El que quiera saber mas sobre salamina y su importancia historica debe leer a Herodoto en sus historias, y sobre todo a Plutarco en la vida de Temistocles, es muy interesante tambien la nobela de GORE VIDAL Creacion y los ensalyos de Romilly ¿Porque Grecia? y Alcibiades. A mi de esta batalla lo que mas gracia me hace fue como Temistocles engaño a su socios los lacedemonios y forzo el combate naval asi como el furor del cobardica de Jerjes que hizo fustigar al mar. En mi ultimo viaje a Grecia pase varias horas en la bahia de Salamina recrendo las maniobras.El libro de Strauss ¿vale la pena su lectura? ¿aporta algo o es mera litaratura amenizante?

  71. hector dice:

    cavi
    no le faltaron algunos graficos de trirremes al principo del libro?
    dado que nos explica con tanto detalle en los primeros capitulos como eran estos barcos y las diferencias con los de los persas, quiza un par de buenos graficos hubieran terminado de «cerrar» esos capitulos

  72. richar dice:

    Saludos buho de minerva y bienvenido al blog.

    Menuda envidia (y no sana) tengo con lo que comentas del viaje a Grecia. Sólo he ido una vez, hace más años que ni sé, y tengo unas ganas de volver… en fin, bienvenido.

    Saludos,
    Richar.

  73. cavilius dice:

    Bienvenido, buho de minerva. Hombre, si has echado un vistazo a los comentarios habrás visto que no es mera literatura para amenizar, que lo es, sino que también ilustra sobre cómo se desarrolló la batalla. Puede saber a poco para quien ya tenga una base y espere algo más, pero quien no la tenga lo encontrará atractivo seguramente, que de hecho creo que es el tipo de público que busca el libro.

    Pues sí que se echan en falta algunos esquemas y gráficos, hector. De hecho, sólo tiene algún dibujillo del desarrollo de la batalla y poco más.

    Saludos

  74. Urogallo dice:

    O-opá

    O-opá

    Jerjes= Rey de héroes.

    No está mal el libro, tipo de letra enorme, rápido, pero bien documentado, bien expuesto…Ya ha analizado los combates navales en torno a las termópilas, normalmente olvidados.

  75. cavilius dice:

    Estoy que no quepo en mí de gozo y jolgorio: he encontrado en una librería de segunda mano (o tercera, diría yo) el libro de J.V. Luce Homero y la edad heroica, del que hablabas hace unos días, Uro. Bueno, hablaste el 11 de diciembre de 2006 concretamente. Eso sí, me han clavado 18 euros pero en fin…

    He pescado otro que también está absoluta y completamente descatalogadísimo: El secreto de los oráculos, de un tal Philipp Vandenburg. Hace tiempo que iba tras algún libro que abordara exclusivamente el tema de los oráculos griegos, y mira tú por dónde (hay uno de Robert Flacelière, Adivinos y oráculos griegos, pero este sí que no lo encontraré ni que viva mil años).

    Saludos.

  76. Urogallo dice:

    Te encantará el libro, es una maravilla. Eso sí, a mí me costó 3.5 euros.

  77. cavilius dice:

    Lo he encontrado en tapa dura y formato grande. Me conformo con que me guste 5,142857 veces más que a ti.

  78. Urogallo dice:

    Pudiera ser, pudiera ser…Pero tú no lo disfrutarás a tantos niveles como yo, cosas de mi superior educación romana.

  79. cavilius dice:

    Romano cruel…

  80. 3_pitufinas dice:

    qual fueron las causas de la batalla de salaminas

  81. Germánico dice:

    Mucha reinona junta en pocos metros cuadrados, básicamente.

  82. Anraman dice:

    Germánico, creo que 3_pitufinas no está preguntando (fíjate que no hay signo de interrogación), sino que está continuando la frase de cavilius… «romano cruel… cual fueron las causas de la batalla de Salamina». Que como sabemos fueron unas causas muy crueles.

    Nótese también el estilo arcaico de «qual» y «Salaminas» (a mitad de camino entre el antiguo nombre «Salamis» y el actual). Creo que3_pitufinas es alguien de notable erudición.

  83. xavi dice:

    Yo cre que lo que quiere decir 3_pitufinas es una pregunta qual fueron las causas de la batalla de salaminas ? como una pregunta y si es asi quales fueron

  84. Germánico dice:

    Aguda observación, Anraman. Creo que tienes razón.

  85. cavilius dice:

    Nada, aquí, probando mi gravatar…

  86. Aretes dice:

    ¿Es muy grave?

  87. cavilius dice:

    Eso parece porque no ha funcionado.
    Tamos aviaos…

  88. Ascanio dice:

    Pues yo sí lo he visto. En el editor.

  89. Ascanio dice:

    Bah, nada que no hayamos visto antes.

  90. Akawi dice:

    Yo quise poner mi gravatar pero no sale por ningún sitio. A lo mejor es que lo he intentado poco, ja, ja, Vale, lo intentaré de nuevo.

  91. koppy dice:

    Oye Cavilus acabo de comprar en la web http://www.todocoleccion.net el libro que dices de los oráculos griegos de Flaceliere. Y por diez euros. Ya te explicaré!

  92. cavilius dice:

    Caramba, qué bien. Pues ya contarás qué tal está. Hace dos años salió publicado otro libro sobre el tema, Oráculos griegos, de David Hernández de la Fuente, en Alianza Editorial. Cielos, lo tengo en casa y el caso es que no recuerdo si lo he leído o no…

  93. chistoriador dice:

    Me he divertido mucho con todos los comentarios sobre todo ese tipo Urogallo, creo que esta perdiendo dinero…

  94. Makela dice:

    Aclaro que nunca había leído nada sobre la Batalla de Salamina, con excepción de la mención que de ella hace Javier Negrete en «La gran aventura de los Griegos». Dicho lo anterior me ha parecido monumental: es amena, fácil de entender, aparentemente bien documentada, para nada aburrida, emocionante, se lee como novela llena de escenas retrospectivas (para no decir flashbacks) que le dan mucho sentido a la narración.

    Para mi, que no soy ningún erudito en el tema, es 100% recomendable. Me gustó tanto la forma como escribe el autor que ya estoy buscando el resto de sus libro ;-)

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