La Armada Oceánica, o la Felicísima, así la llamaron los contemporáneos, pero estos epítetos quedaron oscurecidos por la propaganda anglosajona que nos dejó la Armada ‘Invencible’. Casi seiscientas páginas, encuadernado en rústica con solapas. El tema de fondo es la guerra contra Inglaterra de 1585 a 1604. Estamos ante una novela de aventuras, amena, que se lee rápido, con mucha trama y personajes, y, eso sí, con un sólido bagaje histórico, que no cae en el tópico del desastre naval auspiciado por la propaganda anglosajona. Según la historiografía más actual no se puede hablar en términos de derrota. Por ejemplo, explica Luis Gorrochategui Santos en su libro Contra Armada (Crítica, 2020) que la expedición inglesa del año siguiente tuvo las mismas bajas en barcos. El autor por supuesto ha leído este libro y también el de Colin Martin y Geoffrey Parker La Gran Armada: Una nueva historia de la mayor flota jamás vista desde la creación del mundo (Planeta, 2023). Pero también se ha documentado en fuentes primarias. La mayor parte de ellas son documentos recogidos en los dos volúmenes de Cesáreo Fernández Duro sobre La Armada Invencible, con sus apéndices, y en el enorme corpus documental de La batalla del mar océano, recopilada por José Ignacio González-Aller y colaboradores, y publicada por el Ministerio de Defensa.

Como nos indica el autor, en estas obras se recoge el diario de la jornada enviado por el duque de Medina Sidonia al rey, varias relaciones de participantes en la jornada, como las del contador Pedro Coco Calderón, de fray Jerónimo de la Torre, del capitán Alonso de Vanegas, del capitán Marcos de Aramburu, de un soldado embarcado en el galeón San Juan o de un soldado anónimo; algunas relaciones de náufragos, como la del Francisco de Cuéllar, bastante conocida, o la de Melchor de Sevilla, mucho menos prolija, numerosas cartas, apuntes, listas de barcos, de mercancías, noticias enviadas por espías, cartas entre altos dignatarios ingleses, etc, etc.

Como vemos, el autor se siente cómodo con el tema tratado, que, además, ya abordó en su anterior novela La corona del mar (Ediciones Pàmies, 2022). En mi opinión, tenemos una novela entretenida y que para ciertos lectores puede suponer una muy buena aproximación al tema de la Armada Invencible, visto desde una óptica acorde con la historiografía más actual en la que, como decíamos antes, la palabra derrota queda muy matizada. Comienza el libro en junio de 1580. Unos corsarios ingleses atacan a dos barcos españoles que se dirigen a la península desde el caribe. Tras este introito impactante que engancha al lector se inicia el extraño periplo de dos hermanos, Isabel del Puerto y Gabriel. Ella sufrirá terribles humillaciones hasta que uno de los corsarios la toma bajo su protección con el que finalmente se casará y viajará a  Inglaterra. El hermano, que se hace pasar por francés con el nombre de Duport, buscará noticias sobre su paradero por todos los puertos, trabajando como comerciante, contrabandista y corsario con base en Dunkerque. A estos dos hilos narrativos se suman los de sus respectivos cónyuges. Trenton, el marido de Isabel, es un aventurero que recala en Virginia, donde está a punto de perecer junto con el resto de colones, si no llega a aparecer por allí la flota del corsario Francis Drake. Trenton se incorpora a la flota del famoso corsario y comparte con él su suerte y las ganancias. Marcia, la mujer portuguesa del ausente Gabriel, decide visitar a su familia y acaba viajando a Inglaterra donde está instalada la corte del Prior de Crato que aspira a llegar al trono de Portugal por la intervención de Inglaterra. En otro hilo narrativo, el sargento Duarte Salazar vive peligrosamente en Flandes y Portugal. Tratará a figuras relevantes como Alejandro Farnesio, Álvaro de Bazán, o el Duque de Medina Sidonia. Estos cinco hilos se desarrollan en paralelo, fluyen cercanos, pero sin tocarse, hasta que bien avanzada la novela empiezan a entrelazarse.

Como vemos, la novela es predominantemente de aventuras, pero en ella se tratan temas como la colonización de Virginia por los colonos ingleses, la toma de Amberes por parte de Farnesio, el comercio en los puertos atlánticos europeos, por supuesto también el corso y la piratería. Aparecen los tejemanejes de la corte de Antonio  Prior de Crato en Londres. la preparación minuciosa de la expedición naval contra Inglaterra y las batallas subsiguientes. La novela finaliza con el retorno de los barcos a los puertos del cantábrico. Las tramas se cierran bien y el autor no deja flecos sueltos. Julio dota a los personajes históricos de carácter y personalidad. Francis Drake mira ante todo por sí mismo y es tirando a cobardica.  Alejandro Farnesio es muy ducho en su trabajo, lo demuestra en la toma de Amberes, aunque eso de invadir Inglaterra no lo acaba de tener nada claro. Álvaro de Bazán es el mejor marino de todos los tiempos. Medina Sidonia es un personaje inseguro, volcado de lleno al trabajo. ¿Eran realmente así como nos cuenta el autor? Probablemente nunca lo sabremos. Los personajes inventados son amigos de las aventuras, incluso las mujeres, ellas ejercen de corsarias (la vikinga Eva Falk) o espías (como Marcia Henriques). Incluso una mujer con un carácter más hogareño como Isabel del Puerto vive zarandeada por culpa los personajes que la rodean y las circunstancias. Le sucede prácticamente de todo. Otra característica de los personajes es que son supervivientes natos.

Julio Alejandre ha escrito media docena de novelas. Fue finalista en 2018 en el certamen de Úbeda con la obra Las islas de Poniente. Ahí inicia su etapa con Ediciones Pàmies. En la novela siguiente. La corona del mar, sitúa la acción en el caribe y describe las tropelía de Francis Drake. Aparece también el personaje de Gabriel del Puerto, pero en su última novela el personaje ha evolucionado, tiene más profundidad.

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Julio Alejandre Calviño, La Armada de Dios. Madrid, Ediciones Pàmies, 2024, 592 páginas.

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