IRÁN: UNA HISTORIA DESDE ZOROASTRO HASTA HOY – Michael Axworthy

IRÁN: UNA HISTORIA DESDE ZOROASTRO HASTA HOY - Michael AxworthyNo abundan los libros de historia de Irán. En castellano, desde luego, porque en inglés hay una larga tradición, incluso con obras de referencia como The Cambridge History of Iran, en siete volúmenes (Cambridge University Press, 1968-1986). Por supuesto, el lector no especializado encontrará fácilmente libros que traten dos épocas opuestas, como la Persia aqueménida o la República Islámica de Irán, pero es difícil hallar obras de conjunto que recojan los 25 siglos de historia iraní. Por suerte, nos ha llegado un ejemplo de ese tipo de libros: Irán: una historia desde Zoroastro hasta hoy de Michael Axworthy (Turner, 2011).

Digamos, de entrada, que el título es inexacto e induce a hacerse una idea del libro que no es. Sobre todo en la cuestión del subtítulo; sí, es una historia desde Zoroastro y hasta el presente (concretamente el 2008), pero esta idea deja a un lado la que subyace en el original en inglés, Iran: the Empire of Mind. Pues para Axworthy, Irán, como territorio sobre el que han gobernado muchas dinastías (aqueménida, parto, sasánida, omeya, abasí, safárida, turco selyúcida, mongol, safávida, afshárida, qayarí y pahlevi), siempre fue un imperio de la razón, de una cultura que fue «la argamasa que ha mantenido unida una nación tan plural desde un punto de vista étnico y lingüístico» (p. 343). El persa se ha mantenido a lo largo de los siglos como una lingua franca, como el idioma en el que la poesía, un género especialmente querido por los iraníes, ha encontrado su voz. Por ello, reitero, no nos dejemos llevar por el aparente simplismo del título castellano, porque el libro es algo más que una «historia» de Irán.

Y es que Irán es un país en el que la cultura siempre fue un elemento de continuidad con el pasado. Pero es también un país de contrastes y de contradicciones. No nos dejemos llevar por los tópicos: un país en el que el desierto prima por encima de todo, cuando la realidad es que los contrastes entre un clima frío en las montañas se opone al calor asfixiante de la meseta central o la fertilidad agrícola de ciertas zonas que se asemejan a una selva subtropical. No es sólo el país conde el chiísmo es la rama del Islam predominante y que sigue aguardando al retorno del decimosegundo Imam Oculto, el descendiente de Alí, el yerno asesinado de Mahoma, y de Hussein, el mártir de la batalla de Kerbala (680) frente al sunismo preponderante.  Es mucho más que la imagen de un país dominado por un integrismo islamista furibundo en el que los mulás hacen y deshacen a su antojo, al punto de que el poder religioso está por encima y maneja los hilos de un gobierno civil de escasa tradición democrática. Y es más que una nación étnicamente homogénea, de origen ario, unida por primera vez por los aqueménidas a mediados del siglo VI a.C. No, las minorías azerí, kurda, jangalí, baluchí, turcomana, etc., constituyen casi la mitad de la población, aunque su representación en el Majlis (parlamento) nacional sí refleje actualmente esa situación de minoría.

Michael Axworthy ha dedicado una larga carrera a la cuestión iraní. Aunando la investigación académica con el periodismo de investigación (colabora en medios como The Independent y Prospect), conoce el país de primera mano, en el que ha residido algunos años. Su anterior libro es The Sword of Persia: Nader Shah, from Tribal Warrior to Conquering Tyrant (I.B. Tauris, 2006), sobre este sah de mediados del siglo XVIII a menudo conocido como el Napoleón persa (ya se sabe, las etiquetas y los puntos de vista; igual el corso podría ser conocido como el Nader francés). No es baladí esta referencia a Nader, pues es una figura a la que dedica bastante más atención que a Abbas el Grande o al fundador del imperio aqueménida. Incluso la dinastía Pahlevi es tratada con mayor amplitud.

El libro de Axworthy me ha parecido interesante en cuanto al análisis de los contrastes, las continuidades y las propias rupturas de la nación iraní a lo largo de los siglos, aunque irregular en cuanto a su desarrollo. Dedica menos atención de lo que uno podría esperar a la Persia de los siglos medievales, tras la conquista árabe, mientras que se centra especialmente en el último siglo y medio (un tercio del libro, aproximadamente). Tampoco es extraño, si lo miramos fríamente: desde la crisis de la dinastía qayarí en la primera mitad del siglo XIX, Irán ha buscado la modernización política y social tras siglos de momentos de esplendor truncados por las inestabilidades de un gobierno central que estaba anclado en viejas prácticas de gobierno autocrático. Es esta búsqueda de convertirse en un país en el que la pluralidad nacional se viera reflejada, en el que la economía diera un salto que superase el estado de la mera subsistencia y en el que la propia sociedad iraní trataba de liberarse de las cadenas del peso de una religión dominante y tradicional, aunque no asimilable a lo que entendemos hoy día por fundamentalismo islámico. El autor hace hincapié especialmente en la poesía, el género persa por antonomasia, como vehículo sobre el que la sociedad persa secular ha modelado su vitalidad. Los placeres del vino, del amor, de la religiosidad popular, del ánsia de vivir, en última instancia, ya se reflejaba en los poetas de los siglos medievales: Ferdousí, Rudaki, al-Jayyam, al-Gazali, Rumi, Iraqi, Sa’di o Háfiz.

En conclusión, estamos ante un libro de amena lectura, que refleja bien la evolución de un país que ha devenido en modelo de república islámica, pero en el que las propias contradicciones de la sociedad persa tradicional se siguen desarrollando. Un libro que aspira a ofrecer una panorámica de un país, huyendo de los tópicos habituales y del dogmatismo que suele venirnos a la cabeza cuando pensamos en Irán. Un libro diferente, no redondo, pero sí necesario para comprender, un poco al menos, cómo Irán surgió donde lo hizo, cómo ha evolucionado a lo largo de una historia compleja y en ocasiones triste, y cómo ha llegado, en la actualidad, a estar «gobernado por hombres taimados, mientras las mentes más lúcidas del país emigran, están en la cárcel o, atemorizadas, guardan silencio» (p. 343).

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9 comentarios en “IRÁN: UNA HISTORIA DESDE ZOROASTRO HASTA HOY – Michael Axworthy

  1. Clodoveo11 dice:

    Digo algo parecido al libro de Belgistán ya comentado en esta papri: me parece interesante por ser un libro diferente y que trata sobre un país del que hay poquísima bibliografía en español. Lo pongo en el punto de mira sin importarme sus lagunas medievales, que pueden cubrirse perfectamente con el volumen sobre Asia Central de la Hª Universal Siglo XXI que documenta muy bien a los safávidas, buyíes y otras dinastías locales.

    Muy buena elección, Farsalia. Otro libro que rompe con algo nuevo.

  2. asiriaazul dice:

    Buena reseña Farsalia,me has puesto los dientes largos con este libro. Me lo apunto para el futuro.

  3. Farsalia dice:

    Pues ya sabéis, a por él. ;-)

  4. Antígono el Tuerto dice:

    Gran reseña farsalia; me uno a lo dicho por Clodoveo, no es muy frecuente encontrar libros sobre Irán y su historia en español. No es un tema que sea muy popular para el gran público y las editoriales. Andaré por las librerías ojo avizor para cazarle.
    Por cierto, genial el párrafo donde cargas contra los tópicos de Irán, producto muchas veces del cine americano.

  5. Galaico dice:

    Buena reseña, Farsalia, como siempre, pues es un país del que poco se conoce, salvo por ser la antigua Persia, por su riqueza petrolífera, por su famoso Sha Reza P. o su cambio político convirtiéndose en República Islámica (Jomeini y luego Alí Jamenei) y desde entonces es considerado, cómo no, por U.S.A. como un país que apoya a los terroristas y la desconfianza que hay sobre su potencial nuclear. Pero nos das una visión distinta y es bueno saber que podemos encontrar libros en español sobre estos países islamistas tan cerrados en su cultura. Por su fragilidad recuerda a la situación de Bélgica, salvando las distancias, claro está. Saludos.

  6. Farsalia dice:

    Gracias, muchachos. No creo que Irán esté en una situación de fragilidad como Bélgica, al contrario. Es un país fuerte, con una población que trata de convivir entre la cerrazón política y un aperturismo cultural cada vez mayor. Nos llega la imagen de Ahmadineyad, pero Irán es bastante más que lo clichés, los titulares de prensa o los prejuicios.

  7. Vorimir dice:

    Requeteinteresantísima reseña, me ha gustado el tono en el que la ha escrito Farsalia, sin duda deja con ganas de leerse el libro. En algunas tardes de cafetería en la carrera hablabamos sobre Irán, el chiismo y demás y me pica la curiosidad. Me falta el tiempo y el dinero. Pero sin duda, un título muy interesante.:D

  8. Javler dice:

    Gracias por la reseña, Farsalia. Te haría muchas preguntas, pero me interesa especialmente una: ¿cómo trata el autor las interferencias externas, en especial las de británicos y yanquis?

    No sé si conocerás «El Irán moderno», de Nikki R. Keddie. Allí hay un tratamiento bastante razonable del papel de las grandes potencias en Irán moderno.

  9. Farsalia dice:

    Pues no recuerdo un tratamiento demasiado exhaustivo de británicos y estadounidenses… más allá de las interferencias que ya conocemos. A Axworthy le interesan los iraníes, más que las intervenciones foráneas. Obviamente, menciona y comenta los casos que ya conocemos (el sah Pahlevi, la CIA, la crisis de los rehenes de la embajada estadounidense, alguno más que me dejo, etc.), pero sin entrar tampoco a fondo. No es el objetivo del libro. Precisamente es en el libro que mencionas donde el lector puede indagar esas respuestas.

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