Libro dedicado básicamente a enmendar la plana a Tucídides presentándolo como un revisionista interesado de la opinión coetánea sobre la guerra del Peloponeso mediante su historia canónica. Dicho así, parece un ejercicio de crítica igualmente revisionista con la subjetividad inherente a tales propósitos, pero el trabajo presenta dos dimensiones interesantes que lo hacen a mi juicio valioso. Primero, revaloriza el peso de la política, la guerra y la diplomacia en la Historia tan injustamente minimizado con las corrientes
annalíticas del XX que han priorizado factores socio-económicos, culturales, etc, reivindicando una conjunción inexcusable de ambos, cosa lógica para cualquier estudioso riguroso de la historia. Y segundo, nos recuerda la importancia de la crítica y revisión continua de todo lo que leemos y heredamos para no tragar sin digerir lo que se nos pone ante los ojos, práctica no tan frecuente como se piensa en el lector de humanidades. El libro de Kagan, en estos dos aspectos, me parece muy revelador. Otra cosa es la interesante y legítima pero a mi juicio dudosa validez del revisionismo sobre el "revisionista" Tucídides que el autor realiza, y que daría para un extenso debate (es un libro muy apto para
"Propuestas de lectura") que no voy a desarrollar por falta de tiempo y porque tampoco supongo que interesará a casi nadie (salvo a Cavilius y alguno más

). Sólo voy a aportar algunos puntos que puedan servir para quien en un futuro se acerque a la obra y quisiera entrar en faena con la misma:
- El siglo V y casi todo el IV es de guerra generalizada en Atenas y en buena parte en el resto de Grecia, pero ello no quiere decir que entrar en conflicto sea algo alegremente deseable para las polis. Lo que pasa es que el mundo encorsetado en que las mismas se mueven da pocas opciones para la paz en las condiciones en que actualmente la concebimos.
- La Guerra del Peloponeso la desencadenan las obligaciones espartanas respecto a sus aliados (con los que asegura su hinterland, que es lo que le interesa básicamente) y el que Atenas no puede someter su política a dictados ajenos, como le obligaría la retirada del decreto megarense.
- Las experiencias previas respecto a la guerra terrestre (Queronea sobre todo) justifican la estrategia de Pericles, así como las defensas alzadas desde el final de las guerras Médicas. Es la consecuencia de un planteamiento que se arrastra desde hace años. La fuerza de Atenas residía en el mar, no en tierra. Nunca puede aceptarse las reglas de juego que le desfavorezcan a uno.
- Los factores emocionales son relevantes en la obra de Tucídides pese a su sofística, e impregnan las decisiones de los contendientes.
- Se focaliza demasiado en la guerra la oposición Atenas-Esparta pero lo cierto es que los aliados la desencadenan (Corcira, Platea, etc) y continúan (imposibilidad de ruptura de la Liga en Mantinea).
- Si los testimonios de un comediógrafo (distorsionador interesado de la realidad) o unos historiadores distantes representan el pulso de la opinión pública ateniense, habrá que someterlos a crítica en similar medida.
- La peste resultó un lastre muy grave para Atenas que desbarató las previsiones de Pericles y de cualquiera: no es muy justo inculparle en base a ello. Perder casi un tercio de población (combatientes incluídos) trastoca cualquier economía.
- Cleón era un imperialista al mismo nivel que Pericles, pero sin la hoja de servicios militar de Nicias. Que éste tomase decisiones erróneas en Sicilia no lo hace mejor que Cleón, quien sólo puso el nombre y refuerzos en Esfacteria.
- Tucídides destaca que Pericles tenía un ascendente decisivo en la Asamblea, no que distorsionase de democracia, como equivocadamente pretende Kagan en todo un capítulo.
- A Sicilia se va a ayudar a los élimos pero de paso a conseguir refuerzos locales para asaltar Siracusa. La toma de ésta suponía la de Sicilia de facto, y el fracaso ateniense-éxito espartano se basó en los apoyos recabados en la isla (caballería básicamente).
- Nicias no plantea objetivos nuevos, sino que avisa de lo necesario para la conquista insular. Como en otros pasajes, agarrarse a la falta u ocultación de discursos no aporta nada factible.
- La actitud de Nicias en conjunto es razonable dado el cainismo judicial ateniense (véase Arginusas), la falta de caballería, el hostigamiento enemigo (tampoco Demóstenes lo hace mejor) o la práctica en los sitios, que en la Antigüedad se tomaban en su
mayoría por traición. El desastre siciliano es la consecuencia final de un cúmulo de errores continuado, en los cuales Nicias tuvo su parte de culpa proporcional. Acertar la quiniela el lunes es lo más practicado en Historia.
- Resumir la actitud de Tucídides en una vendetta por la hostilidad de Cleón es, además de deslegitimadora de su método (del que se alaban a la vez sus virtudes), insegura, bajo la duda de la realidad de su destierro (Cánfora y otros) quizá interpolado por Jenofonte.
En fin, no sigo. Sirvan estos puntos para discusiones hipotéticas sobre las tesis del libro que considero recomendable y de los que hacen pensar, como buen ensayo.