FELIPE II. LA BIOGRAFÍA DEFINITIVA – Geoffrey Parker

FELIPE II. LA BIOGRAFÍA DEFINITIVA - Geoffrey ParkerLa bibliografía filipina es inabarcable, pero hay títulos que marcan época. Quizá sea el de Fernand Braudel, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en tiempos de Felipe II (1949, diversas ediciones en castellano), y no siendo una biografía, un libro ineludible en cualquier estudio que se realice sobre el espacio y el tiempo en los que vivió Felipe II. Dignísimo estudio que se imbrica en la Escuela de Annales, pero que al mismo tiempo la trasciende, la obra de Braudel introducía y desarrollaba a un mismo tiempo el concepto de la longue durée, la larga duración, en la historia, alternando el ritmo lento de las estructuras (económica, social, mental) con el tiempo inmóvil (el hombre y sus relaciones con el medio que le rodea: el campesino, el pastor, el buhonero…) y, en un tercer círculo, con el tiempo veloz, corto y fugaz de los acontecimientos. No es este el lugar para disertar ampliamente sobre libros filipinos, pero es casi obligatorio citar siquiera algunas de las principales obras que, ya clásicas, existen sobre el llamado Rey Prudente en el mercado hispano.

Para mí, hay tres obras básicas y que el lector curioso, aficionado o especializado debe tener en su canon (odio esta palabreja, sin embargo) de libros filipinos: cronológicamente, Felipe II de España de Peter Pierson (1975), Felipe de España de Henry Kamen (1997) y Felipe II y su tiempo de Manuel Fernández Álvarez (1998). Los dos últimos libros forman parte de ese género histórico tan extendido que es la literatura conmemorativa o de aniversario, en este caso el cuarto centenario de la muerte de Felipe II. Diferentes en cuanto a su concepción, más heterogénea la primera y más ortodoxa la segunda, ambas, con todo, comparten una cierta crítica, más velada en la biografía de don Manuel, del reinado de Felipe II. El libro de Kamen es más analítico de lo que pudiera parecer a primera vista y, además de la consabida retahíla de nacimientos, matrimonios, hijos, hazañas y logros de un reinado dilatado de cuarenta años, valora el empeño de Felipe II como monarca, sus limitaciones y sus errores: «en ningún momento tuvo Felipe un control efectivo de los acontecimientos ni de sus dominios; ni siquiera de su propio destino. De ahí que no se le pueda responsabilizar más que de una pequeña parte de lo que, a la postre, ocurrió durante su reinado […]. Era «prisionero en un destino en el que poco podía hacer». Lo que le quedaba era jugar las cartas que tenía en su mano» (p. 340, citando al mismo tiempo a Braudel). Quizá sorprenda una conclusión tan atávica, pues uno se pregunta qué queda de la propia responsabilidad de un gobernante más allá de las ataduras del pasado, sobre todo si lo relacionamos con decisiones que tomar y situaciones en las que lidiar en las que estuvo sólo él (la cuestión de Flandes, la empresa de Inglaterra, la guerra contra Francia desde 1590). Por su parte, la biografía de Fernández Álvarez, que por estructura parecía tener la voluntad de ser una historia total al estilo braudeliano, decae progresivamente en una historia bastante favorable al monarca filipino, aunque no le ahorra algún que otro vapuleo.

Quizá al lector de esta reseña a estas alturas lo que más le importe es saltarse estas líneas previas y que quien esto escribe vaya al grano y comenta algo sobre el mamotreto de casi 1.440 páginas, poco más de mil de ellas de texto y el resto de bibliografía y notas que hace unos meses publicó Planeta y cuyo autor, Geoffrey Parker (n. 1943), no es precisamente un desconocido en la cuestión filipina: Felipe II. La biografía definitiva (2010), cuyo subtítulo ya digo de entrada que me disgusta. Aborrezco las etiquetas editoriales tales como «el libro definitivo», como si en esta vida hubiera cosas más definitivas que la muerte o el modo en que cadenas de televisión destrozan, casi para siempre, una buena historia con una serie por capítulos de la peor especie.

Para muchos lectores un librito como Felipe II (1978, diversas ediciones en castellano), publicado en España por Alianza, es quizá la aproximación más completa a la figura de Felipe II por parte de Parker. Una breve biografía, muy en la línea anglosajona de que a veces lo bueno pero breve es dos veces bueno, que resulta no sólo una magnífica panorámica sobre el reinado del hijo de Carlos V sino un ejercicio literario la mar de delicioso. Libro en cierto modo precursor del que tenemos delante, no era el primer acercamiento de Parker a la época filipina, pues muestra de ello son El ejército de Flandes y el camino español (1972) y España y la rebelión de Flandes (1977), obras esenciales sobre uno de los temas que el bueno de Geoffrey ha desarrollado con detalle: la larga guerra de los Países Bajos (1567-1648) o, como suele ser del gusto anglosajón, la Guerra de los Ochenta Años; un ámbito que Parker continuó con una selección de artículos en los años ochenta, España y los Países Bajos, 1559-1659: diez estudios (1990). Pero la cuestión netamente filipina, resurge en la bibliografía de Parker, con otras dos obras también esenciales: una de ellas conjuntamente con Colin Martin, La Gran Armada, 1588, publicado bajo los fastos conmemorativos (otra vez más) de la empresa de la Invencible, y La gran estrategia de Felipe II (1998), libro de conjunto de un reinado en el que Parker trata de dilucidar si Felipe II desarrolló una estrategia de largo alcance durante su reinado de cuarenta años.

Todos estos libros, de un modo u otro, convergen en la biografía que se supone que debería comentar de una puñetera vez (no es fácil ir al grano con un autor de la envergadura de Parker). Digamos que Felipe II. La biografía definitiva es tanto un proyecto personal como un libro de encargo de una editorial. En su recentísima reseña sobre este libro en el número de mayo de este 2011 de Revista de Libros, Juan E. Gelabert lamenta la forma en que un encargo editorial ha devenido en un desastre ortográfico-idiomático, cuestión de la que uno se percata, pero que tampoco considera que, aun siendo grave (y más con el precio de este libro), haya que desarrollar con excesivo celo. No entraré en ello: es cierto, la traducción peca de demasiados errores, aunque también es cierto que de un modo u otro se diluyen en las más de mil páginas de texto. Sea cual sea el origen de este libro, Parker llevaba ya unos cuantos años trabajando en él. En alguna ocasión he comentado que tuve la suerte de encontrarme a Parker en la librería de Marcial Pons de la Plaza del Conde del Valle Suchil de Madrid, en uno de esos viajes a la Villa y Corte que suelo hacer anualmente. Recuperado levemente de la larga enfermedad que lleva arrastrando desde hace años, y respondiendo a una osadía por mi parte, Parker me comentó que estaba recopilando bibliografía reciente para una nueva edición de su biografía filipina. Servidor pensó que se refería al librito de Alianza, por ello mi sorpresa fue mayúscula cuando el pasado verano supe de la publicación de un libro que, en la descripción editorial, estipulaba una extensión de casi 1.400 páginas. Por tanto, no estamos ante una revisión del libro de Alianza, sino ante un nuevo libro, contundente, sobre el monarca filipino. Y me atrevería a decir que, desagradándome las etiquetas «definitivas», el libro de Parker brilla a años luz respecto a las biografías con que hasta ahora contábamos.

Cinco partes, cinco, son las que estructuran este señor libro, cuatro cronológicos y uno temático. Sucintamente las cito. «El umbral del poder» narra los años de aprendizaje del príncipe Felipe de Habsburgo y sus primeras experiencias de gobierno hasta la abdicación y muerte de su padre, Carlos V (o I, si se prefiere). Una segunda parte, «El rey y su mundo», nos lleva a la biografía más cortesana del rey. «La primera década del reinado» es, quizá, la parte más interesante del libro, en el que la habitual relación de anni mirabiles se entremezcla con cuestiones familiares (la cuestión de don Carlos, los matrimonios del rey) y el camino hacia el enquistamiento en Flandes. Una cuarta parte la sigue, «El rey vencedor», en el que los «años de cruzada» en el Mediterráneo y la propia península Ibérica, dan pie a los «años de adversidad» en Flandes y a la crisis financiera de 1575-1577. Añadamos a ello la cuestión de Antonio Pérez, la Éboli y el asesinato de Juan de Escobedo y los aparentes «años de triunfo» entre 1678 y 1585, preludio de una etapa final, la quinta parte, «El rey vencido», en el que la estrategia de Felipe II se desboca y se va al traste.

Uno se preguntará (o quizá no, eso va a gustos) qué aporta de nuevo Parker en su mastodóntica biografía. Para empezar, un uso extensivo de una fuente, o de una fuente de fuentes, que es la Colección de Altamira, que contiene miles de billetes autógrafos que Felipe II intercambió con sus principales ministros y que, al modo del Corpus Documental de Carlos V que durante varias décadas recopiló don Manuel Fernández Álvarez, se erige en «corpus material» y «unidad orgánica que se deriva del proceso individual de producción de un archivo» (p. 20). Esta Colección permite aproximarnos, de un modo más pormenorizado, no sólo a la práctica de gobierno sino a la propia vida personal del monarca. Complementando esta Colección con otras fuentes primarias, Parker levanta «una atalaya desde la cual contemplar el mundo de Felipe de la misma forma en que él lo hizo» (p. 21). Por otro lado, Parker se nutre de la inmensa masa de material bibliográfico publicados a raíz de los fastos conmemorativos de Felipe II y Carlos V en la casi última década y media; pensemos, por ejemplo, que sólo en 1998 se celebraron doce congresos, cinco grandes exposiciones y actas y catálogos respectivos, y eso sin contar las numerosas monografías relacionadas con Felipe II.

Como consecuencia de todo ello, estamos ante un libro que sobresale por todos lados. Por erudición, por documentación, por análisis y por una cautivadora amenidad (incluso en las innombrables citas de documentos de época). Un libro que incide en la casi sobrehumana capacidad del monarca para encargarse hasta el más mínimo detalle de cualquier aspecto de determinada cuestión relacionada con una concreta situación que como gobernante le tocaba lidiar. Causa admiración pensar en un Felipe II que le robaba horas a la noche y se quitaba años de vida, rodeado de papeles de todo tipo. Con todo, Parker no obvia que ese carácter meticuloso del rey, ese afán por controlar cualquier resquicio sobre cualquier cuestión, muchas veces jugaba en contra de la eficacia del sistema de gobierno que, centralizado en la Corte (ya en Madrid, ya en El Escorial), dependía única y exclusivamente de la decisión de una sola persona; lo cual, en consecuencia, redundaba en una lentitud exasperante y en la reflexión de que, posiblemente, algunas de las cuestiones capitales del reinado de Felipe II, habrían sido de otra manera si el rey hubiera destinado menos tiempo a escribir informes a sus ministros sobre cuestiones que, vistas con perspectiva, importaban un ardite.

Hay episodios del reinado de Felipe II en las que Parker incide con especial atención. Por ejemplo, el caso Carranza: la persecución y prisión del arzobispo de Toledo, cuyo caso se alargó durante casi dos décadas y desgastó de un modo especial no sólo las relaciones del monarca con el Papado, sino también su propia credibilidad. Azuzado por la malquerencia del Inquisidor General y arzobispo de Sevilla, Fernando de Valdés, y por sus propias dudas, Felipe II se dejó llevar en un caso que necesitó que, por una vez, hiciera caso de su instinto, que le decía que las acusaciones de Valdés de que Carranza abrazaba la herejía eran más una cuestión de pugna político-religiosa y personal («las acusaciones eran fruto de la “pasión”»), y que debió prohibir «que ambos hombres (en lugar de sólo Carranza) buscaran apoyo en Roma». En palabras de Parker, de haber seguido estas indicaciones, el rey «se habría ahorrado mucho tiempo, problemas y humillación, y además habría mantenido los servicios de dos ministros capaces y experimentados. Pero, en cambio, desde el momento en que aprobó el plan de Valdés de arrestar y encarcelar a Carranza, el rey necesitaba una condena tan desesperadamente como la Suprema, y, durante casi dos décadas, luchó por conseguir este objetivo, aunque sin resultado: en 1567, sus denodados esfuerzos no consiguieron evitar que el Papa llevara el proceso a Roma; y en 1576, pese a insistir reiteradamente que Carranza «fuese castigado ejemplarmente», ¡el Papa se limitó a suspender al arzobispo de sus funciones eclesiásticas durante cinco años! El rey había cometido una catastrófica equivocación, superada sólo por su decisión en 1578 de implicarse en otras de las «“paçiones, parcialidades y casy vandos que se hacían o están hechos entre mis criados”: la de apoyar a Antonio Pérez en contra de Juan de Escobedo» (pp. 347-348).

Esta es una de las muchas cuestiones que Parker trata en su enorme libro. Dejo en manos del lector persuadirse o no acerca de lo que Parker concluye acerca de la desastrosa actuación del duque de Alba en los Países Bajos (corresponsable, junto con el monarca, de permitir que una situación, a priori controlable, se les fuera a ambos de las manos), del giro copernicano en la década final (luchando en tres frentes diferentes, precisamente en tres zonas que estaban en paz cuarenta años atrás) o de la implicación personal del rey en el asesinato de Escobedo (al respecto, Parker hace un especial énfasis). Una cuestión no menos importante son los errores de cálculo que, en momentos de su reinado, lastraron la gran estrategia de Felipe II. Uno de ellos, visto con la perspectiva actual, es el empeño de Felipe por entender que sus decisiones, personales, debían ser comprendidas entre sus ministros y sus súbditos como «la obra de Dios». Ese personalismo o, como lo llama Parker, «imperialismo mesiánico»  (especialmente pp. 240-252), indujo a Felipe a considerar que «hasta el fracaso de la Armada, fue posible creer que siempre una victoria espectacular vendría a compensar cada derrota: frente al malogrado plan de destronar a Isabel en 1570-1571, Felipe podía contraponer la victoria de Lepanto (que pareció terminar con la amenaza turca) y la masacre de San Bartolomé (que pareció haber asestado un golpe definitivo al protestantismo en Francia). Sus pérdidas en los Países Bajos y la infructuosa guerra para recuperarlas se vieron sobradamente recompensadas por su razonablemente pacífico acceso al trono de Portugal y sus posesiones de ultramar, creando el primer imperio en la Historia en que no se ponía el sol» (p. 252). Pero, citando a Clausewitz, Parker matiza esta idea del monarca recordando que «cuanto más complejo sea el sistema, más probabilidad existirá de que una de sus partes funcione mal». Y desde mediados de la década de 1570, las diversas partes del sistema comenzaron a fallar casi ininterrumpidamente. Por encima de imperialismos mesiánicos.

En resumen y para ir cerrando, estamos ante la que, hoy por hoy, es la mejor biografía sobre el personaje. Un libro que deja la biografía de don Manuel Fernández Álvarez (y la consideraba la mejor hasta ahora) muy por detrás. Magnífico tratamiento de fuentes, que se imbrican con el relato, le dan sentido y no se convierten en un mero relleno (y don Manuel muchas veces pecaba de ello). Amenísimo, riguroso a más no poder, sin equidistancias ni juicios de valor baratos. Se nota un trabajo de archivo espectacular. Lo reitero, no me gustan las etiquetas editoriales estilo «la biografía definitiva», pero desde luego el libro de Parker quedará como una obra de referencia obligada durante muchos años.

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30 comentarios en “FELIPE II. LA BIOGRAFÍA DEFINITIVA – Geoffrey Parker

  1. Santi dice:

    Espléndido !!!

  2. Vorimir dice:

    Enorme reseña de Farsalia para un enorme libro. Yo lie la breve pero enjundiosa biografía del mismo autor que mencionas y me encantó. Verla multiplicada por 5 quizás sea excesivo para mi velocidad lectora actual pero sin duda estaremos ante un libro de referencia para la figura de Felipe II.

  3. farsalia dice:

    Gracias, el libro vale mucho la pena, pero mucho…

  4. Balbo dice:

    Excelente reseña farsalia!, como bien dices existen varias obras biograficas de Felipe II de obligada lectura, y, a titulo propio, mi preferida es la de Fernandez Alvarez. Con esta obra «definitiva» me asalta unas dudas… ¿no es un poco excesiva para su lectura y para acercar la figura filipina a los lectores amateurs? y ¿no crees que la antigua edicion de Alianza es más entretenida y de lectura comprensible y didactica, y que esta obra que tan bien nos reseñas es más bien un manual de consulta debido a su enorme tamaño y peso?

    ¡Felicidades por la reseña gato! ;-)

  5. farsalia dice:

    Gracias, Balbo.

    Es que son dos libros diferentes, éste y la edición de bolsillo de Alianza. Y el acercarse a la lectura del libro que reseñamos depende de lo que busca el lector. Para mí, lector avezado en la materia, este libro me parece, hoy por hoy, el mejor que podemos encontrar en castellano, y no me parece excesivo (en todo caso el precio, pero esa es otra cuestión…). El tamaño es lo de menos, lo que importa es lo que buscas en el libro. Y si te interesa la figura de Felipe II y, tras otras lecturas previas, quieres profundizar, éste libro es para ti. Obviamente, si no has leído nada previamente, pues sí que mejor empezar por el libro de bolsillo de Alianza, y luego pasar a Kamen, quizá, o a Fernández Álvarez, o a Pierson, o a Belenguer, etc.. De lecturas entretenidas y didácticas entiendo hasta cierto punto. Pero llega un momento dado en que esos baremos ya no cuentan si quieres profundizar en un tema determinado. Y este es un libro que no entiende de conceptos como lectura comprensible o didáctica… porque no se los plantea. Está en otar esfera, como puede estarlo el lector.

    Y no, este libro de Parker no es ni de lejos un manual de consulta (para eso ya están manuales como el de Floristán en Ariel, por poner un ejemplo). Es una biografía concienzuda, pero asequible. Y cuando la lees te das cuenta lo superada que se ha quedado la biografía de Fernández Álvarez, o incluso la de Kamen… pero que siguen siendo buenos libros.

  6. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    Una impresionante y magnífica recensión de un libro que da miedo a los no iniciados. Si llega el momento, si Dios quiere, empezaré por algo más general y próximo.

    Muchas gracias.

  7. José Ignacio dice:

    Excelente reseña, sobre uno de los mejores libros de Historia publicados en los últimos años. La reseña es para quitarse el sombrero. Leí la reseña de de la «Revista de libros» ,pero la de Farsalia me parece mejor. Esto demuestra el altísimo nivel que ha alcanzado esta página, en principio destinada a aficionados a la Historia, cual es mi caso. Felicidades por ello al reseñador y otros muchos, que saben combinar el rigor con la amenidad, y fomentar con ello el placer de la lectura de libros de Historia. J. Ignacio.

  8. Davout dice:

    Una reseña al nivel del magnífico libro Farsalia. Si no lo tuviera ya hoy me habrías convencido sin dudarlo. Gracias.

  9. Akawi dice:

    Farsalia me has animado mucho con tu reseña a leer este libraco sobre Felipe II.

    Gracias buen hombre.

  10. Anthos dice:

    En septiembre del pasado año tuve la fortuna de asistir, comisionado por Hislibris, a la presentación del libro que ahora nos reseña magistralmente Farsalia. En la nota que escribí entonces (verla aquí) ya dejé constancia de por qué se adjetiva «definitiva» esta biografía según la explicación que nos ofreció el propio autor.
    Confieso que sigo sin haber leído tan atractiva obra, pero la exposición brindada por Farsalia me ha desencadenado las ganas de acometer la tarea sin demora. Gracias por ello.

  11. asiriaazul dice:

    Excelente reseña Farsalia,me lo apunto como futurible a medio plazo,dado que mi actual ritmo de lecturas y el volumen que está alcanzando mis lecturas pendientes no me permitiría darle la atención que sin duda merece.Respecto a otras biografías,tengo la anterior y más breve del propio Parker,como una buena introducción y la de Fernández Alvarez,que ya es en sí muy completa,aunque por lo que dices esta lo es aún más y ha de ser tenida como la obra de referencia sobre este monarca.Sin duda caerá.

  12. Farsalia dice:

    Gracias a todos. En enlace puesto a la reseña de Juan Gelabert en Revista de Libros no funciona, es éste. Animaos a leer esta obra, cuando podáis. ;-)

  13. Yllanes dice:

    No funciona tampoco, te manda a una página de registro (supongo que a ti te funciona por las cookies). Este enlace sí da al artículo, pero no se puede ver entero: http://www.revistadelibros.com/articulo_del_mes.php?art=4935

  14. Laurence dice:

    Sin duda, muchos y merecidos elogios para tan descomunal, minuciosa y sobresaliente reseña, que combina la amenidad con las rigurosas y necesarias citas en las que parece imbricarse toda la obra. Hasta ahora, y gracias a D. Manuel Fernández Álvarez me interesé por Felipe II y me sentí satisfecha. Ahora, gracias a Farsalia me siento tremedamente atraída cuando menos por la presente reseña.

    Confieso que mi facilidad de palabra se ha debido de quedar acongojada por el derroche de capacidad y conocimientos con que nos ilustra esta reseña, amén de reconocerle el sutil y exdetalle de comentar entre paréntesis determinados hechos para que simples aficionados como yo tengamos la sensación de ser parte de un acervo cultural sin necesidad de buscar con posterioridad ningún dato.

  15. Laurence dice:

    (….) Perdón, le di a algo y corté mi comentario. A ver si ahora lo hago del tirón :-S

    Sin duda, muchos y merecidos elogios para tan descomunal, minuciosa y sobresaliente reseña, que combina la amenidad con las rigurosas y necesarias citas en las que parece imbricarse toda la obra. Hasta ahora, y gracias a D. Manuel Fernández Álvarez me interesé por Felipe II y me sentí satisfecha. Ahora, gracias a Farsalia me siento tremedamente atraída cuando menos por la presente reseña.

    Confieso que mi facilidad de palabra se ha debido de quedar acongojada por el derroche de capacidad y conocimientos con que nos ilustra esta reseña, amén de reconocerle el sutil y exquisito detalle de comentar entre paréntesis determinados hechos para que simples aficionados como yo tengamos la sensación de ser parte de un acervo cultural sin necesidad de buscar con posterioridad ningún dato.

    Podría decir mucho más…. aunque pudieran parecer palabras huecas procedentes de una cuasi neófita que jamás harían justicia a reseña de tal calidad. Así que, por primera vez, voy a permitir que mis palabras sean sustituidas por un gesto que entiendo será explícito y pondrá de manifiesto mi opinión al respecto:

    ¡¡¡Magistral reseña, gatito!!!»

    Si no fuera por el anacronismo histórico, propondría que te hiciéramos un triunfo en el que no faltarían los laureles ni los esclavos recordándote que eres magistral…

    [Oye… tú das clases de…esto?? Se puede aprender?? Yo me apuntaría sin pensármelo!!!]

    Saludos.

  16. Demócrito dice:

    Magnífica reseña, Farsalia.
    Anotado como próxima compra. Sólo me queda decidir si lo compro ahora por 40 euros o espero a ver si baja el precio, con el riesgo de que no baje y quede descatalogado. Con otra biografía «definitiva», la de César por Goldsworthy, me pasó que lo compré a 40 euros y ahora lo veo por 20 :( De todos modos cuando el libro merece la pena, supongo que no importa tanto.
    Acabo de terminar La Conquista de México, de Hugh Thomas (que no me ha dejado muy buen sabor de boca), y tal vez este de Felipe II fuera una buena lectura para no cambiar mucho de época, jeje.
    Un saludo

  17. Farsalia dice:

    Jajajajajajaja, Laurence, ahora entiendo por qué me pediste que subiera «eso» a Goear… jajajajajajaja. Gracias por los elogios, pero te has pasado un poco, ¿no? (¿o quizá no? jajajajajaja; lo siento, no puedo evitar la carcajada escuchando ese enlace). Lo cierto es que la época de Felipe II era una de mis favoritas en la carrera, no tanto por el personaje en sí (que debía de ser bastante insoportable), sino por cuestiones como el gobierno de un imperio imposible de gobernar desde la centralidad y al albur de una sola persona, las cuestiones económicas (las suspensiones de pagos, cómo afrontar el mantenimiento precisamente de ese imperio inabarcable), el funcionamiento de una burocracia en muchos casos ineficaz, etc. Este libro responde a muchas de esas cuestiones.

    Dudo que este libro baje de precio, Demócrito…

  18. Antígono el Tuerto dice:

    Gran reseña Farsalia, yo tengo el libro de Kamen sobre Felipe II y lo encontré bastante ameno y asequible; parece que éste por lo que mencionas lo completa bastante. La verdad es que Felipe II es uno de los reyes más atractivos (y mediáticos de los Habsburgo) y basta ver la cantidad de biografías que ha tenido.
    Respecto al peso de la burocracia y las dificultades para gobernar, las menciona Kamen en su libro, y es la razón por la cual al final de su reinado (cuando el monarca tiene edad avanzada) las cosas empiezan a ir mal; su administración había alcanzado proporciones difíciles de manejar (a diferencia de la pequeña burocracia que poseían los Reyes Católicos o Carlos I); y es la razón por la que tras su muerte se crea el sistema de validos, una especie de primeros ministros que ayuden al monarca a agilizar las tareas administrativas, además de delegar más poder en los secretarios y en los consejos.
    Lo dicho, un gran libro; a ver si lo localizo.

  19. Laurence dice:

    Jajajajaja. No sabía subir el archivo de sonido, por eso te pedí el favor, pero no podía decirte para lo que era… no fuera que me dijeras que no!!! El enlace es genial. Yo me imaginaba en pie vitoreando y todo :-D

    Me ha encantado la reseña y el tema. Y no, no me he pasado con los elogios. Como diría mi Catedrático de Canónico: lo justo, necesario y conveniente.

  20. Farsalia dice:

    Bueno, el valimiento –al respecto tenemos el gran clásico de Francisco Tomás y Valiente, Los validos en la monarquía española del siglo XVII: estudio institucional— no es meramente una cuestión de cambiar la manera de gobernar, sino de pura y simple ambición política, de corrupción y de creación de hechuras (amiguismo y nepotismo llevado al ímite). El propio Felipe II no huyó de un cierto valimiento (remarco lo de cierto) con la Junta Nocturna y con personajes como Cristóbal de Moura. Difícilmente calificaríamos (Olivares es un caso aparte) a los validos del siglo XVII como buenos políticos y menos aún buenas manos derechas del monarca. Les interesaba por el patrocinio que suponía la administración del poder, por los chanchullos que podían realizar y por las criaturas que podían poner en lugares clave (el colmo ya era una figura como Rodrigo Calderón, el valido del valido Lerma).

  21. Farsalia dice:

    Vitoreando y saltando encima de la silla, jajajajaja….

  22. Galaico dice:

    Excelente y magistral lección sobre la figura de Felipe II, Farsalia. No soy dado a este tipo de tochos, me refiero en lo tocante a biografía y ensayos, de momento, pero cuando tú dices que es amena, a pesar de todo lo que el libro debe de contener, datos, documentos y demás, ya es para creerlo. La verdad es que la vida y obras de Felipe II da para mucho aunque dudo de que sea la definitiva biografía de este monarca. Felicidades.

  23. Farsalia dice:

    Gracias, Galaico. Y tanto que da para mucho…

  24. Alfree dice:

    Hola!
    Enhorabuena por la reseña y por poner también otros libros algo menos complejos que se pueden leer como preparación ;). Una pregunta: ¿podrías indicar algo parecido sobre el padre, Carlos V (o I como se prefiera)? Así nos podemos hacer una idea de lo que le tocó lidiar a este hombre

    Un saludo,
    Alfree

  25. Farsalia dice:

    Tienes la hagiografía, perdón, la biografía de don Manuel Fernández Álvarez, Carlos V. El césar y el hombre (Espasa, 1999), un libro muy completo pero en el que a veces da la sensación de que don Manuel habría apartado a Isabel de Portugal con un golpe de cadera y se habría casado con el emperador en su lugar en Granada. Pero se le perdona a don Manuel, la máxima autoridad en este país sobre la figura de Carlos V (lo llamo así pues siendo emperador su grado era superior al de rey de Carlos I); prueba de ello es su Corpus documental de Carlos V (Salamanca, 1973-1981), en cinco volúmenes. Tiene una obra más ligerita y resumida, Carlos V: un hombre para Europa (Espasa), que aún se puede encontrar en ediciones de bolsillo.

    Pero si me he de quedar con una biografía, es con la de Alfred Köhler, Carlos V, 1500-1558: una biografía (Marcial Pons, 2000), con un enfoque, como no podía ser menos, alemán (el Imperio es lo que tiene, que al césar español le tiró mucho). Joseph Pérez, el hispanista francés, publicó una biografía sobre el emperador, Carlos V (Temas de Hoy), que en cierto modo es un refrito de obras anteriores del autor. Un clásico, centrándose en la figura insititucional del emperador, sus relaciones con Mercurino Gattinara y la esfera imperial (e italiana), es el de Federico Chabod, Carlos V y su imperio (Fondo de Cultura Económica, diversas ediciones), superado en algunos aspectos (la primera edición es de los años cuarenta, si no ando errado de memoria), pero muy interesante.

    Como con Pérez, las editoriales también han jugado a vender grandes obras por partes, como los capítulos de Los Áustrias: 1516-1598 de John Lynch dedicados a la figura del emperador: y así tenemos Carlos V y su tiempo (Crítica, 2000). Y otro clásico, el de Pierre Chaunu, La España de Carlos V, en dos volúmenes (Península), se centra en la historia de los territorios del emperador, aprovechando el estudio de su figura; RBA, en su colección Historia de España la reeditó hace unos años para sus coleccionables de quiosco.

    Una biografía ligerita, con sus años, pero que se lee con amenidad (aunque resulta ya difícil de encontrar) es la de Martyn Rady, Carlos V (Alianza); de un estilo similar, la de Royall Tyler, El emperador Carlos V (Juventud), aún más difícil de encontrar.

    Luego ya tienes los múltiples libro y obras colectivas publicadas en ocasión del quinto centenario del nacimiento del emperador, de los fastos conmemorativos, congresos, catálogos de exposiciones, etc., pero esto ya me imagino que escapa a tus intereses.

  26. Yllanes dice:

    Sobre Carlos V, como introducción está bien J. Pérez, Charles Quint: Empereur de deux mondes (Gallimard, 1994). Es un libro finito, todo ilustrado a color, que da una buena visión general de este personaje (hay una traducción al español, probablemente descatalogada).

    Como obra seria, la de M. Fernández Álvarez (Carlos V. El césar y el hombre).

  27. Antígono el Tuerto dice:

    Como bien dice Farsalia la biografía de Carlos V de Manuel Fernández Álvarez es de las más compeltas que hay actualmente…aunque a veces, como ya ha mencionado Farsalia, roza la hagiografía admirada y devota del autor por su figura, al que llega a otorgar nada menos que el papel de prefigurador de la Europa unida.
    Aunque puede perdonársele, al fin y al cabo a las mentes pensantes de la UE les ha dado hasta por poner a Carlomagno como primer hombre paneuropeo

  28. Alfree dice:

    Hola!
    Muchas gracias por las sugerencias. La FNAC se va a hacer rica gracias a mi ;). Cuando termine con los libros de Troya con los que estoy ahora daré un brinco hasta Carlos V ;)

  29. ADONAYMAR dice:

    Quisiera solamente puntualizar en lo relativo a calificar la biografía de definitiva por el mismo autor. Creo que lla Historia es tan viva, tan dinámica, que es un atrevimiento el hacer aseveraciones como la de Parker. Yo como especialista en el terreno de la Historia de los gitanos echo en falta su tratamiento. La época imperial fue decisiva para definir y consolidar un conflicto étnico que acabó desembocando en el proyecto de «exterminio» de 1749 (file:///C:/Users/Adonay/Downloads/Dialnet-LosGitanosEnElReinadoDeFelipeII15561598-1464990%20(9).pdf).

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