ESPAÑA. TRES MILENIOS DE HISTORIA – Antonio Domínguez Ortiz

España, tres milenios de historiaRecientemente terminé de leer el libro «España. Tres milenios de Historia» (Editorial Marcial Pons, Madrid, 2000, 396 pp.), de Antonio Domínguez Ortiz. Me ha gustado mucho. Se trata de una obra que da una inteligente y acertada visión de conjunto de la Historia de España, iniciándola aproximadamente hace 3000 años, que es el momento en que el autor considera que «el conjunto de los pueblos que viven en la piel de toro adquieren un sentido de unidad, al menos visto desde fuera».

«España. Tres milenios de Historia» se puede considerar el testamento literario del que es sin duda uno de los más grandes historiadores españoles, referente y maestro de otros muchos. Antonio Domínguez Ortiz nació en Sevilla el 18 de octubre de 1909 y falleció en Granada el 20 de enero de 2003, a la edad de 93 años. Doctor en Historia por la Universidad Complutense, Catedrático de Enseñanza Media desde 1940, Académico de número de la Real Academia de la Historia, su labor investigadora fue extensa y fecunda, convirtiéndose en uno de los mayores especialistas en la España de los siglos XVII y XVIII. Algunos de sus trabajos más destacados son La sociedad española en el siglo XVIII, Política y hacienda de Felipe IV, La sociedad española en el siglo XVII, La España del Antiguo Régimen. Los Reyes Católicos y los Austrias, Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría, entre otros.

El principal valor de «España. Tres milenios de Historia» es el de mostrar globalmente una sucesión de hechos que están íntimamente relacionados, dando al lector las claves, conexiones, causas y consecuencias de los mismos. Una obra de estas características resulta especialmente interesante en unos tiempos en que tan de moda están los historias locales, regionales y sectoriales de todo tipo. Está muy bien conocer con detalle la historia de las partes, pero no conviene olvidar la importancia de unir todas ellas, relacionarlas y ofrecer una visión total que ayude a nuestra comprensión histórica. Dicho de otra forma, nos ofrece una descripción del bosque para que no nos perdamos en el detalle de los árboles. Y lo hace de una forma amena, preclara, culta, con un estilo limpio y un punto de vista propio de un historiador meticuloso, lúcido, desbordante de sabiduría y humanismo.

Por último, si bien la visión de conjunto es lo más importante en una obra de estas características, hay que destacar que sus puntos fuertes son los capítulos dedicados a la Historia Moderna de España -los Austrias y primeros Borbones-, como no podía ser de otra forma dado que Domínguez Ortiz es uno de los grandes especialistas en la materia.

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49 comentarios en “ESPAÑA. TRES MILENIOS DE HISTORIA – Antonio Domínguez Ortiz

  1. jerufa dice:

    ¡Vaya Fran!, enhorabuena por ese estreno. Evidentemente, ha de tratarse de un buen libro si, tal y como afirmas, es capaz de compendiar exitosamente un periodo tan largo en tan pocas páginas.
    Felicidades y bienvenido a la panda de «reseñantes».

  2. Fran dice:

    Gracias por la bienvenida. Como bien dices, es mi estreno en Hislibris, mi primera reseña.

    Cuando algún amigo extranjero me pide un libro, breve y ameno, que le introduzca en la Historia de España, suelo recurrir a dos o tres, siendo éste de Domínguez Ortiz uno de los fijos. Por eso y por mi admiración a Don Antonio, grandísimo historiador, lo elegí.

  3. ignacio el argentino dice:

    Felicitaciones Fran por la reseña!!! Y el libro parece muy interesante, aunque puede traer un tanto controversias en relación a las autonomías ¿esto puede ser asi? Pregunto.
    saludos

  4. Jerufa dice:

    No creo que le dedique mucho espacio, ¿no?

  5. Aretes dice:

    No creo, ¡396 páginas para tres milenios!
    Conciso no?

  6. Valeria dice:

    Fran, pues ya puestos dinos los otros dos libros que recomendarías sobre historia de España, que me está pareciendo una buena opción eso de que tener en la biblioteca una especie de visión global de tres mil años de nuestro pasado. Y enhorabuena.

  7. Uther dice:

    Hace tiempo que lo leí, y coincido con Fran. No es el típico libro de Historia de España, sino que nos explica la Historia de España desde la óptica del autor, que a mi parecer es muy acertada y lúcida.

  8. Arauxo dice:

    Mi más sincera enhorabuena, Fran, por tu estreno y tu incorporación al club de los selectos. Y mi felicitación más rotunda por haberte mostrado por primera vez de la mano de este grandísimo historiador.

    Antonio Domínguez Ortiz era un verdadero lujo como historiador, un orgullo para los sevillanos y uno de los mayores homenajes vivos a la mezquindad de los españoles, a la estupidez de nuestras instituciones y a la mediocridad y compadreo de nuestras universidades. Era la prueba evidente de que algo olía -y lamentablemente huele- a podrido en nuestro sistema educativo. Un historiador de casta y raza y, como bien afirmas, Fran, meticuloso, lúcido, desbordante de sabiduría y humanismo… que era Catedrático de Enseñanza Media. Porq

  9. Fran dice:

    Ignacio, no es un libro polémico en relación a las autonomías. Pero no es una historia regional sino del conjunto de España: si un repaso de nuestra historia común puede resultar polémico para alguien, allá él. «España. Tres Milenios de Historia» es un libro divulgativo escrito por un gran historiador, de los de verdad, al final de su vida. Ideal para quienes no conocen gran cosa de la Historia de España y quieren una introducción amena y veraz a la misma.

    Valeria, los otros dos libros que suelo recomendar a los no iniciados en nuestra historia son del mismo autor: Fernando García de Cortazar. Uno es su «Breve Historia de España», archiconocida y que se lee muy bien, y el otro su «Atlas de Historia de España», publicado por Planeta, y que me parece una maravilla, con cientos de mapas a todo color, planos, esquemas, que hacen que entre la historia por los ojos a cualquiera.

  10. Arauxo dice:

    (lamento el corte)

    Porque, lamentablemente, en España, el ejercicio y la titularidad de las cátedras universitarias apenas tiene relación con los méritos y mucha con la burocracia, el parentesco, el sistema feudal y el enchufismo. Después de una de sus muchísimas conferencias en una universidad norteamericana allá por los años 70, el comité organizador definió la situación académica de Don Antonio como un lujo que no sabían cómo España podía soportar.

    Me recuerda su situación la de otro Catedrático de Enseñanza Media, un filósofo que anda por ahí hinchándose de escribir y vender libros -excelentes, por más señas- y del que Cavilius, indudablemente, habrá oído hablar. Y es que a los españoles nos gusta el derroche. De talento, en este caso. Será que nos sobra…

  11. cavilius dice:

    Ya estamos dejando en evidencia al personal. A ver: ¿Savater, Rubert De Ventós, Terricabras, Sádaba…? Voy mal, ¿verdad?

    Enhorabuena, fran, por la reseña. Bienvenido al club.

    Saludos

  12. javier dice:

    Hola todos y enhorabuena a Fran por su estreno. No dudo de los méritos del autor de este libro ni tampoco de la amenidad de su prosa, pero aún sin haber leído el libro me voy a tirar a la piscina con un comentario basado en su título, que entiendo es representativo del contenido.

    Y es que estos tres mil años de la historia patria me han recordado un cuento desternillante de Quim Monzó, en el que éste se mofa de la Cataluña de mil años de la que tanto gusta hablar a ciertos políticos. El cuento es brevísimo, apenas una descripción del primer homo erectus que, en el amanecer de la humanidad, alcanza a balbucear unas palabras. Apenas acaba de erguirse, levanta la mano y con el índice señala el horizonte que se abre ante él, para que el mundo escuche las primeras palabras del futuro amo de la Tierra, que acaba de reconocer lo que tiene ante sí: “Pa…Pa…Països Catalans” (Aquí unos se reirán, otros no).

    Ya digo que no he leído el libro y quizá el autor no cae en exceso en esa retórica de la ontología nacional que hace de España y de nosotros, los españoles, seres idiosincrásicos y esencialmente idénticos por encima de los contextos históricos, pero el título suena precisamente a eso: a naturalización del pasado, o dicho de otro modo, a esencialismo puro y duro.

    En fin, quizá me equivoque ( Fran, tú dirás) pero Cataluña mil años, España tres mil, que queréis que os diga, me quedo con el cuento.

    Saludos.

  13. Fran dice:

    Totalmente de acuerdo: la Universidad española es un desastre. Y no solo la Universidad: el sistema educativo español es un desastre, que va a más desde hace demasiados años.

    Arauxo, no sé si te refieres a Marina, pero me suena que también es Catedrático de Enseñanza Media.

  14. Fran dice:

    Javier, el autor explica los motivos de ese título al principio del libro. Resumiendo, es el momento en que Domínguez Ortiz considera que “el conjunto de los pueblos que viven en la piel de toro adquieren un sentido de unidad, al menos visto desde fuera”.

    Evidentemente en algún momento debe comenzar su Historia de España, y hasta que ésta surgió como tal (en distintos momentos según qué autores leas; desde la famosa polémica de Sanchez Albornos y Américo Castro han habido otras y las que quedarán) el autor recalca lo de «pueblos que viven» en la Península Ibérica. Unidad geográfica (y lo que esto conlleva) tan clara que, por otra parte, permite que nos remontemos en su historia esos 3000 años (e incluso más) sin ningún problema, a mi modo de ver.

    Quizá en estos tiempos que corren historiar sobre España es polémico, especialmente en lugares con fuerte implantación nacionalista (estudiar la historia común, la que nos une, es un mal negocio para algunos, que prefieren la historia de las diferencias para medrar en su rinconcito). No lo sé. Pero eso es cosa de políticos, no de aficionados a la historia, a los hechos del pasado. Léelo, Javier: no se tarda nada, es breve y sin dificultades, que no te va a defraudar.

  15. David dice:

    Mientras esa historia de las naciones sin Estado sea rigurosa, no veo yo qué de malo hay en estudiarla. Otra cosa es la materia a impartir en los centros educativos. Pero ahí no voy a entrar.

  16. Fran dice:

    David, yo no he dicho que sea malo historiar o estudiar cualquier asunto, las partes, el todo, sus relaciones. Es complementario, bienvenido sea todo tipo de estudio riguroso, local, regional, nacional, supranacional… El que he reseñado es nacional, habla del conjunto de España, una visión global e integradora.

  17. Arauxo dice:

    Exactamente, Fran, hablaba de José Antonio Marina. Tú has acertado y Cavilius… no (¿Estás seguro, Cavi, que los que has citado son Catedráticos de Enseñanza Media?).

    ¿Historia de las naciones sin Estado?, David? Seré un ignorante, pero no entiendo ese concepto. A ver, vayamos al Diccionario de la RAE… Nación tiene tres acepciones principales:

    1. Conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno.
    2. f. Territorio de ese país.
    3. f. Conjunto de personas de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común.

    Está claro que según las dos primeras acepciones, no puede haber naciones sin estado (salvo que identifiquemos gobierno con la administración autonómica. Y entonces también podría ser una nación Hospitalet, porque también rige el municipio una administración o gobierno municipal…) Así que supongo que usas el término nación, David, en su tercera acepción. Veamos.

    Tomando como ejemplo Cataluña -que es el que propone Javier en su comparación- y adoptando la referida acepción, la nación catalana estaría excluyendo a los catalanes castellanoparlantes -numerosos, por cierto, en Cataluña, especialmente en Barcelona-, a los habitantes de Cataluña nacidos en cualquier otro sitio -aunque, por ejemplo, lleven afincados 60 años en Gerona y hayan nacido en la vecina Teruel-, a los catalanes con tradiciones «diferentes» -como el millón de andaluces que viven, trabajan, pagan impuestos y mueren en Cataluña-. O sea, que, según esa acepción, la nación catalana sería la integrada por catalanes nacidos en Cataluña que hablan catalán como lengua materna y que practican la calçotada y els castellers pero no la feria de abril. ¿Es así? ¿Es esa la nación catalana sin Estado? Pues son bastantes menos de lo que yo identificaba con Cataluña…

  18. cavilius dice:

    No, no son catedráticos de Enseñanza Media, Arauxo, pero es que yo no estaba seguro de que tú estabas seguro. He ahí en qué consiste la inseguridad de las cosas seguras…

    Del tal José Antonio Marina, ni idea. Ya dije hace tiempo que no soy un filósofo de pro (-vecho).

    Saludos

  19. Arauxo dice:

    Pues tiene libros, Cavi, realmente buenos. Y premios nacionales de ensayo y no sé cuántas cosas más. ¿No te suenan El laberinto sentimental, El misterio de la voluntad perdida, Elogio y refutación del ingenio, Dictamen sobre Dios…?

    Es posible que, al ser un filósofo de esos que trata de explicarnos las cosas a los profanos de modo que nos enteremos, sea denostado, ignorado o simplemente desconocido por los profesionales del ramo. No sería la primera vez que ocurre. Pero para los que somos torpes en esto de la filosofía, Marina es… insuperable.

    Un saludo.

  20. Ascanio dice:

    Enhorabuena por la reseña, Fran, y bienvenido al club.
    Con respecto a lo conciso del libro (396 páginas), admito que es una de las cosas que más agradablemente me llama la atención para introducirse en la Historia de España. Me parece lo más acertado si se busca una obra de información general, que vaya al grano, y que proporcione una visión de conjunto y a vista de pájaro. Para abundar y explayarse en épocas, fechas, hechos y personajes supongo que existirán libros mucho más especializados que éste.

    Me uno al coro de voces que afirma que el sistema educativo es un desastre, y fundamentalmente la universidad. Lo dice una que lo ha sufrido en sus propias carnes durante y después de la carrera, como integrante de un departamento y parte de un grupo de investigación. Podridillo y apestosillo, qué le vamos a hacer. Hay por ahí un dicho que afirma: el que vale, vale, y el que no, catedrático.

    PS: Javier, admito que yo he sido una de las que se ha reído con la anécdota del homo erectus.

  21. cavilius dice:

    Me suenan los dos últimos, Arauxo. Tienes razón, los filósofos de alto standing como el menda, no estamos al tanto de estas publicacioncillas dirigidas a los catecúmenos torpes como tú.

    (¿Es creíble?)

  22. javier dice:

    Hola a todos. Al margen de la polémica acerca del sistema educativo y de JAM (que por lo que yo tengo entendido sigue en un instituto de pueblo por voluntad, habiendo rechazado propuestas de Universidades, motivo por el cual le han hecho una estatua en el villorrio), sólo quería aclarar cual era el sentido de mi comentario: no critico que se hable de la Historia de España, en lugar de la de una o varias de su partes, ni niego entidad a España como nación. A nadie se le escapa que libros como este surgen precisamente por ese debate, pero hay que reconocer que no son tan mal negocio habida cuenta del éxito de ventas que han tenido obras similares muy recientemente, como los de Gª de Cortázar. Ya está bien de victimismos, por favor. Y no estoy diciendo con esto que el autor sólo busque ventas; me creo sus buenas intenciones y creo además que satisface una demanda real por conocer la historia de España. Y qué narices, está en su derecho de escribir lo que le plazca.

    Lo que digo es que una cosa es estudiar la historia de España, o de cómo llegó a ser lo que es hoy, y otra muy distinta españolizar a Séneca o a Trajano. Creo, David, que esto no depende del rigor con que se estudie la historia nacional, sea cual sea, sino del distanciamiento que establezca, y la honestidad con que admita, esa perspectiva nacional de la historia que mira el pasado con las gafas de hoy. Alguien decía hace poco que se conformaría con que los alumnos supiesen que hubo un tiempo sin naciones. En fin, creo que este tipo de historias milenarias, sean las que sean, hablan más de nuestro presente que de nuestro pasado, y creo también que algo ganaríamos todos si en lugar de buscar ese halo mágico que pervive a través de milenios admitiésemos todo lo que nos separa, por ejemplo, de nuestros abuelos.

    Saludos

  23. Arauxo dice:

    Salve.

    Hombre, Javier, puestos así, no podríamos nunca escribir o leer una Historia de España que se remontase a algún momento anterior a los Reyes Católicos. ¿Debemos hablar de Historia de la Península Ibérica? ¿Historia de Iberia? Cualquier Historia nacional se remonta no sólo a los orígenes jurídicos de la nación correspondiente, sino mucho más allá en el tiempo. ¿Existe alguna Historia de Noruega que empiece en 1905, cuando el territorio se separa definitivamente de Suecia? ¿Alguien empezaría alguna Historia de Italia en 1870, fecha final de la unificación? ¿Acaso la Historia de Alemania no comprende, también la del Sacro Imperio Germánico, la de Prusia o la de buena parte de los territorios de la Orden Teutónica?

    Lo que quiero decir con esos ejemplos es que, en puridad, tienes razón, pero latus sensu, creo que no. Claro que la nación española no tiene tres milenios de Historia. Ni la española ni ninguna otra. Ni un milenio tampoco (ni la española ni ninguna otra, repito). Pero entendiendo «España» como un concepto que trasciende al de nación española y que se identifica con un conjunto de elementos entre los que destaca, muy por encima de los demás, la geografía y el territorio de la actual España, sí puede hablarse de una Historia de España que se remonta uno, dos o tres milenios. ¿Implica eso que Cataluña tiene también mil años de Historia? Pues claro que sí. Y dos mil, y tres mil, como los tiene cualquier otro territorio de la vieja Europa. Igual que Extremadura, Castilla, Flandes, Borgoña, el Piamonte o Bohemia. Otra cosa es que hablemos de la Historia de la nación española, porque entonces, no podremos, posiblemente, remontarnos más allá de la segunda mitad del siglo XV. Y si hablamos de la Historia de la nación catalana, sencillamente… no podremos remontarnos a ninguna parte. Y a aprtir de ahí, todos los retruécanos que queramos hacer para introducir y explicar conceptos como «naciones sin Estado» (ya sea la incipiente nación española de don Pelayo o la nación catalana de los ramones berengueres) y otros artificios ideológicos no serán sino inventos para justificar simples y meros intereses espurios que nada tienen que ver con la Historia y mucho con los escaños de algún parlamento.

    Un saludo.

  24. David dice:

    Yo tampoco creo en historias míticas Fran,sean del país que sean. Pero las historias nacionles son importantísimas a la hora de crear conciencia nacional. De ahí la importancia de elaborar, que no inventar, una historia de España, de Cataluña, del País Vasco, o de Galicia. De esta última, por lo que me toca recomiendo, entre otras, la de Villares.
    Por cierto, hablando de Historia de España, este autor junto con Fontana, han coordinado una historia de la misma en 12 volúmes, de los cuales ya han aparecido dos. Los publica la editorial crítica. Aquí esta el enlace para los interesados.
    http://www.ed-critica.es/historia_de_espana.php
    Un saludo.

  25. Fran dice:

    David, gracias por los libros recomendados, en especial el primero (en cuanto tenga tiempo intentaré leerlo). Sobre la Historia de España en 12 volúmenes que comentas, tiene buena pinta en general, pero en estos casos no suelen interesarme todos los autores así que normalmente no las adquiero al completo o directamente busco otras opciones ;)

  26. solharis dice:

    ya veo que hay polémica con el título, aunque no entiendo bien por qué.

    Normalmente los libros que intentan compendiar la historia de España no comienzan con los Reyes Católicos. Sería un mal comienzo. Primero, porque es muy necesario saber lo ocurrido en los dos mil años anteriores para saber cómo se llegó hasta ese punto, el punto en el que comienza a crearse el Estado español. Segundo, porque no solamente es necesario sino también interesante. Que la Hispania romana no fuese más que una provincia no quita para que la consideremos como el embrión -y como tal, sin conciencia nacional- de lo que hoy llamamos España.

    De Antonio Domínguez leí un libro sobre Carlos III y algunos artículos. Uno de ellos precisamente sobre el concepto medieval de España. Me pareció una visión muy equilibrada y muy fundamentada, así que me parece un autor bastante serio.

    Y volviendo al libro… Gracias por la reseña, Fran, porque quiero regalar a alguien un libro sobre historia de España.

  27. Jenofonte dice:

    Desde muy lejos, una pregunta: ¿Cómo estudian entonces los españoles la historia de Italia?, ¿Y de Alemania?, ¿Los estados bálticos?, ¿Los estados balcánicos?. Concuerdo con Arauxo.
    Saludos.

  28. javier dice:

    Hola a todos, a ver si soy capaz de explicarme y no lío aún más la madeja.

    Arauxo, claro que puede (y debe) estudiarse la historia de España antes del SXV, fuera lo que fuera, y claro que puede estudiarse la historia de Noruega remontándose a una época anterior a 1905, pero precisamente me pones un buen ejemplo, porque los noruegos hablan de “la noche de 400 años” que supuso el dominio danés, para enlazar 1905 con las glorias medievales que protagonizaron unos “noruegos” básicamente iguales antes y después de esos 400 años, que son despachados como un error o accidente histórico que interrumpio el devenir “natural” de los acontecimientos pero no acabó con el alma noruega que sobrevivió intacta. Por eso decía que estas historias milenarias naturalizan el pasado, porque éste queda explicado a partir de una supuesta continuidad natural basada en esencias atemporales, y el caso noruego es paradigmático de esa manera de construir historias nacionales. Lo cual, dicho sea de paso, no les fue gratuito porque supuso, entre otras cosas, que los chavales noruegos tuvieron que aprender el puro y limpio idioma de los valles medievales y arrumbar el noruego moderno supuestamente corrompido por el danés, con lo que se escindió el idioma escrito y ahora a Ibsen más de un noruego tiene que leerlo con diccionario. De traca. En fin, estas historias de idiomas “propios” rescatados del baúl e impuestos para recuperar la “normalidad” nos suenan familiares.

    A lo que voy: lo que me parece cuestionable de este tipo de historias es la pretensión de continuidad con la que se nos cuenta el pasado. Y digo “se nos cuenta” porque creo que al final toda historia es una narración, apoyada en hechos reales, que duda cabe, pero engarzados de manera que formen parte de una narración concreta y no de otra, porque a la vista está que unos determinados hechos pueden ser usados para formar parte de narrativas (lease historias nacionales) bien distintas, y no hablo ahora de politiqueo de baja estofa. David dice “se elabora, que no inventa”. Yo más bien diría que “se construye”, porque efectivamente no parte de la nada, sino de unos valores determinados que inevitablemente son los del presente. Eso no quiere decir que no pueda estudiarse la “España” del Siglo II, con comillas o sin ellas, o la de Alemania, y claro que eso nos ayuda a entender lo que vino después. Lo que digo es sólo que, en mi opinión, la mejor manera de hacerlo es adoptando cierto distanciamiento que prevenga de esta naturalización. Y hablar de 3000 años de historia de España, así a botepronto, parece más bien contribuir a lo contrario.

    Saludos

  29. ignacio el argentino dice:

    Estoy de acuerdo con javier, pero también adhiero a lo que dice arauxo, que la historia de un pais, comienza un tanto antes de que aquel se institucionalice.
    saludos

  30. Fran dice:

    De acuerdo con Arauxo.

    Y no comparto la opinión de Javier en lo que se refiere al libro «España. Tres Milenios de Historia». Lo primero que explica Domínguez Ortiz, y comento yo en la reseña, es la razón de ese título. Lo reitero: habla de 3000 años porque es el momento en que el autor considera que “el conjunto de los pueblos que viven en la piel de toro adquieren un sentido de unidad, al menos visto desde fuera”. Es decir, no habla de España como nación ni remotamente, sino de España como unidad geográfica (1), en la que habitan diversos pueblos a lo largo de ese tiempo (2), y que es vista de alguna forma como una unidad (3). Si esto último estaba bastante claro para griegos y romanos, no veo cómo dá para una polémica un simple título que el propio autor explica.

  31. pepe dice:

    Además, Javier, ¿a qué viene sembrar la duda y el desconcierto entre los turistas que vamos a visitar Noruega este verano? Mejor no le digo nada a mi mujer, para no meterle el miedo en el cuerpo, porque a mi lo de la lengua escrita escindida me da escalofrios…
    A lo mejor todavía puedo convencerla para visitar Suecia, cuyo idioma y gastronomía nos resultan más familiares gracias a IKEA.

    Saludos.

  32. Ascanio dice:

    Cierto. Muy buenas las albóndigas suecas con salsa de carne sueca y mermelada de arándanos suecos.

  33. David dice:

    Me ha parecido muy interesante eso que has comentado de los noruegos Javier. No tenía ni idea. Entonces, digo yo, con un buen sistema de adoctrinamiento patrio se podría conseguir que el gallego volviese a ser una lengua hablada y querida por la mayoría de los habitantes del Noroeste peninsular, ¿no?. Anulamos «la noche de los 800» años y volvemos al galego-portugués. Por algo dicen que los países escandinavos son de lo más avanzado.
    En fin, menos mal que nos queda Portugal, que decían aquellos.
    Un saludo.

  34. pepe dice:

    Por cierto, en mi comentario anterior he olvidado felicitar a Fran por la reseña, que me ha parecido estupenda, y por su estreno, de modo que lo hago ahora: enhorabuena.

    Saludos otra vez.

  35. nando dice:

    Yo soy partidario de ver la historia e interpretarla en la más estricta alteridad, y más cuanto más nos alejamos en el tiempo. Hablar de España, hace 3000 años, es un auténtico disparate conceptual. Dudo mucho de que un íbero tuviese conciencia de ser español y mucho menos de tener alguna noción de lo que es la «nación» en el sentido que todos conocemos y manejamos, esto es, el del liberalismo decimonónico.
    Yo iría más por una creación de la «identidad nacional» frente a otras radicalmente distintas desde una visión puramente cultural.

  36. Arauxo dice:

    Te has explicado perfectamente, Javier, y con un ejemplo adecuadísimo, el noruego (sobre el que he aprendido mucho leyéndote) que yo mismo te he servido en bandeja. Y como tampoco creo que nuestras posiciones, en esta cuestión, estén tan alejadas, no voy a insistir en lo ya comentado. Es más, suscribo tu último comentario casi literalmente. Así que para qué vamos a seguir liando madejas y desfaciendo entuertos…

    Respecto a tu comentario, Nando, puedo suscribir lo del disparate conceptual. Pero entonces, deberías ayudarme a responder a la cuestión que yo planteaba: ¿Tenemos que renunciar a escribir Historias de España?

    Y respecto a lo de «identidad nacional» frente a otras radicalmente distintas desde una visión puramente cultural… yuyu, por Isis y Astarté, yuyu… Porque me he enterado hace muy poco de que, como andaluz, pertenezco a una realidad nacional andaluza que yo ni siquiera me había planteado, de la que que por supuesto nunca me he sentido partícipe y que ahora, por ley, me la tengo que comer con papas. Huy, ¿seré un mal andaluz? La verdad es que tú no tienes la culpa, pero el término que has usado me recuerda tanto al que tengo atravesado como un hueso de aceituna en la garganta…

    Y esto de la «identidad nacional» andaluza, en relación con las largas noches de no sé cuantos años que tú mencionas, David, me recuerda que el ilustre y eximio fundador del andalucismo, Blas Infante, también consideraba los últimos quinientos años de Historia como algo parecido a una larga noche que había que olvidar, para «volver a ser lo que fuimos» (según reza el glorioso himno de nuestra realidad nacional andaluza) en la España islámica. Y como aquí no tenemos galaico-portugués, supongo que deberíamos adoptar el árabe como lengua nacional (y esto, aunque parezca una tontería no lo es; y si no que se lo digan a los ceutíes y a los melillenses, por los que tanto se preocupan los altruistas políticos de ERC…), el Islam como religión oficial del Estado, la poligamia (masculina only, faltaría más) como pilar social y el fundamentalismo almohade como referencia cultural.

    Un saludo

    PS: qué envidia más grande, Pepe, qué envidia más grande, más cochina y de la peor especie siento por lo de tu viaje… Pero seguro que es muy caro y te gasta una barbaridad; y hará frío por las noches y no entenderás nada del galimatías que aquélla gente habla y… (es que tengo que consolarme con algo)…

  37. javier dice:

    Hola a todos.

    Pepe, amigo, nada más lejos de mi intención que desanimarte a ir a Noruega. Casualmente pasé allí un año estudiando (y poniendo cervezas en un pub, todo hay que decirlo) en Bergen y es de lo más recomendable. Supongo que ahora entendéis mejor el rollo que solté más arriba. Ni hace tanto frío, ni lo son ellos tanto, ni andan suicidándose por las esquinas, etc. Eso sí, vete ahorrando, pero por lo demás, una maravilla. Si te puedo ayudar en algo dame un toque.

    Saludos

  38. Arauxo dice:

    Ya estaba yo pensando que hay que andarse con ojo en Hislibris, porque mencionas a Noruega en un ejemplo (como podía haber mencionado, qué sé yo, Hungría, Albania o Uzbequistán) y no veas lo que la gente sabe sobre Noruega, dejando a uno a la altura del betún y evidenciando sus más supinas ignorancias congénitas… Así que, aunque sigo bastante arrugadito y acongojadito, me has levantado algo la moral, Javier…

  39. javier dice:

    Con Uzbequistán me hubieras hundido en la miseria, francamente…

  40. pepe dice:

    Ah, ¿que no has estado en Samarcanda, ni en Bujara, ni en Jiva? Bueno pues, como dice Arauxo, acabas de levantarme la moral. Por cierto, acepto tu oferta para contarme cosas de Noruega, mira el correo electrónico. Arauxo, espero que la cosa no salga muy cara. Mi mujer ha encontrado una agencia que te proporciona avión, alojamiento y un coche. Todo ello por muy poco más de 3000 euros (eso sí, los cuatro compartimos habitación). Por supuesto hay que sumar otros gastos (mis hijos comen como limas) pero es algo que se hace una vez al año.

    Saludos.

  41. Arauxo dice:

    Menos mal, es un consuelo saberlo…

  42. nando dice:

    Arauxo: en absoluto hay que renunciar a escribir «Historias» de España, sino más bien todo lo contrario. El problema reside en situar esa Historia, en darle cabida adecuadamente en el tiempo, porque lo de los 3000 años
    me suena a Historia poco seria y de la mala.

    ¿Cuando surge España?. Imposible saberlo y por otro lado pregunta, para mí, un tanto absurda. Aquí no hay fecha de nacimiento con constitución de por medio pero sí que tenemos acontecimientos que han ido dando y creando eso que podemos llamar «hispanidad» o «españolidad».
    Yo he leido crónicas de ilustres catalanes de finales del siglo XV que reivindicaban su pertenencia a «Hispania» por el hecho de haber combatido a los»moros», así tal cual y que nadie se asuste, en el bajo Aragón.
    Del lado de Castilla era permanente la utilización del proceso de
    «Reconquista», real o imaginario, en ese mismo siglo y anteriores para establecer una, diría, marca de identidad frente, no solo el Islam, sino frente al resto de la Cristiandad. La alusión permanente a las Cruzadas desde el reino de los Francos, Flandes y el Sacro Imperio tenía su contrapartida en eso que los castellanos llamaban «su cruzada».

    Durante esos siglos y posteriores existe la creencia y convicción de dos momentos fundacionales que remiten a un pasado mítico y a unos hechos reinterpretados según las necesidades del momento:
    el origen gótico de las dinastías castellanas y la Reconquista.
    Yo aquí no entro en la verdad o ficción de tales acontecimientos, lo que realmente me interesa es poder comprobar como una situación de enfrentamiento con el Islam lleva a una lectura del pasado determinada y que acaba conduciendo a crear, en gran medida, una identidad «nacional»
    frente a los que están por debajo de Despeñaperros. Y además esa permanente situación de singularidad hispana, la guerra contra los musulmanes que habían ocupado el espacio propio de los castellanos, es restregado por los morros del resto de los reinos Cristianos occidentales.

    ¿Verdadero, falso? a mí me dá igual. Los castellanos «bajomedievales» se lo creían así y veían en esa particularidad de lucha conta el infiel un factor
    que les otorgaba un plus de «cristiandad» superior al del resto de los cristianos.
    La nueva dinastia que surge del matrimonio de los RRCC recreó todo un ideario que remitía a ese origen mítico y a su permanente lucha con los moros de forma que continuaba con una larga tradición que aunaba lo cristiano con los hispano.

  43. nando dice:

    … joer no tengo tiempo…

  44. Fran dice:

    Nando, la polémica sobre el título no tiene sentido, ya lo explicó el propio autor y se ha expuesta varias veces aquí. Como se ha dicho, ninguna historia (ni de Alemania, Italia etc) comienza en la fecha en que jurídicamente aparece cada Estado ni nada por el estilo. La Historia de España, o Francia, o Alemania, o cualquier otro país, es la historia de una tierra y unas gentes, y todas se remontan varios miles de años (¿o alguien conoce un solo libro o manual que no lo haga?). Lo raro sería leer una Historia de España que empezara por la Edad Moderna o Cotemporánea, como si se hubiera llegado a ese punto por generación espontánea.

    Si lo que pretendes es decir que España no era una nación o un Estado hace 3000, eso es obvio, nadie ha dicho lo contrario ni el libro que he reseñado (ni su título) lo sugieren. Y si por titular y narrar los últimos tres milenios de la Historia de España, el libro te «suena a Historia poco seria y de la mala» te recomiendo que busques en Google a su autor, D. Antonio Domínguez Ortiz, un lujo de historiador, que es justo lo contrario a poco serio o malo. Aunque no te gusten sus títulos.

  45. nando dice:

    Vaya Fran , ahora resulta que la calidad de un libro se mide solo por el autor que lo ha escrito y no por su contenido.
    Yo desde luego no me lo he leido y ni falta que hace, solo con leer aquello de los «3000 años de Historia» me basta para olvidarme de él rapidamente.

    No te esfuerces en mandarme a Google para saber quien es Domínguez Ortiz. Padecí sus libros durante muchos años de facultad y es el representante de un tipo de historiografía que no tiene nada que ver con lo que yo creo que debe de ser el estudio de la Historia Moderna.
    No en vano acaba escribiendo libros con títulos tan ahistóricos como este de los «3000 años» .
    Por lo demás, toda una eminencia en lo suyo: la Historia Social del Antiguo Régimen inmersa en esa aberración historiográfica que es el Estado Moderno.
    Nunca me aportó nada y menos ahora con sus 3000 años.

  46. solharis dice:

    Tampoco es para tanto. ¿Qué son tres mil años, Nando? En casa tengo una enciclopedia de «Historia de España» y comienza con la llegada de los primeros homínidos: 800.000 años de historia (y prehistoria)…

  47. David dice:

    Yo puestos a recomendar una Historia de España sintetizada me quedo con la que coordinó Raymond Carr, publicada originariamente en Península. Hay ed. de bolsillo. Un poquito más tocha la de Santos Juliá, J. Pérez y Valdeón, en la ed. austral. Aunque en esta última apenas se menciona nada de la Antigüedad.
    Un saludo.

  48. Paco T dice:

    Al contrario que Nando, y dicho sea sin ánimo de polemizar, a mí la lectura de la obra de D. Antonio Domínguez Ortiz sí me ha aportado muchas cosas. Del libro que nos ocupa, que devoré ávidamente, debo indicar que me llamó la atención de modo especial un pequeño detalle: el autor se incluyó en su obra, al estilo de los historiadores de la Antigüedad, en uno de los últimos capítulos; pudo hacerlo gracias a su larga y prolífica experiencia vital, pues la cita a su propia vivencia de los acontecimientos (no recuerdo exactamente cuáles, aunque creo que se refería a la década de los años treinta del pasado siglo) me pareció muy justa. Por lo demás, aparte del valor anecdótico, no sé si esto respondía a una especie de broma o a una pretensión de notoriedad por parte de D. Antonio. Quizá no fuera ni una cosa ni la otra.

    Saludos

  49. Fran dice:

    Nando, dices «ahora resulta que la calidad de un libro se mide solo por el autor que lo ha escrito y no por su contenido» y acto seguido te contradices al indicar que su contenido te da igual, pues te basta el título: «yo desde luego no me lo he leido y ni falta que hace, solo con leer aquello de los “3000 años de Historia” me basta para olvidarme de él rapidamente». O una cosa o la otra. (Evidentemente la calidad de un libro se ve en su contenido. Que el autor sea de los buenos, serios y honestos es solo un indicio de lo que nos puede ofrecer el libro que vayamos a leer).

    Lo que me resulta curioso es tu comentario despectivo hacia Domínguez Ortiz. Me parece el mayor conocedor español de nuestra Edad Moderna, y un ejemplo para los jóvenes historiadores. Y vistos los comentarios a esta reseña, no soy el único que lo opina.

    Sobre tu comentario «esa aberración historiográfica que es el Estado Moderno», no lo entendí.

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