ENTREVISTA A IRENE VALLEJO

Publicamos la entrevista a Irene Vallejo, ganadora en la categoría a ganadora del premio a Mejor Obra de No Ficción en los recientes X Premios de Literatura Histórica por El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo (Siruela, 2019); una obra que entronca perfectamente con el espíritu hislibreño y que se convirtió en una de los libros de 2019. ¡Disfrutadla!

VORIMIR:
El infinito en un junco ha sido el libro de no ficción más vendido durante el confinamiento. ¿Lo esperabas? ¿A qué crees que se debe? ¿Chúpate esa Netflix o crees que es compatible ser consumidor de TV y buen lector?

Vorimir, escribí este ensayo a la intemperie, sin compromiso con ninguna editorial, con altibajos de ánimo y esperanza, y humildes expectativas de venta. Reconozco mi nulidad para la profecía: la realidad ha desbordado mis sueños más insensatos. Me siento incapaz de definir los motivos de esta inimaginable hospitalidad. Quizá ha gustado la idea de abordar la historia de los libros como una aventura de la que los lectores actuales seguimos formando parte. Quizá haya resultado atractiva la mezcla de humor, optimismo e investigación histórica, en tiempos de pesimismo, incertidumbre e irracionalidad. En uno u otro caso, escribí este ensayo como un homenaje a tantos anónimos salvadores de libros, y me conmueve que esas mismas personas lo hayan acogido con entusiasmo.

Por otro lado, siendo una incorregible promiscua en mi relación con las historias y los formatos, creo que todo es compatible con ser un buen lector. Eso sí, leer me parece una actividad más creativa, más efervescente y menos pasiva que ver series.

¿Crees que lo digital terminará ganando al junco como soporte?

Los libros han sobrevivido durante milenios porque han sido capaces de cambiar y adaptarse a los tiempos. Han existido libros hechos de junco, de pergamino, de papel, y ahora también de luz. Han viajado en nuestras maletas a caballo, en diligencias y luego en trenes y aviones. Hay algunos grandes, pero también otros capaces de acurrucarse en nuestros bolsillos. Como objetos, son metamorfosis pura. Durante la Antigüedad convivieron distintos formatos (tablillas, rollo, códice) sin hacerse la competencia, para distintos usos. No se trata de una carrera por la victoria entre lo digital y el papel, sino de garantizar la supervivencia de nuestras mejores ideas y narraciones. Por eso creo que el libro tradicional seguirá vivo junto a sus jóvenes compañeras, las pantallas: ha demostrado ser un gran cofre de relatos.

LUZ:
Hola, me enamoró El infinito en un junco y estoy leyendo y disfrutando El futuro recordado… ¿Cómo se te ocurrió escribirlo, cuál fue la idea inicial?

Gracias por tus palabras, Luz. Les debo la idea a mis alumnos. Cuando daba clase, observaba que les dejaban más huella las anécdotas, las aventuras, los peligros y las biografías que los razonamientos abstractos. Y me pregunté cómo sería un libro de historia tejido como una novela, con las hebras del suspense, los relatos, las atmósferas y los rostros humanos. Pensé que, si deseaba homenajear a los libros, la mejor forma sería precisamente contar sus avatares históricos como las narradoras de antaño. Por eso, empecé a escribirlo no como una fría y sesuda investigación, sino como un intento, una exploración –literalmente, un ensayo– de equilibrar el rigor académico con la pasión con que Sherezade hubiera narrado esta fascinante aventura.

RAFAEL TORRES:
Hola, Irene, buenos días. En primer lugar, me gustaría felicitarte por tu libro. Me ha encantado y he disfrutado mucho leyéndote. Me he sentido atrapado entre sus páginas y era como si viviera cada página en vivo.

Una vez dicho esto, me gustaría saber en qué estás trabajando ahora, quiero decir, si tienes algún nuevo proyecto de libro sobre el que estés trabajando, y en caso afirmativo, si nos puedes adelantar algo. Muchísimas gracias, y mucha suerte. Gracias por tu trabajo.

Agradezco tu interés, Rafael. Tengo proyectos para los que estoy tomando notas y haciendo lecturas previas. Mis ritmos son lentos, necesito reunir muchos materiales y planear minuciosamente la estructura antes de empezar a escribir. Desearía seguir explorando las posibilidades del ensayo literario, sin dejar de hacer incursiones en la ficción -novela, literatura juvenil-. Quisiera viajar de un lado a otro de la frontera, aprendiendo de ambos territorios.


DAVID:
Buenas. Muchas felicidades por el libro y el premio. ¿Por qué túnicas y togas y no otras piezas del telar?

David, buena pregunta. Me fascinan las primeras veces, el érase una vez de nuestro presente. Creo que el origen define toda la trayectoria posterior de las ideas, las costumbres, las formas de vivir. Para mí, el mundo clásico es el kilómetro cero. Procuro no idealizar a nuestros antepasados griegos y romanos –no desearía vivir en su mundo, una sociedad donde las mujeres, los esclavos o los extranjeros vivían en condiciones penosas–, pero siento una curiosidad irresistible porque los caminos que hoy recorremos parten de ahí. Hace siglos, milenios, ya afrontaron muchos de los problemas que debatimos todavía en el presente: los llamamos clásicos porque fueron los primeros en imaginar las ideas que forjaron los cimientos de nuestro mundo. Y en su literatura encontramos también los conceptos, palabras y mitologías que edificarán el futuro.

JAVIER:
Hola, Irene.
Felicidades por el libro. Estupenda escritura y muy bien hilado.

¿Cuáles han sido las fuentes principales? Porque se ve que hay un trabajo de investigación. ¿Alguna recomendación para profundizar o por algo relacionado? Por cierto, ¿cuál es tu género preferido para las lecturas?

Javier, me alegra que destaques el hilado de las historias, dediqué mucho tiempo a diseñar la estructura narrativa: aunque he procurado que el lector pueda viajar con aparente ligereza de un relato a otro, el tejido interno está muy trabajado para hacer bascular los tiempos, las voces, las emociones, los ritmos. En cuanto a tu pregunta, las fuentes principales del ensayo son literarias, históricas y documentales –allí asoma mi patita filológica–. También me he apoyado en la arqueología, sobre todo el estudio de los papiros, que tantos datos preciosos revelan sobre las lecturas de los antiguos y la circulación de libros. Durante mi beca doctoral pude estudiar codicología y tener contacto directo con manuscritos, que de alguna forma inspiraron esta investigación. La bibliografía es inmensa, parte de ella –la editorial me pidió que redujera las referencias bibliográficas, que eran aún más numerosas– figura en las notas de los capítulos y en el apartado final. He añadido digresiones sobre cine, series y literatura contemporánea elegidas con criterios absolutamente frívolos y hedonistas: las que a mí me han hecho disfrutar.

IÑIGO:
Enhorabuena por el premio…

¿Te resulta complicado divulgar con tanta naturalidad la visión de la historia que transmites en tu ensayo o es un ejercicio de estilo profundamente trabajado y estudiado? Es decir, ¿Cuánto trabajo de estilo hay en la obra, más allá de la importante labor de estudio histórico que encontramos en sus páginas?

Gracias, Íñigo. Sí, es un estilo meditado y trabajado. En mis doce años de columnismo semanal en la prensa, he aprendido de mis compañeros periodistas a comunicar con agilidad, con un lenguaje claro. La literatura de ficción me ha enseñado a jugar con los mimbres del suspense, el humor y las narraciones. De mis años universitarios traigo el bagaje de investigación. La mía es una trayectoria marcada por inquietudes, cambios, tropiezos y giros, pero en cada paso he intentado aprender.


Está claro que las aportaciones personales tienen un peso importante en el libro ¿Te ha resultado complicado insertarlas en los capítulos o se han insertado con tan aparente normalidad y naturalidad como parece?

La estructura estaba planeada al milímetro antes de empezar la escritura. Preparé un mapa del libro que incluía la secuencia completa de temas y capítulos. Las aportaciones personales no debían tener demasiado protagonismo, pero mi intención era que reaparecieran como una estrofa que crea un contrapunto emocional. Aunque inicialmente desconcertaban a los editores, esos capítulos personales tienen una gran importancia no tanto por su valor biográfico –no se me ocurriría pensar que mi historia vital pueda ser ni remotamente interesante–, sino porque introducían un tono íntimo, incluso emocional, que rompían con la distante frialdad del ensayo académico. Mi intención era que el lector sintiera las frases casi susurradas al oído, como una confidencia, una voz amiga.

La verdad es que el resultado final resulta especialmente refrescante para el lector no habituado a leer Historia con mayúsculas y creo que ese es su principal acierto.

Gracias infinitas. Me encantan las historias minúsculas, las olvidadas, las anónimas.

FARSALIA:
Hola Irene, enhorabuena por tu espléndido libro, un volumen que se lee con placer y “facilidad”, pero que se intuye que no es un libro “fácil” de escribir. ¿Te ha puesto quizá el listón demasiado alto para futuras obras de no ficción?

Quizás sea una temeridad incurable, pero no me asusta seguir escribiendo. Todo lo contrario, tengo unas ganas inmensas de encerrarme en mi escritorio con nuevos proyectos entre manos: mi cabeza no deja de conspirar y revolotear. Acepto de entrada que no todos los libros salen bien, es el precio de la experimentación. El ensayo, como dice su propio nombre, es prueba, búsqueda, intento. Si queremos que los escritores arriesguen, deberíamos permitirles –y permitirnos– fallar. El error es profundamente pedagógico, la obsesión por los resultados seguros nos condena a las fórmulas repetidas. La ciencia enseña que el conocimiento avanza casi siempre gracias a tanteos, errores, callejones sin salida. Todo riesgo implica asumir la posibilidad del fracaso.

WILFRED DE IVANHOE:
Buenas tardes, Irene. Antes de nada, muchas felicidades por tu obra. Me ha resultado una lectura “amistosa”, intimista, a la par que amena. Tengo que comentar que la leí durante el confinamiento y creo que fue de las pocas cosas que consiguieron darme un ratito de alivio y despreocupación. Me distrajo de la cruda realidad. Me gustaría saber un poco de la génesis del libro; una obra, en parte tan personal, con la inclusión de tus recuerdos, ¿tiene un momento concreto para nacer o ha estado en tu mente hilvanándose con pequeños detalles? Y ¿cómo te has organizado, con un “horario de trabajo” regular o al impulso de las musas?

Muchas gracias por dedicarnos tu tiempo, y, aprovecho la ocasión, para expresar también mi enhorabuena a Hislibris por esta genial serie de entrevistas con autores.

Wilfred, me alegra y me emociona que el junco te aliviase, aunque fuera una brizna, la angustia del confinamiento. Este libro es, como dices, un texto que se ha ido tejiendo a lo largo de muchos años, investigaciones y experiencias. Estaba hilvanándose en mi interior –qué expresión tan hermosa has elegido– sin yo saberlo, hasta que el filósofo y escritor Rafael Argullol me animó a escribirlo. A él le debo el impulso y la inspiración. Durante cuatro años trabajé durante todas las horas posibles, vacaciones incluidas, en circunstancias personales difíciles. La escritura no era solo mi oficio, también fue mi refugio. Por eso, me conmueve que este pequeño junco haya podido ofrecer sosiego, un rincón hospitalario y acogedor, en estos tiempos de incertidumbre.

JOSÉ ÁNGEL BAÑULS:
Y queda, quizás, un segundo recorrido por la parte más oriental de la historia de los libros, por el entramado que culminó en aquel primer papel chino y la delicada caligrafía de sus maravillosos símbolos. El continente asiático, en su enormidad, reúne culturas tan ricas, tan dispares y, en buena medida, tan distintas a las occidentales que nos resultan más próximas, que también es infinito el flujo de ideas protegidas que corrió aquellas latitudes.
Irene, ¿El Infinito en un junco, vislumbra un segundo infinito más oriental? Gracias, por tu entusiasmo como contadora de historias y por este precioso ensayo.

José Ángel, este ensayo solo pretendía abarcar una pequeña parte de la historia de los libros en una minúscula geografía. Me gustaría expandirla, pero antes debo ampliar mis conocimientos, investigar y explorar. Comparto contigo la admiración por las aportaciones de la cultura oriental al saber humano; siento una profunda fascinación por la tradición persa o culturas como la china o la japonesa. Me he centrado en la atmósfera mediterránea porque es la que conozco mejor, en la que he crecido y donde siento mis raíces. Pero ojalá, en el futuro, los cauces de este junco viajero me permitan frecuentar otras orillas lejanas. Una de las grandezas de este oficio es que permite dejarte llevar por la curiosidad y extender las fronteras de tu mirada.

FRIKI-TEST:

1. Tus tres libros favoritos

Los libros favoritos están siempre cambiando. Ahora mismo diría: la Historia de la guerra del Peloponeso, de Tucídides; los Ensayos, de Montaigne y la poesía de Szymborska.

2. Un libro que no hayas podido terminar

Hay muchísimos libros que no acabo porque el trabajo me impone otras lecturas. He intentado varias veces leer la Biblia seguida, libro tras libro, pero nunca lo he conseguido.

3. ¿Cuántos libros tienes?

Varios miles. Nunca los he contado, pero más de los que caben en mi pequeño piso. Hay pilas por todas partes, mi hijo ya ha aprendido a esquivarlas. A veces, los derrumbes me descubren una valiosa lectura que dejé olvidada, y vivo felices redescubrimientos.

4. Un libro que te ha gustado pero te da vergüenza reconocerlo

No me avergüenzo de mis placeres.

5. El último libro que has leído

Elogio de la fragilidad, de Gustavo Martín Garzo. Delicado, luminoso, una joya.

6. El que estás leyendo ahora

La vida contada por un sapiens a un neandertal, de Juan José Millás y José Luis Arsuaga. Me interesan cada vez más los intersticios donde confluyen las humanidades y las ciencias. El futuro del saber y el conocimiento exige superar estas brechas absurdas, fruto de viejos prejuicios.

7. El último que has comprado

La biblioteca en llamas, de Susan Orlean.

8. Tapa dura, bolsillo o digital

Bolsillo. Puedo salir a la calle en zapatillas de casa, sin móvil o sin niño, pero jamás olvido llevar un libro en el bolso.

9. El libro escrito por ti del que te sientas más orgulloso

No sé si puede sentirse orgullo por un libro: más bien, inseguridad, vértigo y miedo. Pero creo que en El infinito en un junco es el título que está más cerca de lo que inicialmente había soñado.

10. ¿Dónde lees?

Desde que soy madre, en cualquier parte, en cualquier momento. En la cama, en la calle bajo un paraguas, en el baño, en la fila del supermercado, en el asiento de copiloto, en la mesa mientras insisto al niño para que meriende…

11. ¿Cómo ordenas los libros?

Aproximadamente por géneros y lenguas. Pero he renunciado a lograr un orden lógico: mi librería tiene estantes de distintos tamaños y acabo guardando los libros simplemente donde caben.

12. Tu libro más valioso

Entre mis múltiples vicios no está la bibliofilia, pero guardo con mucho cariño una primera edición de Bleak house, de Dickens, que compré en una antigua librería de Londres con mis primeros ahorros y una sonrisa interminable.

13. ¿Qué usas para marcar la página?

Me encantan los marcapáginas, pero la mayoría de las veces utilizo la propia solapa del libro o algún trozo de papel garabateado por mi hijo.

14. ¿Escribes anotaciones en los libros?

Escribo las anotaciones en cuadernos, nunca en el libro. Muchos los presto –casi siempre sin albergar ninguna esperanza de recuperarlos, por supuesto– o los dono a bibliotecas. Me gusta que los libros viajen y vuelen, y no quiero perder mis notas.

15. ¿Has recibido mensajes raros de tus fans? ¿Alguna anécdota?

Hace poco un fan me pedía consejo para aliviar una depresión sin tratamiento farmacológico. Fue muy conmovedor y me hubiera encantado ayudarle, pero prefiero evitar el intrusismo profesional: eso es tarea de expertos. Yo solo puedo atreverme a administrar el ansiolítico de las palabras.

16. Y, por supuesto, la tortilla de patata, ¿con o sin cebolla?

La cebolla, con sus misteriosas capas, es muy literaria. Nunca falta en mis tortillas.

     

Un comentario en “ENTREVISTA A IRENE VALLEJO

  1. Vorimir dice:

    Sin duda una de las mejores entrevistas que hemos tenido.

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