ENTRE LA ANTORCHA Y LA ESVÁSTICA – Emilio Sáenz-Francés
El título en esta ocasión hace justicia al relato del libro, entre la antorcha y la esvástica, nos quedaremos con el primer nombre por su importancia temporal. La Operación Torch (nov. de 1942) fue decisiva para la evolución de la política exterior española durante la IIGM y es bajo esta premisa donde el autor centra su estudio. Además, valorar el alcance de la presión que ejerció el III Reich a España en ese momento también es otro de los objetivos de esta magna obra que debemos destacar.
El autor, Emilio Sáenz-Francés( Logroño 1979) es doctor en Historia por la Universidad de Deusto, actualmente es profesor de la Universidad Rey Juan Carlos y de la Universidad Pontificia Comillas.
Existe todavía hoy mucha controversia sobre el papel desempeñado por Franco y su régimen ante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de que poco a poco se van descubriendo nuevos archivos que parecen despejar algo más esa nebulosa participación. Hay autores que defienden que Franco siempre se mostró cauto y poco decidido a participar en la guerra (España, Franco y la Segunda Guerra Mundial, Luis Suárez, Actas, 1997), o, por el contrario, muy decididos en un momento determinado de la guerra (Franco, España y la II Guerra Mundial, Javier Tusell, 1995, Temas de hoy) a entrar de lleno en la contienda. ¿Qué nos aporta novedoso el profesor Emilio Sáenz-Francés? De entrada considera básico para el devenir posterior de la posición franquista ante la guerra el desembarco Aliado en el norte de áfrica (Operación Torch), de hecho, Sáenz-Francés cree que la verdadera política española ante el conflicto se desarrolló desde el inicio de esta operación hasta la caída de Mussolini y la cumbre aliada de Quebec (sep. de 1943 ). Es decir, durante esos meses la política hispana tuvo una cierta «libertad» de movimientos, planteando una política exterior propia, genuina y ajena a la tentación intervencionista de 1940 y a la subsiguiente colaboración con el Eje, o al período que se abrió desde sep. de 1943 donde la forzada sumisión a los Aliados era un hecho irrefutable. Este es el núcleo central del ensayo.
No hay duda de que la pretensión alemana y Aliada siempre fue la sumisión de España a sus objetivos político-bélicos y económicos, en un primer momento la entrega de muchos de los jerarcas del régimen franquista para con los alemanes era del todo segura, nadie dudaba, o muy pocos, de la eficacia de la Wehrmacht, pero a partir del último trimestre de 1943 todo pareció cambiar y la entonces confianza en la victoria del Eje se convirtió en una resistencia fútil, pero eficaz con el objetivo final de mantener el poder. Tesis final del autor: Franco, intentó durante toda la guerra monopolizar el poder político en España y mantenerse como Jefe indiscutible del mismo frente a cualquier imparcialidad dentro de su Régimen.
Posiblemente muchos podrán pensar que esto es algo que no crea ninguna duda hoy en día entre los historiadores, pero Sáenz-Francés quiere destacar, por encima de esos dos primeros años de guerra (1939-1941) donde la fascinación por el régimen nazi y por su proyecto del Nuevo Orden organizado por los alemanes junto a los italianos era innegable, el único momento donde la personalidad de la España franquista mostró su cara más real desde el inicio de Torch en 1942 hasta la caída de Mussolini. Para ello, además de un ingente trabajo archivístico que puede consultarse en la parte final del libro, el autor se ha apoyado como novedad en las memorias del que fuera embajador alemán en España Sr. Hans Adolf Von Moltke de enero a marzo de 1943,unas memorias inéditas hasta ahora, además las ha complementado con las memorias del que fuera agregado de prensa en la embajada alemana, Sr. Hans Lazar y del embajador alemán seguramente más relevante durante esos años, Sr. Eberhard Von Sthorer. Por supuesto, no debemos olvidar dos clásicos, las memorias de los embajadores británico y estadounidense respectivamente, Sr. Samuel Hoare y Sr. Carlton Hayes.
Por último, también es reseñable el análisis final que realiza el autor sobre la historiografía que sobre el tema se ha publicado hasta estos momentos, muy útil para complementar esta lectura.
En definitiva, una obra con más 1000 páginas todas ellas con una información de primera mano, una presentación estupenda, con un análisis muy ponderado de la situación española y apoyado por gran cantidad de informes diplomáticos que logran introducir al lector entre las bambalinas de la diplomacia secreta de la Segunda Guerra Mundial. Creo, humildemente, que estamos ante uno de esos estudios básicos de consulta sobre el papel de España en el conflicto mundial.
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Franco fue un hombre, muy cauto, observador y templado, además de un extraordinario militar y hombre de estado. En el tema que nos ocupa, la participación española en la 2ªGM, desde un principio había para él un claro propósito, evitar la entrada de España en el conflicto a toda costa. Como es lógico suponer, en función de las eventualidades bélicas del conflicto, supo adoptar posiciones que todavía dan argumentación para las interpretaciones de los historiadores, algunos de ellos de tendenciosidad manifiesta. Desde un principio sabía perfectamente que los países del Eje habían perdido la guerra y ya muy tempranamente se lo hizo ver al Duce, con testigos presenciales, que le reconoció, sinceramente, que si pudiese Italia saldría del conflicto:
-Le hice una pregunta. Le dije: Duce, si usted pudiera salir de la guerra, ¿lo haría?
-Claro que sí; hombre. Claro que si.
También le hizo al Duce unas objeciones sobre el modo de llevar la guerra en el desierto, conocedor de la importancia estratégica para el desenlace del conflicto de aquella zona, como así fue:
–Llevan ustedes muy mal la guerra en el desierto. La guerra en el desierto es como en el mar, donde no se pueden apartar los efectivos del aprovisionamiento del combustible.
Con anterioridad a la declaración de guerra del Reino Unido y Francia a Alemania, en cierta ocasión, departiendo con un ministro, le hizo ver lo inminente del estallido bélico.
Todo esto, también con testigos presenciales:
–Por otra parte, la guerra europea es inminente
Se levantó y, con un puntero en la mano se acercó a un mapa de Europa y Asia, desplegado. Luego, como quien explica una lección, me dijo:
– El pacto germano-ruso durará lo que duré la indecisión de Inglaterra. Luego se romperá. (…)
– …Por último, los EE.UU. entrarán en el conflicto y desde ese momento se iniciará una guerra sin cuartel entre los invencibles y los inagotables…
-¡….Ganarán los inagotables.
Así fue.
Por último, y referente a la Operación Félix, cuenta D. Ramón Serrano Suñer el extraordinario despliegue táctico presentado por Hitler en Berchtesgaden para la invasión de Gibraltar y que hubiese supuesto la participación española. Es evidente que de haber enviado a un militar, algo apasionado, seguramente España hubiese entrado en guerra, pues los detalles expuestos por las autoridades militares alemanas eran perfectos. Pero la decisión de Franco, fue la correcta. Envió a quien con sus dotes de persuasión evitaría la guerra para España.
Sin lugar a dudas, un hombre extraordinario.
Es una lástima que una reseña como ésta sea aprovechada por el oportunismo de algunos… además con argumentos erróneos.
Pero a lo que toca: hojeé el libro cuando salió a la venta. Me llamó la atención su tamaño, siendo además el estudio de las relaciones entre Alemania y España durante la guerra mundial. Y además de un autor joven; ¿me equivoco si el libro es fruto de una tesis doctoral, como me pareció leer en las primeras páginas?
Buena reseña, sí señor.
Como he comentado anteriormente, el profesor Emilio Sáenz-Francés parece querer romper con algunas de las teorías más destacadas que sobre el tema se han publicado en los últimos años. Para el autor resulta curioso, o cuando menos una táctica muy personalista del general Franco, el hecho de que cuanto más álgido era el poder del Eje con más virulencia golpeó el Caudillo a los sectores pro-Eje en España, algo que desde luego no puede desligarse hacia una cierta estrategia que reforzara su posición de fuerza dentro del Régimen. Él era el nucleo central del poder y ningún grupo podía llegar a querer considerarse indispensable. Esa fue su estrategia. Por supuesto, la guerra mundial tuvo sus tiempos y había que adecuarse a los mismos. Franco apostaba por Alemania como vencedora de la guerra, de eso no hay duda, pero las circunstancias de la misma, la operación Antorcha(Torch), marcó un antes y un después en su posicionamiento haciendo que su confianza en el Eje perdiera empuje.
Equidistancia imperfecta es como denomina Sáenz-Francés la posición del general Franco ante ambos contendientes, sobre todo desde la invasión Aliada en el norte de África fechada en noviembre de 1942. A partir de aquí el rearme español ya no parecía tan seguro de que solamente estuviese dirigido a repeler una invasión Aliada, sino que también podría servir para asegurar las fronteras pirenaicas frente a una supuesta invasión alemana. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Por supuesto, el uso de la División Azul también resultó una herramienta de presión frente a los Aliados, así como la pasividad española ante el desembarco fue utilizado por el Régimen para mantener sus objetivos de resistencia a toda costa. Por eso recalca Sáenz-Francés que solamente desde este desembarco(nov.42) y hasta la caída de Mussolini(sep.43) la política española pudo desarrollar cierta “independencia” en cuanto a su política exterior, entendiéndose este último término como una manera más autentica de orientar su posición ante ambos contendientes. Este es el espacio temporal donde se asienta este ensayo.
Este trabajo hay que verlo desde una perspectiva histórica y no desvirtuarlo hacia una defensa del general Franco y de su régimen, sino simplemente conseguir mantener abierto el debate sobre el tan controvertido papel jugado por Franco durante la IIGM. No parece que todo esté tan claro como podemos pensar todavía hoy en día.
En cuanto a la pregunta de farsalia le diré que en efecto, se trata de una tesis doctoral que presentó el autor en 2008 y que en un principio, como nota curiosa, iba a estar dedicada a la División Azul derivando al final hacia este estudio sobre la actitud del general Franco ante la Segunda Guerra Mundial.
Un saludo.
Un somero y muy benevolente análisis de las extraordinarias personalidades de los jefes políticos españoles a partir de la Reforma Política, con los magníficos resultados actuales, aventuras guerreras incluidas, y es para echarse a temblar solo de pensar que ellos hubiesen estado al frente de los destinos de España en aquellos años tumultuosos. Aun hoy, para la gran mayoría de los ciudadanos españoles, se relaciona, quiérase o no, el atentado más grave de la historia española con la intervención en una guerra. Así que den rienda suelta a su imaginación.
Las interpretaciones históricas son variadas y desde luego, muchísimos historiadores muy comprometidos políticamente no se consideran en absoluto, merced a su adscripción ideológica, imparciales. Eso es evidente. Fíjense si ha dado ríos de tinta historiadora el contencioso Franco/Serrano, con interpretaciones sofisticadísimas de sesudos historiadores, y en realidad de lo que se trataba es de un problema relacionado con “los países bajos”.
Por sus frutos los reconoceréis. Y lo que es evidente, real, es que España sorteo magistralmente o afortunadamente, el peligro de ser destruida. Solo con ver los estragos vandálicos, devastadores, de la destrucción sistemática de Europa por los bombardeos aliados (incluida Francia; es muy poco divulgado las destrucciones de los bombardeos aliados en ciudades francesas sin valor estratégico alguno; hasta los barrios de Pigalle y Montmartre sufrieron la oleada libertadora aliada), para comprender que hubiese supuesto para España la intervención decidida en el conflicto y teniendo en cuenta además que es conocido, repito, que Franco acertó en todos sus análisis referente al resultado del conflicto bélico que algunos califican como de guerra civil europea. Indudablemente España, hubiese sido desmembrada con la pérdida de una gran parte de su territorio. Ya es un milagro que los españoles podamos volar a disfrutar de las Islas Canarias sin ser en realidad una visita a un colonia norteamericana. ¿O no?
En definitiva, que lo que importa son los resultados y en este tema, fueron milagrosamente favorables para España.
Yo mejor me callo, que esta página la leen niños.
Desde luego que haber entrado en la guerra hubiese sido un completo desastre para España, eso a toro pasado nadie lo niega. Franco siempre fue un hombre pro-Eje, es decir, su simpatía hacia Italia y Alemania, a pesar de ciertas diferencias, fue siempre mucho más sincera que la ofrecida a los Aliados. Admiraba a Inglaterra, pero mucho más por temor hacia ella que por un verdadero sentimiento de filia. Aún más, desde que los norteamericanos desembarcaron en el Norte de África y empezaron a hacerse sentir en las relaciones Franco-Aliados, el temor del primero a ser tratado con mucha mayor intransigencia por parte de los EEUU fue aumentando conforme se fue desarrollando la guerra. Roosevelt no era Churchill, este último conocía mejor el país y la forma de actuar del gobierno franquista. El Premier británico sabía perfectamente que Franco estaba atado de pies y manos por el poder de la Royal Navy y que sin ella los suministros alimenticios y de combustible podrían llegar a colapsar al país. Alemania no disponía de recursos para poder ser tan efectivo como lo eran los Aliados y eso Franco lo conocía, o al menos su ministro de AAEE, Jordana, era muy consciente de estas limitaciones, pero la posibilidad de que Alemania diese un golpe de mano y cruzara los Pirineos siempre estuvo ahí. Esta creo que es la clave para poder valorar la sapiencia militar de Franco.
Franco apostó por el Eje, aunque después intentó hacer tragar a los Aliados su teoría de las tres guerras:
1)Beligerancia pro-Eje frente a Rusia
2)Neutralidad ante la guerra Eje-Aliados en Europa Occidental y África
3)Beligerancia Pro-Aliada frente a Japón
Algo que no acabó nunca de convencer a los Aliados, sabedores de cómo se había celebrado en Madrid los bombardeos alemanes sobre Londres , por poner sólo un ejemplo.
Un saludo.
En definitiva: ¡torero, torero, torero!….
Buenos días a todos inclusive a los nenes lectores.
Eso es todo amigos….
Enhorabuena por la reseña David L.
La tesis final del autor: «Franco, intentó durante toda la guerra monopolizar el poder político en España y mantenerse como Jefe indiscutible del mismo frente a cualquier imparcialidad dentro de su Régimen» coincide con el análisis de los profesores Kleinfeld y Tambs en la imprescindible «La División Española de Hitler» de la Editorial San Martín.
A Franco solo le importaba salvaguardar el poder y frenar las ansias revolucionarias de los elementos más exaltados de Falange. La División Azul sirvió de desfogue para estos elementos – algunos de los cuales ya no volvieron -, además de para saldar la deuda contraída con la Alemania Nazi en la Guerra Civil y reservar sitio en el previsible Nuevo Orden alemán en Europa. En el momento en que los reveses militares de la Whermacht evidenciaron la derrota de la Alemania Nazi, Franco, a través de su ministro Jordana, se alejó de cualquier veleidad belicista retirando a la División Azul y dejando una simbólica y anécdótica Legión que «duró dos telediarios». Evidentemente, Franco era profundamente anti-comunista pero no olvidaba el pacto anti-natura de Hitler con Stalin y la consiguiente desmembración de la católica Polonia.
¿Que Franco fue «un hombre extraordinario» y sus análisis infalibles, Feliciano? Por favor…mejor me callo, como acertadamente apunta Vorimir.
Saludos