EL TANGO DE LA GUARDIA VIEJA – Arturo Pérez-Reverte

Buenos Aires, 1928. Un desafío entre dos músicos lleva al famoso compositor Armando de Troeye, junto a su joven esposa, Mecha Inzunza, a bordo del transatlántico Cap Polonio hacia la capital argentina para componer un tango. Durante la travesía, Max Costa, un elegante y apuesto bailarín mundano que trabaja para la compañía Hamburg Südameriskaniche, llama la atención del matrimonio de Troeye por su destreza en el baile y su conocimiento de los orígenes del verdadero tango, el de la Guardia Vieja. Lo que estos ignoran es que, en realidad, Max es un ladrón de guante blanco que se sirve de sus maneras elegantes y su atractivo para cometer sus robos y estafas, que lo llevarán por los sórdidos barrios porteños de los años veinte, la Riviera francesa durante la Guerra Civil, y el Sorrento de la Guerra Fría, acuciado por pasiones urgentes, donde se encontrará una y otra vez con la hermosa Mecha Inzunza, en un baile prolongado durante cuatro décadas.

Profundo, elegante, bello y complejo, imbuido de una musicalidad, sensualidad y erotismo propios de los ambientes sórdidos de los años veinte y glamurosos de la alta sociedad de los treinta, extraordinariamente recreados, que te embriagan hasta dejarte sin respiración, siendo a mi parecer una de las mejores obras de Pérez-Reverte. Realmente, son tres novelas dentro de una, de ahí que resulte difícil redactar un resumen que haga justicia al contenido global. Sin embargo, se leen como si se tratase de diversas aventuras a lo largo de cuarenta años, que toman como protagonistas a dos personajes inequívocamente revertianos. Max, un canalla seductor, que sobrevive valiéndose de las amistades forjadas y los corazones embaucados, con su sonrisa de buen chico y su irresistible atractivo. Mecha, una joven adinerada de gustos peligrosos, atrevida, valiente y turbadora, que camina por el mundo como si estuviera hecho para ella. Y cuando ambos se acometen con fiereza, el lector llega al éxtasis.

Es esta una novela de miradas, al igual que El italiano. La mirada inteligente de una mujer fascinante y capaz de meter en un lío a cualquiera, que mira a un hombre corriente, un héroe cansado, sin más cultura que lo que ha aprendido en revistas y conversaciones, en los suburbios de Buenos Aires, en el París de los apaches, en la colina ensangrentada de Annual, en los rincones más peligrosos de Barcelona y Marsella, pero que sin embargo posee la habilidad para prestidigitar esos conocimientos e introducirlos en el momento correcto, siendo admirado por los caballeros y amado por las damas, y es entonces cuando su vida cobra de nuevo sentido, vuelve a sentirse joven a sus sesenta y cuatro años, su sombra vuelve a adherirse a sus pies, y su corazón bombea de nuevo como cuando vio a Mecha Inzunza por primera vez a bordo del Cap Polonio, bailando un tango en silencio bajo las palmeras. Y es también una obra de una gran estética, el mundo del tango y el jazz, bellísimo y apasionante, de los grandes transatlánticos y hoteles europeos. La ropa, las costumbres, las mujeres, los hombres, la forma de mirar, caminar, de encender un cigarrillo… Y a la hora de leer esta novela, ese componente glamuroso es una gozada.

Una historia de amor, envejecimiento, ajedrez, aventura, vida…, también de sexo, duro, morboso y pasional, que transcurre en tres planos: juventud, madurez y vejez. Y que apunta a contar cómo se ven los amores, las pasiones y las aventuras cuando el tiempo ya lo ha templado todo, la vida te ha situado cada cosa en su lugar, y miras al futuro y sólo ves pasado. Una historia de melancolía y un ejercicio de introspección por parte del autor. ¿Es posible amar a una persona que has visto solamente tres veces en tu vida, pero que la marcó a fuego? ¿Qué ocurre cuando el tiempo pasa y la carne que una vez amaste, joven, se vuelve marchita, vieja, con arrugas y marcas? ¿Cómo se reconoce en el otro la pasión que una vez sentiste? Como escuché en una entrevista hace unos meses, lo más complejo para don Arturo, cuando concibió la idea de escribir esta novela, fue el paso del tiempo a lo largo de la narración, la llegada de la vejez y sus efectos. Podía escribir sobre el Max joven, de veintiséis y treinta y cinco años, pero no del Max de sesenta y cuatro, canoso, arrugado, cansado y con manchas en la piel. Hay cosas de las que uno sólo puede escribir cuando las vive en sí mismo, cuando sus carnes le hablan de ellas, de ahí que tardara veintidós años en terminarla.

En cuanto a los personajes, Max Costa es un vividor, un arribista que intenta escalar peldaños sociales, valiéndose de su elegancia, su gracia, simpatía y atractivo, habiendo salido de la miseria de los barrios marginales de Buenos Aires. Mecha, por el contrario, es una mujer de clase superior, criada en un mundo de lujo donde Max es un intruso, y eso es lo que crea justamente el conflicto. Max sabe todo el tiempo que es un entrometido, que Mecha no es para él, que sólo está de paso en su vida, y paradójicamente, siendo abandonada una y otra vez por él, ella siente lo mismo en su vida. Él intenta acercarse a ese mundo, pero sabe que nunca pertenecerá al mismo, pues se trata de una casta privilegiada que nunca lo aceptará como un igual. Ella no lo concibe de ese modo, claro, y así se lo hace saber en una de las últimas conversaciones del libro, pero ahí reside una de las grandes complejidades de las relaciones: lo que uno cree y lo que realmente sucede, no siempre van de la mano. Armando de Troeye es un personaje repugnante, al que más de una vez, al igual que Max, el lector siente las ganas de despedazar. Los espías fascistas también están muy bien descritos, al igual que Rafael Mostaza, el agente supuestamente republicano. Boris Dolgoruki-Bragation, con ese apellido que recuerda al oficial ruso de Guerra y paz, cumple bien su cometido de “mentor” para Max mientras aún es joven. Y Jorge Keller, si bien en un plano mucho más secundario, también cumple bien su labor como nexo de unión entre dos personas que a pesar de cuarenta años no se han olvidado, en una partida de ajedrez que representa el choque del comunismo contra el capitalismo, con mucho mérito para ejecutar los movimientos y estrategias propias de la disciplina deportiva.

Hay mucho dolor en este libro, tanto el que se lee como el que se intuye, de ahí que el propio autor reconociera haberlo imbuido de un alto componente autobiográfico. Cuando esa mirada de mujer deja de ser para ti, porque con tu comportamiento has dejado de merecerla, pero también cuando te dan una paliza por haberte descubierto robando, o esa resignación del hombre de mundo que se ha enamorado, que tiene frente a él un sueño hecho carne, y sabe que jamás podrá vivirlo porque en el fondo está fuera de su alcance. Ninguna persona es igual cuando comienza una novela que al terminarla, y mucho menos esta, pues representa la constatación de la vejez, del paso del tiempo, lo vivido, lo perdido, lo que aún te queda pendiente, o al menos te gustaría experimentar.

Una mujer nunca es sólo una mujer, querido Max. Es también, y sobre todo, los hombres que tuvo, que tiene y que podría tener. Ninguna se explica sin ellos… Y quien accede a ese registro posee la clave de la caja fuerte. El resorte de sus secretos.

En definitiva, un libro sencillamente sublime, repleto de belleza y muy útil para cuando sentimos que comienza a pasar el tiempo y, de soslayo, miramos hacia atrás. Una novela útil para aprender a envejecer con serenidad, recordando con una serena fatalidad el pasado y aceptando con dignidad y resignación el futuro, por lo que volveré a leerla al cabo de unos años, cuando tenga más pasado que futuro por delante. Y en ese momento, al igual que Max, me gustaría pensar que no he tenido una mala vida, después de todo.

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Arturo Pérez-Reverte, El tango de la Guardia Vieja. Madrid, Alfaguara, 2012, 504 páginas.

     

20 comentarios en “EL TANGO DE LA GUARDIA VIEJA – Arturo Pérez-Reverte

  1. Balbo dice:

    Lo tengo en la pila desde hace tiempo y muchas veces estoy a punto de leerlo. A ver si gracias a tu buena reseña me decido a ello en breve. ¡Muchas gracias por ella!

    Un saludete :-)

    1. Scorpius dice:

      Es de las mejores novelas del autor, y llevo treinta y una leídas. Espero que te guste :)

      Un saludo.

  2. Iñigo dice:

    Llevo años sin leer a APR y el otro día me compré en edición bolsillo «El italiano». Digamos que tengo antojo de su narrativa. Y eso que sigo algo cabreado con el hecho de que abandonara a Alatriste con las dos últimas novelas prometidas del personaje, que se quedaron sin ver la luz. Tomo nota de esta reseña. Gracias.

    1. Scorpius dice:

      Entiendo tu enfado. Yo también me molesté la primera vez que leí Alatriste, viendo que la historia quedaba abierta. Sin embargo, este verano me zampé de nuevo los siete libros en un único tomo «Todo Alatriste», y al final del mismo descubrí que contiene una cronología que abarca desde el nacimiento del capitán hasta que Íñigo Balboa es un anciano. No es lo mismo que leer dos novelas más, claro, pero al menos resuelve algunas incógnitas. Además, siendo realistas, con dos tomos más, y sin alterar el volumen de páginas de cada entrega, no podría finalizar la historia. Por no hablar del tiempo que ha transcurrido y que la mirada de Pérez-Reverte ha cambiado. No hay más que leer sus últimos libros. Él mismo duda de que pudiera resucitar al Alatriste que todos conocemos, y lo reconoció el año pasado en una entrevista para Zenda.

      Un saludo.

  3. Farsalia dice:

    Hace años que no leo novelas de APR y, personaje que se lo ha comido al margen, por algo será…

    1. Scorpius dice:

      A mi humilde parecer, creo que partes de un equívoco. Pero para gustos, libros.

      Un saludo.

      1. Farsalia dice:

        Quizá, pero ya no tengo tiempo para escritores que dejaron de interesarme hace mucho tiempo…

  4. Derfel dice:

    Esta fue la última novela que leí de APR y me pareció una buena novela.

    1. Scorpius dice:

      Lo es, sin duda. Y te animo a que no sea la última que leas.

      Un saludo.

      1. Derfel dice:

        Para leer a APR me lo tiene que pedir el cuerpo.

        En su día, cuando comenzó a escribir, me interesó mucho. Novelas como El club Dumas, TErritorio Comanche o la Reina del Sur.

        El tipo arriesgaba.

        Ahora tengo la impresión de que ha encontrado una tecla y le funciona. Pero la repite demasiado.

        Ese territorio del que él siempre habla en sus entrevistas creo que es una simple zona de confort.

        En fin, gracias por la excelente reseña, Scorpius.

      2. Farsalia dice:

        Disfruté mucho en su momento El Club Dumas y La carta esférica, y las he releído. Pero desde Cabo Trafalgar lo encuentro de un repetitivo… Línea de fuego fue lo último suyo que leí y dije basta; y sin curiosidad por seguir leyéndolo. Prefiero dedicar mi escaso tiempo para novelas a otros autores que no me toman (tanto) el pelo.

  5. Juan dice:

    A farsalia ya sabemos que le molesta la ideología del señor Arturo Reverte.
    Quien por otro lado se ha traicionado a si mismo con sus últimas novelas. Ahora se nos vuelve feminista. Es que de lo contrario no vende. Ahora escribe por encargo. Revolución para complacer a su inmenso número de lectores mexicanos. El italiano para el mercado de Italia y ahora nos sale con una mujer empoderada. Desde luego que poderoso caballero es don dinero,. De la calidad de sus últimos trabajos ya hablamos otro día.

    1. Farsalia dice:

      «Ya sabemos»… qué gran argumento. ¿Lo puedo usar?

    2. Iñigo Pereyra Urdíroz dice:

      Me vas a perdonar Juan, pero tu primera frase no es muy acertada, la verdad.

      1. Balbo dice:

        Íñigo, opino que igual que tú. Esa afirmación de Juan me ha parecido poco correcta, la verdad.

  6. ave dice:

    A mí me encantó la novela, y su estructura a tres tiempos. Creo que es la que más me ha gustado de APR. También me ha gustado mucho la reseña, Scorpius. Respetable la opinión de los que no piensan igual, más sabiendo que su opinión no es cualquier cosa, considerando su competencia crítica en literatura e historia.

    1. Scorpius dice:

      Gracias por la parte que me toca. Traté de hacerle justicia lo mejor que pude.
      Por supuesto que es respetable, cómo no. Mientras se juzgue la calidad de la novela y no la faceta personal del autor, nada que reprochar.

      Un saludo.

  7. Rodrigaz dice:

    Gracias por la reseña. Un libro sobre la forma que afrontamos el paso del tiempo. Algo sobre lo que nunca nos gusta pensar, hasta que es demasiado tiempo.

    Lo calificas de sublime, así que habrá que hacerle un hueco a un autor que ya ha trascendido a la literatura. Escrito en 2012, cuando todavía no era tan odiado por nuestra actual izquierda y parte de nuestra derecha. Qué pena.

    1. Scorpius dice:

      Así es. La novela aborda muchos temas, y uno de ellos es la vejez y cómo afrontamos el paso del tiempo, reconociéndonos en la carne que una vez amamos.
      Para mí es sublime, desde luego.

      Un saludo.

  8. Mr. Gado dice:

    Casualmente, la compré de segunda mano por poco parné y la he leído hace poco.
    Me pareció entretenida sin más. No me arrepiento de haberla leído, pero tampoco se la recomendaría vivamente a nadie.
    De lo último de Pérez Reverte, me quedaría con «Línea de fuego». Esa sí la recomendaría con sinceridad.

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