EL SAQUEO DE ROMA – Pedro Santamaría

Ante nosotros se presenta un final del siglo IV y un inicio del siglo V importante para el devenir de Roma. El reparto del Imperio entre Honorio y Arcadio, tras la muerte de Teodosio, plantea una nueva situación para los godos de Alarico. Honorio, menor de edad, esta sustentado por la figura de Estilicón, quien se presenta como uno de los grandes protagonistas de la novela. Un personaje de claro oscuros, ocupado en la tensión provocada por cumplir con fidelidad los deseos de Teodosio, en su mandato de proteger los territorios de Honorio y a su persona, frente las ansias de poder de su esposa Serena, más preocupada en buscar el prestigio de su marido y el futuro de gloria para su descendencia. En Oriente, Arcadio se encuentra en manos de su esposa Eudoxia y sus consejeros, quienes le susurran al oído falsas traiciones, en un afán por gobernar en su nombre aquella parte del Imperio. Mientras, Alarico y los suyos, buscan tierras donde asentarse y entrar al servicio de Roma para dar continuidad a su pueblo. Su vida es un deambular al este de la península Itálica y un continuo juego de confianzas y traiciones. Se adentra en Grecia, se presenta ante las puertas de Constantinopla, para después, asentarse en tierras de Iliria y más tarde en Panonia, terminando por cruzar los Alpes hacia Italia, en aras de lograr su objetivo y presionar a la nueva capital del Imperio Occidental, Rávena. Las tensiones generadas entre Estilicón, Honorio y el senado de Roma, terminan por provocar el saqueo de Roma, un hecho que quizás, si se hubiera cedido antes a las pretensiones de Alarico, se hubiera podido evitar.
La novela de Pedro Santamaría sigue las pautas habituales de sus trabajos anteriores. El estudio de las fuentes originales se intercala con la personalidad que el autor decide aportar a los personajes. La tónica general es que la novela se estructura en capítulos cortos, en algunos casos, en mi opinión, excesivamente cortos. Siempre he pensado que Pedro mejora con los capítulos de más extensión, no solo por su narrativa entretenida y ágil, sino porque esos capítulos tan cortitos desvirtúan el ritmo de la novela, por sí suficientemente rica en trama y acción como para ser entrecortada tan a menudo. Resultado de ello es una novela relativamente larga, de más de quinientas páginas, en las que el autor ha exprimido, en general con cabeza y acierto, tantos años y hechos acontecidos. Las batallas están muy bien descritas. Precisamente protagonizan algunos de los capítulos más largos del libro y, por tanto, son escenas que se leen de seguido de maravilla. Los personajes principales se complementan de un crisol de secundarios, aunque algunos de ellos, especialmente las consortes femeninas de los emperadores y algunos de los favoritos de estos, resulten algo estereotipados. De los personajes principales, como he dicho antes, destaca un interesantísimo Estilicón, lleno de jugosos claro oscuros. Además llama la atención una extraordinaria Gala Placidia, hermana de Honorio y Arcadio, en un desarrollo personal que va de menos a más. Respecto a Alarico, personaje guía de la novela, resulta en su presentación algo más difuso y perdido, quizás por su afán continuado de ser el faro de su pueblo y por las circunstancias que rodean su figura, manipulada y zarandeada entre su pretendida búsqueda por entrar al servicio a Roma y las continuas traiciones a la que se ve sometido.
En definitiva, he vuelto a disfrutar de la lectura de esta nueva novela de Pedro Santamaría. Me ha resultado muy entretenida. Sus personajes suelen estar suficientemente trabajados para solventar la plaga de caracteres planos que invaden el universo de la novela histórica. El autor domina las descripciones de las escenas de batalla y acción, y siempre presenta periodos históricos realmente interesantes para el lector. Su escritura es versátil, ágil y, en ocasiones, relampagueante, aunque creo que mejora en los capítulos largos, en los que desarrolla mejor su narrativa. Siempre me han interesado sus planteamientos de los protagonistas y la humanización que realiza de ellos, acercándolos a las dudas que pudieron sufrir en aquellos momentos de la historia en los que vivieron. Creo que sus novelas buscan el entretenimiento del lector en un ambiente histórico bien construido y estructurado. A fin de cuentas se trata de novela histórica y no de un ensayo. Ojalá esta novela tenga continuación en una nueva entrega protagonizada por el personaje de Gala Placidia, ahondando en el presencia de los godos en Galia e Hispania. Creo que podría cerrar una trilogía muy interesante.
Lo de los capítulos cortos es algo ya habitual en muchos autores del montón y de estilo bestselerizado (capítulos y párrafos cortos, fraseo rápido, mucho vocativo), del mismo modo que la novelización de las fuentes, tomadas como hoja de ruta, como si escribieran un ensayo y no una novela; precisamente el talento de un novelista del género se muestra cuando, sin quebrar la plausibilidad, es capaz de adentrarse en las lagunas o lo que no cuentan esas fuentes para recrear, y recuerda que escribe ficción, no una pseudo monografía. Lo que he leído de Santamaría (la novela sobre Alcibíades, lo más reciente: muy floja) no me impulsa a seguir indagando en su obra, la verdad… como con tantos otros autores actuales que suelen olvidar o no tener en cuenta que la suya es faceta de novelista, no de divulgarizador de la historia.
De sus nuevas novelas no es de mis favoritas pero en líneas generales me entretuvo, tiene momentos que me gustaron mucho y la leí con ganas y además se lee de forma fácil. A ver si en algún momento futuro le echo el guante a la última y finiquito la saga de los godos.
La tercera dedicada a los godos, en mi opinión, baja muchos enteros, comparada con las dos anteriores.