EL MITO DE LA BLITZKRIEG: LA CAMPAÑA DE 1940 EN EL OESTE – Karl-Heinz Frieser

el_mitoHabitualmente se tiene la concepción de la Blitzkrieg [la guerra relámpago] como un monolito prefigurado de antemano, aplicado en la campaña del Oeste de mayo-junio de 1940 por la Wehrmacht alemana, perfecta en su planificación y en su plasmación sobre el terreno, y que resultaba imposible de detener. Las monografías sobre la Segunda Guerra Mundial que he leído destinan menos atención y extensión a una campaña que se antoja tan arrolladora y superior a la reacción imposible de los aliados, que se percibe una sensación de que no es necesario profundizar en ella. Todo salió a pedir de boca, se diría: los alemanes arrasaron a franceses y belgas en apenas dos semanas (a los holandeses en menos tiempo) y forzaron a la Fuerza Expedicionaria Británica a replegarse y evacuar Dunkerque a la desesperada, ante el temor de ser cercados por las tropas alemanas. El 18 de junio cayó París, sin apenas resistencia, el 22 las últimas fuerzas francesas en el hexágono aun resistentes se rindieron, el 25 representantes del Gobierno francés firmaron el armisticio en el mismo vagón de tren en el que los alemanes hicieron lo propio al final de la Primera Guerra Mundial. La campaña del Oeste había sido un éxito impensable apenas un mes y medio antes. Inimaginable. Francia entró en crisis, su derrota fue tan apabullante que no se encontraron explicaciones. Pero, ¿fue tan inconmensurable el triunfo de las armas alemanas? Se asentó el mito, la leyenda de la Blitzkrieg. Y quienes hasta entonces, en el alto mando alemán, dudaron de la viabilidad de un nuevo modelo operacional de guerra, se rindieron a éste hasta el punto de que se creyó que la jugada maestra podía repetirse. 

El mito de la Blitzkrieg. La campaña de 1940 en el Oeste de Karl-Heinz Frieser (Ediciones Platea, 2013) llega con retraso al mercado hispano. Publicado en alemán en 1995, se ha convertido en la obra de referencia o incluso la monografía “oficial” de esta campaña. Hay que decir, de entrada, que no es un análisis pormenorizado de toda la campaña, o al menos no de todos los escenarios: yendo de la globalidad a elementos o escenarios más destacados, Frieser, en la parte central del libro (la más sustanciosa y atractiva), trata la Batalla de Francia, desde el 10 de mayo hasta la evacuación británica de Dunkerque, finalizada el 4 de junio. De hecho, la mayor parte del libro se dedica a la preparación del Plan Amarillo (sus variantes y el toque final del general Erich von Manstein), la puesta en escena, el atasco del tráfico de las tres líneas de avance alemán en el bosque de  Ardenas (el mayor embotellamiento de vehículos de la historia), y los movimientos del Heeresgruppe [Grupo de Ejércitos] A, el Panzergruppe [Grupo Acorazado] Kleist y el Panzerkorps [Cuerpo de Ejército Acorazado] Guderian. Así, se relata con detalle la ruptura del frente en Sedán, pieza fundamental para el éxito de la campaña, el colapso francés en el frente del Mosa y la carrera hacia el Canal de la Mancha, con la decisión por medio de Hitler de detener las fuerzas alemanas cuando el cerco a los aliados (franceses y británicos, esencialmente) estaba en vías de consumarse. Previamente, se analiza el origen, el debate entre los altos mandos alemanes y la puesta en práctica de la operación «Corte de Hoz» o la búsqueda (¿utópica?) de reelaborar un cerco como el de Aníbal en Cannae (216 a.C.), que también inspiraría el Plan Schlieffen alemán de la Primera Guerra Mundial; de hecho, Manstein (y Heinz Guderian sobre el terreno) buscaron reeditar este último plan, perfeccionado y adaptado a un «nuevo» concepto de guerra operacional en el que el movimiento, la rapidez y el objetivo de una guerra corta eran esenciales. La genialidad de la campaña residió en que las operaciones se desarrollaron con una cierta libertad de decisión de los comandantes que estaban sobre el terreno. «Poner toda la carne en el asador», la expresión que Guderian repetiría sin cesar a lo largo de las dos semanas esenciales de la campaña (10-25 de mayo), fue la consigna que hombres de acción como el propio Guderian o Rommel (que incluso llegó a avanzar de noche en el flanco norte sin permiso de sus superiores. El plan estaba prefigurado en los despachos pero la nueva naturaleza móvil y cambiante de la guerra, los desarrollos técnicos desde el anterior conflicto y la rápida adaptación de los oficiales alemanes a las nuevas situaciones permitieron el triunfo de la Wehrmacht allí donde, apenas una generación atrás, se vieron los ejércitos detenidos por la guerra de trincheras y por operaciones estáticas que apenas modificaron nada en cuatro años de infierno.

Del éxito surgió el mito sobre la Blitzkrieg, sobre la invencibilidad alemana en una campaña que prácticamente estaba destinada a ser un éxito. Frieser desmenuza estos mitos, comenzando por el propio concepto de Blitzkrieg, su significado semántico, su origen y su fortuna gracias al éxito de la campaña, en el principio del libro:

[Tras el éxito de la campaña] La palabra que surgió en el momento preciso, en el verano de 1940, fue Blitzkrieg. Raramente en la historiografía militar ha sido tan sobre-interpretado un término como lo fue éste. Bajo un examen más cerano es, en efecto, una trampa semántica. La palabra Blitz-Krieg (guerra relámpago) promete más de lo que puede dar –observándola en términos históricos– porque el término Krieg (guerra) sugiere la presencia de un concepto estratégico global, como es la guerra, pero la idea se quedó, principalmente, en el nivel inferior, el escalón operacional. Hubiera sido semánticamente más correcto hablar de Blitzoperationen (operaciones relámpago) o Blitzfeldzügen (campañas relámpago). Ciertamente, la idea era lograr un objetivo estratégico, en otras palabras, llevar la guerra a un rápido final; pero los medios que pudieron emplearse se limitaron a los niveles operacional y táctico. (p. 25)

Pero la leyenda no se queda sólo en los conceptos. Frieser analiza a fondo los medios y recursos que posibilitaron la Blitzkrieg. Las conclusiones son elocuentes: los alemanes no tuvieron las tropas más numerosas ni tampoco más divisiones que los aliados; su armamento no había alcanzado aún (lógicamente…) la «perfección» de campañas posteriores, tanto en carros de combate (de hecho, con un fuselaje más fino que el de los tanques franceses), como en artillería o en aviación. «Según una regla práctica militar, el atacante debe ser numéricamente superior al defensor en una proporción de 3:1. Esa proporción asciende si el defensor puede luchar desde fortificaciones, bien desarrolladas, como la línea Maginot. Paradójicamente, en mayo de 1940, los defensores eran numéricamente superiores a los atacantes en casi todas las áreas. Esto significa que durante la campaña también se aplicaron otras reglas» (p. 84).

Tampoco el generalato alemán estaba convencido de la genialidad del plan «Corte de Hoz», el plan de ataque, aunque hay que decir de jefes del Estado Mayor como Franz Halder (conceptualmente, contrario a Manstein en muchos aspectos) que supo adaptarse a la decisión de poner en práctica el plan de ataque. La adaptación a un nuevo escenario bélico, superando los esquematismos de la Primera Guerra Mundial, a nuevas iniciativas y a una flexibilidad sobre el terreno sería esencial. Como comenta el historiador militar francés Pierre Le Goyet:

«Aunque parezca mentira, debe decirse que el francés –de quien se dice que continuamente está esforzándose por alcanzar soluciones valientes y revolucionarias empleando su talento para la fantasía– se vio atrapado en un rígido formalismo y esquematismo mientras que los alemanes, considerados metódicos, contemplativos y dogmáticos, repentinamente resultaron ser atrevidos y creativos en sus pensamientos y en sus acciones. Esta sorpresa intelectual […] fue uno de los factores que determinaron la victoria alemana» (citado en p. 134).

Ello permitiría a los alemanes superar (casi) siempre a los franceses, obviarla Línea Maginot, entraren Bélgica y Francia por las Ardenas, buscar el punto de ruptura (Sedán, el frente del Mosa), provocar el desconcierto y el desmoronamiento de las fuerzas francesas, sorprendidos y aterrorizados por el rápido avance alemán. En términos informáticos, el software alemán, aprovechando las mejoras del hardware, dejó a los franceses en syntax error.

Pero el avance alemán se detuvo el 24 de mayo a instancias de Hitler. ¿Por qué? Frieser dilucida en detalle la causa de que, tras la toma de Arras, se demorara el cerco sobre Dunkerque, permitiendo a los británicos la evacuación. Para el autor alemán, la causa última y decisiva fue el golpetazo de Hitler sobre la mesa y contra el alto mando militar alemán: se podría decir que fue una cuestión de liderazgo, de imponerlo y mantenerlo, por encima de cuestiones tácticas, operaciones y estratégicas, o incluso una decisión política por encima de un principio militar. Del mismo modo, Frieser destaca que la evacuación británica de Dunkerque fue decisiva en el curso de la guerra. Al no capturarse a la columna vertebral (y única) del ejército británico, entrenado, con una oficialidad irremplazable y con un personal capaz de entrenar a nuevos reclutas, se permitió que Gran Bretaña resistiera. Hitler, confiando en que tendiendo la mano a los británicos para negociar y alcanzar una paz con Alemania (eso sí, con el compromiso británico de reconocer y admitir el dominio alemán continental), erró y no permitió que la Wehrmacht alcanzara los últimos objetivos de la campaña occidental. A la larga, sería uno de los principales errores de Alemania en la guerra.

Otra conclusión es que el éxito de la campaña occidental insufló en Hitler y el alto mando alemán la ilusoria idea de que la jugada podía repetirse a mayor escala: la Operación Barbarroja, aunque las expectativas, más allá de los exitosos resultados en el verano y otoño de 1941, pronto fueron superados por la realidad del invierno ruso y la capacidad soviética de levantarse y luchar, de tú a tú, con los alemanes. No fue lo mismo luchar en Francia en mayo de 1940 que en Rusia desde el invierno de 1941-1942…

Estupendísimo libro, pues. Y con 48 páginas de unos también estupendos mapas en color, cedidos por la Sección Cartográfica de los Archivos Históricos del Bundeswehr en Friburgo, que permiten seguir el hilo de la narración en la parte central del volumen; están en alemán, aunque si yo mismo, que no soy un lector especializado en el tema, he podido comprenderlos sin problema, qué no harán lectores más avezados. Añadamos numerosos cuadros y esquemas, que potencian el atractivo de un libro muy completo, y la sólida traducción de “nuestro” Javier Veramendi. ¿Qué más queréis?

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22 comentarios en “EL MITO DE LA BLITZKRIEG: LA CAMPAÑA DE 1940 EN EL OESTE – Karl-Heinz Frieser

  1. Clodoveo11 dice:

    «¿Qué más queréis?» Nada, sólo encontrarlo de oferta… ;-DDDD

  2. APV dice:

    Uno de los libros que para algunos tendría que estar en el índice de libros prohibidos.

  3. José Luis Menéndez Badeso dice:

    No aparece en La Casa del Libro, y por tanto no lo puedo pedir.

  4. Schwejk dice:

    La verdad es que lo leí hace mucho, y además sin tomar notas, pero bueno, recuerdo dos cosas que no me parecieron tan maravillosas (por lo menos en mi recuerdo).

    1.) La discusión teórica. Casi ni la menciona (o se me ha olvidado por completo). Claro, como no hay blitzkrieg o blitzoperationen o como quiera llamarlo, todos esos libritos de antes de la guerra de Guderian, Liddell Hart, De Gaulle, Dohuet, Tjukachevsky (como se escriba), Fuller… hablaban sólo de lo mucho que iba a avanzar la aviación, o los tanques, o los motores, pero nada de operaciones rápidas. Por no mencionar la «guerra celere», concepto teórico que ya tenía el moderno ejército italiano (de 1932).

    2. Polonia. Como los polacos eran muy inferiores (pero tampoco llegaban a esas proporciones teóricas de 3:1) pues lo suyo tampoco fue una blitzcosa.

    3. lo que no es el «impulso central» de las Ardenas casi ni se menciona. Si los aliados se tragaron el anzuelo fue por el tremendo empuje del ataque a través de los neutrales… El 95% de la aviación alemana se comprometió en este «ataque de diversión», ¿no puede verse como otro ejemplo de la eficacia de esa inexistente blitzcosa que no existía?

  5. iñigo dice:

    Mira qué casualidad. Este es el ensayo que he seleccionado para leer nada más volver de vacaciones… Fantástico, oye. Buena reseña Farsalia.

  6. Farsalia dice:

    Gracias, no lo dudes, Íñigo, vale mucho la pena el libro. Y sí, APV, es uno de los libros «malinterpretados» (por ponernos elegantes; nosotros, claro) por algunos «intolerantes ignorantes» en la Feria del Libro de Valladolid; de hecho, es lo que me hizo recordar que tenía la reseña escrita pero que no la había enviado para ser publicada aquí. Y siempre puedes comprar el libro en la tienda on line de la editorial, José Luis.

    También leí el libro hace tiempo (camino de tres años), pero (sin atreverme a poner la mano en el fuego) creo recordar que algo habla Frieser sobre el, digamos, «marco teórico» de la Blitzkrieg; me suena que explicita a Guderian, al menos. No tengo el libro a mano (lo leí prestado de biblioteca) para poder confirmarlo.

    En cuanto a la proporción 3:1 (dedica un capítulo al tema en su globalidad), Frieser, si no me falla la memoria, trata el caso de los dos rivales inmediatos de Alemania, es decir, Francia y Polonia (y diría que también el Reino Unido), que en conjunto superaban en vehículos y armas a los alemanes; pero lo dicho, no tengo el libro a mano.

    Frieser, en general, desmitifica la Blitzkrieg como algo perfecto y preparado meticulosamente con anticipación; el «atasco del tráfico» de vehículos y carros alemanes en las Ardenas sería una muestra del grado de imprevisibilidad con el que tuvieron que lidiar los alemanes. O la propia «imprevisibilidad» de Rommel…

  7. Anibal dice:

    Recuerdo haberlo leido hace tres veranos y creo que es el mejor libro publicado en castellano sobre la campaña de 1940 en el frente occidental. Creo que estaremos de acuerdo en que merece una relectura.

    Asimismo, en mi modesta opinión es el mejor libro editado por Platea. Ojalá pronto traduzcan otra obra del doctor Frieser. Si no lo hacen ellos…

    Entretanto, la semana pasada terminé «La muerte de la Wehrmatch», de Robert Citino, que aprovecho para recomendaros a todos los interesados en las campañas del año 1943.

    ¿Qué sería de nosotros sin Platea?

    Saludos desde Barcelona.

  8. Anibal dice:

    Perdón, me he confundido en el título; quería decir «La Wehrmacht se retira. Luchando una guerra perdida, 1943».

    La obra «La muerte de la Wehrmacht. Las campañas de 1942» fue publicado por Ed. Crítica hace siete u ocho años.

    Sorry.

  9. Farsalia dice:

    Secundo: otro estupendo libro publicado por Platea, La Wehrmacht se retira. Luchando una guerra perdida, 1943, de Robert Citino, que leí hará un par de años.

  10. David L dice:

    Lo leí hace ya un tiempo y disfruté enormemente con su lectura, siempre es gratificante encontrar nuevos enfoques analíticos que nos hagan replantearnos muchos de los conceptos asimilados a lo largo de los años. A mí me llamó mucho la atención ideas como las que refleja por ejemplo al valorar la campaña en el frente Occidental, Frieser dice que dicha campaña no fue una misión de conquista planificada sino una acción operacional desesperada con el objetivo de salir airoso de una situación estratégica muy complicada, es decir, una improvisación fruto de la necesidad. ¡Casi nada!

    Y otro aspecto sobre el concepto principal que da título a este trabajo, Frieser comenta que en parte la “blitzkrieg” es en el campo militar un hecho revolucionario y a su vez reaccionario, uno se queda un tanto sorprendido ante tal aserto, pero la siguiente explicación arroja luz sobre esta afirmación tan contundente: las dos guerras mundiales se decidieron a nivel estratégico gracias a la capacidad industrial, desde un punto de vista operacional los generales alemanes se sirvieron de los métodos más modernos, pero desde un punto de vista estratégico ellos se dejaron guiar por una idea de la guerra anacrónica…

    Hay mucho que debatir gracias a este obra reseñada por Farsalia.

    Saludos.

  11. Schwejk dice:

    Frieser desmonta, a mi modo de ver, el «mito» de la Blitzkrieg de 1940, pero sólo esa blitz, sin entrar para nada en supuestos teóricos y doctrinales. De la visión (¿de Allistair Horne, tal vez?) de una Wehrmacht todopoderosa y omnipotente, nos la muestra como increíblemente afortunada, más por los errores de los contrarios que por logros propios. Su análisis operacional detallado es abrumador, pero no el teórico o doctrinal, o por lo menos yo no lo recuerdo.
    Ciertamente, no hay plan de batalla que resista el contacto con el enemigo, pero no sé hasta qué punto estamos pasando de cuestionar mitos (como la invencibilidad de la Wehrmacht de 1940) para sustituirlos por otros nuevos: simplemente eran unos mediocres que atacaban al tuntún, a quienes les sonó la flauta.

    Es evidente que este libro es de los que abruma y merece varias vistas a sus páginas.

  12. Librero dice:

    Una obra interesante, lástima que algunas personas vean que todo libro histórico escrito por alemanes o dedicado a la Historia Militar de la SGM en el bando alemán, sea apología nazi. Increible pero cierto en pleno 2016, así les pasó a la conocida editorial Galland Books en la pasada feria del libro de Valladolid donde les quieren echar por vender libros inofensivos como éste de Frieser

    la historia al completo en
    http://www.gallandbooks.com/Intoleranteseignorantes.pdf

    «La ignorancia es la madre de todos los males»

  13. Farsalia dice:

    Impresentable e incomprensible… con lo fácil que es leer una contraportada o un índice de contenidos.

  14. David L dice:

    Bueno bueno bueno….lo de la Feria de Valladolid del NO LIBRO, porque así deberían llamarla si está dirigida y organizada por personajes tan indocumentados es de traca….El gran trabajo que tan bien nos ha reseñado Farsalia resulta que hace apología del Holocausto…IIGM…la palabra Mito…algún soldado alemán por aquí y ¡sorpresa! ya tenemos lo suficiente como para soltar, para mi con muy mala intención, que estamos ante unos abominables revisionistas. ¡Por favor! como aficionado a la Historia Militar me ha indignado sobremanera lo de esta Feria del NO LIBRO de Valladolid. Aquí hay algo más….política barata y muy mala leche. Gran libro el de Karl-Heinz Frieser, gran editorial Platea y, por favor, si os gusta la Historia Militar vais a disfrutar de verás con esta obra.

    Saludos.

  15. iñigo dice:

    Solo con leer y ver lo que sucedió en Valladolid, me da vergüenza ajena. Que manera más obtusa de entender la historia. Mal vamos.

  16. Arturus dice:

    Yo no creo que entiendan la Historia de manera obtusa, sino que sencillamente alguien debió ver el título «Liberad a Mussolini» y algunas portadas «sospechosas» y zas, sacó su conclusión: editorial «filo nazi». Lo políticamente correcto se ha convertido en estupidez supina e ignorante mala leche en este país, insisto…

  17. Iñigo dice:

    Sospechas portadas??? Sobre todo la de Platea… Ineptitud total… Imperdonable.

  18. Librero dice:

    No es ineptitud ni conclusiones apresuradas, a esta editorial se la tienen buscada ciertas personas desde hace tiempo. Simplemente se han inventado esas pobres excusas porque no son de su agrado su campo de trabajo, seguro que les dejarían en paz si editaran pj más libros sobre batallas ganadas por la URSS o los cazas soviéticos de la República. Supongo que si el stand vendiese un libro sobre el pacto Molotov- Ribbentrop exigirían quemarlo, porque hay que eliminar todo rastro del pacto entre los dos máximos dictadores, aunque apostaría que para ellos el georgiano no era ningún dictador.

    En estos pseudo periódicos online que han aparecido por la red en los últimos años, Galland Books viene catalogada como editorial de «ultraderecha», así pj la llama eldiario.es porque toma el nombre de un general «nazi» (sic) y edita obras referentes pj a la Legión Cóndor. Toda una «lógica irrefutable» según periodistas sectarios para los cuales todo es blanco o negro.

    Miedo da que esta gente la tome luego con las bibliotecas por exhibir «material nazi o fascista» ante los ojos de los niños, como «la batalla del Ebro», «historia de la Lufwaffe», un tomo de Osprey dedicado al equipamiento de la Wehrmacht …..

    Y encima de mentirosos, unos hipócritas porque esta gente que denuncia imaginarios «Libros trivializadores del Holocausto», son los que luego van pregonando por la red boicots contra Israel, insultando al público y boicoteando teatros porque les indigna que actúe en su ciudad una cantante israelí.

  19. Arturus dice:

    Ok, ya me queda todo más claro entonces.

  20. Marte dice:

    El libro es buenísimo y lo mejor y que no estamos tan acostumbrados es el apartado gráfico con unos increíbles mapas a todo color incluso algunos a doble página. El mejor sitio para pedirlo es la propia página de Ediciones Platea, además lo envían sin gastos de envío. Este libro es un must have que dicen los modernos.

  21. Farsalia dice:

    Todo el aparato gráfico es impresionante…

  22. Mael dice:

    El libro tiene muy buena pinta y parece el más completo sobre la invasión de Francia. Pero, ¿Alguien sabe de si hay algún libro en español, qué trate específicamente sobre las campañas de Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo de 1940?

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