EL JUICIO DEL AGUA – Juan Francisco Ferrándiz
Corre el siglo XII, allá por 1170. Los condados catalanes se han emancipado de la tutela carolingia. Barcelona se ha convertido en la capital de esos territorios de frontera. Lleida hacÃa unos pocos años que ha sido arrebatada a los musulmanes. Los campesinos se quejan al conde de los malos tratos y las extorsiones a que les someten los nobles encargados de la vigilancia de estos dominios que, con la ayuda de los juristas, controlan mediante el pago de multas y rescates la movilidad, la moral sexual, los enlaces y la sucesión de los campesinos de sus señorÃos, asà como la buena marcha de sus explotaciones. No parece que Ramón Berenguer IV (1131-1162) hiciera nada por remediar la situación del campesinado, y su hijo y sucesor, Alfonso I el Casto (1162-1196), que quiso interponerse como árbitro en los conflictos entre nobles y campesinos, tuvo que echarse atrás y renunciar a sus pretensiones. Muerto Pedro II el Católico (1196-1213) en la batalla de Muret (1213), la larga minoridad de Jaime I (1213-1276) fue propicia para que la nobleza actuara con plena independencia en sus señorÃos y consiguiera hacerse con riquezas y derechos de la monarquÃa. Era una etapa histórica en la que el juramento, las ordalÃas y los duelos judiciales sustituÃan las pruebas basadas en el testimonio. Por otra parte, justo entonces empiezan a recopilarse los Usatges de Barcelona que serán la base del derecho catalán posterior.
En este contexto se desarrolla la novela Juan Francisco Ferrándiz con la recuperación del derecho romano como tema central del libro. Reconozco que la empecé con una cierta aprensión temiendo que me iba a encontrar un árido y complejo ensayo de Derecho, en lugar de una novela histórica, pero no. El lector (al menos este lector) encuentra lo que espera hallar en una novela histórica: una trama que haga la lectura fluida; intriga, crÃmenes, romance, buena ambientación, un cierto tono épico, y tópicos del género como el del libro antiguo encontrado por el protagonista. También cosas nuevas que aprender. En este sentido la imbricación del ámbito del derecho en las disputas sociales, le da, en mi opinión, un plus a la novela que no se queda en una simple trama de entretenimiento, ya sea negra o romántica.
El argumentado parte de la disputa por unas propiedades. Según marca la tradición, se celebrará una ordalÃa para dirimir la cuestión. Los primogénitos de las dos casas, de apenas meses de edad, deben ser sumergidos en agua helada. El que se hunda será el escogido de Dios, y eso dará la razón a su familia. Blanca, la hija del noble Ramón de Corviu, resulta elegida, y Robert de Tramontana, el Condenado, tiene que ver durante años cómo los vencedores se apoderan de todas sus posesiones. Pero, en esos instantes en que ambos lucharon por sobrevivir, nació entre ellos una unión especial e inquebrantable. Y a la vez, en el alma del perdedor germinó el deseo de alcanzar un mundo más justo, alejado de las supersticiones. Años después, el joven Robert abandona sus tierras para dedicarse al estudio de las leyes en Barcelona y en Bolonia. El hallazgo de un antiguo libro lo convierte en pionero de una gran renovación y no está solo en la lucha; en su corazón viaja siempre el recuerdo de Blanca, la joven con quien compartió el infame juicio.
Lo que me gustó del protagonista es que en su ánimo impera siempre un afán por la justicia y la visión positiva de que el mundo puede mejorar gracias al esfuerzo de las personas. La trama abunda en personajes secundarios, quizás en exceso para mi gusto. El peso de los datos históricos resulta un poco excesivo. Se intuye a través de las páginas de la novela la transformación que está sufriendo Barcelona; el desarrollo de la producción y el comercio, el crecimiento demográfico y el auge de su burguesÃa, y las tensiones con la nobleza rural.
Si bien no estamos ante una obra genial, el conjunto resulta equilibrado, se nota que detrás hay un buen trabajo de documentación y un texto cuidado. En resumen, un libro recomendable, no en vano fue finalista en la categorÃa de mejor novela histórica escrita en español en la última edición de los Premios de Literatura Hislibris; y fue recientemente ganador del Concurso de Novela Histórica Cerros de Úbeda.
Sobre el autor, Juan Francisco Ferrándiz ‘Juanfra’, decir que estudió Derecho y trabaja en ese ámbito profesional. Os dejo un enlace con una entrevista al autor sobre el libro (ver minutos 18 a 46).
El juicio del agua es su cuarta novela, tras Las horas oscuras (2012), La llama de la sabidurÃa (2015) y La tierra maldita (2018), publicadas todas ellas con la editorial Grijalbo y ambientadas en la Edad Media.
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Juan Francisco Ferrándiz. El juicio del agua. Barcelona, Grijalbo, 2021, 669 páginas.
Una novela ambiciosa que nos lleva a la Cataluña y Barcelona (y otros lugares, como Bolonia) de la segunda mitad del siglo XII, con el feudalismo de raigambre franca de fondo y la búsqueda de un derecho que vuelva a las raÃces romanas, que supere (o ponga coto) a la violencia feudal y que sirva de modelo para regir a las personas. Una novela larga, que abarca quizá demasiado, y que en ocasiones tiene demasiados altibajos propios de una montaña rusa; con menos páginas y algunas subtramas mejor resueltas con anterioridad, la novela habrÃa quedado mejor. Pero el autor, abogado de profesión, pone pasión en lo que escribe (y ha investigado en su ámbito profesional) y crea un texto entretenido y con un puñado de buenos personajes (también algo estereotipados).
Bravo por la reseña, Hahael.
Charlamos con el autor en la radio cuando se publicó la novela.
Ni por asomo se me hubiera ocurrido a mi que alguien pudiera hacer una novela sobre el proceso de recepción técnica del Derecho Común en la Edad Media. El tema es bien interesante y original, sÃ. Y la novela es extensa, mucho, pero muy entretenida y prende la atención del lector sin duda. No obstante, parece mentira que a un tipo como Robert le sucedan tantas peripecias -alguna un tanto inverosÃmil- y en tantos sitios diferentes, pero siempre se encuentre alguien que le haga si no caer de pie, al menos levantarse mÃnimamente Ãntegro.
Es verdad que tuve yo algún problema con el punto de partida y motor de la trama en cuanto a que un castlà , simple gestor de castillo y territorio, pueda hacerse con la propiedad de un manso, en sustitución y sin intervención, de su auténtico señor feudal por causa de abandono sin redención de quien tiene el dominio útil del manso por cesión del noble. En cualquier caso, la titánica lucha de El Condenado por arrumbar las ordalÃas de los fueros locales a través de la recepción Derecho romano y de la razón natural, te lleva de la mano. Tanto como para buscar reconstrucciones y planos del castell de Montsoriu en la red, como en su dÃa me vi en la necesidad de hacer yo. Además, hay personajes, y fueros, jacetanos, aunque no hablen la versión gascona de la lengua de Ã’c :) , tal y como corresponderÃa.
En cualquier caso, buena reseña, Hahael.
Gracias a ambos. Por cierto que Juanfraes un tipo excelente. Por el acento me pareció que era de Girona, pero es alicantino. Me estuvo explicando sobre la colonización por ampurdaneses de esa zona del levante tras la conquista del territorio.