A LA SOMBRA DEL GRANADO – Tariq Ali

«Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia…» (Blade Runner)

El 28 de Noviembre de 1491, a punto de caer la ciudad nazarí en manos de los Reyes Católicos se firmaron las conocidas como Capitulaciones de Granada en donde se acordaban que la ciudad se rendiría y pasaría a manos de sus santas majestades Isabel y Fernando; igualmente que el actual sultán, Boabdil, sería conducido a un señorío de las Alpujarras; y que los granadinos musulmanes podrían o bien marcharse a África con todos sus enseres, sin ningún tipo de imposición, o bien, los que optaran por quedarse, tendrían vía libre para seguir practicando su religión, sus costumbres, conservar sus heredades y lengua propia. Y esto no solo iba para los mudéjares sino también para los elches. El 2 de Enero de 1492 las tropas cristianas, por tanto, entraron de facto en Gharnata (Granada) y clavaron el pendón castellano en lo más alto de la Alhambra. Sin quererlo y mientras Boabdil el Chico llorara desde el Suspiro del Moro, y su madre Aixa la Horra le increpaba con aquello de «llora, llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre», los granadinos habían sellado un oscuro destino. Negras nubes cargadas de odio ancestral se iban a abatir sobre la tierra de los valientes abencerrajes.

Hernando de Zafra y fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada, fueron quienes en un principio encabezaron la difícil misión de organizar la ciudad y el territorio con respecto a lo material como a lo religioso. Los primeros años la vida en Granada no fue demasiado difícil para los musulmanes ya que Hernando de Talavera quiso conquistar los corazones de sus ciudadanos de otra religión con palabras, con dialogo, y con textos muy especiales como por ejemplo la creación de un diccionario latino musulmán o un catecismo traducido al árabe. Pero, además de que la mayoría de los habitantes eran musulmanes, y que estos métodos eran muy lentos, los Reyes Católicos (que no andaban muy sobrados de paciencia) decidieron cambiar de estrategia y sustituyeron al arzobispo por una mano más dura, encarnada en la figura del franciscano Francisco Jiménez de Cisneros quien no tuvo ningún problema en hacer que las capitulaciones de 1491 fueran papel mojado a base de bautismos forzosos, amenazas, coerciones, intimidaciones, prohibiciones de costumbres y lenguas vernáculas, o quema pública de libros (como la gran pira de 1499) que provocó la sublevación de los granadinos en el Albaicín y en las zonas próximas a la ciudad como por ejemplo en las Alpujarras.

En este marco histórico, en este ambiente de hundimiento o fin du siècle, es donde se desarrolla la novela A la sombra del granado, del escritor pakistaní Tariq Ali.  En ella se nos narra la vida del Banu Hudayl en una aldea, podríamos decir que de su propiedad, cercana a Granada. En una zona idílica, en un pueblo bucólico, asistimos al día a día, en 1499, de esta familia encarnada en el cabeza de familia, su esposa, sus hijos, a cada cual más diferente, y sus ancestrales sirvientes que llevan asistiendo al clan desde tiempos inmemoriales. Pero bajo esa capa exterior hierve una duda interna que los va consumiendo por dentro: convertirse o morir con sus tradiciones. Pues los Hudayl no son ajenos a lo que está ocurriendo allende los límites de su propiedad y tienen miedo de las convulsiones que se están produciendo en Granada. Este clan, herederos de emigrantes venidos de Damasco, orgullosos descendientes de la brillante Córdoba, y sucesores de valientes guerreros nazaríes, se encuentra sin saberlo, o queriéndolo ignorar, frente a un abismo que amenaza con desgarrar sus conciencias. Los granados que rodean la finca y la aldea, y por ende el frescor de su sombra, se convierten por tanto en símbolo de felicidad y recuerdo de épocas pasadas más halagüeñas. Pero aun así, han de elegir qué camino tomar: si huir y dejar sus ancestrales tierras cultivadas con amor por sus ancestros y dirigirse a Fez en donde poder seguir con sus tradiciones sin sentir la amenaza de la cruz sobre sus cabezas; convertirse al cristianismo, como ya han hecho otras personas próximas a ellos, ante los ojos del demoniaco Cisneros; o dirigirse a Granada o las Alpujarras y seguir resistiendo junto al brillo de sus cimitarras. Cada uno pensara una posible salida y esto ira enrareciendo la convivencia en el hogar.

Pero el lector no solo asistirá a los momentos históricos que se producen en aquel tiempo sino que también se verá inmerso en los secretos internos en los que se ve envuelto la familia al completo. Viejas rencillas y oscuros secretos que se habían mantenido ocultos, con el clima enrarecido en el que están envueltos, surgen a la luz y serán la sorpresa para los hijos que creían en la unidad imperecedera del clan. Fantasmas del pasado vuelven a la vida y en nada ayudaran a calmar el ansia de libertad tanto de la aldea como de las facciones que residen en Granada. Tariq Ali nos lo rara todo con gran melancolía, con certera visión de los sentimientos de los personajes y con un rigor histórico de primer orden. Hace que nos conmovamos con los vaivenes del banu Hudayl, nos apiademos de su destino y sintamos asco de la cerrazón de corazón de los fanáticos religiosos. Nos encontramos por tanto con una gran novela en la que los sentimientos y la predestinación histórica se dan la mano para ofrecernos un fresco de la época sin parangón.

PS: como colofón a esta humilde reseña, y sin querer olvidarme de ello, uno de los elementos que más me ha llamado la atención de esta novela histórica es la importancia que el autor le concede al campo de la gastronomía. Como si se tratara de las películas de japonés Koreeda el autor despliega por sus páginas un gran número de recetas culinarias, de estilo musulmán, que hace las delicias del lector. Éstas, las recetas, y su preparación, son también un ejemplo de ese mundo que está abocado a la desaparición y de un sabor que ya no volverá a ser igual.

Tariq Ali, A la sombra del granado. Madrid, Alianza Editorial, diversas ediciones (en este caso, 2015), 384 pp.

     

4 comentarios en “A LA SOMBRA DEL GRANADO – Tariq Ali

  1. Vorimir dice:

    Lo leí hará casi 20 años y recuerdo que me gustó pero la verdad es que se ha ido filtrando por las neuronas y hoy día solo tengo algunas impresiones y pasajes, jeje. Quizás en algún momento le de una relectura. Buena reseña, Balbo.

  2. Urogallo dice:

    Libros para disfrutar de la nostalgia.

  3. Laertes dice:

    Lo leí hace algunos años. Me gustó mucho.

  4. Carlos dice:

    Lo leeré, aunque creo que no me gustará tanto como «El arquitecto de Tombuctú» que es de un tema similar pero es una preciosidad y que me impactó mucho. Casi me lo sé de memoria.

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