LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – Antony Beevor

Cuando cayó este libro en mis manos, mi primer pensamiento fue algo así como «¡menudo ladrillo!» y todas las ilusiones que tenía por leerlo se desvanecieron al instante. Pero una hojeada rápida me permitió ver que de sus más de 1.000 páginas, sólo (bueno, sólo) 680 componían la lectura en sí: el resto son mapas, notas, bibliografía. etc… de un plumazo, me había deshecho de más de 300 páginas de libro. Así que con esos antecedentes comencé esta última entrega de Beevor, que me ha producido el mismo efecto que Stalingrado: se me ha hecho bola el principio (unas 200 páginas), hasta que le he cogido el tranquillo y al final me ha resultado hasta corto. Curioso efecto.

En líneas generales, podría decir que el libro se lee bien a pesar de su longitud, si te vas marcando cada capítulo como una pequeña etapa, y así hasta 40. Aunque quizás peque de ser, a mi gusto, demasiado «libro de texto», lo que hace que para usarlo como manual en la Universidad, seguramente sea muy apropiado para tener una imagen general del conflicto, pero como «libro de cama» seguramente es demasiado detallista y algo denso. Especialmente cuando describe la cantidad de partidos políticos, sindicatos y demás agrupaciones existentes, y sus complejas relaciones, dirigentes y filosofías. Para mi gusto profundiza demasiado, convirtiendo el primer tercio del libro en un cenagal bastante farragoso. Eso sí, una vez sales a tierra firme, la cosa cambia.

A partir del segundo tercio, el libro se vuelve mucho más fluido y agradable de leer, coincidiendo con el comienzo del conflicto armado y cerrando los antecedentes políticos. Es en ese momento cuando el autor consigue un balance bastante acertado entre la narración de los hechos bélicos y el resto de elementos del entorno español de esos años, saltando de un bando a otro de manera suave y dinámica.

El libro repasa minuciosamente todos los detalles de la guerra, desde el levantamiento de los generales hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, sin dejar de lado ningún aspecto de la misma. Quizás se echan en falta un poco más de detalle en la narración de los principales enfrentamientos (Brunete, Belchite, Ebro…) y sobre todo, más testimonios de los implicados. Por lo demás, creo que la elección de los capítulos y la línea temporal es bastante acertada.

Aunque sí hay un aspecto que creo debe ser criticado, y es su claro partidismo hacia el bando republicano. Y no porque el autor no tenga derecho a simpatizar con uno de los bandos implicados, que me parece perfecto, sino porque en un «libro de Historia» no se debería notar tanto la parcialidad del escritor. Son incontables los momentos en los que puedes notar al autor describiendo una situación contraria a los republicanos como si de su equipo de fútbol se tratara. Intenta ser imparcial, pero se le ve claramente el plumero.

En definitiva, es un libro que está bien y se deja leer -con paciencia-. Seguramente una buena manera de acercarse a la guerra civil española para aquellos que quieran tener una visión general de lo ocurrido.

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78 comentarios en “LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA – Antony Beevor

  1. javier dice:

    No lo he leído, pero por lo que dices no me extraña que leyera alabanzas de Santos Juliá y que Moa le pusiera a parir. Dejo ambas críticas, por si os interesan.

    S. Juliá: http://www.elpais.es/articulo/20050910elpbabese_8/Tes/elpbabsem/

    P. Moa:
    http://libros.libertaddigital.com/articulo.php/1276230706

    En cualquier caso, creo que el libro se está vendiendo como churros. Este hombre tiene más fans que Bisbal.

    Saludos.

  2. richar dice:

    Efectivamente Javier, las críticas que mandas encajan perfectamente con la tendencia del autor.

    Y tantos fans como Bisbal… por desgracia, no lo creo :-)

    Saludos,
    Richar.

  3. Germánico dice:

    Este libro es uno de los primeros de Beevor, traducido desde hace mucho tiempo a varios idiomas (entre ellos, el portugués) e incomprensiblemente ausente hasta hace muy poco del mercado español. Para la presente edición, parece que el autor (que se aficionó a los Ducados documentándose para este libro, afición que mantiene aún hoy viviendo en Londres) reescribió una parte del texto. O eso dice la editorial…

    No lo he leído. Sé que contiene errores de cierta entidad porque han sido «denunciados» por historiadores españoles. Y no me refiero a la interpretación de los hechos, sino a los hechos en sí mismos: confusión de fechas, personas, etc. No he guardado los recortes de estos artículos, así que a la hemeroteca me remito.

    A mí Beevor me desconcierta. Me gustaron mucho «Berlín» y «Stalingrado», y me aburrieron profundamente «La batalla de Creta» y «El misterio de Olga Chejova». Creo que este de la Guerra Civil me lo voy a ahorrar.

    Saludos.

  4. richar dice:

    Efectivamente, creo que el libro es del 82, y también como mencionas, se supone que ha ido retocándolo y aumentándolo durante estos años.

    Si has leído bastante de la guerra civil es posible que no te aporte gran cosa, pero como punto de partida está bien (salvo los errores que comentas, que yo los desconozco).

    Curioso lo del Ducados…

    Saludos,
    Richar.

  5. nando dice:

    Tres cosas:

    1-Richar, cada día me sorprendes más. Tu ritmo de lectura me deja anonadado. Y no solo por este sino por la mayoría de libros que has ido reseñando… no bajan de una media de 500 páginas.

    2- ¿ Aguantaste 200 páginas para ver si la cosa mejoraba?. ¡Qué valor!.
    Yo a la décima ya lo dejo.

    3- Yo este libro, al igual que Germánico, me lo ahorro como un campeón:
    900 páginas, escrito en el año 82 y además tendencioso.

    Gracias Richar por tu reseña.

  6. richar dice:

    Saludos nando,

    1.- tampoco leo tanto y desde luego menos de lo que me gustaría. Eso sí, la verdad es que últimamente me he zampado algunos ladrillos de aupa.

    2.- Bueno, a la página 100 empecé a intercalar el libro con otro. De ahí que me ha durado un par de meses.

    3.- Me parece más que correcto.

    Un saludo y a por el próximo ladrillo (me parece que el de las campañas de Napoleón, 1200 páginas…arf).
    Richar.

  7. Hipopotamo dice:

    Todo eso está muy bien, pero …
    ¿alguien se atreve a recomendar un libro sobre la Guerra Civil sin partidismos?

  8. javier dice:

    A mí me han recomendado «La República española y la Guerra Civil, 1931-1939» de Gabriel Jackson – aún no me he metido con él, ya te diré-, pero me temo que para ver diferentes perspectivas no te queda otra que leer más de un libro. Supongo que te lo imaginabas.

    Saludos

  9. richar dice:

    Me temo que tienes razón hipopotamo. Yo no conozco demasiados libros de la Guerra Civil, pero puedo imaginar que aún deben pasar muchos años para que alguien escriba sobre ella sin tomar partido. Pero bueno, eso tampoco quita para que se mencione.

    Un saludo,
    Richar.

  10. Hipopotamo dice:

    Gracias, Javier, por el consejo. A ver si consigo hojearlo en alguna tienda.

  11. Thor dice:

    Ese libro al que hace referencia Javier, está en la colección de quiosco que ha vuelto a sacar Rba sobre historia de España y te saldría por unos 12€.

    Saludos,
    Thor.

  12. javier dice:

    También lo tienes en Crítica, de bolsillo, por 9€.

    Saludos

  13. Germánico dice:

    Yo recomiendo el de Hugh Thomas.

    Saludos.

  14. clavileño dice:

    En fin, hablar de este tema adoptando posturas equidistantes sería como historiar el Holocausto sin que se muestre horror o condena, o manteniendo imparcialidad entre nazis y judíos. Lo terrible es que todavía existan «historiadores» (Moa, Vidal o de la Cierva) que defiendan o justifiquen a los militares golpistas del 36. Es normal que un demócrata tenga simpatías por la república. No se debe confundir esto con la necesaria objetividad en el manejo de los datos. Yo creo que lo que se le nota a Beevor en todo caso su comprensión por los anarquistas y su antipatía por los comunistas. Postura muy propia de la historiografía anglosajona, por otra parte.

  15. richar dice:

    ¡Saludos clavileño y bienvenido al blog!

    Totalmente de acuerdo en cuanto a que no se debe confundir la subjetividad de las «simpatías» con la objetividad en el manejo de los datos. Lo que me parece difícil es delimitar bien lo uno de lo otro.

    En cualquier caso, y al hilo de la mención que haces al anarquismo durante la guerra civil, te recomiendo uno de los últimos posts escritos en el blog. Muy interesante.

    https://www.hislibris.com/?p=166

    Un saludo,
    Richar.

  16. David L dice:

    Yo he leído este libro de Beevor, reconozco que desde que supe de su publicación estuve muy atento a su puesta en venta para ir a adquirirlo, había puesto mucha ilusión en ver reflejada la historia de la GCE en manos de este escritor que tan buenos ratos me había hecho pasar con obras como «Stalingrado» o la «Caída de Berlín». Mi gozo en un pozo, a parte de ser un libro caro, supera los 30 euros, ni su estilo narrativo, ni su contenido han contribuído a aumentar mi conocimiento sobre la contienda civil en la España de 1936. Ya sabemos que las obras generales sobre la GCE son numerosísimas, y que además este género sólo aporta algo a todos aquellos lectores que se interesen por lo acontecido durante la GCE, pero esperaba algo más de Beevor. Sinceramente, creo que se ha unido claramente al carro comercial de las múltiples publicaciones generadas por la llegada del 70 aniversario del estallido de la guerra.

    De todas formas, tampoco creo como ha comentado el amigo nando, que la obra de Beevor sea tendenciosa. Desde la aparición de autores como Moa el calificativo de tendencioso o revisionista se está utilizando en nuestro país con demasiada ligereza, no creo que pudieramos catalogar a Beevor como tendencioso, yo creo que tal vez podríamos hablar de nuevos matices a la hora de afrontar el estudio de la GCE producto de los años transcurridos.

    El contexto general de la GCE ha sido estudiado y requeteestudiado; ahora, para los aficionados al tema, toca centrarse más bien en monografías locales que nos permitan estudiar la trayectoria de la guerra en las distintas regiones, ciudades, y pueblos de España.

    Por cierto, las obras de Jackson y de Thomas bien pueden ser una buena cabeza de puente para acercar a los iniciados en el tema al conocimiento de la Guerra Civil española.

    Un saludo.

  17. Casio dice:

    ¿Y Creta del mismo autor que tal está? ( creo que se comentó pero no me acuerdo y tampoco lo encuentro…)

    Un saludo

  18. Germánico dice:

    Puesss… teniendo cosas muy interesantes, Casio, al final termina por decepcionarte. No está mal, simplemente. Hay que tener en cuenta que fue su primer libro.

    Saludos.

  19. Casio dice:

    Pues uno que me ahorro, que la economía no da para mucho…
    Danke schein

    Un saludo

  20. El libro es facilísimo de leer, emocionante y ameno. No es detallista: al contrario, en muchos aspectos es superficial, se limita a rasgos generales. Es falso que sea partidista del bando republicano. Es muy objetivo. Quizás se desvía en ataques excesivos al Partido Comunista porque utiliza muchas fuentes de visión anarquistas o filotrotskistas. Lo que ocurre es que la verdad sólo puede ser una: los insurrectos, los que se rebelaron contra el Gobierno legítimo y constitucional, votado por la mayoría de los electores, fueron los fascistas. Los que amenazaron con fusilar a la mitad de los españoles (se referían al porcentaje de votos que apoyaban al Gobierno) fueron los fascistas. El que ordenaba por la emisora de Radio Sevilla (hay archivo completo de sus grabaciones, estudiados por muchos historiadores) atacar los poblados fusilando a los obreros y violando a sus viudas era el General Gonzalo Queipo de Llano. El que daba la lista de los próximos pueblos a atacar, amenazando con semejantes hechos, es decir, haciendo terrorismo, era el General Gonzalo Queipo de Llano. Los que entraron en Triana (barrio de Sevilla) arrojando granadas de mano por las ventanas de las casas de los obreros fueron los mercenarios marroquíes. Los que iban por las calles de Triana buscando obreros para asesinarlos y colocarlos sobre los cadáveres de los rebeldes muertos, incluidos los marroquíes, formando con ambos una cruz, fueron los falangistas. Los que exigían una lista de personas para asesinar, en proporción a la población, hubiera habido o no resistencia a los rebeldes insurrectos, represalias en el más puro estilo nazi, como actualmente se emplean en Israel contra los legítimos pobladores palestinos, fueron los fascistas. Los que bombardearon masivamente a poblaciones civiles o quienes huían del asalto de los insurrectos rebeldes fueron los fascistas. Los que, al final de la guerra, habían asesinado a diez defensores del Gobierno constitucional democráticamente elegido, por cada rebelde insurrecto muerto, lo que sólo puede calificarse como genocidio, fueron los fascistas. Los que expulsaron de su país a quinientosmil refugiados demócratas, no permitiéndoles volver en 40 años, como los hebreos que vagaban por el desierto buscando la tierra prometida, fueron los fascistas. Exponer tales hechos, sin enjuiciarlos, es suficiente acusación. Es pura objetividad, no ponerse de parte de uno de los bandos. Es lógico que los pepero-populistas no quieran que el pueblo se entere de todo ello, que se acabe con 70 años de falsedades, ocultaciones, impunidad y humillación de las víctmas del terrorismo fascista. Con otros terroristas no quieren que se negocie, pero con los terroristas fascistas proclaman como un orgullo que hubiera «consenso» para la transición a una democracia que no era la República que ellos derribaron. A otros terroristas les exigen la rendición, que entreguen las armas, que pidan perdón a sus víctimas, que muestren arrepentimiento, dolor de los pecados, que vayan a la cárcel y que se pongan un lacito rosa atado en el pelo, pero a los terroristas fascistas no les exigen nada: ni que entreguen las armas, ni que pidan perdón, ni que se arrepientan de sus 500.000 asesinatos y 700.000 cautivos en campos de trabajos forzados, construyendo pantanos, canales y la «pirámide» del Valle de los Caídos, ni que se compense a sus víctimas por todas las atrocidades e injusticias sufridas (40 años sin recuperar sus puestos de trabajo, propiedades aún no restituidas, hijos raptados, etc.) ni que paguen sus culpas, ni que se conozcan los hechos. Está claro de parte de quién están los pepero-populistas.

  21. Aretes dice:

    Si, muy objetivo…

  22. Davide dice:

    Sin caer en el empleo de términos que pudieran resultar y bastante demagógicos como el de pepero-populistas -¿acaso el partido socialista no realiza populismo en muchas de sus propuestas?- , suscribo plenamente tu razonamiento.
    En España hasta el momento se ha hecho tabla rasa por parte de las fuerzas políticas mayoritarias con la represión franquista. Se supone que los ciudadanos de este país debemos caer en una especie de nebulosa amnésica cuando se trata ese tema, en favor de la ¡democracia!. A eso le llamo yo predicar con el ejemplo.
    Estoy esperando a que salga el texto definitivo de la ley de memoria histórica. Igual se nos va a permitir poder honrar a las victimas del franquismo en cualquier lugar de España, sin que le llamen a uno al orden.
    En cuanto a que la derecha española actual defienda el régimen franquista, no sé si se debe a cuestiones ideológicas, lo que daría bastante que pensar, o a cuestiones electoralistas, lo que resultaría más convincente aunque bastante lamentable.

  23. Arauxo dice:

    ¿Ves, Aretes, porqué se necesita que transcurra mucho tiempo para enjuiciar la Historia? Porque si no, pasa lo que acabamos de leer en los dos últimos comentarios: no se escribe Historia, sino pura propaganda partidista, burda, tosca y tan evidente que huelga cualquier otro comentario.

  24. Davide dice:

    Amén de los tuyos que siempre son atinados, moderados y acertados. Y ante ellos sólo queda que rendirse a la evidencia mesiánica.

  25. Ascanio dice:

    ¿No había algo que se llamaba…a ver si me acuerdo…PARACUELLOS?

  26. Ascanio dice:

    Por cierto: qué jarturaaaaa….

  27. Epaminondas dice:

    Allí nos mataron a don Pedro Muñoz Seca

  28. Ascanio dice:

    Sabed que menda… es don Mendo, y don Mendo… mató a menda.
    (Qué gran orador perdió el mundo!)
    ;-)

  29. Epaminondas dice:

    No hubo sentido del humor más agudo en España, hasta a las puertas de la misma muerte lo conservó.

    Entre las muchas anecdotas que cuentan sobre sus últimos momentos siempre me gustó el comentario que dicen le hizo a un carcelero el día que lo sacaban de la mazmorra para llevárselo a Paracuellos:

    – «Todo me lo quitaréis, todo menos una cosa…

    -¿que cosa don Pedro?

    -el miedo que os tengo jodios

  30. Arauxo dice:

    Sin que sirva de precedente, voy a autocitarme, para no tener que volver a insistir en lo mismo sobre lo que acabo de escribir en otro sitio:

    [blockquote]A veces se nos olvida que este país se fracturó cruentamente en dos mitades, en las que mucha gente “normal y corriente” se contagió del odio que unos y otros supieron inspirar hacia el contrario… o lo sufrió en propias carnes. Y mientras sigamos echándonos los muertos a la cara unos a otros y desenterrando cadáveres y crímenes abominables del contrario (absurda tendencia que sólo conduce a seguir desentarrando más cadáveres y más crímenes abominables hasta revivir el infierno de aquellos días), más me ratificaré en mi opinión de que… no se puede escribir aún la Historia de aquellos tiempos con un mínimo de objetividad, ni siquiera teniendo apellidos extranjeros. Lo que se escribe suele (y el uso de esta palabra implica la existencia de excepciones, claro está) ser propaganda partidista, de uno y otro bando. Y lo reptio aunque algunos después me acusen de mesianismo y no sé que otras lindezas: para abordar el estudio de la República y de la Guerra Civil (y no digamos ya de la España franquista) hace falta perspectiva: un requisito que sólo aporta el tiempo [/blockquote].

  31. Epaminondas dice:

    Vd. don Rafael Romero es un evidente ejemplo de ecuanimidad…joer con la perorata!.

    Me sorprende David tu coincidencia con tan extremos argumentos, yo creía que la visión «oficial» de la guerra civil desde la transición era más bien antifranquista. Aquí deberiamos con onestidad no defender posturas «oficiales» sino buscar lo que ocurrió realmente, mientras no hagamos eso jamás superaremos el trauma que la guerra civil supuso.

  32. Arauxo dice:

    Esto… Algo ha fallado. No eran corchetes, no.

  33. Ascanio dice:

    Bueno, pero te hemos entendido igual.

  34. Arauxo dice:

    Espero que sí, aunque empiezo a dudarlo…

  35. Davide dice:

    ¿Y quién va a decidir que esa es la verdadera historia,ud?. Porque con decir que esa es historia oficial y no verdadera historia nos podemos tirar así media humanidad. Hoy en día todavía se suscitan diferentes interpretaciones sobre hechos que sucedieron hace siglos,con lo que, apañados vamos.
    Por otra parte, es gracioso que los historiadores tengan que esperar 50 años para poder citar hechos ¡políticos! cometidos por personas privadas, para no dañar su imagen pública; y luego resulta que está mal visto, en la actualidad, honrar a las víctimas del franquismo, mientras muchas aún están vivas y pueden acudir a los homenajes. Mejor esperamos 50 años a que todos estén muertos y vamos a limpiar sus tumbas, in memoriam.
    En cuanto a no dejar desenterrar los cadáveres de las fosas comunes, pues es una actitud muy loable de un régimen democrático que respeta los derechos humanos y con profundos valores cívicos. Podemos esperar también 500 años y luego realizar arqueología humanitaria.
    No sé cómo se las arreglan en países como Argentina, Chile,Guatemala, Bosnia, etc. Debe ser que, como son países tercermundistas, no están tan avanzados en esto de los derechos de las víctimas.

  36. Arauxo dice:

    ¿Y quién va a decidir que esa es la verdadera historia,ud?

    La verdadera historia, David, no existe. Y, yo, al menos, no he usado ningún término que se le parezca. Sólo existen análisis históricos serios más o menos objetivos, otros que no lo son tanto, y otros que no lo son en absoluto. ¿Qué le proporciona ese plus de seriedad y objetividad? El uso de las fuentes, el contraste entre unas y otras, y el grado de implicación del autor en los hechos que estudia; éste último depende de varios factores, pero suele evolucionar de manera inversamente proporcional al tiempo transcurrido.

    Hoy en día todavía se suscitan diferentes interpretaciones sobre hechos que sucedieron hace siglos,con lo que, apañados vamos.

    Pues… yo no entiendo porqué vamos pañados, la verdad. Es que de eso precisamente trata la historiografía: de interpretar, a la luz de las fuentes, la realidad pretérita. Pero el conocimiento que tenemos del pasado y la metodología que se usa en el análisis cambian, evolucionan… y la interpretación de los hechos se modifica, se enriquece… Es que eso… es la historiografía y no otra cosa. Y los historiadores seguirán discutiendo si César provocó o no la guerra civil que acabó desembocando en la instauración del Imperio. ¿Porqué? Porque las cosas no son sencillas, la vida menos y las sociedades humanas muchíiiiiiiiiiisimo menos.

    Por otra parte, es gracioso que los historiadores tengan que esperar 50 años para poder citar hechos ¡políticos! cometidos por personas privadas, para no dañar su imagen pública; y luego resulta que está mal visto, en la actualidad, honrar a las víctimas del franquismo, mientras muchas aún están vivas y pueden acudir a los homenajes. Mejor esperamos 50 años a que todos estén muertos y vamos a limpiar sus tumbas, in memoriam.

    Nadie ha prohibido que los historiadores puedan hacer o no lo que tú sugieres. Pueden hacer lo que les venga en gana. Lo que digo es que si ya es difícil -como tu mismo afirmas- extraer una interpretación más o menos objetiva de tiempos muy pretéritos, cuánto más lo será de tiempos recientes, cuyos parámetros culturales siguen formando parte del presente…

    Sobre lo de honrar memorias de no sé quién, no es algo que corresponda hacer a los historiadores. A ellos les corresponde desentrañar la verdad de los hechos y proponer interpretaciones coherentes y fundadas. Los homenajes -especialmente de personas vivas- les corresponden a otros.

    Y yo no sé por quién está mal visto honrar a las víctimas del franquismo. Pero si es así, supongo que será en medida semejante a lo mal visto que está para otros rendir homenaje a las víctimas del otro bando. Ni más, ni menos. Y, en mi opinión, igual de estériles ambas. Y lo que es peor… peligrosas para la convivencia.

    En cuanto a no dejar desenterrar los cadáveres de las fosas comunes, pues es una actitud muy loable de un régimen democrático que respeta los derechos humanos y con profundos valores cívicos. Podemos esperar también 500 años y luego realizar arqueología humanitaria.

    Pues sí, en efecto: es una actitud que yo creo muy loable en un régimen democrático que respeta los derechos humanos y con profundos valores cívicos. Un régimen -el de la transición, por ejemplo- que tuvo la altura de miras suficiente para reconocer la importancia del presente y el peligro de remover el pasado reciente, especialmente sabiendo que los españoles eran –éramos– culpables de fechorías colectivas y crímenes repugnantes de varios colores que a todos salpicaban. Afortunadamente, el artífice de la Transición (o sea, el propio pueblo español) advirtió pronto que para defender los derechos humanos y los valores cívicos de la España del presente… había que renunciar a remover las tumbas del pasado y a pedirnos cuentas unos a otros hasta devorarnos. Y decidió que la Historia es… para los historiadores y el presente… de los españoles de hoy, que tienen derecho a enterrar de una puñetera vez sus miedos, sus odios y su vergüenza colectiva.

    No sé cómo se las arreglan en países como Argentina, Chile,Guatemala, Bosnia, etc. Debe ser que, como son países tercermundistas, no están tan avanzados en esto de los derechos de las víctimas.

    Pues yo tampoco lo sé. Pero sí sé que nuestra Transición se ha puesto como ejemplo en muchíiiiiiiiisimos foros (políticos y no políticos) como ejemplo de lo que debe hacerse. Lo «gracioso», como tú dices es que nos pasamos la vida hablando, debatiendo y criticando la «España de la leyenda negra» y cuando tenemos algo valiosísimo que podemos ofrecer al mundo (como nuestra experiencia colectiva de instauración de un régimen democrático)… empezamos también a denostarlo, a ver si acabamos cargándonoslo. Esto debe ser lo que llaman el cainismo de los españoles… consigo mismos.

  37. Epaminondas dice:

    Ciertamente hay alguien a quien le interesa más remover los oscuros lodos del pasado y crear la lógica confrontación subsiguiente entre las dos eternas Españas que centrar sus esfuerzos en el desarrollo democrático y libre de la Nación Española (de toda ella).

    Quizá fuera de ofrecer confrontación no tiene nada que ofrecer.

    Como dice Arauxo los crímenes son de ambos bandos, criminalizar a uno en exclusiva, aunque fuera el ganador de aquella guerra, solo puede tener un objetivo: centrar la atención en algo para desviarla de otra cosa (lo mal que lo hace, la progresiva secesión de partes de España, etc…).

  38. Davide dice:

    Pues va a ser que no estamos de acuerdo en nada. Así que aclaradas las posturas, yo por mi parte, abandono este debate. Agradeciendo a los presentes las molestias tomadas en contestar mis impresiones.

  39. jerufa dice:

    Yo sugeriría echar un vistazo a un libro de Victoria Prego que se llama Así se hizo la Transición. Se aprende un huevo y se comprenden muchas conductas.
    Opino, como diría Koenig.
    Adió, adió

  40. richar dice:

    Sólo una pequeña puntualización: por la coincidencia de varios «Davides» por los comentarios, intentad atinar «mejor» con vuestros comentarios. Me parece que hay algunos dirigidos a Davide que habéis dirigido a David.

    Chorradilla nada más :-)

    Saludos,
    Richar.

  41. Davide dice:

    Me temo, estimado moderador Richar, que David y Davide seamus la misma persona. Aunque, visto lo visto, no me importaría cambiarme por
    Eustaquio, por decir algo.

  42. Aretes dice:

    La verdad es que hay varios David. Creo recordar que en Matanzas en el Madrid republicano intervinisteis dos, David y David L, con posturas diferenciadas sobre el tema de las editoriales.

    La importancia de llamarse…¿Ernesto?

  43. Antonio dice:

    Buenas tardes:

    ¿Para cuándo un foro sobre la Colección de C. Vidal en Planeta de Agostini? Son 50 entregas y sería muy interesante poder comentarlas primero, antes de adquirirlas.

    Nos ayudaría muchoa todos.

    Quedad con Dios.

  44. Ascanio dice:

    Antonio, si entras en el foro puedes crear tú mismo ese hilo.
    Un saludo.

  45. Arauxo dice:

    Como aquí se citó hace poco a Pedro Muñoz Seca, elijo esta reseña para comentar una noticia realmente sorprendente. Leo en un periódico digital que, al amparo de la Ley para la Recuperación de la Memoria Histórica, Juventudes Socialistas y el PSOE de Madrid han presentado una propuesta con la que pretenden cambiar el nombre de 300 calles de Madrid con denominaciones que ellos entienden vinculadas al franquismo. Hasta ahí, todo entra dentro de lo previsible a raiz de la tramitación y aprobación de la Ley. Pero entre ellas, se encuentra ¡la calle dedicada a Pedro Muñoz Seca!

    El argumento empleado para tan original elección se basa en que el dramaturgo fue «crítico con la II República«, gran delito que resulta, al parecer, imperdonable.

    Lo que ignoro es cómo puñetas van a lograr vincular a Pedro Muñoz Seca al franquismo. El dramaturgo era de ideas monárquicas (lo que yo decía: este hombre se buscaba la ruina voluntariamente. Valiente provocador…). Fue apresado por milicias republicanas y fusilado, sin juicio previo, el 28 de noviembre de 1936, en Paracuellos. Con lo que a uno se le ocurre preguntar… ¿Qué vinculación tiene con el régimen de Franco? A ver, pensemos: no era -ni fue nunca- franquista ni falangista; era monárquico, conservador y católico (los siete pecados capitales, vaya). Cuando se instauró el Franquismo ya había muerto asesinado por el Frente Popular, luego tampoco parece la razón. No combatió en la Guerra Civil, porque lo apresaron -si no me equivoco- el mismo 18 de julio o muy poco después. Aunque uno también se pregunta ¿Y qué si lo hubiera hecho, como cientos de miles de españoles? ¿Vamos a condenar legalmente a media España?

    Al final, uno saca en conclusión que el gran pecado de Pedro Muñoz Seca fue… dejarse fusilar por las bondadosas, justas y ecuánimes milicias del Frente Popular. ¿A quién se le ocurre?

    Y lo que no deja de ser curioso es que algunos a los que se le llena la boca hablando del mundo de la cultura, y de Lorca, de Alberti y de muchos otros intelectuales, que merecen como poetas o literatos el respeto y la admiración de todos, independientemente de su ideología, y cuyos asesinatos- como en el caso de Lorca- son absolutamente condenables y repugnan a la razón, estos mismos, digo, quieran postergar a un ingenioso, irónico y brillante dramaturgo… porque no compartió sus ideas y porque lo asesinó el bando republicano. ¿Tal vez el objetivo de la Ley de la Memoria Histórica sea precisamente enterrar a unos muertos con la tierra que levantamos al desenterrar a otros?

    «Para lavar esta ofensa…
    ¡henos de Pravia!
    »

    In memoriam.

  46. Epaminondas dice:

    y no querías meterte en harinas….

    jejejeje

    Completamente de acuerdo amigo.

  47. Arauxo dice:

    Hombre, Epaminondas, es que siempre me ha tocado las narices que se calibre o pondere el talento creativo de una persona por sus ideas o sus creencias. Quien lo hace simboliza el peor de los sectarismos y el más peligroso, y constituye el más encarnizado enemigo de la cultura y del arte. Aunque después defienda el cine español o al cantautor de marras.

    Y para que nadie se llame a engaño y crea intuir fantasmas donde no los hay, el asesinato de Lorca (igual que el de Muñoz Seca) merece, a mis ojos, idéntica reprobación moral y política. España perdió, respectivamente en estos dos casos, a un gran poeta y a un ingenioso dramaturgo por el mismo fanatismo ignorante, intolerante y cruel, aunque de signo contrario. El verso de uno se apagó en nombre del glorioso movimiento y el drama del otro en el de la República y la democracia.

    Eso fue, simbólicamente y a mi modo de ver, la Guerra Civil española: el reparto de papeles entre asesinos y canallas disfrazados de idealismo y coreados, desde luego, por los propios españolitos, que cuando llega el momento propicio (e incluso propiciatorio), saben perfectamente mirar hacia otro lado y degustar, llegado el caso, la sangre de los muertos. Y, después, si te he visto, no sólo no me acuerdo: le echo la culpa al de enfrente y feliz navidad.

  48. Valeria dice:

    Hace poco leía una anécdota sobre las últimas horas de D. Pedro Muñoz Seca. Perdonadme que no sea literal, la cuento de memoria. Al parecer les dijo a sus carceleros:

    «-Todo me lo podréis quitar, menos una cosa
    – ¿Qué cosa? , le preguntaron
    – El miedo que os tengo, cabrones.»

    Alguien así merece una calle con su nombre. Seguro.

  49. Epaminondas dice:

    Así es Arauxo, salvando la historia unilateral de los vencedores y la mitología victimista de los vencidos (y esto siempre es así en cualquier conflicto), la VERDAD, término que aunque parezca imposible, SI existe y muestra un pueblo dividido en dos facciones irreconciliables, donde dirigentes y dirigidos han sucumbido al holocausto de la sangre contraria como única forma de seguir adelante. Trágico fue y trágico es hoy que por ley solo se de valor a unos muertos, más cuando la mayoría de los muertos (de uno u otro lado) no tuvieron más culpa que la de «ser».

    saludos

  50. Arauxo dice:

    Anda, Valeria de mis retrancas, léete el comentario de epaminodas del día 15 de octubre a las 11:10 am…

  51. Valeria dice:

    ¡Que bien, me he acordado casi con perfección! Pero hubiera jurado que leí la anécdota en un suplemento dominical. Pero no te preocupes, Arauxo: le pediré a Richar que anote en mi pasada intervención: Copirai, Epaminondas.

    Epaminondas, seguro que no te ha parecido mal, ¿verdad?

  52. Arauxo dice:

    Si. Ya no te habla.

  53. Epaminondas dice:

    jejeje

    El copirai lo tiene aquel pobre señor de Paracuellos; esta bien que los dos le recordemos.

  54. Arauxo dice:

    Los tres, los tres. Yo también ando por quí, oiga usted.

  55. Epaminondas dice:

    los tres, los tres, amigo duendecilio.

  56. Epaminondas dice:

    Y sobre lo de las calles y el ansia de renombre el otro día en la radio decían que el ayuntamiento de Cáceres (creo) renombraba la calle «Heroes de Baler» por identificarla con algún batallón franquista, cuando les recordaron que los Heroes de Baler eran realmente los famosos «Últimos de Filipinas» se les caía la cara de verguenza a los politiquillos en cuestión.

    En fin, ¡Que atrevida es la incultura!, como mínimo consulten una enciclopedia otra vez.

  57. Orcasitas dice:

    ¿Es normal que un demócrata tenga simpatías por la república?
    Más bien, eso es lo escalofriante, que haya gente que se dice demócrata y simpatice con la república. Ninguno de los dos bandos era demócrata. No creo que en la historia en este caso hay que tomar partido por ninguno de los dos bandos. ¿En la guerra entre Alemania y la URSS hay que tomar partido por Hitler o por Stalin? Yo creo que no hay que tomar partido, hay que tratar de ser honesto y si se puede objetivo.

  58. Rodrigo dice:

    El tenor de este debate es tan, pero taaan parecido al de la polémica que nos agobia a los chilenos. La izquierda exigiendo reparación de los atropellos sin admitir sus propios y terribles errores, y la derecha apelando al paso del tiempo para una mirada más objetiva, como mitigando su responsabilidad en los excesos.
    También en Chile sabemos del drama de la división en dos facciones irreconciliables, tan unilaterales y parciales en sus posturas como en España.
    Pinochet era un admirador de Franco.
    Nada de raro sería que Allende y la UP (Unidad Popular) hubiesen alentado un ánimo reivindicatorio de la República española –‘aquélla república’, se entiende-.
    Unos y otros hemos sido víctimas del odio y el fanatismo. Y nunca aprendemos la lección.

  59. Germánico dice:

    Ni la aprenderemos, no te preocupes. Incluso en un ámbito tan supuestamente civilizado como Hislibris ha habido roces por este asunto. Pues nada: asumamos que somos todos unos asnos, y enhorabuena, y a sostenella y no enmendalla.

  60. garrauruguaya dice:

    davide
    tu comentario:»No sé cómo se las arreglan en países como Argentina, Chile,Guatemala, Bosnia, etc. Debe ser que, como son países tercermundistas, no están tan avanzados en esto de los derechos de las víctimas»

    acaso pensas que vivimos en la selva?

    supongo que sos español..
    estan tan avanzados uds que la justicia de tu pais es indiferente a los responsables de la invasion a Irak con argumentos mentirosos donde lo primero que hicieron fue repartirse las concesiones petroleras?

    prefiero la justicia del 3er mundo…(en mi pais el Goyo ya esta adentro) por lo menos los genocidas estan presos, en el tuyo estan libres y hasta parecen modelos de «democracia»

    saludos y felices navidades

  61. Epaminondas dice:

    Garrauruguaya,

    De verdad, para hacer este tipo de intervenciones, mejor te lo piensas y no escribas una palabra.

    saludos

  62. Arauxo dice:

    … entre otras cosas, porque el comentario de Davide era irónico. Yo no soy nadie para interpretar las palabras de Davide, pero creo que el tono de las mismas es inconfundible: pura ironía. Antes de soltar una coz, Garrauruguaya, hay que asegurarse.

  63. Daniel - Ditirambo dice:

    Yo me he comprado el libro con el ánimo de adentrarme en el tema, cuya curiosidad ha sido generada en mi ( un chileno) por las arduas discusiones que he venido observando de los hislibreños españoles, en el foro, a veces bastante odiosas, pero trataré de abordar el libro con la mejor objetividad que me entrega mi mayor neutralidad en dicho conflicto, suponiendo que alguien pueda ser neutral en una guerra de tal entidad y carga ideológica.

    Como dice mi paisano Rodrigo, por acá se cocinan las mismas habas, ya que tuvimos nuestros personajes bastante parecidos y mucho camino nos queda por recorrer en ese pantanoso trance.

  64. Daniel - Ditirambo dice:

    Por cierto, voy en el primer tercio del libro, y haré mi comentario al final

  65. Daniel - Ditirambo dice:

    El libro me gustó en general, aunque me pareció un poco tedioso en las descripciones y reiteraciones en algunas batallas, mucho detalle innecesario, aunque ese es el estilo de Beevor.

    En lo ideológico, me pareció bastante equilibrado y muy relevante en su análisis final, acerca de la influencia de la intervención Alemana, Itálica y Rusa y de las actitudes de Gran Bretaña y Francia al respecto.

    Queda una sensación amarga sobre la hipocresía de la supuesta no-intervención, tan burdamente infringida, es especial por el Duce y el Conde Ciano

  66. JJSala dice:

    Acabo de leer todo el hilo.

    ¡Como concuerdo con cada palabra de Arauxo!

    Mucho me temo, y a estas fechas ya han pasado algunas cosas al respecto de la llamada memoria histórica, que deberán desaparecer dos generaciones, los quer vivieron la guerra civil y la siguiente, la mía, por más señas, para que se haga posible el olvido de lo que, por ahora, fue la última salvajada de un pueblo que históricamente parece hallar un gran placer en cometerlas.

    Salud compañeros.

  67. David L dice:

    Tienes razón, la GCE está demasiado presente todavía como para que se pueda estudiar sin caer en posicionamientos muy marcados ideológicamente. Eso no quiere decir que no existan hoy en día historiadores que merezcan la pena leer, pero desgraciadamente se tiende a caer en simplismos: facha o luchador por la democracia. Si te sales un poquito de la norma habitual de estos clichés estás perdido. Yo, a pesar de que me han entrado muchas veces ganas de no volver a coger un libro que hiciese referencia a la GCE, sigo cayendo; en definitiva se trata de una relación amor-odio. Con respecto al libro de Beevor, la considero una buena lectura para cualquier persona que se inicie en el estudio de la GCE. A mí me dejó con un sabor agridulce, tal vez esperaba un poquito más de este autor tras la lectura de Stalingrado y La caída de Berlín, pero repito, visto lo que hay en el mercado en cuanto a obras generalistas puede ser una lectura agradable para los no iniciados. Para terminar una cosa: si Beevor es tendencioso apaga y vamonos………….

    Un saludo.

  68. JJSala dice:

    Creo que la absoluta objetividad es imposible, incluso la objetividad a secas.

    Puede que a lo más que podemos aspirar es a una especie de asepsia, en la que el analista se limite a exponer los hechos sin entrar en consideraciones morales o éticas. Dificil, dificil.

    A lo largo de cuatro decadas he leído sobre la GCE en libros, artículos y ensayos de distintos orígenes, ideologías y autores y, francamente, me quedo con lo que decían mis padres, que pasaron y sufrieron las consecuencias de la guerra civil en sus propias carnes.

    «-Buenos y malos los hubo en los dos bandos y atrocidades las cometieron unos y otros, así que lo que cuentan los libros no son más que paparruchas.

    Lo que el pueblo quería, por encima de todo, es que se acabara la guerra, que nunca debiera haber empezado, de una vez, para poder enterrar a los muertos y seguir con nuestras vidas. Malditos unos y malditos los otros que ni supieron ni quisieron evitarla».

    Salud

    Salud

  69. miguel dice:

    Al hojear el libro de este autor, he venido a saber que el alférez Anastasio de los Reyes murió a manos de la Guardia de Asalto; páginas después, se afirma con rotundidad que el General Molero Lobo fue fusilado por los nacionales….A estas alturas, lo mínimo que se puede pedir a un historiador es que no invente los hechos.

  70. fklite dice:

    Amigos españoles: soy argentino y estoy tratando de aprender sobre la GCE, ahora estoy leyendo el libro de Beevor y lo estoy disfrutando mucho, pero antes lei uno de Raymond Carr (España 1808-2008) que me resultó insoportable. Empecé por el de Carr para tener un contexto previo de la guerra pero fue un sufrimiento. Quería seber que opinaís vosotros sobre Carr como hispanista, pues he buscado en la web y no hay muchas opiniones.
    En cuanto al de Beevor, lo veo un poco pro-republicano, tal como he visto en los comentarios previos, Pero en fin, soy un neófito y seguire estudiando vuestra historia que es tan apasionante e interesante, tanto como vuestro país, que he tenido la suerte de conocer. Salud, España!

  71. Estribor dice:

    Lamentablemente, a las pocas páginas me desilusionó por el tremendo partidismo demostrado. Yo no lo recomendaré. Quería comprarme el que ha escrito sobre la segunda guerra mundial y tampoco lo haré.
    Un saludo

  72. Sobre Dionisio Ridruejo, personaje que encarna las dos Españas, incluso la tercera (la de la transición) recomiendo esta novela: GRITAD CONCORDIA de Rafael Fraguas, editada recientemente por Plaza y Valdés. Web del libro: http://www.plazayvaldes.es/libro/gritad-concordia/1474/

  73. JoseLillo dice:

    Soy argentino (vivo en Córdoba, Argentina) y después de leer a Cercas, Trapiello, A. Grandes, no he tenido otra salida que leer la Historia de la guerra, y estoy por el tercer capítulo de Beevor.- Hasta ahora, me parece ameno, y, creo, está dirigido a gente como yo, que busca informarse de los hechos y de las facciones participantes, que parece una perogrullada en un libro de Historia, pero es tal vez su mejor virtud.- Un gran saludo y, bueno, chau.

  74. Jose Luis dice:

    Mi lectura de este libro ha sido muy amena y rápida, lo he leído en formato electrónico, pienso que es una ventaja leer grandes volúmenes como este fuera del papel. Fuera aparte de la tecnología, su lectura ha sido como digo interesante, no detalla tanto como dicen por aquí, me temo que muchos comentarios son muy sesgados por ideología, y me sorprende aún más quien comenta sin leerlo. El resumen de unas 400 páginas de la guerra en sí misma está muy bien explicado. No veo tanto amor republicano en el autor, es más sí veo muchas chapuzas hechas durante la guerra por parte de los aliados de franco y por parte de paises supuestamente neutrales, habla del tráfico de armas, evidente y lógico en mitad de un conflicto, habla de las formas de financiación de ambos bandos, con el detalle mínimo, porque de ser más específico esto no sería un libro de casi 1000 páginas sino una serie de episodios largísimos. La historia como bien dice el autor ha de ser captada de testigos directos de los hechos, hablar de oídas y divulgar bulos no ayuda a nadie. O es que acaso la república no fue el bando perdedor, o es que acaso españa fue el único país donde triunfó el fascismo y por lo tanto nunca ha sido erradicado como si ocurrió en alemania o italia. Me sorprende también que este libro se vea poco en librerías españolas, algunas tiendas web lo tienen descatalogado. Las primeras 200 páginas son algo liosas cierto, pero el autor intenta resumir la cantidad de problemas y conflictos previos al golpe de estado, dejemos de llamarlo alzamiento. Por lo demás el final del libro es un poco farragosa de nuevo, post-guerra, y aun me faltan algunas páginas, pero lo acabaré enseguida.

  75. mercedes antón dice:

    Sobre el Capitan Cortes y la defensa del Santuario de Santa Maria de la Cabeza es vergonzosa la desinformacuón. plagado de errores. No entiendo la publicación de este libro con pretensiones de ser de historia

  76. Daniel -Ditirambo dice:

    Mercedes, cada quien saca sus conclusiones, hay autores que tienen distintas posturas y sostienen a veces cosas que son diversas o contrarias a las que uno sostiene o piensa al respecto, lo que no les convierte en lo mejor o lo peor de la fotolitografía.

    Para bien y para mal, la historio grafía no es neutra, como nos gustaría que fuera, pero Beevor ha escrito muchos libros de la II GM, que son de gran factura y me parece que no siendo el mejor, es un historiador respetable.

    Que no te guste el contenido, no es justificante de descalificar al autor de esa manera.

  77. asiriaazul dice:

    Pese a su evidente posicionamiento a favor del bando republicano, éste no está exento de críticas también sobre todo hacia los comunistas. mas que recomendable a mi entender el libro de Beevor, narra muy bien el conflicto, los antecedentes y la situación inmediatamente posterior para los bandos enfrentados.

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