SCARAMOUCHE – Rafael Sabatini

SCARAMOUCHE. Rafael SabatiniMuchos conocemos la historia de Scaramouche, el bufón de doble vida, el aventurero/abogado que ayuda a una causa justa, hemos leído el libro o visto la película donde Steward Granger se luce con la espada y con la máscara veneciana de pico largo.
Lo que quizás no conocemos tanto es la vida de Rafael Sabatini (1875-1950), su autor, nacido de madre inglesa y padre italiano, en Jesi (Italia). Hijo –no se sabe con certeza si legítimo o no, ya que no consta el casamiento de sus padres- de cantantes de ópera, con la movilidad y vagabundeo que supone, de país en país, ciudad en ciudad, algo así como los zíngaros o los teatros ambulantes, como el que se ve reflejado en Scaramouche. También los personajes cuya legitimidad de cuna está en entredicho son comunes en sus obras, no sabemos hasta qué punto ejerció alguna influencia su propio origen en ello.

En su infancia y juventud pasó temporadas en Italia, temporadas en Inglaterra, con sus abuelos en Liverpool, también en Portugal, y temporadas en internados en Suiza. Sabatini acaba por acumular una gran cultura y dominar cinco idiomas, que usa en sus trabajos como traductor. Aunque a partir de 1890 empieza a escribir, compaginándolo con algunos negocios, su primera novela no ve la luz hasta 1902. Se casa por esta época y tiene un único hijo. Entonces se lanza de lleno al mundo literario, en el que recibe el espaldarazo con Scaramouche, en 1921, repitiéndolo un año después con El Capitán Blood y otros muchos que a lo largo de su fecundísima vida literaria produjo.

Es sabido que Sabatini escribía en su idioma materno, o sea, en inglés, ya que, según sus propias palabras, “todas las mejores historias se escriben en inglés”. Dejando al margen el comentario -discutible-, sus novelas, principalmente de aventuras, suelen estar enmarcadas en épocas históricas pasadas, y bien documentadas.

A partir de 1927 le ocurren una serie de desgracias familiares, su actividad literaria decae y tiene problemas de salud. A pesar de todo, aún escribe una serie de relatos cortos en los que su talento resurge de nuevo. Muere en Suiza. En su tumba figura como epitafio, una frase de Scaramouche:

“Nació con el don de la risa y la creencia de que el mundo estaba loco… ”

Sabatini probablemente tuvo en sus manos la obra La vie de Scaramouche, de Angelo Costantini, publicado por vez primera en 1695, en París, obra que relata la vida de Tiberio Fiorilli, un actor de la época de Luis XIV, que encarnaba al personaje de Scaramouche en la commedia dell’arte italiana, y que guardaba unos ciertos paralelismos en su vida con su personaje. La compañía de Fiorilli trabajó, a la par que L’Illustre Thèâtre, la compañía de Molière, en el Petit Bourbon, y al parecer el propio Molière utilizó la técnica de improvisación italiana. De hecho, en la novela hay un cierto homenaje a Molière, cuando discuten acerca de la orientación a dar a los “argumentos” que les servían de base para improvisar.

Pero, volviendo a la obra que nos ocupa, diremos que la novela se ambienta en la Francia revolucionaria, con sus convulsiones políticas y sus controversias ilustradas, sus salones y sus duelos de honor. Como nos dice Carlyle en Los héroes, “la Nación Francesa, en aquellos días, parecía haberse vuelto loca; la Revolución francesa constituía un acto general de locura, una conversión temporal de Francia y de grandes porciones del mundo en una especie de manicomio”. El protagonista es André-Luis Moreau, de origen oscuro pero de buen porte, es protegido desde su infancia por un noble, el señor de Gavrillac, al que, vox populi, se le atribuye su paternidad. André, abogado, nos es presentado como un escéptico, en una larga conversación que mantiene, en el primer capítulo de la novela, con su amigo Philippe de Villmorin, entusiasta republicanista. André ve venir el caos revolucionario desde su atalaya, y prefiere mantenerse al margen. Aunque observa las inconveniencias de un bando y de otro, prefiere no implicarse. Dice Sabatini: “sus apasionados estudios acerca de la naturaleza humana no hicieron más que confirmar su precoz intuición de la irremediable locura que padece nuestra especie.” Y le hace decir a André, después de escuchar la apasionada defensa de las posiciones revolucionarias de su amigo: “¿Queréis abolir las clases gobernantes? Es un experimento interesante. Creo que ése fue el plan original de la creación, pero fracasó por culpa de Caín”. “El hombre nunca cambiará. Siempre será avaro, codicioso, vil. Hablo del hombre en sentido general”. “La ambición es la maldición de la humanidad. ¿Y esperas menos ambición por parte de unos hombres que se han crecido precisamente en ella?”

Pero hay un hecho que hace de detonante para que se inicie un cambio en su vida: la muerte de su idealista amigo de la infancia, Philippe, forzado a un duelo que no podía sino perder, dado que no era hombre de espada, sino de letras. El Marqués de La Tour d’Azyr, el mejor espadachín de Francia, es su contrincante. Y curiosamente también el Marqués, que encarna al malvado de la obra, es el pretendiente de Aline, la prima de André, la sobrina del Señor de Gavrillac.

André recibe un aldabonazo al presenciar esta muerte. Inmediatamente entra en acción, y trata de sustituir la voz de su amigo muerto allá donde pueda ser oída por muchos, no porque crea en lo que dice, sino por honrar y vengar la memoria de su amigo. Inmediatamente se pone precio a su cabeza y ha de escapar, con gran dolor de su padrino y su prima, que le pierden de vista sin saber su paradero.

Y su paradero, casualmente, viene a ser una trouppe de cómicos ambulantes, que van de pueblo en pueblo con sus improvisaciones, guiados por la commedia dell’arte italiana. André usa el disfraz del personaje Scaramouche, y se dedica a ello con tanta intensidad que al cabo de unos meses ya es casi el director, el guionista, en fin, el alma de la compañía. Además, se enamora y cree ser correspondido, de Climène, la hija del director, Mr. Binet, al que el asunto no le hace ninguna gracia, así como que su posición cada vez sea ignorada en beneficio del intruso. Esta situación explota cuando vuelve a intervenir casualmente el odiado Marqués, con el que Climène le engaña. André tiene un enfrentamiento con Binet y, nuevamente, ha de salir por piernas.
¿Adónde dirige sus pasos? Lógicamente, a París, donde en esos momentos hierven las pasiones, la sociedad se tambalea y la monarquía vive sus últimos años. Con gran intuición, se coloca donde pueda pasar desapercibido y, a su vez, pueda aprender lo que ahora más le hace falta: la esgrima, la destreza con la espada o el florín.

Mientras tanto, sigue alejado de su padrino y de Aline, a causa de un malentendido amoroso: ella está celosa de la actriz y él está celoso del Marqués. Y ambos no se dan cuenta que se aman.

Tras una temporada concentrado en la esgrima y al margen del caos que le rodea, nuestro hombre es reclamado de nuevo por la política, por el mismo Danton en persona, pero más como brazo ejecutor, por su maestría con la espada. Siempre, por razones personales, no por razones políticas. Es su odio al Marqués lo que le lleva a un enfrentamiento final, un duelo del que sale vencedor, a pesar de los intentos de evitarlo de dos mujeres, Aline, que teme por su vida, y Madame de Plougastel, un personaje secundario que cobra importancia en los últimos capítulos.

La revolución entra en su fase terrorífica y las dos mujeres, solas en París, están en peligro. André vuelve a intervenir, para salvarlas, pero encuentra también al Marqués en la casa: él también necesita escapar de la turbamulta que exige su cabeza. Sale a la luz un terrible secreto entre los cuatro. Un secreto que salva la vida al Marqués y que hace escapar, por otra parte, a André con las dos damas, dirigiéndose al Este en plena guerra franco alemana, y en pleno Terror.

¿Cuál es la esencia de este relato? André/Scaramouche es un personaje con una fuerte duplicidad, que nunca es lo que parece ni parece lo que es; por eso la imagen de la máscara es importante: siempre hay una máscara, una ficción, se presenta con su yo oculto, dando una cara que no es la suya, en la que no cree, pero que utiliza para sus propósitos. El mundo se ha vuelto loco a su alrededor y él tiene que sobrevivir enmascarado, riendo cuando desea llorar y manteniendo la compostura cuando desea gritar. Esto le lleva a los malentendidos y confusiones con aquellos que le aman. Nadie, hasta el último momento sabe quién es y qué piensa. Como diría Carlyle, “trágica posición para un hombre verdadero actuar en revoluciones” y también “No es conveniente para hombre alguno tomar morada en casa de cristal (…) Quien no sepa guardar para sí su pensamiento, no podrá realizar ninguna empresa considerable”.(Los héroes).

En cuanto a la parte formal del relato, el narrador introduce, entre los momentos de acción del protagonista, tramos de relato histórico de los principales hechos del momento, y aduciendo que son parte de las memorias del André, aunque siguen estando en tercera persona, como una voz en off que nos da fe de los movimientos sociales y las convulsiones políticas que gestan una nueva época, en Francia y en el mundo entero. Estas “cuñas” de la historia real entre la ficción, al modo que en las películas introducen planos reales de guerra en una ficción sobre la guerra, restan algo de fluidez al relato, ya que son demasiado largas, y están formalmente demasiado separadas, ralentizan la historia y frenan la acción, rompiendo el ritmo. Pero en los últimos capítulos, vuelve la acción y las emociones van muy deprisa, teniendo un marcado tinte de folletín. Triunfa el amor y la revolución queda atrás.

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38 comentarios en “SCARAMOUCHE – Rafael Sabatini

  1. Koenig desde mas alla del Pirineo dice:

    Interesantísima y entretenidísima novela Ariodante, que además me deparó una curiosa sorpresa, porque la había leído de pequeño en edición juvenil (utilizaría otra palabra pero no quiero ir a moderación), y cuando la volví a leer, esta vez en serio, me encontré con muchas mas cosas.

    Si a esto añadimos que tengo mandada una reseña de otra novela de capa y espada, con un inicio bastante similar… acaberemos creyendo en las coincidencias.

    Un saludo.

  2. Koenig dice:

    Que despiste.

  3. Rodrigo dice:

    Ario, conservo un grato recuerdo tanto de la novela como de la película, aquella que protagonizara S. Granger. (Uf, recuerdos de adolescencia, qué gran tesoro.)

    No me había decidido a dar cuenta del ejemplar que compré hace unos años, Debate de 1999, por temor a llevarme una decepción; tu estupenda reseña me anima a superar mis aprensiones.

    Saludos.

  4. Soldadito Pepe dice:

    «Nació con el don de la risa y la sensación de que el mundo estaba loco. Y ese fue todo su patrimonio»…

    Quien no lea una novela que empieza así es que está loco de verdad. Es el mejor comienzo de la historia de la literatuta folletinesca y de aventuras.

    La novela es un disfrute bestial. Y la película, soberbia.

  5. Valeria dice:

    Deliciosa la reseña, Ariodante. Parece que estamos condenados a engrosar nuestras largas filas de libros pendientes con las novelas de nuestra juventud, para disfrutarlas de nuevo. Porque después de esto, ¿qué queda sino volver a nuestras bibliotecas para sacarle el polvo al libro? ¿Recomiendas alguna edición en especial?

  6. Scouser dice:

    Creo que, con Los tres mosqueteros, es mi novela favorita de aventuras. Es extraordinaria, uno de los grandes placeres de mi adolescencia.

  7. Valeria dice:

    Y por cierto, soberbia la cabecera.

  8. Ariodante dice:

    Bueeeno, me alegro que os haya recordado vuestros días juveniles e infantiles, ja ja ja! Gracias a todos por vuestros comentarios.

    Valeria, yo lo leí en la edición del Círculo de lectores, que encontré por casualidad en la Cuesta de Moyano, por 4 eurillos. Y está cuidada, claro. Pero ahora creo que hay otra, en Mondadori, que creo que es la que han puesto al principio. Pero no es de tapas duras.

  9. Sertorio dice:

    Muchas gracias por la reseña, Ariodante. A ver si me sirve de acicate personal y la subo unos puestos en la pila de pendientes de lectura; no en vano, lleva esperando en la estantería mucho más tiempo del que sería conveniente.

    Lo cual, viniendo de mí y mi debilidad por la capa y espada, tiene delito: estoy convencido de que en cuanto la lea pasará a engrosar esa lista de elegidos del género junto a «El jorobado» de Feval (deliciosa) y «Los tres mosqueteros».

  10. Ariodante dice:

    Eso espero, Sertorio. Me temo que todos padecemos el mismo mal: acumular y acumular y no tener tiempo para leerlos tooodos. Y sufrir, mirando lo que nos falta por leer, a la vez que también sentir un cierto disfrute por anticipado de lo que nos espera. ¿o no?

  11. Ascanio dice:

    Caray, Ario, me compré «Scaramouche» (la edición de Debate) ilusionadísima, pero se me hizo muy pesada a partir de la mitad. Fue una gran decepción, porque confieso que soy una enamorada de la versión cinematográfica (oh, qué bonito technicolor, y qué maravilloso duelo a florete entre Stewart Granger y Mel Ferrer, que comienza en un palco y acaba en el escenario), pero la novela se me atragantó, no sé si por lo que comentas en tu último párrafo, porque no era el momento, o porque no supe apreciarla.
    Vista tu estupenda reseña, quizás sea el momento de darle una segunda oportunidad.

  12. Curistoria dice:

    Gracias por la reseña. Tomo nota para un futura compra.

  13. Ariodante dice:

    Ascanio, no vas descaminada en algo: a mi, los tramos históricos se me atragantaron un pelín porque una lo que busca en una novela de aventuras es una aventura, no una lección de historia, y en algunos momentos he de decir, como ya lo he dicho en la reseña, que los capítulos históricos interrumpen y amuerman la aventura.
    La otra cosa es la inevitable comparación con la peli. La peli salva el tema histórico pasando de él absolutamente, y modificando la historia para que quede aventura al 100×100. Cambia mucho la narración, ya que introduce una complicación con las dos chicas, y al marqués le quita años y lo pone de igual a igual, que no está asi en la novela. Y otras cosas que no voy a decir por si lo leeis, que no quiero estropear el final.

  14. maria dice:

    Siempre he querido aprender esgrima, esto me lo ha recordado. Adentrarnos en un mundo lleno de escenarios algo medievos. Gracias por la recomendación…nos leemos!! Un saludo grande

  15. Ariodante dice:

    ¡Gracias, María! Ya he visto lo del mercado medieval, en tu blog.

  16. Sertorio dice:

    De la esgrima a los duelos corografiados del cine hay una distancia bastante considerable (mayor de la que separa al duelo de antaño con la actual esgrima deportiva) Al igual que en el combate real, cualquier movimiento que no se lance con el propósito de alcanzar al contrario -fintas a un lado- es un desperdicio de energía; aparte de la brevedad de un asalto, que puede decidirse en segundos con un solo intercambio.

    Aun así María, no sé si lo tendrás al alcance donde vives, pero yo te animaría a apuntarte. Condición física y edad no importan en absoluto, y si te atrae el tema disfrutarás como un enano.

  17. Akawi dice:

    ¡¡Vaya Ariodante!! Tú siempre sorprendiendo con libros antiguos pero buenísimos. Recuerdo a malas penas la película, tendré que hacerme con el libro.

  18. MAYA dice:

    Scaramouche NO ES MÁS QUE LA REPRESENTACIÓN DE LO QUE ES NUESTRA ACTUAL SOCIEDAD, PARA SER ACEPTADOS Y LOGRAR UN
    POCO DE NUESTROS PROYECTOS, SE TIENDE A PERDER LA CONGRUENCIA DE LO QUE PENSAMOS CON LO QUE SENTIMOS Y HACEMOS, DETRÁS DE UNA MASCARA QUE UNA SOCIEDAD TE OBLIGA CON SUS USOS Y COSTUMBRES, A USARLA, SO PENA DE NO LOGRAR TUS METAS POR MÁS VIRTUOSAS QUE SEAN, Y NO REALIZARTE TAL CUAL ERES, EL LIBRO, SE ADELANTA A SU ÉPOCA. ME PARECE EXCELENTE

  19. cavilius dice:

    Vaya, pues siendo así tendré que leer el libro, porque mis metas siempre han sido muy virtuosas.

  20. Arauxo dice:

    Sí, hombre, sí, lo que tú digas. Un griego con metas virtuosas… ¡Ja!

  21. Ariodante dice:

    Dale una oportunidad, Ascanio…

  22. Ascanio dice:

    ¿A Scaramouche o a Arauxo?

  23. Ariodante dice:

    Uy, perdón, Arauxo… qué despiste el mío…! Quiero decir, que…bueno, ¡olvidadme!

  24. Arauxo dice:

    Entonces… ¿a quién hay que dar otra oportunidad y a quien hay que olvidar? ¿Al libro, a Cavilius, a Ariodante, a Ascanio o a Arauxo?

  25. Clío dice:

    ¿ a todos? y empezamos de nuevo…

  26. Ariodante dice:

    A Caviiiiiilius. Y empezamos de cero, por favor. ¿no se puede tener un despisteeeee?

  27. Arauxo dice:

    Entonces… ¿empezamos de nuevo o de cero?

  28. Clío dice:

    Con Arauxo y Ascanio pisandote los pies, ni mijita!, querida Ario.

  29. Ariodante dice:

    ¡¡¡¡Olvidadme a mi tambieeeen!!!!

  30. MAYA dice:

    Dispensen pero el amar es la mejor virtud y tratar de cambiar o por lo menos que la actitud de otras personas, un amigo por ejemplo nos cuestione creo que es una prueba que no se está tan podrido del alma
    no importa la nacionalidad que tengas.

  31. Ariodante dice:

    Esto si que es un buen comienzo, Maya.

  32. Max Staub dice:

    Estupenda reseña Ariodante de uno de los grandes libros de capa y espada, junto con «Los tres mosqueteros», como ya se ha comentado.
    Ciertamente las comparaciones con la película son inevitables, pero pese al defecto que señalas eso no es otra cosa que «fruto de su tiempo»…
    Un libro que está en mi librería hace tiempo y al que recomiendo releer de cuando en cuando, en la edición que sea.

    Koenig: que recuerdos de las ediciones juveniles y, ciertamente, que impresión al ir leyendo las obras «reales»…

  33. Risas dice:

    Como bien se ha dicho es una de esas novelas de juventud que nunca se olvida y siempre están ahí para volver a leerlas. Probablemente junto con Los tres mosqueteros y Ivanhoe de las mejores novelasde aventuras que se han escrito nunca. Alguien con muchos años (que por supuesto no es mi caso) podría decir que ya no se escriben novelas así…
    Valeria, hace cosa de un año la editorial Mondadori sacó una edición (en tapa dura) que está muy bien (está sacando clásicos como El conde de Montecristo, Guerra y paz, etc., todos en tapa dura). Seguro que lo encuentras en cualquier librería, no hace falta que sea especializada (yo lo encontré en el Corte Inglés).

  34. Néstor dice:

    Ariodante,te felicito, rescataste a un autor que leí de adolescente y me apasionó.Lo leí en una vieja edición argentina que se llamaba TOR, en un cuerpo raro, a dos colummnas que luego he leído en ediciones americanas.Sabatini me pareció un excelente escritor relegado en su carácter de escritor para jóvenes.Recuerdo otra novela, creo que fue «El veranillo de San martín», donde habla sobe la ignorancia o el desconocimiento de los hombres sobre las mujeres.Dijo una frase que me quedó y que algunas veces utilizo en situaciones de apuro»Lo que saben todos los hombres sobre las mujeres: es decir nada» .Cito de memoria y me puedo equivocar sobre las palabras pero no en el sentido.

  35. Javier Monteagudo Soriano dice:

    Ariodante me encanta tu reseña y me gustaría saber si esta novela es lo suficientemente entretenida como para leerla. El genero de capa y espada me fascina pero no quiero no llevarme fiascos. Yo los autores que pongo en cabeza de lista en novela de capa y espada son Dumas, Paul Feval, Arturo Perez Revete y Matilde Asenisi. De hecho de este último quiero conseguir alguna de las continuaciones de la saga de el jorobado. Así que si quiere Sertorio que se tome nota el autor es Paul Feval Hijo y escribió cuatro o cinco novelas que completa el ciclo que por mi parte ire consiguiendo para leer. Por citar algunos títulos «El Hijo de Lagardere» «Las ultimas cabalgadas de Lagardere» y otros que no me acuerdo. Para Sertorio si es capaz de hacerse con el jorobado de Paul Feval en la editorial Anaya. Al final del libro en un apéndice están todos los títulos. Así que a ver si consigo uno de ellos a buen precio en la feria de libro antiguo porque ni en bibliotecas ni en e-book los localiza. Un abrazo Ariodante

  36. Balbo dice:

    Es una de las novelas esenciales que hay en la vida de uno. No es que sea buena, es una obra maestra, te lo aseguro :-) Ya solo las primeras frases del comienzo es uno de los mejores momentos literarios que se quedan grabados en la cabeza de uno:

    «Nació con el don de la risa y con la sensación de que el mundo estaba loco…»

  37. Gaston Binet dice:

    Estoy encantado de haber encontrado esta página, desde lo escrito por Ariodante, hasta los comentarios de los que habéis intervenido. Me gusta la lectura pero no he llegado a leer la novela y soy un fan de la película, me parece preciosista en lo visual, con un ritmo que no decae en la narración cinematográfica y que por lo que comentáis sí que lo hace en la novela por buscar la fidelidad histórica. El personaje de Moreau me parece fascinante, alguien que denota desengaño con la condición humana, que no cree en casi nada pero que sí lo hace en la amistad, hasta el punto de jugársela por la memoria de su amigo y por las personas que le aman y que, pese a todo, toma partido por los débiles. Me recuerda un poco al Rick/Bogart de Casablanca, máscara de cínico pero corazón de resistente. Bueno, casi he hecho más un crítica de cine. Disculpad por ello.

  38. Ana dice:

    ¡Tengo muchísimas ganas de leer esta novela! Con un inicio así no puede ser menos que alucinante…
    De hecho, el otro día en el taller de creación literaria al que asisto todas las semanas creamos nuestra propia historia a partir de un inicio y yo elegí el de Sabatini. Sus palabras embriagan con tan solo leerlas y la curiosidad que suscita con tan asombroso inicio es inexplicable. En el taller, escribimos nuestra propia historia a partir de las primeras frases, la adjunto aquí, a ver si podéis echarle un vistazo…. Recibiré vuestras críticas con ganas de mejorar para llegar algún día a crear algo tan hermoso y mío como la obra de Rafael Sabatini.
    ¡Muchas gracias!

    https://oncemilhistorias.wordpress.com/2018/01/12/scaramouche/

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