LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ – Margaret Mitchell

No sé si fue Arauxo o algún otro de nuestros reputados y doctos hermanos en esta deliciosa y venerable fe, el que dijo que acaso nos gustaba la novela histórica, que acaso nos asomábamos a esa ventana retrospectiva que constituye ese dulcísimo e ínclito género puesto que pretendíamos olvidar la tan evidente falta de encanto de la vida contemporánea. Fuere como fuese, nos avendremos a tratar este axioma más adelante, llegado el momento.

Acerca de esta novela objeto de nuestra exposición, dijo alguien que era una obra maestra, un verdadero lienzo en donde Margaret Mitchell teje una compleja trama de relaciones y dramas humanos, de esa búsqueda que todos desarrollamos de la terrena felicidad en este mundanal mundo. Dícese de esta monumental obra que no es más que novela rosa, romántica o como quiera que prefiera denominársela. Y, sin embargo, ¿qué define a una novela de este género? ¿No son, acaso, todas las novelas de las que tan gratamente gustamos de cantar su alabanzas un poco románticas? El mismo Haefs habría de contestarle a un periodista que le había preguntado acerca de las claves para escribir una novela histórica con tres palabras, citadas a continuación: sangre, sudor y semen. Acaso el sexo no tenga que ver con el amor, o acaso sí. Ese acto íntimo es la natural consecuencia de la entrega de dos personas. O no. Tomando como base esta máxima fundamental, conmino a los doctos hislibreños a no desdeñar en el futuro a novela romántica alguna. En Lo que el viento se llevó hay sangre- tanto producida por la guerra como por la que la sigue a la rotura de la bolsa amniótica-, hay sudor, hay amor- del que deriva el semen- y hay semen- que no corresponde a ninguna suerte de amor si no que lo hace simplemente a una sencilla operación mercantil que ha venido repitiéndose desde tiempos ciertamente inmemoriales.

Margaret Mitchell, nacida en Atlanta en 1900, habría de trabajar como redactora durante cuatro años en un periódico. Ciertamente, es por todos desconocido, si la Musa habría de sorprenderle en el ejercicio de tales actividades y obligarle a comenzar la ya citada obra o si la escritora había tenido ya tratos anteriores con la venerable señora amiga de los de este gremio y si en su corazón había anidado la intención de llevar a cabo esta gran empresa- la de escribir, digo. Lo cierto es que, Mitchell habría de comenzarla en el transcurso de estos cuatro años, rodeada de un ambiente y de unas vivencias y peripecias que influirían hasta la saciedad en su obra. Sorprendente es para el lector el comprobar cuánto se parecen los caracteres de la protagonista de Lo que el… y de su creadora. A través de Scarlett O’Hara plasma en la obra todo lo que la sociedad sureña le sugiere: los convencionalismos, las apariencias, las falsas cortesías, rasgos tales como el estricto luto…Todo esto sugiere en la escritora graciosas y punzantes observaciones que son plasmadas sistemáticamente en forma de volubles pensamientos que ocupan un hueco en las 1300 páginas de Lo que el viento se llevó. Tras diez años, habría de resultar de su trabajo una- es cierto- voluminosa pero deliciosa obra, urdida con una maestría tal que el lector llega a pensar que esos personajes que desfilan ante sí durante un corto- o largo- espacio de tiempo son tan reales como los kilos que reposan en su regazo. Grande es su amargura al descubrir que esto no es así. El mundo entero habría de pensar que aquello era una tragedia cuando, en 1949, Mitchell y su marido fueron atropellados por un taxi que pasaba a gran velocidad. La vida de esta mujer queda resumida en su obra, cual reflejo de la misma.

La señorita Scarlett es una niña mimada acostumbrada a tenerlo todo y a ser el centro de atención, que odia egoístamente a la sombra de la guerra que sobre ella se cierne puesto que aparta el pensamiento de los hombres de su graciosa y cautivadora persona. Un sinnúmero de admiradores la rodean constantemente. Toda ella, con su club de bobos aduladores, es un sistema solar, con sus satélites y demás que, avanzando estrepitosa y escandalosamente por la sociedad sureña, pretende ser objeto de todas las cortesías. Para Scarlett sólo hay dos preocupaciones: el qué ponerse y para quién. Todo lo demás, no es, en absoluto, digno de su atención. Ha sido entrenada para “agarrar” marido y, conocedora de su poderío, no quiere perderlo contrayendo matrimonio. Mas un hecho viene a turbar el tranquilo y apacible mundo de esta remilgada y coqueta señorita: Ashley Wilkes se muestra fríamente cortés con su atractiva personilla. Esto le preocupa sobremanera. Sin embargo y a pesar de que sabe que este estúpido gentilhombre está prometido a otra, cree poder conquistarlo. Sin pudor ni recato algunos, se le declara abiertamente. En medio de esta funesta escena- el uno negando todo derecho a la otra, ella indignada, él conmovido- aparece un enigmático personaje: Rhett Butler. Ashley Wilkes y Rhett Butler. Rhett Butler y Ashley Wilkes. En la superficie terrestre no hay dos hombres tan sorprendentemente diferentes. O tan asombrosamente favoritos. Lo que los diferencia es el honor.

Y, de este modo, se inicia la novela. Scarlett O’Hara se convierte- debido a un cúmulo de infortunados infortunios- en el pilar y sostén de la familia y toda la sociedad sureña se escandaliza con sus excesos: Escarlata comienza a moverse en los círculos que- hasta el momento- habían sido exclusivamente masculinos.

Todo ello, sazonado con el amargo trasfondo histórico de la lucha del Norte contra el Sur. En Lo que el viento se llevó, las que habrían de ser simples observaciones se convierten en grandes verdades y todas ellas penetran hasta el fondo de las cosas.

En Lo que el viento se llevó – y volviendo a nuestro axioma fundamental- se describe una sociedad cuyos encantos, cuya gracia y cuyas formas hacen aparecer a la contemporánea bajo una luz que la hace todavía más triste y gris, más frívola y desalmada. Los últimos caballeros que sobre la tierra existieron- la Vieja Guardia- son retratados magistralmente en esta obra. En ella, el lector asiste al derrumbe de lo establecido, al triunfo de la industrial burguesía sobre el apacible dueño de plantación, a la liberación, la abolición de la esclavitud y al nacimiento- que aparece justificado en cierto modo- del que ha sido denominado con las tres K. Lo que el viento se llevó deja, ciertamente, algo en el corazón y en la mente del lector. Amén.

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58 comentarios en “LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ – Margaret Mitchell

  1. jerufa dice:

    Maravillosa reseña, Atilio. De verdad. Tanto me ha gustado que me la he leído dos veces. Y con cada línea, con cada párrafo, los pasajes de esa extraordinaria película.
    Gracias por transportarnos a aquellos tiempos de tan exquisita forma.
    Felicidades, de nuevo.

  2. akawi dice:

    Muy bonita tu reseña, Atilio, da encanto leer, lo que tan estupendamente escribes. Ya me gustaría a mí tener esa habilidad. Además has elegido una novela fantástica y con muchísimo trasfondo.
    Saludos

  3. Julio dice:

    Me uno a las felicitaciones a Atilio, que no es la primera reseña asi de estupenda pero que cada vez son mejores. Cambiando de tema, no sabía que esta novela se pudiera catalogar como histórica, claro no la he leído y no tengo bases para refutarla (solo recordando la película), pero en todo caso eso es lo de menos, habrá que considerarla para un futuro, saludos

    Julio

  4. Nivga dice:

    Enhorabuena, Atilio, y gracias por traer a estos lares esta magnífica obra, identificada más con el género romántico como dices, aunque para mi gusto describe tan detallada y acertadamente una sociedad y un modo de vida, que no tiene nada que envidiar a otras novelas de las llamadas directamente históricas.
    En efecto, como todos hemos visto la película, sabemos de los errores de la apasionada Escarlata al elegir a los hombres que le convienen. Pero lo que yo más recuerdo del libro es lo hermosa que me pareció la vida de aquellos jóvenes privilegiados que todo lo tenían, y cómo me hizo sentir su desgracia cuando perdieron a la vez ideales, fortuna y juventud. A pesar de reconocerles caprichosos y superficiales, simpatizar con ellos cuando toda aquella gracia y belleza del Sur se la llevó el viento de la guerra y la brutalidad. Y, cómo no, apreciar su dignidad en la derrota y su lucha por adaptarse a los nuevos tiempos que llegaban del Norte.
    Sí, son 1300 páginas, pero se leen con tanta facilidad, que saben a poco cuando terminan.
    Saludos.

  5. cavilius dice:

    Buen trabajo Atilio. No he leído el libro, sinceramente, y la película la he visto a trozos (juntándolos todos creo que podría decir que la he visto entera), así que reconozco el vacío histórico que subyace en mi mente y que subyuga mis pensamientos y mi existencia toda. Pero francamente, queridos, me importa un bledo.

    Saludos.

  6. clio dice:

    Estupenda reseña, Atilio, de esta ya te nombramos especialista en libros que por ser harto conocidos da miedo reseñar, como casi todo el mundo, ví antes la pelicula que leí el libro, pero la primera no desmerece en absoluto a la obra escrita, que me gusto infinitamente, siempre me he preguntado de no haber sido por el fatídico accidente, que hubiera escrito M. Mitchell despues de esta obra, o si quizás no hubiera escrito nada más, y por supuesto que considero esta novela como histórica ¡ no faltaba más!

  7. Ascanio dice:

    Querido Atilio, gracias por hacer esta preciosa reseña, y porque me das la oportunidad de explayarme.
    Leí Lo que el viento… hace 3 años, aprovechando la “coyuntura” de una pierna escayolada por un tobillo roto. Era un libro que tenía en casa desde hace muchísimos años (creo que más de 20) y nunca me había planteado leerlo porque consideraba que con la película tenía más que suficiente. ¡Cómo me equivocaba!
    Porque al leer esta novela, no sólo te sumerges en una arrebatadora, pasional, absorbente y casi autodestructiva historia de amor y desamor, de continuos encuentros y desencuentros. A medida que vas pasando las páginas sientes la tierra roja de Georgia manchando tus zapatos, oyes el fru-frú de las enaguas y del borde de tu vestido, los acordes del Reel de Virginia resonando en tus oídos, el temblor de las velas de los lujosos bailes sureños bailando ante tus ojos, las pasiones desbordadas de unos hombres orgullosos e inconscientes inundando tu corazón, y los corsés de una sociedad decimonónica caduca, aferrada a sus tradiciones y anclada en unos valores condenados a la extinción, desatando sus ligaduras, y abriéndose –de manera dolorosa y desgarradora- a un nuevo mundo, un nuevo orden y una nueva sociedad.
    Este libro es, además, una maravillosa crónica de un conflicto armado, donde la autora nos conduce al fragor de los campos de batalla, en los que casi podemos oler la pólvora, sentir el miedo de los jóvenes soldados y compadecernos de los esclavos que partían a defender las grandes plantaciones de sus amos. Pero Lo que el viento… es también la historia de una guerra vista desde la perspectiva de los que se quedaron en casa: de las esposas abnegadas, de los hijos orgullosos que no tenían la edad mínima para alistarse, de los médicos impotentes ante la falta de medicamentos, de los negros ancianos, de las viudas, de los huérfanos, de los mutilados, de los especuladores y de los héroes anónimos. Sin embargo, la belleza de esta novela se extiende más allá de la guerra. Margaret Mitchell también nos lleva de la mano por una sociedad que intenta levantarse de sus cenizas conservando -o intentando conservar- el orgullo perdido, defendiendo a sus mujeres por medios nada ortodoxos como el Ku Klux Klan y debatiéndose entre el instinto de supervivencia y la dignidad.
    Si esta novela se hubiese escrito hoy en día, quizás su autora habría sido tildada de políticamente incorrecta. Porque Margaret Mitchell nos describe un mundo donde los esclavos formaban parte importante de las plantaciones, participaban en las reuniones familiares, en el que sus opiniones eran tenidas en cuenta mucho más que las de algunos blancos y que, tras la Guerra de Secesión, se encuentran de repente desamparados, perdidos, utilizados y desprotegidos, como aquellos presos que, habiendo pasado toda la vida en la cárcel, de repente consiguen su libertad y se ven abocados a un mundo acelerado, amenazador y desconocido.
    Y todo ello con una prosa ágil, rica en detalles, huyendo de maniqueísmos, con un vocabulario extensísimo, unos personajes profundos y contradictorios –como en la vida misma-, y un abanico de secundarios que constituyen el espejo en el que los protagonistas se retratan, con los que se comparan continuamente y a los que –en el fondo- les gustaría parecerse.

  8. Epaminondas dice:

    Excelente reseña y comenrio posterior de Ascanio para una de mis películas favoritas.

    Todos los años hay alguna cadena que repone la pelicula, los que no la habéis visto (aunque os importe un bledo, que estáis en vuestro derecho), vedla, es una obra de arte.

    saludos al son de Dixie!

  9. Ascanio dice:

    En la película existen dos frases que se me quedaron grabadas cuando las oí (bueno, la primera, que ya he comentado en otro hilo, la leí):
    No malgastes el tiempo, es la sustancia de la que está hecha la vida, cartel en la entrada a la plantación de los Wilkes, «Los doce robles».
    Las mayores miserias las traen las guerras, Ashley Wilkes a sus invitados, el mismo día de la declaración de la guerra.

  10. Arauxo dice:

    No sé si darle la enhorabuena a Atilio, a Ascanio, o a ambos. Pero lo cierto es que saldría una hermosa reseña conjunta -y estilísticamente envidiable- con la suma de ambas aportaciones… Y es que, Atilio, has pulsado dos fibras sensibles de la romántica Ascanio: el mundo decimonónico y la Historia de Estados Unidos. Ambas constituyen, por separado, dos de sus pasiones; unidas… un cóctel explosivo.

    Me pasa como a Cavilius. Apenas puedo comentar la obra porque no he leído la novela, aunque he visto la película varias veces. Alguna entera y las más a trozos… Y no voy a elogiarla porque es esfuerzo baldío y porque todo el mundo sabe que es una de las mejores producciones de la Historia del Cine. Pero una cosa sí está clara: con o sin romanticismo, la novela es, por supuesto, una novela histórica. A estas alturas, todos deberíamos coincidir en que no hace falta que Julio César o Napoleón protagonicen un relato para incluirlo dentro del género.

    Lo que sí me tiene intrigado es el comentario del reseñador sobre el axioma que él atribuye a un tal Arauxo…

    Un saludo y enhorabuena, Atilio, reputado y docto hermano en esta deliciosa y venerable fe…

  11. Urogallo dice:

    Si no recuerdo mal, la «formula» de Haefs, la pronunció en gijón, e incluía no se si lágrimas o oro.

  12. Valeria dice:

    Yo creo que Hollywood es en parte responsable de ese tono rosado que algunos creen ver en la portada de esta novela. Hace muchísimos años que he leído el libro, pero recuerdo que hacía muchas menos concesiones a la galería que el guión. La historia es más descarnada, mucho menos almibarada, y las tramas colaterales no se eclipsan ante el personaje de Escarlata. Yo no dudaría en calificarla de novela histórica.

  13. Arauxo dice:

    Claro que no, Valeria. Si somos reduccionistas o puristas, vamos a acabar concluyendo que Ivanhoe de Scott no pertenece al género porque el protagonista nunca existió. O que El nombre de la rosa es exclusivamente una novela policiaca…

  14. Atilio. dice:

    Gracias por las felicitaciones.
    Lo cierto es que el libro me enantó y lo recomendaría a cualquiera.
    Ascanio, puesto que el tema es una de tus pasiones, ¿tienes alguna recomendación que hacer?
    Creo que de Lo que el viento se llevó hay una segunda parte, escrita por una autora ajena a Mitchell y que, según me han dicho, desmerece absolutamente la obra de Margaret. Posiblemente, Mitchell se hubiera animado a escribir una continuación (el final es tan abierto) de no haber sido por el accidente que le impidió continuar viviendo.

  15. Arauxo dice:

    Nunca había pensado yo en la muerte, Atilio, como impedimento para continuar viviendo…

    Un saludo algo guasón.

  16. clio dice:

    Buena reseña Atilio, te has hecho ya especialista en libros emblematicos que por harto conocidos miedo da reseñar. Yo hace muchos años que leí la novela, aunque he de confesar que primero ví la pelicula, y me fascinó, la una y la otra, es de los pocos casos en que tanto libro como guion de pelicula (incluida las concesiones de Hollywood) casan bien (otro caso de estos que recuerdo es D.Zhivago), siempre me he preguntado de no haber ocurrido el accidente, que otra obra/s hubiera escrito Mitchell, una segunda parte?, otra cosa totalmente distinta?, nada?. Con respecto a la segunda parte escrita por una novelista americana especializada en historias sureñas, Alexandra Ripley, muerta en el 2004, pues que deciros es dificil competir con la primera parte y eso que yo tengo leidas otras novelas de esta autora como «Charleston» y son bien entretenidas, creo que tiene una basada en la vida de Jose de Arimatea «La llama Eterna» o algo así, pero ya sabeis segundas partes… y menos si no lo escribe el mismo autor, pero esta de Ripley es rocambolesca en su trama y por tanto divertida, hicieron un miniserie con ella, saludos

  17. clio dice:

    Parece ser que he repetido comentario, es que el de ayer no salia en mi ordenador, éste lo he ampliado, disculpadme por lo reiterativo.

  18. Arauxo dice:

    Trabajas demasiado, Clío. Quizás necesites un descanso…

  19. Ascanio dice:

    Atilio, la mal llamada «segunda parte», titulada Scarlett y escrita por una señora (Alexandra Ripley, o algo así) que debería haberse dedicado a cambiarle la zapata a un grifo antes que ponerse a escribir, es…como decirlo suavemente…una caca.
    Me recuerda a otra «segunda parte» de una magnífica novela que, como en el caso de la que nos ocupa, sirvió de inspiración a otra maravillosa película -me refiero a Rebecca-, y que se titulaba La señora de Winter. Otra caca. La autora quiso darle el mismo tono intimista, melancólico y casi claustrofóbico de la primera -escrita por Daphne du Maurier- y nos regaló un rollo lentísimo y pesadísimo, pesimista donde los haya, y un auténtico petardo.
    Y sobre las recomendaciones que me pides, y en cuanto a literatura decimonónica (aunque más bien ya hablamos de principios de siglo XX), me atrevo a apuntar una novela maravillosa, de la cual también se ha hecho una película que no la desmerece en absoluto: La edad de la inocencia de Edith Wharton. Ambientada en el Nueva York de las clases altas de principio de siglo. Una gozada para los ojos, para los oídos -si uno ha tenido la suerte de disfrutar la película con la voz en off de Nuria Espert, y para el resto de los sentidos, porque la prosa de E. Wharton nos hace ver el titilar de las lámparas de los salones, oler la fragancia de los perfumes y el aroma de los manjares en los banquetes, y oir la música de los bailes de salón.

  20. Aretes dice:

    Estupenda reseña, Atilio.
    De acuerdo con Valeria, el cine nos dio un amor mítico entre sus protagonistas pero evitó que mucha gente se leyera un libro que habla de algo más, de una época, casi de un mundo que se desmoronó y que dejó de existir como tal, la América sureña.
    Me sorprendió cuando lo leí la cantidad de hijos que tenía Scarlet (que en la película se omiten) y lo bien elegida que estaba la actiz, según vas leyendo, no te la imaginas con otra cara, ni te disgusta en el personaje.

  21. clio dice:

    Creo que nadie puede imaginar otra Scarlett que no sea Vivian Leigt, una vez vi un reportaje con los diferentes casting que hicieron otras grandes actrices ,Joan Crawford entre otras, la escena en la que mamy le aprieta el corset antes del baile en los 12 robles, y desde luego no pudieron hacer mejor elección..

  22. richar dice:

    Buf, pues yo he de reconocer que no he leído el libro y tampoco he visto la peli, ni siquiera a trozos. De hecho sólo conozco sus dos míticas frases de «Siempre nos quedará París» y «Luke, yo soy tu padre». Es todo lo que sé sobre la peli…

    Por cierto Atilio, pedazo de reseña, compañero.

    Saludos,
    Richar.

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  24. jerufa dice:

    Richar, ¿estás de coña, no?

  25. Arauxo dice:

    ¿Por qué, Jerufa? A mí también me pareció un momento culminante aquel en el que Messala (Jeims Stiuar) le dice a Malcom X (Pol Niuman) lo de «tócala otra vez, Sam», refiriéndose a las piernas de la Reina de Saba (Sigoni Uiber), hasta que le arrea un guantazo de padre y muy señor mío. Genial.

  26. Aretes dice:

    Supongo que este comentario es fruto de un mal despertar…

  27. cavilius dice:

    Creo, Arauxo, que te confundes con alguna película turca del afamado director Viktor Fleminka. Que además descubrió la peli-cinina, por cierto.

  28. jerufa dice:

    ¡Jó, como está el patio!
    Vamos a tener que traer el foro al blog y el blog al foro.
    Adió, adió.

  29. richar dice:

    Descarado… pido perdón por mi absurdo comentario, pero es que ni he leído el libro, ni he visto la peli y además soy bastante tonto, así que sólo me salió eso… jur.

    saludos,
    richar.

  30. Laya dice:

    Pues a mí me pareció un comentario genial, jefe!
    Y lo de Rex confesándole a Luke el resultado de la prueba de paternidad es una de las escenas antológicas de la película, digan lo que digan.

  31. Arauxo dice:

    La verdad es que estamos una mijita desbocadillos, sí…

  32. cavilius dice:

    Y ahora Arauxo se pone a hablar de comida. Lamentable.

  33. Scarlett dice:

    Me encantó la obre, aunque en la película no haya todo lo q dice en la obra. Es muy bonoita, Yse la recomiendo a TODOS.

    Atte. Scarlett-13 años

    Ah… porsi tanto fue que hasta mi nombre proviene de allí.

  34. LUCRESIA dice:

    es muy intrresante lo que escribieron muchas gracias

  35. Alba dice:

    Leí la obra hace muchos años, me pareció extraordinaria, tenía apenas 16 años cuando la leí, me fascinó la historia, los dettalles, como está narrada, uno se imagina detalle a detalle todo lo que sucede, es mi favorita. Su fuerza, su manera de plantear las situaciones, como algunos personajes cambian su sentido, Melania de parecer debil termina transformandose al final en el pilar fundamental de Escarlata, es formidable.
    Años después tuve la oportunidad de ver la película, no me agrado, esperaba más, creó que siempre que leemos primero el libro y luego vemos el films nos decepciona en cierta forma, nunca es lo que esperabas.

  36. paola dice:

    porfavor necesito saber como se llama la segunda parte del libro lo que el vieto se llevo

  37. ignacio el argentino dice:

    «No quedo nada» me parece que se llama jejejeje

  38. daniela dice:

    la segunda parte es escarlet I , hay una tercera???

  39. Ascanio dice:

    Daniela, creo que hace poco ha salido al mercado una novela sobre Rhett Butler, pero no recuerdo el título.

  40. Urogallo dice:

    Y otra sobre Scarlett, las han colocado en lugares muy visibles en el corte inglés.

  41. Leonardo dice:

    Antes que nada, mis felicitaciones a Atilio por sus comentarios sobre la obra de Mitchell. Poco queda para agregar, ante la ductilidad con la que se explaya en su exegésis de la novela. Sin embargo me parece pertinente apuntar una observación, que aunque pueda pecar por subjetiva, quisiera compartirla.

    El libro en cuestión, puede ayudar al lector a comprender -no así a aceptar, ya que dicha cuestión terminará siendo un punto completamente personal- el sentir y la manera de pensar de los confederados. La esclavitud y la diferenciación racial no pierden su atrocidad en ninguna época de la historia de la humanidad, pero resulta más inaceptable en edades en dónde cientos de filósofos, estadístas y pensadores habían descripto con mayor precisión su aberración.

    Mas leer «Lo que el viento se llevo» contribuye a entender los basamentos éticos y morales de aquella sociedad casi mítica. ¿Cómo podía pensar Scarlett en la no superioridad de la raza blanca, cuando nació en una cuna que desde incontables generaciones creía esto como un axioma casi bíblico? Imposible era para ella y los suyos, para los Wilkes, los Hamilton, los Tarleton o los Fontaine, no ver al ejercito yanki cual hordas infernales anunciando el Apocalípsis.

    La autora de esta magistral obra, según tengo entendido, basó muchas de sus interminables páginas en vivencias que su abuelo y su padre le habían transmitido. Puede olerse un incosciente colectivo plasmado de forma hasta inadvertida. En esas hojas no sólo están impresas las vivencias de Scarlett y Rhett, sino el reflejo de una cultura. Y es una suerte que así sea, porque este texto se convierte en una inmejorable opción para comprender una porción del pasado de la humanidad, y aceptar que en muchas ocasiones los hombres nos equivocamos no por vileza o maldad, sino por nuestra condición de seres imperfectos.

    Probablemente, dentro de unas cuantas décadas, nuestra cultura actual sea considerada primitiva y bárbara por nuestros sucesores. Ojalá tengamos alguna Margaret Mitchell para que les explique que algunos de nuestros errores no son por pura crueldad, sino por simples necios.

  42. Harold dice:

    «lo que el viento se llevo» narra la mejor historia de amor que he leído. Rhett y Scarlett no tienen la gloria que merecerían, son la mejor pareja en la historia de la literatura, para mi gusto muy por encima de Romeo y Julieta. Esta novela es de las mejores en la historia

  43. ALEJANDRA dice:

    hola q tal atilio….. pues la vdd yo quiero saber sobre sta novela su ubicacion temporal,ubiacion geografica,genero,el vocabulario,los ejem. de recursos expresivos y su tema o asunto!!! y me parece muy interesante tu…ammm resumen …gracias x leer mi comentario!! y tomarlo en cuenta!!(si es q lo tomas)

  44. Atilio dice:

    Y yo quisiera tener un ferrari en la puerta de mi casa, con una tía buenorra como choferesa, no tener que levantarme todos los días a la seis de la mañana y pasarme el resto de mi vida intentando comprender cómo se puede preferir hacer un soberano ridículo a leerse un libro después del cual se es otra persona, se piensa de forma diferente y se siente de manera distinta.

    Vivo en contacto directo con gentes y etnias que, en el transcurso del tiempo y por circunstancias que aún no comprendo, han arriesgado sus vidas -y las siguen arriesgando cada día- para obtener tan sólo aquello que nosotros despreciamos como cosa corriente. Ver la cara de un niño iluminársele de pura y angelical luz cuando abre una y otra vez un oxidado grifo y ver cómo contempla extasiado la magia que supone ver salir de él agua límpida, cristalina y lista para beber… primero maravilla, luego espanta. ¿Cómo es posible que unos pocos tengan acceso a tantos millones de metros cúbicos de agua y otros muchos se mueran de sed junto a infintas extensiones de tierra empozoñada? ¿Cómo es posible que, a un lado del Mediterráneo, la gente muera por no querer comer y, al otro, por no tener qué comer?

    ¿Merecen la pena un diez o un siete no tratar siquiera de comprender cómo es esto posible?

    Pero…¿qué quieres que te diga? Que no, que no, coñ*, que no lo tomo en cuenta, que yo estoy pasando por lo mismo y que tampoco es tan difícil; no es tan difícil intentar ser mejor persona, aspirar a muchísimo más y dejar de regirse por esa podrida ética de mínimos que nos hace ser más mezquinos, menos brillantes y mucho…más ridículos.

    Hoy he soñado con un mundo mejor. Me han dicho que hemos dado un gran paso hacia la igualdad, con Barack Husein Obama como punta de lanza. Sin embargo, yo me digo, ¿para cuándo una mujer? Hoy he soñado con un mundo mejor. Sin embargo, he leído en el periódico que decenas de indios hacen cola para comprar un cosmético que se llama «Fair and handsome» porque ven en el cambio del color de piel un futuro más clarito. Yo me digo que si, realmente, la elección de Mr. Obama como presidente del país más poderoso del planeta nos hubiera enseñado algo, ahora mismo ese producto infame estaría donde ha de estar: en la basura y serían los propios indios los que lo hubieran arrojado allí. Sin embargo, persisto en mi sueño de un mundo mejor. Porque si hubieron personas como Margaret Mitchell, seguro que un mundo mejor es posible. Sueño en que alcanzaremos algún día la justa igualdad. No igualdad en su sentido estricto, puesto que todos somos diferentes, pero sí igualdad de derechos. Que no juzguen a nadie por el color de su piel, por el nombre de su abuelo o por lo que tiene (o no tiene) entre las piernas. Idealista me llaman. Yo lo llamo esperanza. De momento, como ese sueño veo que tarda en realizarse y como me he prometido hacer todo lo posible para verlo algún día cobrar efecto, sigo soñando con un mundo mejor. Porque Monsieur Obama tenía razón: Sí, podemos. Sí, queremos. Sí, lo lograremos.

  45. Atilio dice:

    A Leonardo le pregunto que dónde hay que firmar para suscribir su comentario y que si esto se considera rúbrica válida.

    Si hay una novela que haya captado, haya aprehendido, entre sus páginas la gran máquina social de un siglo, ésa es Lo que el viento se llevó. Si hay unos cuantos cientos de páginas que tengan la virtud de alzarnos a la comprensión -o, por lo menos, el conocimiento- de mundos lejanos al nuestro, ésas son las de la novela que ahora nos ocupa. Sin embargo, yo aún pienso que ese mundo no está tan lejos del nuestro y que, desafortunadamente, la Historia seguirá dando derecho. No hemos de olvidar que la Historia la escribimos día a día. Y alguna obviedad más como ésta parece haberse olvidado. No son cosas que deban olvidarse.

  46. Ascanio dice:

    Caray, Atilio, me has emocionado….

  47. fqo dice:

    En la lista de clásicos que me faltaban leer figuraba «Lo que el viento se llevó» con prioridad baja, porque suponía que era un novelón romántico. Grande fue mi sorpresa cuando vi que simplemente no podía dejar de leer. Es una novela excelente por varias razones puntuales: la reconstrucción histórica es excepcional tanto en los aspectos formales (datos históricos, fechas, batallas) como en los aspectos más humanos (usos y costumbres, forma de vestir, moda femenina y un sinfín de detalles) y además se presenta todo el dolor de la sociedad sureña frente a la derrota con una nitidez tal que uno llega a compartirla, aunque políticamente no esté de acuerdo. La descripción de las actitudes frente a la esclavitud es maravillosa; por momentos parece que los blancos sureños son unos seres desalmados, pero con el correr de la novela se ve que muchos de ellos apreciaban y respetaban a los negros aun más que los mismos norteños que les habían dado la libertad, pero que los despreciaban profundamente. Esta paradoja frente a los negros y la esclavitud está muy bien descrita en la novela, y la autora no toma partido (aunque en un momento parece así). El segundo punto es la descripción de los personajes, que es simplemente magistral. Cada uno de los personajes de la novela está tan bien retratado que hay momentos en que uno siente que son personajes reales, no literarios. Es una sensación que muy pocas veces he tenido en otras novelas. No sólo Scarlett, sino y especialmente el cinismo de Butler y el amor imposible Ashley (hay un diálogo entre Ashley y Scarlett que es simplemente excepcional), además de Melanie, con la cual existe un vínculo ambivalente del que seguramente es difícil encontrar otro ejemplo tan perfecto en toda la literatura. Todos los personajes, aun los secundarios, están maravillosamente delineados. El tercer punto es el argumento; la historia principal de los conflictos personales de Scarlett y su maduración a golpes se entrelaza con los hitos de la guerra de secesión con una técnica que pocos autores hoy dominan. No queda más que lamentar la prematura muerte de la autora, realmente uno se queda con las ganas de la segunda parte.

  48. ken zillva dice:

    E quedado encantada con la la novela…
    tengo 16 años y me dedico mucho a leer y sinceramente es mi novela favorita … al principio no pense que podría llegar a concluir la lectura de esta historia pero al desde que comense no pude parar.. porque creo en mi una fanación increible
    muchos pienzan que por ser adolecentes perdemos el avito dela lectura pero esta novela crea en uno las ganas de leerla hasta el final osea de un senton…
    al final una se queda con ganas de màs..

  49. Ascanio dice:

    Sí, en el nombre de Dios y en el de María Moliner, sigue leyendo, por lo que más quieras…

  50. kaori dice:

    Esta novela me encanto, debo confesar que he visto la pelicula antes de leerla, lo que mas me impresionó es el paisaje, el hermoso verdor, sueño con vivir en un lugar así, se que en algun lugar de este planeta, habra un amor muy puro y honesto, y se muy bien que algun dia encontraremos paz sin fronteras, tengo la esperanza escrita en mi rostro y nadie y nada podra cambiarlo ñ_ñ
    hasta otra oportunidad.

  51. delmy dice:

    hola me encanta, esta historia es super romantica

  52. delmy dice:

    los enseña,una leccion de la vida

  53. Seanyves1 dice:

    Leí la novela hace años, la peli la ví solo hace unos días y obviamente me encanta. Acerca de la novela Scarlet de Alexandra Ripley, pues no está mal, además de seguir retratando algo de los usos y costumbres de aquella área gegráfica y tiempo histórico , se refiere también _y por momentos parece centrarse bastante en ello_ a la historia de Irlanda y de su lucha por la libertad; de las actividades empresariales del resto de la familia O’Hara en Estados Unidos y del cómo jamás olvidan su país de procedencia y desde la distancia hacen recolectas, van y le visitan y apoyan su causa…
    Cuando termine de leerla tal vez les diga +
    Hasta entonces

  54. Shy Girl dice:

    Es triste que baste con que un libro trate una historia de amor, y esté escrito por una mujer, para que automáticamente lo desechen como un sucedáneo de la literatura. El libro es una maravilla, vibrante, lleno de vida y ritmo. Creo que es la novela histórica que mejor sabe recrear, no ya una época, sino la vida de esa época, la microhistoria, el palpitar de las gentes que la vivieron. A pesar de tener mil y pico páginas, ese ritmo, ese vitalismo que desprende la novela, hace que se navegue por las páginas como sobre un velero con el viento a favor. Y buena parte de esa vitalidad de la dan los personajes, tan carismáticos, tan bien caracterizados. Ese Rett y esa Scarlett, tan enérgicos, tan cínicos y tan fieles a sus principios al mismo tiempo, tan sinceros y vitalistas, llenos de contrastes y de matices; y el complemento de personajes como Ashley y Melania,

    Sin embargo, aunque reconozco que el libro recrea magistralmente el punto de vista de los sureños, generalmente olvidado por la Historia (la cultura aristocrática del Sur, los ideales «caballerescos», los sufrimientos de los civiles durante la guerra, los desmanes de la ocupación yanki), no termino de convencerme de esa visión benévola sobre el tratamiento del tema de la esclavitud en la novela. La opinión general es la de que los sureños, en el fondo, sabían valorar la nobleza y la fidelidad de los negros, mientras que los yankis que los liberaron los despreciaban tanto o más que ellos, y simplemente los utilizaron para sus fines. Hay fragmentos de la novela en la que se describen a los negros comparándolos con primates y otros animales (por ejemplo, cuando Scarlett perdía la paciencia con Prissy durante el asedio de Atlanta), resaltando su torpeza y su estupidez. Es cierto que la autora exalta la nobleza y la fidelidad de los negros hacia sus antiguos dueños; pero nadie habla del servilismo con el que lo suele hacer: todos ellos se enorgullecen de despreciar la libertad para seguir sirviendo a sus señores. A ese mismo fragmento en el que Scarlett defiende a los negros frente a una dama yanki que los despreciaba, le seguía otro en el que la Mitchell asegura que los negros libres deseaban volver a ser esclavos, porque la emancipación les había abandonado a la miseria y sus propios vicios. (Sí, el clásico argumento del «libertad para morirse de hambre», que me parece demencial en la pluma de una mujer liberada y adelantada para su época). En otras palabras, Scarlett y los suyos apreciaban a sus esclavos, pero no como sus iguales, sino como unos animalitos domésticos o, en el mejor de los casos, como unos niños pequeños: intelectualmente más cercanos a los primates, perpetuamente inmaduros, incapaces no ya de disfrutar sino de desear la libertad, pero cariñosos, leales y serviciales de manera incondicional hacia sus señores.

  55. Nina dice:

    Dios! adoro la pelicula (estoy de acuerdo en que no hay una actriz mejor para el papel).El libro me lo estoy leyendo y por ahora me está encantando, aunque supongo que no puedo ser imparcial: siento debilidad por esta obra maestra, sí, OBRA MAESTRA, digan lo que digan los «especialistas» y «los que saben» de esos temas.

  56. Urogallo dice:

    Hace poco leía en «Secesión» de Jhon Keegan, que «Lo que el viento se llevó» era la novela que había grabado en la mente de los contemporáneos lo que era la imagen del Sur, de la Causa Perdida, de la gloriosa Confederación, y que esa era la póstuma victoria de Dixie contra «La cabaña del tío Tom», que es una novela prácticamente olvidada y con una influencia cultural muy limitada. El Sur, después de muerto, había ganado la guerra literaria.

    Keegan hablaba tan bien de esa novela que construía la imagen de un Sur de caballeros heroicos, de damas envueltas en sedas, de geranios y gardenias creciendo frente a mansiones de blancas columnas a cuyo alrededor trabajan negros agradecidos, felices y entarñables…que quise encontrarla.

    Y Keegan mentía.

    La novela en ningún momento glorifica un sur compuesto de caballeros y damas de cerebros vacios, donde la cultura está directamente vacia. En ningún momento santifica una guerra a la que se acude sin análisis ni base moral o política. En ningún momento reclama como intachable la trayectoria de los propios líderes confederados ni la trayectoria militar de sus comendantes.

    Y esto porque en su aparente «romanticismo» la autora destila, audaces y fieras, gotas de verdad cristalina que hacen aparecer al Sur como la victima sacrificada en el altar de una causa más grande que si mismo, como el adalid de una libertad exigida y reclamada, y a sus defensores como mártires conscientes de un ideal capaz de abrasarles.

    Esas gotas son constantes, y son las que ayudan a escapar al lector de esa pesadilla de frivolidad y bailes de sociedad en los que Scarlett O´Hara cree que consiste la vida.

    Y de entre todos estos elementos, surge la imagen de un sur real, creible, comprensible, vital, humano y, sobre todo, eterno gracias al genio de su autora.

  57. ROBERT dice:

    A mi modesto juicio, esta Obra d arte (el libro) es la Mejor historia de Amor, pasion, garra y sentimiento jamas contada.
    los dialogos entre los 2 queridos protagonistas son sencillamente Unicos y Geniales.

    Por siempre en mi corazon: LO QUE EL VIENTO SE LLEVO

    Inolvidable!

  58. Blanca Ugarte dice:

    Y, fundamentalmente, OBVIAMENTE, es una hembra la que sobrevive, consigue que otros aguanten sin exigirles fiereza.
    Narración curiosa….la autora no confiere mayor o menor importancia a cualquiera de los personajes….peones, hoy rey/reina y mañana mendigo…, digo, meramènte nos los ofrece.
    Y si una sentencia repite Escarlata que da la clave de la supervivencia fìsica y del alma es: «mañana serà otro día, ya lo pensarè mañana»

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