LAS BENÉVOLAS – Jonathan Littell

Las benévolas. Jonathan LittellEn el pasado 2007 surgieron dos novelas excepcionales: una novedad, la de Jonathan Littell, y una recuperación, un descubrimiento, prácticamente (Vida y destino de Vasili Grossman). Y en cierto sentido ambas podrían ser las dos caras de una misma moneda, aunque difieren ambas en estilo, concepción y estructura. Pero ambas, ambientadas en la II Guerra Mundial, en un mismo escenario (el frente oriental, aunque con diferencias en cada caso) y con un similar tema de fondo (que en el caso de Grossman va más allá), aunque con distinciones: el Holocausto es el eje central de la novela de Littell, mientras que en el libro de Grossman (que dio a conocer al mundo los horrores de Auschwitz) es un elemento más. Merece otra reseña Vida y destino, pero aquí nos centraremos en Las benévolas de Littell.

Sintetizar el argumento de esta novela puede resultar, a estas alturas, redundante. Max Aue, antiguo oficial de las SS, empieza la novela (en un momento cronológico próximo a los años 60, por diversas referencias internas) avisando al lector de que no piensa pedir perdón por su pasado. Después de dejar bien claro algunas cuestiones sobre su presente y lo que hizo en otros tiempos, la novela nos lleva a algún momento de finales de junio de 1941. Y a lo largo de las casi mil páginas – 1.153 en la edición catalana que yo leí – vamos avanzando en el tiempo (junio 1941-abril 1945) y el espacio (del Cáucaso a Stalingrado, de Berlín al sur de Francia, de Auschwitz a Dachau).

Aue se nos presenta como un personaje complejo: obsesivamente enamorado y encoñado (por emplear ambas palabras) de su hermana Una, homosexual discreto pero fogoso, con bastantes traumas infantiles, no pocos secretos ocultos y bastantes más crímenes a sus espaldas de los que puede asumir. Complejo y perfectamente consciente de lo que está viendo y viviendo en esos cuatro largos años. A través de sus ojos, vemos pasar a Himmler, Eichman, Kaltenbrunner, el propio Hitler (en una divertida escena a escasas páginas del final), Frank, Goebbels,… y otros tantos personajes principales y secundarios (la lista podría ser inmensa). Junto a él personajes ficticios muy verosímiles (su amigo Thomas, por ejemplo), otros muy peculiares (la pareja de inspectores – dos, casualmente – de policía que desde la mitad de la novela hasta el final le persiguen e incluso acosan), algunos francamente grotescos (sobre todo en el primer capítulo). El poso clásico de la novela (desde el mismo título, una velada referencia a las Erínias, aunque Aue no parece un moderno Orestes) se repite a lo largo de toda la novela. Busque el lector curioso las referencias correspondientes.

La novela se estructura en largos capítulos (el primero, 400 páginas, edición catalana), con títulos de piezas muy propias del Barroco clásico. Porque Aue es un apasionado de la música del Barroco francés (Rameau, Couperin, Lully), casi un contrapunto “civilizado” a su comportamiento. Littell no duda en dar rienda suelta a una logorrea casi sin fin), con capítulos inmensos, secuencias larguísimas (algunas de ellas de hasta 40 páginas), en ocasiones con escasos puntos y aparte… sin facilitar en ningún momento la lectura al posible, incauto o desprevenido lector. Con todo, la novela engancha casi desde el principio: pasadas las 200 páginas ya ni se le tienen en cuenta sus manías. Excesivamente gráfico en algunos momentos (no ahorra nada al lector, escatologías incluidas), prolijo en demasía en múltiples ocasiones (la parte sobre las lenguas caucásicas, a más de uno se le atragantará), le sobran páginas (al menos 200). Y abusa de la jerga militar alemana, pero se agradece el glosario final: lo da todo por entendido, cuidado, neófitos en la materia.

Pero, en definitiva, la novela, dura y sin contemplaciones, es soberbia, excelente, un repaso a un momento histórico determinado. Hay secuencias absolutamente magistrales (la parte de los bombardeos de Berlín en los meses previos al final de la guerra en Europa, y sólo por citar un ejemplo). La novela se devora con ganas, aunque es de bocados pequeños: más de 150 páginas diarias es un banquetazo y puede indigestar.

En fin, recomendable es poco, pero avisados quedan los navegantes: a Littell le importan muy poco los lectores, toda una paradoja. Con decir que no concede entrevistas y que no acudió a la entrega del merecido premio Goncourt que ganó con este libro. Ahora anda con Léon Dégrelle: aprovechando al máximo la documentación utilizada para dar vida a Max Aue.

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30 comentarios en “LAS BENÉVOLAS – Jonathan Littell

  1. Jerufa dice:

    Este libro lo tengo en la estantería y le meteré mano probablemente en el verano, si hay suerte.
    Muy buena reseña, Farsalia.
    Por cierto, Vida y Destino ya tiene reseña aqui.

  2. marbenes dice:

    Muy buena reseña, Farsalia. Este libro me llamó la atención cuando salió como novedad en Círculo, pero en algún hilo del foro -creo recordar- leí malas críticas y, ante mi larga lista de pendientes al final desistí. Por lo que comentas tú ahora, es todo lo contrario, así que de nuevo el lío… grrrr

  3. Jerufa dice:

    Y otra cosa: me encantan estas reseñas. Lo justo informando, de lo bueno y de lo malo. Clara y directa. Al grano, que es lo que interesa. Tu opinión, muy válida para mí.
    Una cosa quería comentarte: las páginas son excesivamente finas y la tinta se transparenta con facilidad. ¿Te ha supuesto eso un problema a la hora de la lectura? Es que a mí me da la sensación de que puede marear.

  4. Javi_LR dice:

    Buen estreno, Farsalia. Coincido con Jerufa, el texto es muy clarito. Bienvenido a esto de reseñar y espero que le cojas el gustirrinín al asunto.

    Un saludo.

  5. Germánico dice:

    Amor y odio le tengo al libro este; y me temo que pesa más el segundo. Algunas cosas me parecieron geniales, como el largo desarrollo de la trama de la comisión que va a estudiar si determinados habitantes del Cáucaso son judíos o no, y algunas cosas más. Pero otras partes me aburrieron profundamente, e incluso me parecieron gratuitas algunas historias, como la de la pareja de policías que citas y todo lo que la rodea: una trama para mí (humildemente) completamente ajena al resto de la obra.

    No me extraña que esté escribiendo ahora sobre Degrelle. Parece ser que Littel se basó en su obra «La campaña de Rusia» como inspiración del lenguaje de Aue. Al menos, eso decía la prensa de este fin de semana.

    Saludos.

  6. pepe dice:

    Aunque no me interesan las novelas de guerras y, en especial, las que tienen como trasfondo la II Guerra Mundial, si parece que ésta es un poco distinta de las demás, con un protagonista que no se arrpiente ni pide perdón por su pasado y que plantea la narración como…¿una justificación? ¿una vindicación de su horrendo papel?
    Creo que no leeré la novela, pero no quería dejar pasar la ocasión sin felicitar a Farsalia por su excelente reseña. Enhorabuena.

  7. Sito dice:

    Tiene una pinta estupenda y la reseña del libro es fenomenal, felicidades. Me agrada en principio el libro, ya que no es habitual que alguien diga públicamente que no está arrepentido por lo sucedido en los años 40 en Europa y escriba sobre ello.

  8. farsalia dice:

    Pues sí, Jerufa, al menos en la edición catalana las páginas son muy finas (estilo papel biblia) y se transparenta. Pero eso no me molestaba excesivamente. También es cierto que es un libro que, por avatares profesionales, leí sin prisas (aunque ganas le tenía), a lo largo de un mes. En ocasiones más rápido, en otras apenas un par de páginas diarias. Pero lo disfruté gustoso.

    De las páginas que me gustaron, añadir la conversación entre Aue y un prisionero soviético, muy lúcida y esclarecedora. Casi me dan ganas para utilizarlas como material para una clase práctica en la universidad.

  9. Atilio dice:

    Decir que la novela (que no memorias, Sito) es soberbia me parece decir poco. Cierto que se corre el grandísimo riesgo de que ciertos pasajes se le atraganten a uno, de que uno se encuentre con espinosos obstáculos que, tal y como decía Cavilius, no hacen sino aumentar el gozo que se siente al lograr, al fin, tomar la plaza. Hay algunos que se han dedicado en el Interné a asegurar que ese tono de complicidad que Aue intenta establecer entre «nosotros» y él es insultante. ¿Insultante?

    Sólo la fría relación aritmética en función del tiempo que Littlel expone a través de Aue es oncomiable, desconcertante y reflejo de una minuciosidad que, conociendo al narrador, podría verse como un desahogo, una ocupación en la que ahogar pensamientos…

    Muertos soviéticos 20 millones
    Muertos alemanes 3 millones
    Subtotal (guerra del Este) 23 millones
    Endlösung 5,1 millones
    Total 26,6 millones. No hay que olvidar que 1,5 millones de judíos se contaron también como muertos soviéticos («Ciudadanos soviéticos muertos por el invasor fascista», como indica de forma tan discreta el extraordinario monumento de Kiev).

    “Sólo tomaré en consideración los dos escenarios en que he podido desempeñar un papel, por mínimo que fuera: la guerra contra la Unión Soviética y el programa de exterminación que, de forma oficial, se llamaba en nuestros documentos: «Solución final de la cuestión judía», Endlösung der Judenfrage, por citar tan hermoso eufemismo.”

    Ahora, las matemáticas. El conflicto con la URSS duró desde el 22 de junio de 1941 a las tres de la mañana hasta, de forma oficial, el 8 de mayo de 1945 a las 23:01, lo que nos da tres años, diez meses, dieciséis días, veinte horas y un minuto; es decir, redondeando, 46,5 meses, 202,42 semanas, 1.417 días, 34.004 horas o 2.040.241 minutos (contando el minuto de propina). En cuanto al programa llamado de «Solución final», nos quedaremos con las mismas fechas; anteriormente no había aún nada decidido ni sistematizado y las bajas judías fueron fortuitas. Relacionemos ahora estas dos series de cifras: los alemanes tuvieron 64.516 muertos mensuales, es decir, 14.821 muertos semanales, es decir, 2.117 muertos diarios, es decir, 88 muertos cada hora, es decir, 1,47 muertos cada minuto; se trata de la media para todos los minutos de todas las horas de todos los días de todas las semanas de todos los meses de todos los años, durante tres años, diez meses, dieciséis días, veinte horas y un minuto. A los judíos les salen, incluyendo los judíos soviéticos, alrededor de 109.677 muertos mensuales, es decir, 25.195 muertos semanales, es decir, 3.599 muertos diarios, es decir, 150 muertos cada hora, es decir, 2,5 muertos cada minuto en un período idéntico. Por parte soviética, en fin, tenemos unos 430.108 muertos semanales, es decir, 3.599 muertos diarios, es decir, 150 muertos cada hora, es decir, 2,5 muertos cada minuto en un período idéntico. Por parte soviética, en fin, tenemos unos 430.108 muertos mensuales, 98.804 muertos semanales, 14.114 muertos diarios, 588 muertos cada hora, o bien, 9,8 muertos cada minuto, en un período idéntico. Es decir, en cuanto al total global en mi campo de actividad, unas medias de 572.000 muertos mensuales, 121.410 muertos semanales, 18.772 muertos diarios, 782 muertos cada hora y 13,04 muertos cada minuto, todos los minutos de todas las horas de todos los días de todas las semanas de todos los meses de todos y cada uno de los años del período contemplado; es decir, recordémoslo, tres años, diez meses, dieciséis días, veinte horas y un minuto. Que quienes se hayan burlado de ese minuto de propina, un tanto pedante cierto es, piensen que no deja de ser una media de 13,04 muertos más, y que se imaginen, si pueden, a 13 personas de su entorno muertas en un minuto. Puede también calcularse el intervalo de tiempo entre cada muerto, lo que nos da una media de un muerto alemán cada 40,8 segundos, un muerto judío cada 124 segundos y un muerto bolchevique (contando a los judíos soviéticos) cada 6,12 segundos, y eso para el período ya citado en conjunto. Estáis ahora en condiciones de realizar, basándoos en esas cantidades, ejercicios de imaginación concretos. Coged un reloj, por ejemplo, y empezad a contar: un muerto, dos muertos, tres muertos, etcétera, cada 4,6 segundos (o cada 6,12 segundos, o cada 24 segundos, o cada 40,8 segundos, si tenéis una preferencia determinada), intentando ver, como si los tuvierais ahí delante, en fila, a esos uno, dos, tres muertos. Ya veréis qué ejercicio tan bueno de meditación es. O tomad otra catástrofe más reciente, que os haya afectado mucho, y comparad. Por ejemplo, si sois franceses, pensad en vuestra aventurilla argelina, que tanto traumatizó a vuestros conciudadanos. Perdisteis en ella a 25.000 hombres en siete años, incluidos los accidentes: el equivalente de algo menos de un día y trece horas de muertos en el frente del Este; o de alrededor de siete días de muertos judíos. Por supuesto que no contabilizo los muertos argelinos: como nunca, como quien dice, los mencionáis ni en vuestros libros ni en vuestros programas, no deben de contar gran cosa para vosotros. Y eso que matasteis a diez por cada uno de vuestros muertos, que es un esfuerzo muy honroso incluso comparado con el nuestro. Aquí me quedo; podríamos seguir mucho rato; os animo a que sigáis solos, hasta que se os abra el suelo bajo los pies. Yo no lo necesito: hace ya mucho que tengo el pensamiento de la muerte más cerca de mí que mi vena yugular, como dice esa hermosa frase del Corán. Si en alguna ocasión consiguierais hacerme llorar, mis lágrimas os quemarían el rostro como el vitriolo.

    Sencillamente, quita el habla.

  10. Atilio dice:

    Sólo para dar a conocer otra postura, otra opinión:

  11. juanrio dice:

    Enhorabuena Farsalia, muy buena reseña.

    Como ya he dicho en otros hilos el libro sería excelente si le hubieran recortado un buen montón de páginas que eliminaran las sub-tramas que no le aportan, a mi entender, nada a la historia. Creo que es un libro que sólo puede gustarle a gente apasionada por la II guerra mundial, porque como se lo des a alguien a quien no le interese te lo devuelve tirandotelo a la cabeza.

    Lo que si es verdad es que es un libro en el que se aprecia que el autor se ha documentado bien y está bien escrito, y a pesar de su longitud yo lo leí de tirón, incluyendo viajes en el metro.

    Tengo muchas ganas de leer su próximo libro sobre Degrelle…

  12. Jerufa dice:

    Un favor: como yo tengo el libro ya en casa, ¿porqué no me decís desde qué página hasta qué página sobra texto?, es que tengo mucha faena pendiente y no es plan de entretenerse demasiado.
    Adiodió.

  13. juanrio dice:

    Pues me temo que lo vas a tener que leer entero y luego le recortas lo que a ti te parezca que sobra. Y ahora en serio Jerufa, si te gusta el tema te gustará el libro y luego puedes criticarlo o hacerle la ola a tu gusto. Lo que le sobra no es entre tal y tal página, el libro es un todo y hay partes excelentes y otras no tanto, pero como en tantos otros libros que manejan varias tramas, unas te interesan más y otras menos.

    Así que sufre o disfruta….

  14. Verdoy dice:

    Enhorabuena por la reseña Farsalia! Tengo vida y destino esperando la oportunidad de tener tiemo libre. Realmente me ha impresionado tu reseña y el extracto de Atilio.

    Estará entre las próximas adquisiciones si resiste el análisis preliminar.

    saludos

  15. Arauxo dice:

    Aunque no me interesan las novelas de guerras y, en especial, las que tienen como trasfondo la II Guerra Mundial, si parece que ésta es un poco distinta de las demás, con un protagonista que no se arrpiente ni pide perdón por su pasado y que plantea la narración como…¿una justificación? ¿una vindicación de su horrendo papel?
    Creo que no leeré la novela, pero no quería dejar pasar la ocasión sin felicitar a Farsalia por su excelente reseña. Enhorabuena.

  16. farsalia dice:

    Gracias, Arauxo. A pesar de tus reticencias, te recomiendo esta novela. Igual como un simple ejercicio. Hay muchos elementos puramente históricos, analizados en diversos ensayos, que en la novela se convierten en elemento literario, que dan para muchas reflexiones y comentarios. Ánimo, nunca se sabe.

  17. oscar dice:

    Me ventile el libro en 3 dias, fue un atracon, pero me dejo muxisima huella, x cierto que creeis, se carga o no se carga a su familia en el sur de francia??? Yo casi lo juraria, pero me gustaria escuchar otra opinion

  18. polibiris dice:

    «las benébolas» es una novela difícil de leer, hay episodios muy pesados pero por el otro lado, hay episodios que no te permiten dejar de leer la. Pienso que el autor esta bien documentado, leer la conlleva una inversión muy grande de tiempo por lo que, si no te apasiona (o al menos no te interesa lo relacionado a todos los fenómenos ocurridos y envueltos durante la 2da guerra mundia) pues, mejor no la leas.
    Mis felicitaciones por la reseña.

  19. Carlos Patrel dice:

    ¿Alguien puede explicarme el título del libro en castellano? ¿Por que el femenino? ¿Viene del original en francés?
    La versión que leí en sueco, y el título en inglés, me hicieron pensar, antes de conocer la versión española, en que se refería a los oficiales nazis…
    Saludos cordiales, y buena crítica del libro.

  20. Magdalena dice:

    Empecé la novela ayer, no puedo opinar mucho todavía, pero e llama la ayención de cómo el narrador está totalmente sumergido en su personaje, y ese tipo de escritura seni realista, confesional,,, inclso los núm. de muertos, te encaminan a su propósito… eso que fue la guerra, pero que para él podría haber sido otra cosa…, no dé, me falta mucho y esoeri q rompa esos moldes tradicionales y, con pluma en mano, logre una muy
    buena novela…
    Gracias, saludos
    Magdalena

  21. GeorgesFH dice:

    A mi me queda poco para terminar la novela, la verdad que el resumen que haceís de la novela, estoy completamente de acuerdo, sobran unas 200 paginas, sobre todo el tema de las lenguas del Caucaso y mucho lenguaje militar, pero lo que llevo leído que es practicamente todo el libro es bastante interesante, sobre todo la parte de Stalingrado, la verdad que no te deja indiferente.
    Yo lo recomendaría , siempre y cuando tengas paciencia para leer 1152 paginas, sin ningún tipo de descanso y punto y aparte. En este aspecto su lectura es bastante pesada.

  22. Acabó de terminarlo hace un par de días. Primero antes que nada felicito a Farsalia por su reseña, la que me ha llevado a hacerme con el libro.
    Coincido con Germánico en cuanto a lo ambivalente de la obra, por momentos digo que es de lo mejor y lo recomendaría, y por otros prefiero callar y hacer de cuenta que no lo leí.
    Luego de pensarlo y volverlo a hacer, creo que Littell logra construir un personaje perverso. Pero también fuera del personaje, creo que Littell es perverso.
    Hay cosas del libro que sobran o quedan de los pelos, como el tema de esos dos agentes trasnochados y su obsesión particular con Aue.
    Por otra parte las extensas páginas de Aue en la casa de su hermana y todo lo que allí se describe me asqueo hasta un punto donde pasé algunas hojas. Mientras leía el libro hubo un par de noches que tuve sueños feos.
    Las Benévolas es un obra distinta a cualquiera y peligrosa como ninguna.

  23. Farsalia dice:

    Gracias, Ignacio. El libro de Littell tiene tantas lecturas…

  24. Jon dice:

    Yo tengo que decir que Las Benévolas es el único libro que he leído dos veces (no seguidas) en toda mi vida. Y para mi es como una buena película, que hay que ver dos veces para descubrir nuevas cosas que se te habían pasado por alto en la primera.

    Desde luego es un libro que no deja indiferente a nadie, no apto para personas sensibles (la narrativa de como se mataban a los judíos, ucranianos y rusos es bastante dura), pero imprescindibles para aquéllos que quieran saber como se desarrolló y como se vivió la II Guerra Mundial desde 1941 hasta la caída de Berlín visto desde el lado nazi, y mas concretamente visto desde el lado mas oscuro de las Schutzstaffel, o SS.

    Quizás lo mas pesado sean las primeras 150 páginas (pero imprescindibles para conocer en profundidad al personaje), pero a partir de ahí una vez que se pone en marcha la maquinaria del ejército alemán en el Frente de Este y comienza la acción, no se puede parar de leer. Y lo mejor sin duda, para mí, es el capítulo dedicado a la batalla de Stalingrado.

    Recomendado sin duda, aunque repito, duro, muy duro.

  25. Fernando ómez Paños dice:

    Genial Farsalia.
    Genial la novela que estoy a punto de terminar y genial tu reseña.
    Consigue el autor que te pongas en la piel de un personaje odioso, asesino y fanático pero a la vez, culto y cultivado y que se toma su «trabajo» en la SS como alguien que va a la oficina.

  26. Farsalia dice:

    Gracias a ambos (perdón por el retraso, Jon, ups…). Desde hace tiempon tengo ganas de releer la novela.

    Mi primera reseña hislibreña, cómo pasa el tiempo… :-P

  27. Un libro atípico, descarnado, valiente, que nos muestra «parte» de los horrores de las guerras. De lectura difícil, pero interesante; te sujeta, horroriza, te asquea, pero ahí estás devorando cada página hasta el final, donde te preguntas ¿por qué a Benévolas?ç¿leerlo dos veces?…

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