La famosa presentadora de televisión y periodista se pasa a la ficción en este libro, su cuarta obra. La memoria del agua narra un par de historias en torno a La Isabela, un balneario de aguas termales, un Real Sitio nacido en el siglo XIX y que, como no podía ser de otra forma, murió ahogado. El Sitio existió realmente y el pantano de Buendía cubre todo aquello desde 1955. La Isabela es el escenario del libro y también el eje que une las dos partes del libro, que también son dos épocas de la historia de España. La primera de ellas, principio del siglo XX, es alegría y buen vivir en el lugar, a pesar de un par de muertes que ocurren y que son resueltas por un policía que está de paso. Aquí podríamos estar hablando de novela negra, y como tal la juzgo. No acaban de parecerme interesantes las historias ni los personajes, y la resolución del caso no es tampoco destacable. Tiro fallido, desde mi punto de vista. El ambiente es atractivo y podría dar lugar a una buena historia, pero si bien lo primero está conseguido, lo segundo no ha cuajado.

La segunda parte del libro mantiene de la primera poco más que el escenario y un personaje, secundario entonces y casi único ahora. La época de nuestra Historia ha mutado la alegría en tragedia y la Guerra Civil obliga a transformar el lugar de asueto y glamour en un psiquiátrico tétrico y terrible. Como decía, no quedan aquí casi resquicios de las primeras centenas de páginas del libro. Ni novela negra, ni personajes… creo que esta segunda parte no llega al nivel de su predecesora. Poco atractivo o destacable, desde mi punto de vista, se puede decir de estas páginas. Una extraña relación entre la protagonista y uno de los internados que no llega a interesar y unas constantes pinceladas sobre los extraños métodos del director del centro, que hacen pensar en Mengele y en alguna película de terror. Pero, finalmente, no se acaba de rematar este tema y no se aclara absolutamente nada. Electroshocks, enfermedades inducidas, palizas… de todo esto se habla y todo queda en el aire. Forman parte del paisaje después de prometer ser el centro de la historia.

En conjunto, por lo tanto, una novela que hubiera sido mejor reducir a la mitad y convertir en una historia de género negro y cuya viga transversal no existe, lo que es una frustración para el lector y además amenaza derrumbe. A destacar el ambiente recreado en la época feliz del balneario y algunos personajes, muy creíbles y bien perfilados.

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Esta entrada fue enviada el viernes, 20 d+02:00 noviembre d+02:00 2009 a las 13:00 y está archivada bajo Novela histórica. Puedes seguir las respuestas a esta entrada a través de la fuente RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propia página.