Francisco Pérez de Antón es un escritor nacido en Soto de Caso, Oviedo, España, quien desde joven edad se ha trasladado a vivir a Guatemala (por lo que podemos considerarlo hispano-guatemalteco), donde ha desempeñado diversas actividades desde empresariales, académicas, periodísticas y actualmente escritor.

Dentro de su amplio repertorio de títulos publicados se encuentran tres novelas históricas ambientadas en lo que hoy es la República de Guatemala, y que son por orden de aparición Los hijos del incienso y de la pólvora, La guerra de los capinegros y El sueño de los justos, las dos primeras nos trasladan a la época colonial y la segunda al siglo XIX, hoy les comentaré algo sobre la segunda novela que a su vez es la más alejada en el tiempo, y si es posible más adelante intentaré reseñar las siguientes dos.

La Guerra de los capinegros es una dentro de las muchas historias que se dieron en el periodo de aplicación de las Leyes Nuevas, nos encontramos pues en 1545, pocos años después de que el rey Carlos I promulgara dichas leyes (con la asesoría de la poderosa Orden de Predicadores) en Sevilla, donde se ha juntado un conglomerado de aproximadamente 40 frailes (dominicos) que partirán dirigidos por un recién nombrado e inflexible Obispo hacia la diócesis de Santa Cruz de Iximcamán en el reino de Guatemala, con la decidida tarea de hacer cumplir la Leyes, la evangelización sincera de los indios, terminar con la injusta explotación y además, para tranquilizar la conciencia de su Majestad.

Luego de una tortuosa travesía, los capinegros se encuentran en tierras americanas con una total animadversión de los conquistadores y colonizadores españoles, pues estos temían perder sus privilegios, los cuales incluían, entre otros, la famosa encomienda, sistema que permitía la explotación sistemática de la población indígena, en beneficio del encomendero.

Se libra, pues, una especie de guerra fría entre frailes y españoles, hasta el momento en que se hace patente la presencia de delegados de la audiencia de los confines, quienes zanjan la controversia.

La novela tiene la particularidad de que va siendo narrada en primera persona por diversos actores que se ven envueltos en los sucesos principales, relacionados con la implantación de las leyes nuevas, y aquí encontramos algo interesante, pues Pérez de Antón hace aparecer a todas las partes involucradas, desde la población indígena, los frailes, los encomenderos y los miembros de la real audiencia; con esto pretende plantearnos tan importante evento histórico (principalmente para los pueblos de la América española), desde los distintos ángulos que en su momento se presentaron, despojándose de la moralidad del siglo XXI.

Quisiera concluir diciendo que tras la implantación de las leyes nuevas se terminó con la esclavitud, el trabajo forzado, y los indígenas pasaron a ser súbditos directos de su majestad; lamentablemente esto no fue así, y como es conocido por todos, en octubre de 1545 se modificó el capitulo 30, concerniente a la encomienda hereditaria. Finalmente se instituye el repartimiento de indios, sistema que obliga al trabajo (casi gratuito) por una semana al mes en beneficio del señor encomendero, además del pago del tributo también al encomendero o a la corona española; este método de opresión se mantuvo intacto durante todo el periodo colonial y en el caso de Guatemala se perpetúa en la época independiente, a través de mecanismos legales muy sutiles (recordemos la célebre ley de vagancia de Jorge Ubico, en pleno siglo XX), hasta octubre de 1944 cuando el país sale de la Edad Media. El resultado de este medio de explotación a través de los siglos ha convertido a este país, poseedor de muchos recursos, en una tierra de desigualdad, de pobreza y de discriminación.

Por último, la edición que nos presenta Alfaguara es realmente muy buena, con un papel de calidad, con encuadernado cosido y un diseño de portada muy atractivo, realmente recomiendo la novela para quien se quiera apuntar.

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