LA CAVERNA DE LAS IDEAS – José Carlos Somoza

LA CAVERNA DE LAS IDEAS - José Carlos SomozaActualmente la novela histórica se nutre de otros géneros que en un principio parecen ajenos a la idea básica de evocar la Historia. Uno de ellos es el género detectivesco aplicado a los sucesos ocurridos en épocas pretéritas. Así, a bote pronto, se han convertido en comunes las novelas históricas en las que aparecen personajes tan famosos como Marco Didio Falco, creado por la escritora Lindsey Davis; Gordiano el Sabueso (Steven Saylor); Fray Athelstan (Paul Doherty); y así una pléyade de intrépidos detectives y valientes pesquisidoras que mantienen en vilo al lector a la vez que le muestran otros aspectos interesantes del trasunto histórico donde se mueven. Y en España también empiezan a destacar autores que poco a poco comienzan a inyectar esta savia rejuvenecedora a la novela histórica. Uno de ellos es José Carlos Somoza que no hace mucho publicó una novela titulada La Caverna de las Ideas (2000), en la que demuestra de manera brillante que el arte del buen hacer literario es complementario a las aventuras de un orondo detective en la Grecia Clásica.

El autor nos lleva a una época convulsa, a una Atenas que acaba de salir de la Guerra del Peloponeso (431 a. C – 404 a. C) y que todavía está sacudiéndose el yugo del gobierno de los llamados Treinta Tiranos. Es precisamente en aquellos años cuando se produce el asesinato de un joven efebo llamado Trámaco, alumno de la prestigiosa Academia de Platón, al pie del monte Licabeto. Al principio las pesquisas de las autoridades llegan a confirmar que dicha muerte se ha producido por el ataque de una manada de lobos, algo común en un monte que está infectado de ellos, pero hay un ciudadano que no está conforme del todo: Diágoras de Medonte. Este buen hombre, noble seguidor de la filosofía platónica, era profesor del joven en la Academia y por ello, tal vez porque se siente responsable, acude a una de las personas más curiosas que moran en aquella Atenas desgastada por la guerra: Heracles Póntor, un hombrecillo obeso y puramente epicúreo (en apariencia), que ostenta el título oficial de “Descifrador de Enigmas”. Así pues, ambos, al estilo de Sherlock y Watson comienzan a peinar la ciudad intentando hallar al culpable de tal atrocidad. Y deben darse prisa porque poco a poco, con el paso de los días, también empiezan a sucederse las muertes de otros jóvenes relacionados con el primero provocando el miedo entre los atenienses de bien.

Aquí el comienzo del resumen de lo que sería una “novela clásica” de detectives, en este caso ambientada en la antigua Grecia. Es decir, un crimen, alguien asesinado, y la posterior búsqueda de el culpable o culpables uniendo una serie de pistas. Pero la novela de Somoza tiene algo más, algo que la hace única y que, por lo menos a mí, me ha encantado. Y es aplicarle un juego que mantiene no solo con el lector sino con los mismos protagonistas de la novela. Y es que La Caverna de las Ideas está estructurada en un doble plano. Por un lado, como ya he dicho anteriormente, la novela clásica en sí, mientras que por otro el autor también introduce una segunda novela pero ambientada en la actualidad en la que un Traductor está traduciendo (valga la redundancia) las andanzas de Diágoras y Heracles a la vez que se está produciendo. ¿Cómo puede enlazar los dos planos? Pues nada más ni nada menos que con una técnica literaria que se ha inventado el propio José Carlos Somoza llamada eidesis en la que un escritor repite continuamente una palabra, palabras, o frases en un capítulo y que a fuerza de reiterarse de forma machacona empieza a formase una imagen en nuestro cerebro de cuál es la pista que nos puede llevar a resolver el caso. Por tanto nos encontramos con un triple juego, pues por un lado hace que el lector pase de ser pasivo a activo; por otro permite al Traductor ir uniendo las piezas ocultas para conseguir dar viabilidad a su traducción; y finalmente hace que nuestros detectives privados consigan hallar a asesino que hay detrás de la muerte de los efebos. E incluso consigue que a veces exista una conexión directa entre el Traductor y los personajes de la novela, pues muchas veces es el propio Traductor quien es interrogado por éstos rompiéndose así la barrera del tiempo. De forma parecida a como ocurría a veces en La Historia Interminable, de Michael Ende. Así pues la utilización de los juegos literarios, la eidesis, la poesía y la belleza de las imágenes hace que nos encontremos con una novela plástica, sensorial, en la que el propio lector ha de poner la carne en el asador para completar esta recreación histórica.

La novela está ambientada en Atenas, y gracias a las andanzas del Descifrador de Enigmas y su compañero de viaje, podemos ver cómo era aquella ciudad tras la Guerra del Peloponeso, cómo había quedado y cuáles eran los odios larvados desde entonces. Pero sobre todo es una novela que, para resolver el caso, nos lleva al mundo de Platón en concreto a tres campos esenciales de su pensamiento: la teoría de las ideas; el mito de la Caverna; y el gobierno ideal de la República. Diágoras y Heracles Póntor se adentran en la Academia e incluso asisten a un simposio en el que se debaten temas filosóficos relacionados con el universo de las cosas y su verdadero reflejo en las inmutables ideas y como el hombre se siente deslumbrado ante ellas, al igual que el prisionero encerrado en una cueva y solo puede ver las imágenes proyectas por una débil antorcha. Estos y otros aspectos, como la existencia de los cultos mistéricos, son vitales para hallar la verdad de los asesinatos y descubrir quién es el culpable.

La Caverna de las Ideas es de esas novelas que se te quedan en la retina y en la mente, y que por su belleza literaria no paras de recomendar a todo el mundo. Aventura, erudición, filosofía, debates literarios, riegos y emociones continúas, es lo que le espera a quien abra las páginas de este libro, y desearan, al igual que yo, que cuando terminen su lectura, haya más continuaciones (que por desgracia no las hay). Es un libro fácil de conseguir (en cualquier librería o biblioteca lo tienen) pero difícil de superar debido a la preciosidad de las imágenes que inundan la obra.

 

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8 comentarios en “LA CAVERNA DE LAS IDEAS – José Carlos Somoza

  1. Farsalia dice:

    Bueno, lo de no hace mucho… ya hace casi 20 años de la publicación de esta novela, jejejeje. En su momento fue un soplo de aire fresco en un género que, por entonces, comenzaba a dar las señales del agotamiento y el adocenamiento que luego se confirmaron (sin que por ello dejen de publicarse un montonazo de novelas históricas cada año, desde luego… pero a veces uno piensa que, en este caso, cualquier tiempo pasado fue mejor). Fue también el período en el que Somoza era más «fresco» e «innovador», tocando las teclas de cada género (el histórico, el fantástico, el thriller, el erótico,…) y haciéndolas suyas al proponer un nuevo estilo «intertextual». También el tiempo pasó para Somoza, que desde hace una década no ha vuelto a alcanzar el gran nivel que tuvo con novelas como esta, Dafne desvanecida, Clara y la penumbra o La dama número trece.

    Y es que todo pasa, incluso las ganas de innovar y cambiar. Pero nos queda una maravillosa novela, de lo mejor de Somoza, y que fue la esperanza, momentánea, de que el género de la novela histórica pudiera salir de sus encorsetados mimbres…. aunque, claro, el autor no pretendió revolucionar nada ni el género se lo pidió. Pero queda una novela que vale mucho la pena. Y es que somos muchos los «somocianos» que nos deleitamos con aquella novela (y otras) y que, a la que nos apetece, la releemos…

    Bravo por tu reseña, Balbo.

  2. Farsalia dice:

    Vaya, mi comentario se quedó en el limbo…

  3. Balbo dice:

    Gracias Farsalia. La verdad es que de Somoza no había leido nada. Me la recomendó Cavilius hace tiempo y un buen día me dije «pues ya es hora». Y la verdad es que me enganchó desde el principio, robándome horas al sueño. Es una novela histórica de detectives excelente, escrita con un gusto exquisito y con un gran amor no solo al tema que trata sino a la literatura en general. Asi que de nuevo gracias a tí por tus palabras y a Cavilius por habérmela descubierto.

    Saludetes.

  4. cavilius dice:

    No recuerdo cómo cayó en mis manos la novela por primera vez, hace ya mucho tiempo, y me encantó. Entre eso y la devoción de farsalia por el autor, que me contagió, me puse a leer todo lo escrito por Somoza. Y en efecto, el autor de aquellas primeras novelas (yo incluiría también La ventana pintada) no ha vuelto. Pero esta es novedosa y sorprendente, una gran novela.

  5. ave dice:

    Leí hace poco «La Caverna de las Ideas», y me gustó, porque este escritor es sorprendente, pero me gustó mucho más «Zig Zag». Me resultó más chocante, inaudita, pasmosa. Pero vamos, que esta también está muy bien.

  6. Farsalia dice:

    Por mi parte, empecé Zig Zag con muchas ganas, pero me quedé más bien tibio a medida que avanzaba, especialmente en su segunda parte. A partir de ahí mi relación con las novelas de Somoza ha basculado en sus siguientes obras: del interés con La llave del abismo (no soy especialmente fan de Lovecraft, que el autor homenajea en esta novela) al muy adictivo entretenimiento sin más que fue El cebo y una cierta decepción con novelas como Tetrammeron y especialmente La cuarta señal. Empecé a leer El origen del mal de este año… y no me animó a continuar (ya la retomaré). Yo es que soy fan absoluto del primer Somoza y especialmente del más maduro a principios de este siglo…

  7. ave dice:

    Confieso que solo he leído esas dos. Tendré en cuenta lo que dices de sus primeras obras, Farsalia, cuando me decida a leer otro libro de este autor.

  8. Arístides dice:

    Me encantó La Caverna de las Ideas, por lo bien escrita que está y por los giros del argumento. No es una novela histórica al uso, y eso se agradece. He leído más obras de Somoza pero me quedo con esta, por su temática griega y las sorpresas que ofrece.

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