HISTORIA, NOVELA Y TRAGEDIA – Carlos García Gual

¿Cuál es el origen de la novela? ¿Y el de la Historia? ¿Y, particularizando, el de la novela histórica?

En este libro no encontraremos aventuras y amoríos mezclados entre datos históricos y en marcos lejanos, nuestra mente no volará por agrestes paisajes ni vislumbrará épicas batallas, y ni tan siquiera conoceremos cortes intrigantes, astutos políticos, valientes guerreros o damiselas en apuros. No encontraremos una exposición de mitos ni de leyendas. Tampoco es este un ensayo que nos analice una época ni nos enseñe hechos acaecidos tiempo atrás, a la manera de un manual histórico.

No; no es eso, efectivamente, tan sólo es un cúmulo de reflexiones acerca de todo lo expuesto con anterioridad, de su génesis, reflexiones lúcidas de supuestos ciertos que pagan su tributo convirtiéndose en esa tan odiada palabra –para algunos- llamada teoría. Pero la teoría no deja de ser simple observación, derivada de un verbo griego: theorein y que, ¡cáspitas!, significa observar. Este libro es de los que ayuda a valorar, ubicar y entender un placer que todos nosotros compartimos.

Si se le puede hacer algún reproche, ése está en la misma concepción de la obra, y es que hay explicaciones que se repiten en los distintos capítulos (sobre todo en los primeros), o mejor dicho, en los distintos artículos; tengamos en cuenta que en un principio no habían sido creados para unirse. Pero esto, ante lo certero de los ensayos, es fácilmente disculpado.

La estructura del libro está marcada por su título. En la primera parte nos encontraremos con una serie de ensayos destinados a los primeros historiadores y, ante todo, a los objetivos que buscaban y sus diferentes puntos de vista acerca de cómo se debía escribir la Historia. Así, bajo la atenta mirada del autor, van pasando a su vez por nuestros ojos Herodoto y su concepción etnográfica, Tucídides y su Historia crítica, Jenofonte el reportero y muchos otros, de la misma manera que leemos sobre historiografía y biografía, acercándonos al proceloso y escenográfico mundo de lo novelesco. Y sin darnos cuenta hemos llegado a la segunda parte, la dedicada a la novela, de la cual ya se han dado numerosas pistas a lo largo de los ensayos precedentes. Ortega y Gasset, en una obra parecida a la que tratamos ahora en cuanto a que son una serie de artículos más o menos extensos, hablaba de la deshumanización del arte, justificándola. Para él, todo el arte romántico, realista y naturalista era netamente humano, alimento de las masas y lleno de guiños populares. Algo parecido vendría a ser la aparición de la novela, un género que quedó al margen del canon clásico, sin nombre. Es curioso que en la cultura donde el hombre era la medida de todas las cosas la humanización de la Literatura quedara menospreciada; demasiado melodrama, quizá, con insistencia del final feliz y profusión de otros tópicos. La tercera parte es la menos enraizada en el contexto general, pero sirve, a la vez, de claro contrapunto a la parte anterior y de explicación a la decadencia de la Tragedia, que desaparecerá convirtiéndose en melodrama y en lo que se vino a llamar “La Comedia Nueva”. Es aquí donde C. G. Gual se encuentra más a gusto -y como es una cuestión de empatía autor-lector, es donde yo también me encuentro mejor-. Se centra en la figura de Eurípides, el último trágico. Colosal, como el resto del trabajo externo que el filólogo dedica a ello, es su visión de “Las bacantes”, como también lo es, en puridad, la pieza misma del ateniense.

Todo esto que he escrito, no se me escapa, posee un casi insultante simplismo. Es difícil querer hacer una reseña breve de un libro con tanto contenido, con tanta explicación y con tan excelso conocimiento sin caer en la torpeza y en la injusticia para con la obra. Lo mejor, como siempre en estos casos, es leer de primera mano.

Atentos sobre todo al final de cada uno de sus ensayos. Tengo un amigo que dice no poder escribir sin que su texto termine con un “gol”. Pues bien, Gual termina alguno de sus artículos no con gol, sino con rabonas, tijeretas y pases mirando al tendido.

Y no quiero terminar sin hacer unos apuntes acerca de Carlos García Gual. Hay sensaciones que siempre transcienden el texto. Os hablaré de las que a mí me llegan al leer a este autor. Hartan aquellos seudo-estudiosos pagados de sí mismos que llenan sus libros de auto referencias, que parecen haberlo inventado todo ellos. Hay otros que, al contrario, muestran su conocimiento citando a autores ajenos, lo cual no deja de ser enriquecedor y serio. Pues bien, Gual es de los mejores en este aspecto. Su honradez, su erudición y su eclecticismo hacen de él al perfecto citador, completando sus teorías propias de una manera magistral; por no decir que sabe escribir, y no creáis que esto no constituye per se un acontecimiento maravilloso, máxime en este tipo de lides. Su erudición viene acompañada de una espléndida sensibilidad, nos llega vestida con ropa cómoda y hace gala de enorme empatía; es suave y, en su mimo, acuna sus escritos con delicadeza. Es filólogo, y de los buenos, por eso tiene un don especial para la ubicación correcta de cada palabra. Finalizando, es ecléctico, ya lo referí y al menos es lo que creo, y esto hace que sus aptitudes sean amplias y que su inherente sensibilidad se potencie, sintiendo los extremos desde una postura intermedia.

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12 comentarios en “HISTORIA, NOVELA Y TRAGEDIA – Carlos García Gual

  1. cavilius dice:

    Estupenda reseña-reclamo para que nos acerquemos a esta recopilación de escritos de García Gual. Me ha encantado que mencionaras el verbo theorein y la theoria, términos que a mí me fascinan por cuanto definen en su origen qué ha de ser la filosofía: la observación de las cosas, el estar dentro del mundo observándolo, pero guardando una distancia, ajenos en cierto modo a él, con un distanciamiento necesario para la correcta observación, como las embajadas llamadas theorias, que aun siendo atentas observadoras de aquel acontecimiento, rito o celebración que motivaba su venida, lo remarcabable era que venían de fuera, eran «algo distinto» a aquello que observaban, estaban «dentro pero desde fuera» (esto último lo decía mucho un magnífico, con diferencia, profesor de Historia de la Filosofía que tuve en la Universidad, Felipe Martínez Marzoa). En fin, que me has despertado mi lado de filósofo que estaba hibernando desde hacía años.

    Sobre el libro, triste me es reconocer que lo tengo pero que lo leo a golpe de impulsos (se presta a ello, dada su estructura), y que tarde o temprano lo acabaré. Y no me pidas más a estas horas de la madrugada, Javi_LR, que te conozco…

    Saludos

  2. cavilius dice:

    Evidentemente, donde antes he dicho remarcabable quería decir remarcadialectoastur-leonés. Salta a la vista.

  3. Marco Tulio dice:

    Libro en efecto absolutamente recomendable,baste decir que es del profesor Gual….insignia de nuestra patria.

  4. pepe dice:

    Es un placer leer una reseña tan interesante, Javi. Quizá no sea exagerado decir que la novela se ha convertido en la forma más importante de expresión literaria. La diversidad de géneros, modelos, técnicas, formatos y estilos la convierten en un envase muy adecuado para la creatividad, para la crítica, para el humor, para la pedagogía, para la poesía incluso, y prácticamente para lo que uno quiera. Si la obra de García Gual explica bien su origen histórico y sus temas originales, debe ser curioso conocer qué elementos del género estaban ya presentes hace tantos siglos y cuáles se han ido añadiendo después. Tengo curiosidad por saber, por ejemplo, si ya entonces había novelas tristes con final infeliz, de esas que le gustan a Javier …

    Saludos.

  5. nando dice:

    Gran reseña y gran tema.

    Me gustaría saber más sobre como explica el origen de la Historia y si reflexiona sobre su posterior evolución al margen de su origen «griego».

    Muy acertada la intervención de Cavilius sobre la idea de la observación distanciada que es el origen, para mí, del concepto de la «Historia» tal y como actualmente la conocemos.
    Por un lado se impone una autorreflexión sobre la Historia en si misma ( qué es la Historia, cual es su objeto, que métodos de conocimiento han de emplearse para su estudio…) y la inevitable concepción del «tiempo histórico» que es el que a la larga nos define nuestra propia idea de la Historia.
    En cuanto cambia la percepción del tiempo cambia el conocimiento del pasado y surge una Historia racional que nosotros entendemos perfectamente, pero que, haciendo un alarde de anacronismo histórico, un hombre del medievo sería incapaza de entender.
    Evolución, progreso, tiempo lineal, futuro… frente a involución, regresión, tiempo circular y pasado «presente»… ideas propias de ese conocimiento del pasado que existía cuando la «Historia» no existía como tal.
    Sin Filosofia nunca habría existido la Historia.

    Felicidades a los dos.

  6. Javi_LR dice:

    No, Cavilius, no te pido más, ya ves que la theoria da para mucho, y sueles abrir bien el tarro de las esencias en las altas horas de la madrugada. Es una pena lo del tiempo, pero eso ya lo hemos hablado, ¿verdad? Además, ya te pillaré en horario matutino, lechuza (con todo el cariño y con todas las acepciones).

    Pepe, majo, cuánto tiempo. Tienes parte de razón en lo que dices acerca de la novela, para muchos es la mejor manera de expresarse literariamente y, ¿por qué no?, de llenarse los bolsillos. Pero aún quedan otras, aunque minoritarias, como son la poesía y el teatro, y una que a todos se nos suele pasar bastante de largo: la de la realización de guiones. Hay gente muy buena allí, y quedan escritores honrados que no ven su escritura como una simple producción más o menos convencional, rápida y carente de otro interés que no sea el monetario.
    En cuanto a tu curiosidad, te digo, por lo que yo sé, que novelas tristes claro que había, es más, se buscaba el patetismo en la mayoría de ellas, es una de las características del drama. Ahora bien, que no tuvieran un final feliz, nada de nada, al menos de las que tengo noticias; eran más bien folletines románticos destinados a un consumo masivo. Pero hay que tener en cuenta que sólo se conservan unas pocas, acompañadas de fragmentos y referencias de otras tantas.

    Nando, me cautiva tu planteamiento filosófico de la Historia. Lo tengo todavía poco desarrollado, pero continuamente le doy vueltas al asunto. ¿La Historia es cíclica? ¿La visión marxista acertada? ¿Es acaso estática y forma un “todo” con las características del “ser” parmenídeo? ¿Qué nos puede aportar la teoría del caos al estudio de las estructuras históricas? ¿Recuperaré mi cabeza?
    En la actualidad me estoy leyendo dos libros de Fernand Braudel, “memorias del Mediterráneo” y “El Mediterráneo”, y tengo que decir que me encanta su concepción de la Historia, aunque me sienta más cómodo con cosas más particulares. Creo recordar que C. G. Gual también le menciona, comparándolo con la visión que tenía Herodoto de la Historia. Es magnífico, a todo esto, la claridad con la que explica Gual las diferentes motivaciones a la hora de enfrentarse el historiador con su texto.

    Y añado una cosita de la cual reflexiona también el autor de este libro: tanto Herodoto, al ser un viajero infatigable, como Tucídides y Jenofonte, al escribir desde el exilio, pudieron teorizar con el debido alejamiento.

  7. Antonio Penadés dice:

    Javi, consigues siempre impresionarme, tanto en tus reseñas y comentarios en Hislibris como en tus artículos en La Revelación. Supongo que Carlos García Gual, a través de sus clases y de sus libros, será en parte responsable de tu sabiduría y de tu sensibilidad.

    Estoy totalmente de acuerdo con tus palabras, pues has sabido trasladar perfectamente la esencia del libro. Me ha gustado sobre todo el último párrafo de tu reseña: da gusto encontrarse con un sabio que permanece totalmente ajeno a la jactancia y a la vanidad (defectos tan comunes y que resultan tan patéticos). Aunque, ciertamente, si alguien es realmente sabio no cae en esas necias actitudes. Por último, decirte que coincido también con tu última afirmación, pues sin cierta distancia es muy difícil analizar los acontecimientos con criterio.

  8. Javi_LR dice:

    Sí, Antonio. La verdad es que es muy destacable el hecho de que Carlos García Gual no se crea el ombligo del mundo como, por desgracia, muchos otros. No obstante, tengo que romper una lanza por los filólogos españoles. Los hay incisivos, sensibles en su trabajo, con una gran erudición y alejados de petulancias y vanidades en forma directamente proporcional. Ahí están los casos de Bernabé, de Vicente Cristobal, de Ruiperez, de García Calvo… ¡Cómo me gustaría que todos esos nombres y muchos otros fueran lo debidamente recordados!

    El campo de estudios filológicos es callado en la mayoría de las ocasiones, alejado de los fuegos de artificio tan presentes en otras materias.

  9. Javi_LR dice:

    Coñe, perdonad, los «trackbacks» o «puertas del abismo» parecen vivir ajenos a la voluntad humana.

    Un saludo a todos, de paso.

  10. Iñigo dice:

    Qué gustazo recuperar reseñas de tan alto nivel!!! Una gozada oigan.

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