Foro de Hislibris

[Taipan]

Pues hablemos de tu libro. ¿Cómo se llama? ¿Está en las tiendas de libros, o es de los de bajárselo? Si das alguna pista, y si el precio no es desmesurado (qué difícil es, hoy en día, dar con algo en menos de €20), me lo compro.

[Lopekan]

Usted lo ha querido.
Que conste y no se sulfure…



http://www.cruzcampo.es/promociones/retroback

[Raskolnikov]

Cruzcam...

Pero... pero... su crueldad no tiene límites, maese Lopekán...

[Raskolnikov]

[vorimir]

¿Ahora Drácula se rebaja a beber meado de burra achampanado?
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La Torre de Vorimir

[Lopekan]

Y pensar que le reservo aquella cerveza roja de los arévacos… sin cruces del campo perniciosas para los paladares de los nosferatus, solo triskeles celtas.

[Taipan]

¿Eso es la portada de un libro, Lopekan?

Entre que las letras blancas sobre fondo claro son difíciles de leer y la expresión de gorrino ansioso del caballero inclinado sobre la nutritiva señorita desmayada, me asalta la duda de si no se tratará del Sr Gómez (Don Tomás) interesado en el escote de Doña Ana de Sepúlveda.

Vagabundeando por la red de la mano del Google, buscando algo que tuviera que ver con los vampiros en general y con Carmilla en particular, he dado con esto:

http://marluiserigna.blogspot.com.es/p/carmilla-de-john-sheridan-le-fanu-por.html

Parece ser un blog literario, uno más de los muchísimos que hay, aunque con la peculiaridad de que son muchos los que escriben. El artículo sobre Carmilla no es que me haya deslumbrado, pero alguna gracia sí que tiene. Y alguna curiosidad, también. Por ejemplo, y contra lo que muchos pensábamos, ahí se explica que los modernos vampiros rijosos, Mr Drácula a la cabeza, no son un subproducto de la retorcida moral victoriana, ni tampoco de lo mucho que a los republicanos irlandeses les fastidiaba la ocupación británica. Son, todo lo indica, consecuencia de la restauración del absolutismo borbónico francés, y con ella el triste fin del libertarismo revolucionario. La conclusión es evidente: cuando se oscurecen las libertades, resucitan los vampiros.

De eso, aquí, podríamos dar conferencias.

[Urogallo]

[Semíramis]

Muy entretenido artículo, Taipan, aunque me han sorprendido algunas cosas:
¿Percy y Mary Shelley hermanos? Entonces el morbo de estos dos ya era por demás
Confunde a Anne Rice (Crónicas vampíricas) con Stephenie Meyer (Crepúsculo). Yo no he leído ninguna (ni pienso, pues no tengo pendientes... ), pero la Rice tiene más prestigio y en sus libros aparecen asuntos de época y conflictos que la Meyer ni habría imaginado.
Y por último, mete en un mismo saco toda la literatura fantástica, exitosa en cuanto a que nos permite evadirnos de la realidad. Bueno, ni toda la literatura fantástica es igual ni la evasión de la realidad es, ni mucho menos, su único aspecto.

Pero respecto a Carmilla, dan ganas de leerla, eso es cierto.
Como curiosidad: hay un escritor-ilustrador muy singular que a mí me gusta mucho llamado Jack Mircala. Me comentó una vez que su apellido es un homenaje a la novela Carmilla, Condesa Mircalla.
Le Fanu parece ser que se inspiró en un personaje real, la condesa Erzsébeth Báthory, cuya historia es para echarle un vistazo
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http://literatura-con-estrogenos.blogspot.com

[Taipan]

Querida amiga Semíramis, yo sabía que eran hermanos, aunque no se me había ocurrido que pudiesen estar interesados en el siempre fascinante pecado del incesto. Trataré de saber más.

No puedo opinar ni de Ann Rice ni de Stephenie Meyer. No he leído nada de ninguna de las dos (ni siento excesiva curiosidad por lo que hayan alumbrado, debo confesarlo). Me limité a dar por bueno lo que decía el artículo, pero a partir de mi total desconocimiento del vampirismo en los tiempos presentes.

Lo que no estaría seguro de compartir contigo es que la literatura fantásticoa nos permite evadirnos de la realidad. En mi caso, al menos, la buena literatura histórica, esa que no recuerdo quién definió como dos tercios de historia seria y documentada, y un tercio de invención (que en ningún caso debía ir contra los hechos históricos), es la que más me ayuda a escapar unos minutos al día (de vez en cuando, unas horas) de la fétida realidad con que se nos bombardea cada mañana.

En el texto de Carmilla recuerdo que se describía una curiosa propiedad de los vampiros, la de cambiar de nombre siempre y cuando se utilizasen estrictamente las mismas letras, variando nada más el orden. Así, Carmilla en realidad se llamaba Mircalla von Karnstein (o algo así; escribo de memoria), y a ratos Millarca. Carmilla es el nombre que usa para seducir a la narradora, ya que se trata de una historia en primera persona (con lo difícil que es escribir así a poco que el relato sea un poquito largo) y quien lo explica es, a la vez, relatora y víctima.

Las reediciones son frecuentes, o eso tengo entendido. Donde si la encontrarás a la primera es en el catálogo de Amazon para Kindle. Aquí tienes la url, por si te ataca la impaciencia: http://www.amazon.es/Carmilla-Libro-Bolsillo-Joseph-Sheridan/dp/8420660353/ref=sr_1_2?s=books&ie=UTF8&qid=1361383728&sr=1-2

A la Condesa Báthory le puso cara (y de paso el resto de la carrocería, sin olvidar un solo pelo) la nada espectacular Paloma Picasso, en un bodrio de los 70's que si la memoria no me falla se llamó 'Cuentos Inmorales'. Según parece, la tal condesa era una convencida de los tratamientos de belleza extremos, y uno en los que más confiaba era el baño integral (en bañera pompeyana, que son las más grandes) de sangre de virgen núbil (en sus tiempos había muchas, o en eso insistía la Iglesia; en estos sería un tratamiento imposible). No tengo noticias de que se sirviera del caldo para ingerirlo, aunque nunca se sabe con la gente tan extravagante. Según parece, acabó muy mal. En cualquier caso, y en lo que sé de Sheridan le Fanu, los vampiros le interesaban mucho. Antes de Carmilla (mucho antes) escribió una novela corta (o un cuento largo) donde la protagonista era una vampira, aunque de preferencias sexuales ortodoxas. No recuerdo el título, aunque sí el nombre de la vampira encantadora (en inglés era Clarimonde; en la traducción española algún criminal escribió Clarimunda, que suena fatal). Si tienes curiosidad, aquí encontrarás unos comentarios muy interesantes: http://books.google.es/books?id=KJH5nFVmxekC&pg=PA237&lpg=PA237&dq=clarimonde+sheridan+le+fanu&source=bl&ots=U4h4bi8ELK&sig=AIbU4Pl8ErAl7FOJpfl3ZRcp-zE&hl=es&sa=X&ei=_hElUeWmC4SwhAfapYGoCQ&ved=0CDYQ6AEwAQ#v=onepage&q=clarimonde%20sheridan%20le%20fanu&f=false

Es un placer postear contigo, amiga Semíramis.

[Semíramis]

Idem. Me buscaré a Clarimonde.

Pero los Shelley estaban casados. Mary era hija de una de las primeras feministas, Mary Wollstonecraft.
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http://literatura-con-estrogenos.blogspot.com

[Taipan]

Perdón, pero acabo de darme cuenta, con sincero espanto, de que he metido el remo (es lo que pasa por escribir de memoria). Clarimonde es el personaje principal de un relato de Teóphile Gautier llamada 'La mort amoureuse', publicado en 1836 y no como texto independiente, sino en una revista de las de aquellos tiempos, las que publicaban historias por entregas. Si se me han cruzado los hilos con Sheridan le Fanu es porque más de un estudioso ha señalado en la nada conocida obra de Gautier un antecedente decisivo de la incomparablemente más famosa Carmilla (de 1872). Que sea verdad o no, pues ni idea. Lo único que tengo claro es que aparte de sus hábitos nutritivos Clarimonde y Carmilla tenían muy poquito en común.

Mil perdones, otra vez.

[Taipan]

De Mary Shelley no sé gran cosa, salvo una anécdota muy divertida. Según parece, en el trepidante verano de 1815, la pólvora quemada en Waterloo todavía humeando, se plantó en París en compañía de Lady Caroline Lamb (un muy famoso zorrón de la época) para postrarse a los pies del Duque de Wellington, a la sazón el hombre ante quien se rendían todas las damas que tenían algo para rendir. Wellington, por entonces, se veía tan asediado que no tenía brazos para todas las que pretendían colgarse de alguno de los suyos, pero Lady Shelley logró batir a la competencia, quizá por ser un primor de 16 añitos, de modo que para el tout París se transformó a gran velocidad en la de momento última de las innumerables femmes de champagne que padecía el infatigable Wellington. Quizá su desconsuelo por verse reemplazada por Juliette de Récamier (que le doblaba la edad) fue lo que le llevó a parir el espantoso Frankenstein el día del primer aniversario, precisamente, de la batalla de Waterloo, a la cual se debía que la bragueta de Lord Wellington fuera la más cotizada del continente. Curioso, ¿verdad?

Me han gustado mucho tus dos blogs. Me verás por allí con frecuencia.

[Raskolnikov]

[Taipan]

No pretendo llevarte la contraria, pero es un simple madrileñismo. De Chamberí, por más señas.